Biografía del Escritor
     El absolutismo físico y filosófico
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     The code of the true Antichrist
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     LA HUMANIDAD EN VIA DE EXTINCIÓN
     Débora Arango Pérez "Pinturas de una verdad prohibida para las mujeres"
     HUMANITY IN THE ROUTE OF EXTINCTION
     La religión de los inteligentes
     LA TERCERA GUERRA MUNDIAL Y LA DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD DE NUEVA YORK
     Los monstruos creados por los transgénicos y por los anticonceptivos
     The religion of the intelligent
     Nuclear holocaust and the destruction of a great nation
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     Héctor Abad Gómez UNA CONCIENCIA QUE EVOLUCIONA
     UN VIAJE A LA SUPERVIVENCIA
     A journey to survival
     El milagroso don de la sanación
     THE MIRACULOUS GIFT OF HEALING
     La magia de un gran amor
     The magic of a great love
     RENACE LA LEYENDA DEL CAMPEÓN, FERNANDO GAVIRIA RENDON
     Fernando Gaviria Rendon



LITERATURA UN MUNDO MÁGICO - La magia de un gran amor


    

 

 

LA MAGIA DE UN GRAN AMOR

 

 

 

 

 

 

 

“Todo lo que nos enamora, también nos guía y nos protege. Intensamente apasionados por el amor de una LINDA  mujer, nos dirigimos AL FRENTE, porque un huracán de magia despeja el camino hacia ADELANTE, suaviza los desafíos y nos lleva volando sobre los abismos, sobre los miedos y sobre las dudas.”

 

 

 

 

 

 

 

Jorge león soto builes

 

 

 

 

 

 

 

 

OFRECIMIENTO

Con todo el amor del mundo ofrezco este libro a esa maravillosa mujer que estARÁ conmigo en el futuro, en el presente y en el pasado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CÁPITULO NÚMERO UNO


 

 

Me despierto por la mañana y, conscientemente, creo el día y mi futuro como quiero que sea.

 

A veces me cuesta un poco concentrarme y llegar al punto en el que, realmente, empiezo a crear el día y mientras más realizo este ejercicio de auto determinación, más crece en mí cerebro la red neuronal que me permite comprobar que todo es posible. Pensamiento que me da el poder y el estímulo para hacerlo cada día, y al día siguiente y al siguiente, y así infinitamente.

En las primeras etapas de la evolución de mi conciencia, me encontraba muy solitario, tratando de escribir sobre un blanco papel todos los conocimientos que la unidad eterna, la mutación del cerebro de mi raza y mi curiosidad, me estaban permitiendo adquirir. Todo marchaba felizmente, pero en mi cabeza se agitaba la idea de poner en práctica todas las experiencias que estaba recolectando, porque el imperativo biológico de todos los seres vivos, de todas las criaturas orgánicas, es el de transmitir sus genes a la próxima generación, a los hijos, a los herederos de esa programación genética más evolucionada que nos llevará a la concientización final de nuestra eternidad, y es por ese imperativo, por esa necesidad visceral, que de mi mente y de mi corazón, no se había podido borrar la imagen de Melina, una hermosa doctora que conocí cuando trabajaba en una fundación hospitalaria y decidí que mi vida debía de estar ligada a esa maravillosa mujer por interesante, por inteligente, por educada y por hermosa. La misión en busca de mi pareja ideal no iba a ser fácil, pero mentalmente empecé a diseñar mi vida al lado de esa espectacular mujer.

Nunca me inquietó la ausencia de mi alma gemela, porque todavía no estaba preparado para seguir construyendo mi futuro al lado de una maravillosa dama, pero comprendí que había llegado el momento cuando contemple su rostro angelical y la casi imperceptible timidez, de la reina solitaria que, a pesar de su heredada fragilidad, se enfrenta a un universo lleno de horripilantes dragones sociales.

“Tenías que existir en algún lugar, adorada mujer de mis sueños”, pensé lleno de felicidad y de satisfacción. “Adorada dama inteligente, carismática, encantadora y hermosa. Hoy, por fin, tu increíble curiosidad científica, te llevará por el universo eterno que te han mostrado mis libros y comprenderás la grandiosidad de nuestro amor espontaneo y la grandiosidad de nuestra existencia en la tierra.”

El sol luminoso y primaveral, calentaba mi bronceada piel, bajo el imponente marco azul de un firmamento que enmarcaba las palmeras desgreñadas, que se agitaban alegres en las jardineras de la autopista por la que salí a caminar.

“¿Será que hoy viene ella a caminar con su mamá y con su perro “golden retriever”, que casi siempre la acompañan? - me pregunté – Porque ella también está sola, porque ella también aprendió todo lo que ha tenido que aprender por sí misma; porque hay un hombre en el universo, hacia el que la guía la eternidad y ese hombre soy yo, que la piensa con mucho amor.”

Continué caminando por la gran avenida, mientras que contemplaba todas las personas que visitan aquella inmensa unidad recreativa, para hacer deporte.

“Me le voy a acercar cuando la vea – pensé – y le voy a revelar todos mis sentimientos.”

En aquella unidad deportiva había atletas corriendo en la pista de arenilla, niños jugando futbol en las canchas sintéticas, hombres adultos tomando cerveza y jugando el tradicional tejo en las canchas cubiertas, familias enteras caminando y disfrutando de la brisa refrescante que animaba el colorido día de fiesta. Pero por ninguna parte aparecía el rostro angelical, que yo estaba añorando.

Giré por las canchas de basquetbol, en las que una gran cantidad de chiquillos gritaban disputando el que parecía un emocionante partido. Fui hasta la pista de patinaje, donde los padres de familia escuchaban tranquilos, las indicaciones que les daba el instructor a sus pequeños hijos.

“No ha venido., - pensé – Ella no está hoy, pero estoy convencido que algún día me la voy a encontrar y me va a saludar con mucha amabilidad.”

 “¿Será qué ella es sólo un lindo sueño para mí?” – pensé, nuevamente, tratando de alejar esas pequeñas dudas que nublaban ese futuro, que yo debo de materializar con mucha claridad. – “No puedo empezar a dudar del poder de mi pensamiento que, con toda seguridad, materializa mi universo.”

Respiré profundamente y regresé lentamente hasta mi casa, contemplando todas las plantas y la distribución de los hermosos jardines que rodeaban el sendero peatonal.

Esta emocionante aventura de mi nueva vida, en el siglo veintiuno, se había convertido en los doce estremecedores libros que escribí, para tratar de enseñarles a vivir mejor, a los que tienen el desarrollo evolutivo necesario para poder comprenderlos. Mi existencia se convirtió en un continuo aprendizaje que me ofrece la certeza, de que mi alma gemela puede aparecer en cualquier instante.

“Todo mi universo gira en torno a ella.”

“Todo es posible - pensé –. Estoy deseando exactamente lo que me merezco. ¿Qué dirán mis familiares, mis amigos y los lectores de mis libros, cuando sepan que aún no he encontrado a la mujer de mis sueños?... Dirán lo más sensato. Dirán que si el pensamiento crea el universo, todo lo que tengo que hacer, es sentarme a pensarla tranquilamente, hasta que se materialice.”

-       Divagar, divagar. Pensar muchas cosas y hacer muchas otras, en el mismo momento, mi querido amigo, no es la forma de hallarla, de encontrarla, si no de perderla, de disolverla en la rutina del olvido triste, de lo que no pudo ser. – Me dije en voz alta a mi mismo – Listo, de acuerdo. Soñar con ella, sin tener el valor de ir a buscarla y proponerle mi amor directamente y valientemente, no es el modo de conquistarla. Acepto. ¿Pero cómo hago para conquistar esa mujer tan inteligente, tan educada y tan hermosa?

Guardé silencio y después me pregunté:

-       ¿Eres feliz? ¿Estás haciendo lo que más deseas hacer en el universo?

La costumbre, mi orgullo y mi cobardía, respondieron mentalmente que sí. Que estoy haciendo con mi vida exactamente lo que he querido hacer, pero…

-        ¿Estoy haciendo, realmente, lo que quiero hacer?... ¡Nooooo!

Abandoné todos mis pensamientos, me detuve en el pequeño puente que estaba cruzando y me dije nuevamente en voz alta:

-       ¿Qué significa todo esto?... Estoy cansado de vivir completamente solo y…

Un desespero rápido y furioso invadió mi corazón, y mi cerebro se llenó de preguntas. Por un instante dudé del inmenso poder de mi pensamiento. ¿Qué voy a hacer? ¿Cuál es el camino que voy a elegir?...

En el último minuto disfruté de mi naciente cobardía. Perdí la seguridad del hombre que todo lo puede, después de comprender la maravilla de su eternidad. ¿Sinceramente, no sabía qué hacer para conquistar a la mujer de mis sueños?... Estoy convencido que la unidad eterna me va a brindar todas las oportunidades que sean necesarias, ¿pero qué me pasa?... He dejado atrás las dimensiones de lo material, he comprendido la eternidad del ser humano y su poder sin límites, que cambiaron mi forma de ser definitivamente, y ahora  que es el momento de buscar mi felicidad absoluta. ¿Por qué desaparece el valor y todas mis fortalezas, ante el rostro angelical de mi adorada reina?... Yo soy un ser avanzado – pensé - Pero yo, que estoy convencido de mi eternidad, ¿porqué tiemblo y desfallezco cuando pienso en mi adorada ilusión?

Pasó un instante. Observé el paisaje que tenía ante mis ojos y me pregunté. ¿Por qué no vas y la tomas, como se toma una hermosa flor del campo?... ¿Qué hay de malo en que ella conozca está pasión que se agita en mi corazón, como un tambor enloquecido?...

Lo único malo es que yo nunca le he revelado, claramente, mi interés, mis sentimientos y mí… Ahhh. ¿Amor, pasión, deseo o linda amistad?... ¿Qué es lo que, realmente, se ha despertado en mi corazón por esa inteligente y maravillosa mujer? ¿Pero qué pensará ella, ante la insignificancia y la fragilidad de todo mi ser?... ¿Ella, en su mundo de la medicina y de la ciencia; en su mundo de la burguesía adinerada, qué podrá pensar de un humilde escritor que la ama con desesperación?... Sí, lo malo es que ella está alejada de mí y tengo que hacer algo para solucionar eso, ahora mismo.

“Tranquilo, Jorge León – pensé – No puedes dejarte llevar por las corrientes que agitan a tu apasionado corazón. ¡No tomes las cosas muy aprisa, por favor! Primero piensa y medita con atención.” “Es cuestión de esperar el momento oportuno, que ya llegará.”

En mi mente rondaba una pregunta que se quería lanzar al mundo de las ideas.

¿Por qué ocurre que las personas más avanzadas, aquellas cuyas enseñanzas se convierten en religiones, siempre están invariablemente solitarias? ¿Por qué no se han visto, en la historia de la humanidad, felices parejas o milagrosos conyugues, que compartan sus victoriosas historias de amor?... Siempre rodean los admiradores, los discípulos y los fanáticos, a esos pocos clarividentes tan admirados por sus milagros. Siempre los rodean los enfermos que acuden a ellos en busca de sanación y luz, ¿pero cuándo los vemos con sus almas gemelas, con sus gloriosos e incondicionales seres amados?... De pronto, algunas veces, en el caso de Stephen Hawking o de nuestro glorioso Gabriel García Márquez, en el que sus talentosas mujeres siempre permanecieron a su lado, a pesar de sus limitaciones físicas.

-       Casi nunca están acompañadas las personas de mayor inteligencia. Los seres humanos más avanzados, son los más solitarios.  - me dije en voz alta – ¿Acaso esos seres iluminados no tienen una media naranja, un alma gemela, porque han superado, al evolucionar, las necesidades humanas?...

Todo permaneció en silencio y no tuve ninguna respuesta de la unidad eterna.

Lograr la perfección en la evolución de mi eternidad, ya no será mi problema, pero se supone que mi alma gemela me debe de acompañar en ese camino hacia la verdad definitiva. ¡Yo no me resigno a ignorar a mi alma gemela, porque esa mujer evolucionada, inteligente y hermosa, sí existe!

Los mediocres y los ignorantes, siempre nos van a gritar:

-       ¡Olvídense de sus almas gemelas, porque el amor verdadero no existe; sólo existen los intereses mezquinos del materialismo!

-       ¿Qué dirá de todo eso, mi hermosa doctora? – me pregunté para mis adentros y ella, donde quisiera que estuviera, no le contestó nada a mi soledad.

Llegué hasta mi casa un poco cansado por la larga caminata y, tirado en la cama, cerré los ojos para pensar mejor.

Los más evolucionados, los más iluminados, pueden hacer lo que ellos deseen, pero yo soy el que decido sobre mi vida y he decidido que voy a tener una linda esposa y dos hijos, porque no puedo pasar mi vida siendo un solitario como un viejo roble en el monte.

Me levanté de la confortable cama y mi dirigí hacia el baño, para tomar una refrescante ducha que despejara mi mente.

-       ¿Qué haría si ella llegara en este momento, en el que estoy completamente desnudo? – pensé, imaginando su cuerpo escultural y como mi cuerpo empezaba a reaccionar, metí la cabeza en el chorro de agua fría, para alejar su sensual hermosura de mi mente. El agua estaba muy fría.

Terminé de ducharme, seque las gotas de agua de mi piel, me vestí a todo prisa y salí a las calles de esa inmensa y salvaje tierra que alberga millones y millones de personas. En ese momento empecé a buscar a mi amada con total dedicación. Ella era la mujer que ni mis amigos, ni mis familiares conocían hasta el momento. Me fui caminando hasta el parque central de mi pueblo, me senté en una confortable banca de hierro forjado y madera, a la sombra de los árboles que se estremecían agitados por el viento. Saqué un rollo de hojas de papel y empecé a escribir:

“Todo lo que nos enamora, también nos guía y nos protege. Intensamente apasionados por el amor de una hermosa mujer, nos dirigimos hacia adelante, porque un huracán de magia despeja el camino hacia el frente, suaviza los desafíos y nos lleva volando sobre los abismos, sobre los miedos y sobre las dudas.”

-       ¿Qué está escribiendo?

Me preguntó una anciana y sonriente mujer, que estaba extrañamente vestida. Llevaba un velo blanco sobre su cabello lacio, como esos que utilizan las monjas del catolicismo. La mujer estaba completamente vestida de prendas blancas de los pies a la cabeza. Se quedó mirándome con una perceptible sonrisa, que no se desdibujaba de sus labios.

-       Estoy escribiendo la historia de lo que va a ser mi vida, en los próximos cuarenta y cinco años.

A pesar del disgusto que me daba, cuando me interrumpían en mis labores de escritor, su dulce voz y su simpático rostro me resultaban agradables.

-       Cuéntamela, por favor – dijo la mujer, sin sentirse extrañada por la innovadora idea.

-       Existe una inteligente y hermosa mujer, con la que me voy a casar en el futuro, y con la que voy a tener dos hijos y todos vamos a ser muy felices.

-       - ¿Y es que programar la vida, de esa manera, sí es posible? – preguntó nuevamente la mujer.

-       Dígame una cosa que usted haya amado con el corazón. – dije – Pero no es suficiente con que le haya gustado, tiene que ser que la haya amado con todas las fuerzas de su alma. Una pasión irresistible, obsesiva e inquebrantable.

-       La santísima virgen. Me encanta la virgen María y por eso siempre estoy en este parque, repartiendo su mensaje de amor. – dijo la amigable mujer, que me entregó dos caramelos de dulce y un pedacito de papel cuidadosamente doblado.

Sin poder aguantar la curiosidad, desdoblé el papelito con cuidado y…

“Todo lo que le pidas a Jehová se consumará en ti, y la luz y la felicidad resplandecerán en tus caminos” Job 22:28

-       Y cuando estas repartiendo el mensaje de la virgen, ¿no te parece que el universo toma un carácter especial, diferente al de las otras cosas? – pregunté.

-       ¡Sí! ¡Claro! – exclamó la mujer llena de felicidad – yo soy muy feliz y la gente me obsequia monedas, cuando les entrego el mensaje de amor de la virgen. Dinero que me sirve para comprar arroz, panela, frutas, carnes y verduras, para regalarle a las familias más pobres de este municipio, porque, gracias a Jesucristo, yo vengo de una familia adinerada y nunca me faltó nada.

-       Comprendí el mensaje de la humilde mujer, saqué un billete de dos mil pesos del bolsillo, se lo entregué y ella, dándome un tierno y delicado beso en la mejilla, me agradeció la colaboración y se marchó en busca de otro cliente, para su singular trabajo.

Yo me concentré nuevamente en mi historia.

“Sin el conocimiento de la verdad, de nuestra eterna condición, somos como aves sin alas que se revuelcan en el fango putrefacto del materialismo salvaje, porque nuestros limitados sentidos no alcanzan a percibir la profundidad de las cuarta y quinta dimensiones, en las que nos introdujeron Einstein, Stephen Hawking y todos los científicos que nos han ido revelando la grandiosidad y la complejidad de ese universo, que va más allá de la comprensión de la gran mayoría.

-       ¿Y cómo vas a hacer para que se materialice tu futura vida soñada? – preguntó la extraña mujer que se encontraba exactamente detrás de mí, leyendo a hurtadillas lo que yo estaba escribiendo.

-       Es muy sencillo mi curiosa y querida amiga, solamente tienes que soñar y desear tu futura vida, con la máxima claridad posible, para que la unidad eterna materialice tu pensamiento y lo convierta en una hermosa realidad… Han llegado nuestros conocimientos, gracias al desarrollo de la ciencia y de la tecnología, hasta el punto en el que conscientemente podemos ser los arquitectos de nuestras propias existencias.

-       Qué lástima no haber sabido eso treinta años atrás, cuando era joven y bella. Si me hubieran transmitido esas enseñanzas, cuando tenía unos veintisiete años, todo habría sido muy distinto y hoy no tendría que seguir el mismo camino de los estafadores que comercializamos con las creencias de los pueblos desesperados e incultos. – terminó de decir la señora, con un visible sentimiento de amargura.

-       Tranquila, amiga, que con el conocimiento de la unidad eterna, se puede regresar en el tiempo y corregir las equivocadas decisiones, que obstaculizaron la evolución consciente de tu conciencia.

-       Eso es lo que estoy tratando de hacer, porque ya estoy cansada de tantas equivocaciones. No tengo hijos, ni familiares, ni amigos. Cometí muchos errores y además de eso, mi príncipe azul no tuvo el valor para conquistarme y me condenó a vivir completamente sola y, ahora, lo único que deseo es desaparecer en el sepulcro oscuro y frío del olvido – terminó de decir la anciana mujer, con una marcada mueca de angustia. Yo guardé silencio, para respetar el inmenso dolor de aquella criatura golpeada por las circunstancias de sus equivocaciones.

-       ¿Y qué sigue para ti? – preguntó ella.

-       ¿En la historia de mi vida?

-       Sí.

-       Continuo en la conquista de mi alma gemela, para multiplicar esa conciencia eterna que le dará luz a mis dos hermosos hijos, que a su vez van a continuar con su pensamiento en esta matriz de eternidad llamada tierra. Voy a encontrarme con la mujer de mis sueños y…

-       ¿Sí tendrás el valor para conquistarla, aunque te parezca inalcanzable? – Me preguntó la incrédula mujer.

Una inmensa sonrisa iluminó mi rostro y, por primera vez, me quedé mirándola a los ojos y le dije:

-       ¿Sabes lo que estás tratando de insinuar con eso de si tendré el valor de conquistarla?

-       Sí.

-       ¿Sí qué? – pregunté un poco molesto por la imprecisión de la vieja. - ¿Explíqueme a qué se deben sus dudas, con respecto a mí actuación, en la búsqueda del amor?

-       Bueno, – dijo la pobre mujer, con las siguientes palabras que me dejaron totalmente sorprendido. -  supongo que ella es una mujer muy inteligente, muy educada, muy adinerada y con la autonomía de un ser, igualmente eterno, que puede decidir y al mismo momento elegir y construir un universo en el que, debido a tus indecisiones, puedes hacer parte, o no hacer parte de él.

Por un instante me detuve a observarla. Ella sonrió maliciosamente y se quedó mirándome con sus ojos café oscuros, tan oscuros que eran casi negros como los de las águilas. Su piel estaba completamente cubierta por las arrugas del sufrimiento. Sonrió desafiante y por primera vez pude apreciar la belleza de unos dientes muy parejos, muy blancos y muy hermosos, que me parecieron conocidos.

-       En realidad, no sé si la podré conquistar – tuve que decir, sumergiéndome en los pensamientos que me gritaban mi repentina cobardía. Levanté a mirada y pude contemplar la belleza de aquel parque pueblerino, que rebosaba de vida. El dulzón olor de las críspelas envueltas en miel de caña, llegó hasta mi nariz y la música alegre de un  flautista aficionado, inundó el maravilloso ambiente que me tenía hechizado. ¿Quién era aquella mujer que se dedicaba a curar el alma de los campesinos, con los pequeños mensajes de religiones antiguas? ¿Sería, tal vez, una emisaria evolucionada que venía a disolver mis temores?... Podía ser cualquier persona.

-       ¿Has leído “La religión de los inteligentes”? – le pregunté un poco incomodo, al sentir su intromisión dentro de mi historia.

-       No tuve ni el tiempo ni el interés para leerla. Mi profesión siempre ha sido la de querer sanar a las personas, aunque yo misma me haya dejado morir lentamente. – Abrió la bolsita de plástico que llevaba en sus manos y… - ¿Quieres que te regale una nuevo mensaje de amor?...

-       Haber, mujer, tu repartes pequeños mensajes de la biblia de los católicos o de los cristianos; pequeños mensajes que yo sé que están fundamentados en el amor, pero yo, que soy el autor de “La religión de los inteligentes” estoy convencido de que esas religiones nacieron de la superstición, del miedo  y de la ignorancia de los hombres, que no se podían explicar los fenómenos naturales y las enfermedades, pero ahora, con el desarrollo de la ciencia y de la tecnología, la superstición ha sido remplazada por el conocimiento y la razón – terminé de decir, lo más prudentemente posible, para no hacerla sentir mal. Mis palabras la dejaron sin argumentos, por unos segundos porque…

-       De todas maneras, tus mensajes y los míos, vienen a ser los mismos, en un universo de pensamientos y de ideas – dijo como para concluir. Cerró la bolsa de los mensajes de amor y de los caramelos de dulce y en silencio se fue a sentar en la banca que seguía. Me pareció que estaba un poquito furiosa. “Qué pena. Con esos ojos tan brillantes y esos dientes tan hermosos, podría ser una mujer más avanzada en su evolución.”

Leí los tres últimos renglones que tenía escritos en mis hojas de papel. Tomé el bolígrafo y pensé:

¿Qué podría decirles a mis futuros hijos, sobre su futura mamá?...

-       “Hijos, apenas estoy tratando de ganar el valor para conquistar a su hermosa madre, que vive en una de las casas que rodean este colorido parque, y sé que algún día vamos a estar sentados en esta misma banca, en la que estoy sentado ahora y después evolucionaremos y seremos futuro, presente y pasado, y seremos el uno para el otro, como lo fueron Romeo y Julieta, o Bernardo y Eloísa y todas las parejas famosas de la historia. No estamos juntos ahora, porque aún no ha llegado el momento, pero algún día nuestras preguntas serán respuestas y nos veremos envueltos en un amor luminoso y mágico”. “Cada paso que estoy dando, es un paso más hacia una ventana en el universo, hacia un puente en el infinito, que nos permitirá comunicarnos para estar juntos cuando estemos listos”… ¿Qué más les puedo decir sobre ella, queridos hijos?... Que es mi más acertada elección y que a estas alturas de mi vida, la unidad eterna me brinda todas las respuestas.”

Lo que yo tenía, eran puras excusas mentales para justificar mi indecisión.

-       “Ya no eres el León que antes eras. Estás dejando atrás todos los conocimientos acumulados. Son increíbles las leyes cósmicas que has descifrado; que son para la mayoría de la gente o muy avanzadas o muy locas. – me dije en voz baja, a mí mismo, para que la anciana vestida de blanco no escuchara. – Mi alma gemela debe de haber hallado por su cuenta, la misma verdad que he descubierto yo, porque este universo no es, ni remotamente, lo que parece ante nuestros limitados sentidos y para poder ser compatibles, debemos estar en la misma frecuencia de evolución. Ella debe de saber que, solamente, lo que tenemos en el pensamiento, se hace realidad en nuestras vidas, porque los milagros no son milagros, sino deseos intensos, pensamientos constantes y profundos que al final terminan moldeando el plano material. Ella y yo, no estaremos juntos jamás, a menos que ella tenga el mismo grado de evolución que el mío. Siendo ella mucho más hermosa que yo, por supuesto, ya que amo tanto la belleza de su rostro angelical; pero deberá asimilar todos mis conocimientos y compartir mi pasión por la ciencia y por las letras. No me imagino compartiendo mi vida con una dama que deje un rastro de humo y de cenizas de cigarrillo, o si ella necesita consumir grandes cantidades de licor o de drogas para ser feliz, o si le tiene desconfianza a los otros seres humanos, o si los juzga por el color de la piel o por su condición económica, o si no tiene confianza en sí misma, o si le falta interés por la ciencia y por el medio ambiente, o si le falta el gusto por la aventura y el buen humor, porque si le falta una sola condición de esas, entonces nuestra relación no va a funcionar. Si mi futura alma gemela no practica, aunque sea un poquito, la filantropía o si no le gustan los caballos, las gallinas y los perros, que son los animales que me encantan… “Ja,ja,ja. Con todas esas condiciones la cosa como que va a ser un poco difícil”. – pensé con buen humor.

Me levanté de la silla, sin mirar a la extraña mujer que se vestía de blanco y me alejé, en medio del bullicio de la gente que frecuentaba aquel parque, todavía pensando en mis ocurrencias. Me fui pensando en esa mujer perfecta, y me di cuenta de que mi adorada ilusión cumplía todos esos requisitos y más, sin ningún esfuerzo, porque ella era supremamente inteligente, educada, estudiosa, elegante y progresista. Mi corazón se inundó de felicidad, porque sabía que Melina era incluso más avanzada que yo. Es más, puede ser que sea yo el que no cumpla los requisitos, de esa hermosa mujer dedicada a la ciencia, a la lucha contra los transgénicos y a las más sanas costumbres de la burguesía en la que se educó. Cuanto más conscientes de nuestra eternidad y más iluminados estamos, más confiamos en los seres humanos, porque todos ellos están hechos del pensamiento eterno. Cuanto más aprendemos, más comprendemos que somos parte de una unidad de sabiduría absoluta. Pero yo no puedo desechar mis condiciones y mi querida alma gemela no debe fumar, no debe de ser alcohólica, debe alimentarse muy bien con productos orgánicos, debe de ser muy dulce y con un carácter muy suave y muy femenino; debe de ser muy educada y amar la ciencia ante todo, ¿fácil, no?...

“La unidad eterna, nunca nos da un deseo sin darnos la posibilidad de que se realice.”

“Ojalá que ella lea “La religión de los inteligentes”, ese libro de auto superación que hace algunos días escribí y que puede encontrar de forma gratuita en la página www.jorgesotobuiles.es.tl , porque es un libro mágico, que se abre en el mensaje que el lector más necesita saber. La persona que lo lea, puede sacar sus propias respuestas de cualquier parte del libro. Espero que mi amor cierre los ojos cuando lo tenga en sus manos, y formule mentalmente cualquier clase de pregunta, y que después coloque el dedo sobre un renglón del libro y, allí, encuentre la respuesta a su inquietud.”

Llegué hasta mi casa, abrí la puerta de prisa, busqué un ejemplar de “La religión de los inteligentes. Cerré los ojos y le pregunté a la unidad eterna: ¿Cómo hago para conquistar a la mujer de mis sueños?... Abrí el libro en una página al azar y sin mirar coloqué el dedo en uno de los renglones y leí;

 

Mi dedo estaba apoyado en la palabra “crea” “Los pensamientos son la energía que crea todas las cosas.” Es la actitud la que determina todo lo que sucede.

Una agradable emoción recorrió todo mi cuerpo y me di cuenta que era parte activa de la maravillosa unidad eterna, en la que puedo materializar todo lo que desee.

Prendí la computadora, busqué a mi adorada ilusión en facebook y se iluminó su hermosa e inigualable imagen. Todavía no había aceptado mi solicitud de amistad, pero eso no importaba, porque ella ya la aceptaría cuando estuviera lista. Su belleza era exquisita. Tenía unos ojos muy brillantes, una sonrisa espectacular y su rostro angelical de niña buena, me tenía enamorado. No tenía que imaginar sus cualidades, porque yo ya conocía su honradez transparente, su valor inquebrantable, su férrea disciplina, su curiosidad científica sin límites y el gran corazón que la embarcaba en las luchas quijotescas que emprendía en contra de las multinacionales que comercializan con herbicidas, pesticidas y alimentos transgénicos que tienen la borde del colapso a toda la humanidad. Gracias a la tecnología yo no tenía que imaginar a la mujer de mis sueños, allí estaba en las fotografías, en las que compartía un refresco con sus amigas y mi corazón empezó a quererla con más intensidad. Melina era perfecta. Me sentí muy bien. Mi alma gemela era divina y le di gracias a la unidad eterna, por haberme permitido conocerla.

Me acosté como a las diez y treinta minutos de la noche y dormí como un lirón, soñando con mi ilusión.

Al otro día desperté como a las siete de la mañana de un hermoso día. Me quedé largo tiempo, disfrutando de la calidez de mi confortable cama y, pensando nuevamente en mi alma gemela, le tuve que decir en voz alta:

-       Querida, Melina, todos los días cuando despierto, siempre pienso en ti invariablemente. Ojalá que allá en la comodidad de tu apartamento, percibas el gran amor que siento por ti, para que me des la oportunidad de estar a tu lado, lo más pronto posible, y muchas gracias por ser tan espectacular”

Después del sentido mensaje de amor, me sentí muy hambriento y me tuve que levantar a preparar el desayuno en medio de mi soledad.

Hice un jugo de naranja con mucho hielo, freí dos huevos, saque un trozo de queso de la nevera y calenté un delicioso pan integral campesino, de esos que produce una visionaria amiguita mía, en su panadería artesanal y orgánica. En otro periodo de mi vida, hubiera freído un chicharrón inmenso, pero ya no, porque después de haber descubierto la eternidad de la vida, no podría participar en el asesinato de un pobre cerdo, por deliciosa que resultara su carne. Si un cerdo, que es un pensamiento en su proceso de evolución, tenía la posibilidad de pasar la vida mejorando, lentamente, en su camino hacia la eternidad, en lugar de ser descuartizado en mil pedazos para que yo pueda desayunar con tocino, valía la pena dejar la carne a un lado.

Desayuné tranquilamente.

¿Será posible que mi amor me quiera para siempre?

Es posible que haya una oportunidad en contra de millones y millones de posibilidades en contra.

Ha sido una fortuna que yo conociera a mi alma gemela, gracias a que en la unidad eterna, podemos conocer a todos los que existen en cualquier lugar, sin haberlos visto o tratado personalmente, porque el concepto de individualidad sólo existe en nuestras mentes. La conciencia, el pensamiento no está limitado ni por el tiempo ni por el espacio, porque todos somos la unidad eterna.

Yo la puedo llamar por teléfono cuando quiera y decirle:

-       Hola, Melina.

-       Hola, ¿con quién hablo?- sería su respuesta.

-       Con Jorge León

-       ¿Quién?

-       Nos conocimos en el hospital San Vicente de Paul, cuando me colaboraste para escribir ese interesante libro “Los monstruos creados por los transgénicos y por los anticonceptivos” que tanto éxito ha tenido.

-       Ahhh, hola. – contestaría ella con indiferencia.

-       ¿Y cómo has estado? ¿Y quién es ese muchacho, que está contigo en la fotografía del facebook, al lado de unos niños indígenas? ¿Es tu esposo, tu amante o tu amigo? – preguntaría yo con celosa indiscreción.

-       Sí – Podría responder ella, al otro lado, sin dar ninguna explicación y entonces yo, sintiéndome muy incomodo diría:

-       Ahh, bueno, perdona mi curiosidad… Ha sido un placer saludarte de nuevo y saber que te encuentras bien. Cuídate mucho porque tú eres una mujer muy especial.

-       Bueno, muchas gracias y éxito con tus novelas. Chaoo.

-       Chao.

Esa sería una conversación muy incómoda para mí. Debe de haber una forma mejor y más segura para abordarla.

-       Cuando llegue el momento oportuno, voy a encontrar esa forma – me dije en voz baja – y tengo que visualizarla de la mejor manera.

Después de desayunar me senté en la oficina con ganas de trabajar un rato. Encendí la computadora convencido de que, cualquier cosa que deseemos saber, se puede aprender en el internet. Abrí mi correo y encontré:

El 11/4/18, Silvia Agudelo <comunicaciones@medicancer.org> escribió:
> Buenos días Jorge,
>
> Muchas gracias por compartirnos tan interesante contenido. Aprovecho para
> consultarle si nos puede acompañar en una emisión de nuestro programa
> radial: Medicáncer en contacto con la vida, el cual se emite todos los
> viernes desde Radio Bolivariana, de 10:00am a 11:00am.
>
> Sería de suma importancia e interés para nuestros oyentes esta información.
>
> Ojalá pueda acompañarnos y quedo muy atenta de su disponibilidad.
>
> Muchas Gracias!
>
>
> *SILVIA ELENA AGUDELO ROLDÁN*
> Comunicadora
> MEDICÁNCER
> PBX:*(574)4484411 EXT 104*
> Cra 51 D Nº 67-60
> Medellín- Colombia

Me sentí un poco confundido. Hablar en la radio y, seguramente, después en la televisión. ¿Va a empezar el reconocimiento y después qué?... Cuando alguien decide ser famoso, renuncia al privilegio de su privacidad. Claro que en el caso de los escritores, no necesariamente hay que ser reconocido. Los escritores pueden publicar libros que lean muchísimas personas, sin que nadie los reconozca a donde vayan. Los artistas, los deportistas y los actores, en cambio, no pueden pasar desapercibidos. Los locutores deportivos o los de los noticieros, tampoco pasan desapercibidos, en cambio los escritores nos podemos ocultar detrás de un seudónimo.

“¿Si algún día me convierto en un personaje público, será que, después, me arrepiento?... No, debe de ser emocionante, porque todas las miradas y todas las opiniones, buenas o malas, caerán sobre ti.”

-       “Si hablas en las emisoras y sales en la televisión, con seguridad lo lamentarás.” – Me dije en voz alta.

Apagué la computadora. Salí a la calle para pensar mejor.

El sol revitalizante golpeó toda mi humanidad y sentí los corpúsculos luminosos, sentí los fotones y los rayos ultravioletas, que me golpeaban y rebotaban a la velocidad de la luz, trayendo un mensaje que negaba el tiempo y el espacio. Me encaminé hacia el hermoso parque colonial, que era mi sitio preferido de aquel pueblo soñado, seguí pensando en las difíciles decisiones que debía de tomar.

“Ganar un poco de dinero con la popularidad de tu trabajo es muy importante, pero otra cosa muy distinta son las opiniones y las posibles críticas de una multitud alienada y equivocada, que presiente el derrumbamiento de sus creencias irracionales y anticuadas. La fama y el reconocimiento por tus postulados filosóficos, pueden ser interesantes al principio, ¿pero que lo reconozcan a uno y lo aborden, cuando quiere estar solo y tranquilo, debe de ser difícil? ¿No es muy arrolladora e incómoda la fama?... Un poquito de reconocimiento en tu trabajo, puede resultar divertido para satisfacción personal, pero, ¿qué pasa si ese reconocimiento sobrepasa los límites y destruye tu privacidad, tu libertad y tu vida?... Si acudes a las entrevistas en la radio y en la televisión, después, a donde vayas, alguien te dirá: Usted fue el que escribió “La religión de los inteligentes” y me gustó o no me gustó.”

Algunas personas pasaban en sus autos y otras pasaban caminando, bajo el tibio sol de la hermosa mañana, sin ni siquiera percatarse de mi rostro de hombre libre y enamorado.

-        “¿Cómo afectaría el proceso de mi reconocimiento social, en la conquista de mi amada? ¿Eso de volverme un poco famoso?... – me pregunté en voz baja.

-       Ese fenómeno la mataría, porque nunca sabrás si ella está enamorada de lo que eres como persona o de tu fama y de tu dinero. – me respondí mentalmente – Escucha, querido amigo, si quieres descubrir la grandiosidad de su corazón, no te puedes convertir en una celebridad. De ninguna manera.”

¿Mis oportunidades de conquistarla, aumentarían si ella supiera que soy el dueño de “La santa Catalina” una de las quebradas de aguas cristalinas más hermosas de Colombia y que soy un escritor muy reconocido y muy exitoso?... También puede resultar una oportunidad muy interesante, eso del reconocimiento y de la fama, en este momento en el que más necesito ser atractivo para ella. Aunque yo sé que la coincidencia y las probabilidades de la unidad eterna, harán que ella lea este romántico y desesperado libro, para que pueda comprender lo mucho que me interesa desde el momento en que la vi. Entonces, no será necesaria la popularidad y podré seguir trabajando en silencio y, además, ella estará conmigo eternamente. No estaría mal. Y estoy seguro que la voy a encontrar, si continuo moviéndome por el pueblo. Observando, buscándola con la mirada en medio de las calles y de las autopistas tranquilas.

“No se me ocurre dudar del final feliz de mi aventura de amor, porque estoy convencido de que la unidad eterna la tiene reservada para mí. Ella tiene el cabello, el color de piel, la estatura, el rostro angelical, la educación, la inteligencia, el carácter, el cuerpo de princesa sensual y excitante, la sonrisa y la fuerza y el brillo en los ojos, que siempre quise, y aunque en mi rededor veo muchas chicas lindas, porque este pueblo es famoso por sus lindas y atractivas mujeres, nunca me interesó ninguna, como me está interesando mi hermosa Melina… Para con las otras mujeres, mis palabras siempre fueron simples y sin ningún interés. Fui neutral y ni siquiera, sus dos hermanitas, que son muy jóvenes, educadas y bonitas, me interesaron después de haber cruzado muy pocas palabras con ellas”.

En mi vida he conocido muchas mujeres, pero de todas me fui alejando de una u otra manera, así:

Carmen, era modelo profesional, habría podido ser mi esposa, pero era demasiado alta, demasiado bonita, demasiado joven y demasiado ingenua para mí. Vivía en un mundo irreal y a los pocos meses de estar charlando conmigo, le dijo a la mamá y al papá, que nos íbamos a casar, sin llegar a ningún acuerdo conmigo. Me citaron a una reunión familiar para revisar todos los detalles con respecto a la supuesta boda y tuve que recurrir a toda mi imaginación, para evadir y dilatar el matrimonio no habíamos acordado.

Sandra, una trigueña muy linda a la que le encantaban las fiestas, el licor y el sexo sin medida. Inventaba unas historias inverosímiles y, a veces, me hacía pensar que algo no marchaba bien en su mente. Siendo una chica muy joven, me hablaba de una supuesta hija que tuvo en una relación anterior a la nuestra, pero sus padres que siempre estuvieron a su lado, se empeñaban en negar la extraña aventura que dizque era producto de su imaginación. Además, tenía pensamientos suicidas con los que me deseaba controlar y su agresividad terminó haciéndome alejar definitivamente de su lado.

Leydi, no tomaba licor ni iba a ninguna clase de rumba. Alta y muy elegante, me la encontré en el gimnasio al que acudía regularmente. Muy bonita, muy educada y muy especial. Tenía un hijo de nueve años y un día cualquiera me invitó para que la acompañara hasta su casa, nos fuimos caminando y me contó que pertenecía a los testigos de Jehová. Me hablaba en todo momento de su religión, siempre llevaba la biblia de los cristianos con ella y desde el primer día me advirtió que, si deseaba algo en serio con ella, primero tenía que ser miembro activo de su comunidad cristiana y salir con ella todos los sábados y domingos a predicar la palabra de Jehová.

A Janety, no le importaban los títulos académicos. Los diplomas de la escuela regular le daban alergia. Para ella sólo contaba la belleza de su cuerpo y el poder del dinero. Estaba dispuesta a todo, si se le pagaba la tarifa justa. No creía en el amor, ni en una relación estable, ella solamente quería una buena cantidad de billetes, para mantener un mejor nivel de vida para los dos pequeños hijos que tenía de sus relaciones anteriores.

Después llegó Johana, una linda jovencita de cabello rojo, brillantes ojos verdes y atrevida minifalda que dejaba ver al descubierto el bronceado perfecto de sus piernas robustas y atléticas. Aquellos ojos tan verdes y su divertida sonrisa conquistaron mi interés y despertaron mi curiosidad. Estudiaba música y con su dulce voz quería ser una de las mejores cantantes de este país. Entonó el estribillo de una conocida canción que renegaba contra los hombres y el timbre de su voz me pareció realmente interesante. La invité a tomar un refresco en una heladería y todo iba muy bien hasta que…

-       ¿Te incomoda si me fumo un cigarrillo? -  me preguntó, mientras extraía una cajetilla de cigarros de su cartera.

-       Mira, amiguita, yo trabajé mucho en el hospital San Vicente de Paul y allá, ingresaban tantas personas con cáncer de pulmón, con cáncer en la laringe y con tantas enfermedades derivadas del tóxico humo del cigarrillo, que, para mí, sería un crimen ser indiferente ante tan terrible vicio. Si quieres te invito a comer un helado, o una fruta o la golosina que desees, pero no voy a permitir que fumes ni hoy ni nunca.

-       ¿Y si yo quiero fumar qué? – dijo la mujer con seriedad, en un todo visiblemente desafiante.

-       Eso es como si me dijeras: “Me interesas tan poquito, que no me importa lo que pienses, que no me importa si no puedes respirar. Es como decirme, muérete si quieres, que yo ya, de todas formas, elegí tener cáncer y transmitírselo en el vientre a mi futuro hijo.

-       Ahhh, pero es que sí me saliste mojigato y retrasado, ¿entonces qué vas a decir cuando sepas que todos los días me fumo cuatro o cinco porros de cannabis y qué vas a decir cuando esté enfiestada y me de unos pases de cocaína? ¿Porque la vida es para disfrutarla de todas las formas y maneras, o no?

Yo me quedé pasmado. No supe qué decir. Era muy difícil explicarle e inculcarle valores a esa jovencita que solamente era hermosa, pero que visiblemente no tenía una estructuración mental. Pagué la cuenta, me alejé de ella sin decir nada y nunca más pude disfrutar de su linda y hechizante voz, porque desde ese día no la volví a ver.

Cada nueva cita me ilusionaba, pero después de dos o tres meses, la magia del amor empezaba a desaparecer, porque eran numerosos los pensamientos que no compartíamos. Éramos seres muy diferentes y con sueños completamente distintos. Casi todas las mujeres con las que salí en mi vida, tenían pasados difíciles y la gran mayoría de ellas, estaban abrumadas por los problemas económicos. Casi ninguna de ellas valoraba la educación y escasamente habían terminado el bachillerato y no les interesaba, ni los libros, ni el buen cine, ni la música, ni la buena alimentación, ni las buenas costumbres ni nada. Solo querían rumbear y pasar la vida vegetando sin ninguna aspiración, sin ningún sueño.

Hoy es lunes día de fiesta, son las diez de la mañana y, seguramente, mi amada debe de estar descansando de sus labores en el hospital y va a querer salir a pasear con su “golden retriever”, el hermoso perro que algunas veces la acompañaba en sus acostumbrados paseos matinales. El sol brillaba con todo su esplendor y el cielo azul y la refrescante brisa, me animaron para ir hasta unidad deportiva a correr un poco, y a levantar pesas que fortalezcan este pecho que tanto la ama y a ver si, de pronto, me la encuentro, para vencer esta timidez que me pone a temblar de pies a cabeza, cada que pienso en ella. Tengo que llenarme de valor para invitarla a salir, para que por fin iniciemos esa linda historia de amor, que nos llevará felices por toda la eternidad.

Llegué a la unidad deportiva, ingresé a la cancha de futbol y empecé haciendo ejercicios de calentamiento, sobre la recién recortada grama de color verde intenso. Sin pensarlo mucho me quité las zapatillas para trotar y, completamente descalzo, disfruté de la suavidad de la grama, que me hacía sentir una agradable sensación en las plantas de los pies, pensé en mi adorada Melina y empecé a trotar sobre el césped, con una fuerza y una agilidad desacostumbradas. Avancé sin sentir ningún cansancio, pendiente de todas las chicas que pasaban, queriendo ver en sus ojos, los ojos de ella. Le di diez vueltas completas a la cancha, sin sentir ninguna clase de cansancio y, después, me fui para el gimnasio que queda al aire libre, para levantar un poco de pesas. Me quité la camisa que me estrechaba y dejé libres todos los músculos y mi corazón enamorado. Hice todas mis rutinas de ejercicios, con la mirada puesta en el sendero peatonal que estaba cubierto por la sombra que proyectan las inmensas palmeras, que murmullan su libertad con el viento. Pero ella nunca pasó.

Después de dos horas de revitalizantes ejercicios, me dirigí hacia mi casa, con la pequeña decepción de no haber visto a mi amor.

Soy un alma gemela separa de su amor y estoy esperando a que ella madure, conscientemente, para que la unidad eterna nos lleve al punto de encontrarnos. Mientras tanto, Melina debe de estar esperando a que yo fortalezca mis debilidades, que también son muy grandes.

No acepto ningún coqueteo femenino, ni amistades cercanas, con ninguna mujer, para no estorbar ni interponer obstáculos en la senda victoriosa de mi amor. Estoy tratando de desplegar una estrategia muy interesante, muy sensual y muy divertida, para, al final, poder conquistar definitivamente a mi alma gemela. Soy consciente que he escogido este momento, para aprender muchas lesiones trascendentales y para poder encontrar esa maravillosa mujer, que es la mejor y la más evolucionada de todas. Perderla será un futuro alternativo que no pienso escoger. Observarla trabajando, observarla dedicada a la familia y poder leer las emotivas frases que coloca en el facebook, como la siguiente: “La felicidad de mi familia, es mi felicidad”, es un placer inmenso, que muestra la grandiosidad de su alma, que sólo le permite pensar en el bienestar de sus padres y de sus hermanitas. En este futuro, que será un pasado alternativo, los dos hallaremos las respuestas a este maravilloso amor, que nos llenará de satisfacciones y de felicidad.

Tendido en el vitrificado del antejardín de mi casa, donde suelo tomar largos baños de sol, pensaba en cosas como estas: “No hay errores en la vida. Los acontecimientos que mentalmente programamos para nosotros, por desagradables que parezcan, son muy necesarios para aprender todo lo que necesitamos conocer, porque cada uno de los pasos que damos, son indispensables para poder llegar a los lugares o a las circunstancias que hemos elegido previamente.”

En este mismo momento, en que disfrutaba de los tangos despechados y desesperados que escuchaba mi padre, seguía pensando así:

“Desde que descubrí la verdad de mi existencia en la tierra, todas las equivocaciones desaparecieron. En todos estos años de mi vida, no ha habido errores. He construido cada una de las metas de mi existencia con mucho cuidado. Tomando decisiones y decisiones acertadas en todo momento; en el estudio, en el trabajo, en la política, en mis escritos, en los negocios, en mis responsabilidades, en las obligaciones con el medio ambiente y con el planeta, en mis finanza y en mi vida en general.”

“¿Será qué Melina si alcanza a percibir los esfuerzos y los logros de mi existencia? ¿Sera qué el desarrollo de mi conciencia puede influir, un poco, en la toma de sus decisiones, para construir un amor a mi lado, que sea importante en su vida?...” Ella puede estar allá, al otro lado, en su mundo de medicina especializada, buscando a su hombre perfecto en la mitad de cincuenta o de cien profesionales de la salud; muy educados, muy inteligentes y muy elegantes, pero, con toda seguridad, nadie la va a querer con toda la pasión y con toda la sinceridad que la amo yo.

Me reí de mí mismo. ¡Qué difícil era vender la idea de una amor más puro y más sincero, cuando hay tanta competencia por una mujer hermosa y perfecta como ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO NÚMERO DOS

 

Siempre supe que, alguna o muchas personas, podían tener curiosidad por lo que yo pensara y escribiera en mis libros; por ver como soy realmente, dónde vivo, qué hago en mis ratos libres y qué hago con mi dinero. Es claro que los que tropiezan con las cámaras de televisión, con los micrófonos de las noticias, con las imprentas de los periódicos y con los comentarios en las redes sociales, no tropezaron de repente y sin saberlo, con todo eso. Todos los escritores hemos elegido, personalmente, revelar nuestros pensamientos, nuestros descubrimientos y nuestras experiencias más intimas, para que sirvan de ejemplo a toda la humanidad. Somos los creadores de las nuevas filosofías, que trazan el camino y señalan el destino maravilloso, que nos lleva a ser los renovadores de la unidad eterna. Todos los días el universo somete, ante sus leyes invariables, a todas las celebridades y a todas las personas en general. El pueblo observa sorprendido, porque los desafíos que soportan nuestros ídolos, son los mismos desafíos y el mismo proceso de evolución que todos tenemos que soportar. Para todos es igual, se materializan los deseos y los pensamientos; crecen como seres humanos, estudian, trabajan, se enamoran, se casan, transmiten los genes a su próxima generación evolutiva, llegan al máximo punto de su sabiduría y trascienden hacia la perfección de la unidad eterna. Todo bajo las luces de las cámaras. Todos estamos involucrados en el mismo proceso de evolución eterna y todos somos los protagonistas, de una u otra manera, de esa maravillosa concientización que nos perfecciona, impulsados por la poderosa fuerza del amor.

¿Qué ha sido, me preguntó, de personajes como Hitler; de aquel hombre recio que hizo masacrar a millones y millones de personas? ¿Qué aprendió y qué le enseñó, a la humanidad, en su fugaz existencia?... Y digo fugaz, porque su proceso de concientización apenas duró lo que dura el paso de una estrella fugaz, que termina sumergiéndose en la obscuridad de la ignorancia y de la soberbia. Ese cruel personaje, nunca pudo entender que todo va más allá del color de la piel, más allá de esas posesiones materiales, que son las fábulas con las que se entretienen nuestros sentidos; esos sentidos biológicos que no pueden interpretar qué es lo que está sucediendo más allá de las tablas del terrenal teatro. Ese alemán no pudo comprender cuál era su misión en la tierra y, al final, tuvo que recurrir a la única salida, la de su autoeliminación.

¿Qué ha sido, me pregunto, de Michael Jhakson, ese cantante maravilloso, que deleitó a tantas personas con su baile y con su canto?... También fue una estrella fugaz, que no se pudo liberar del secuestro salvaje, al que fue sometido por la ambición de su familia, que lo castraron química y mentalmente, para que nunca pudiera escapar de ese circo en el que no pudo crecer, porque fue obligado a producir dinero y terminó representando el papel de Peter pan. Michael fue otra más de las víctimas, de esta sociedad equivocada, que aún no ha podido comprender que todo va más allá del derroche económico, y de los videos sin sentido en los que bailan y cantan las personas, sin conocer la verdad de su existencia.

¿Qué ha sido, me pregunto, de Juan Pablo segundo, aquel sucesor de san Pedro, que no fue capaz de imitar la amorosas enseñanzas de sor Teresa de Calcuta, porque nunca le quiso lavar las heridas a nadie, porque nunca le importaron los millones y millones de niños y ancianos que morían de hambre en el mundo, mientras que él se dedicaba a administrar una de las organizaciones más ricas y egoístas del universo, porque nunca mandó los misioneros a construir casas, colegios o proyectos agropecuarios, para los miembros de sus comunidades más desamparadas. Esos monjes de ropajes extraños, sólo acudían a predicar un mensaje que les permitió acumular más tierras, más propiedades y más dinero, que no les sirve para nada, porque seguirán siendo estrellas fugaces que nunca comprendieron el verdadero mensaje evolutivo, que les trato de enseñar Jesucristo.

¿Qué ha sido, me pregunto, de Stephen Hawking, el famoso científico que trataba de buscarle el principio y el fin a la unidad eterna. Un inocente y tierno científico que, con su torcido y limitado pensamiento, no pudo comprender que somos exactamente lo que nuestra conciencia evolutiva deseo ser. Una estrella fugaz, que no pudo comprender que nuestra realidad va más allá, de los torcidos caprichos que realizan nuestras ambiciones en la tercera dimensión. Fue una pena, que sus limitaciones no le dejaran apreciar el inmenso haz de luz, con el que Einstein, su colega, iluminó el futuro ilimitado de la humanidad.

Para los grandes líderes, la popularidad es trabajo estratégico, no les pueden molestar las cámaras porque, en la gran mayoría de los casos, todos giran en torno al beneficio económico.

Estoy sorprendido con el inmenso poder de las redes sociales y siempre les he hecho saber, a mis seguidores, lo agradecido que estoy con sus comentarios positivos, por la acogida que han tenido mis innovadores pensamientos y por su enorme respeto a mi intimidad. Me llena de satisfacción la inmensa familia de lectores, para los que mis novedosas ideas tienen mucho sentido. Hay muchos seres humanos, de todas las razas, de todas las edades, de todos los estratos sociales y de todas las naciones del mundo, que han acogido como suya “La religión de los inteligentes” que han podido encontrar de forma gratuita en la página www.jorgesotobuiles.es.tl

La hermosa familia de los que sabemos amar es más numerosa de lo que nunca me imaginé. Es muy difícil tener a todos los lectores contentos, después de haber sacudido y hecho temblar, las creencias que heredaron de sus primarios e ignorantes antepasados. Después de que se empezaron a popularizar mis libros, tuve que empezar a llevar una vida más privada de lo que antes era, y me refugié en ese maravilloso trabajo de sanar las enfermedades de las personas. En estos últimos años he sentido la soledad cabalgando en mis hombros y no he podido decidir, ni siquiera reuniendo todo el valor del mundo, acercarme de una vez, a, Melina, mi adorada ilusión.

Llegó la triste y solitaria noche. Vi el noticiero en la televisión y después me quedé escuchando las noticias deportivas que se repetían y repetían, una y otra vez, por los distintos canales deportivos.

Pasaron tres o cuatro horas desde que me había acostado y aún no podía conciliar el sueño.

El sueño se alejó de mí.

Una profunda e inexplicable inquietud, no me dejaba tener paz y sentía como si algo me estuviera quemando por dentro. Mi cuerpo convulsionado sudaba sin cesar. Aparté las cobijas de mi agitada humanidad y en la oscuridad de mi desordenada habitación, respiré profundamente, acostado boca arriba. Necesitaba, con urgencia, salir de la tercera dimensión para entrar en la paz absoluta de mi eternidad. Cerré los ojos y colocando mi mente en blanco, me concentré hasta que  mi alma, lentamente, empezó a separase de mi cuerpo. Floté sobre la luz celestial de mi eternidad y me desplacé por las calles solitarias de mi pueblo, hacia el punto en que sentía atracción por mi presencia. Miré hacia abajo y vi a la extraña mujer que se vestía completamente de blanco, Descendí lentamente y fui a sentarme al lado de la anciana, que no se inmutó con mi repentina presencia en medio de la soledad del parque.

-       Me pareció que estabas muy sola a estas horas de la noche y quiero acompañarte. Espero que no te moleste mi presencia – dije un poco avergonzado por mi intromisión.

-        No, tranquilo, porque yo te estaba esperando.

Sonreí sorprendido con sus palabras.

-       Ah, bueno, entonces discúlpame por haberme demorado.

-        No te preocupes. Espero que te gusten los dulces a media noche – dijo- y tal vez uno que otro mensaje de amor.

La noble anciana era muy hermosa. Con sus ojos oscuros como los de las águilas y sus largas pestañas, me miró, con una dulzura que nunca imaginé. Dulzura que me pareció un poco amorosa. Acepté el caramelo que me estaba ofreciendo, la miré con curiosidad y no pude dejar de preguntarle:

-       ¿Quién eres tú?... ¿Por qué me resultas tan familiar?

-       Ya estoy muy anciana y ahora sirvo para muy pocas cosas. Reparto dulces y mensajes de amor, pero he equivocado el camino y en esta etapa de mi vida, estoy dedicada a tratar de salvar el alma de Rodrigo, un familiar muy allegado, que perdió su vida en toda la flor de su juventud, y ahora se encuentra en el limbo de su infancia, llorando por todo este parque, porque no encuentra la forma de regresar a nuestro hogar.

-       ¿Y qué le pasó a él? – pregunté angustiado, por el inmenso dolor que se reflejaba en la lividez del rostro de la hermosa anciana.

-       Lo asesinaron una noche desgraciada, en la que estuvo tomando cerveza en un bar que queda como a dos kilómetros de este pueblo. – dijo con la voz entrecortada por el dolor – Le pegaron unos tiros en la cabeza y lo dejaron tirado como un perro, hasta el otro día, en el que nosotras recibimos la aterradora noticia que a mí me marcó para siempre, condenándome a esta terrible soledad.

Permanecí un largo minuto en silencio, sin saber qué decir. Me quedé mirándola y observé un halo luminoso alrededor de su cabeza. Una ilusión óptica que la hacía ver muy especial.

-       ¿Qué te pasa? – me preguntó la noble anciana.

-       ¿Debe de haber sido muy doloroso para tu familia?

-        Sí – afirmó ella -. Ha sido tan duro que todavía no lo he podido superar, porque escucho su llanto desesperado todas las noches.

Me levanté de la silla y caminé de un lado para el otro, sin atreverme a mirar a la adolorida mujer.

-       Tranquila que eso lo podemos arreglar – le dije, tratando de llevar un poco de esperanza a su adolorido corazón.

-       ¿Sí y cómo sería posible eso? – preguntó la adorable anciana, muy interesada.

-       Cuando logras un grado de evolución, superior, también logras obtener el poder para cambiar la realidad material y elegir otro pasado u otro futuro. – expliqué.

-       ¿Otro pasado sin dolor? ¿Y otro futuro en el que J. Rodrigo viva muy feliz y se pueda realizar como persona?

-       - Sí, mi querida amiga, y espero que creas en esas cosas, aunque no te parezcan muy comunes.

-       No, tranquilo – dijo ella, con una amplia sonrisa que me dejó ver nuevamente sus hermosos dientes –. Yo sí te creo, porque soy Melina, la microbióloga que te inspiró para escribir “Los monstruos creados por los transgénicos y por los anticonceptivos”, hace muchos años.

Yo permanecí inmutable, al enterarme de algo que ya estaba sospechando desde el principio. ¿Pero porqué estaba ella sola y triste en el futuro? ¿Qué pasará con mi amor intenso y con mi vida?

-       ¿Bueno, entonces qué recomiendas que hagamos? – volvió a preguntar ella, que ya lo tenía todo claro.

-       No lo sé – respondí – ¿No sé qué es lo que debemos hacer?

-       ¿Qué significan esas dudas?... Si tú eres el que conoce el pasado y el futuro de todo, tienes que saber qué es lo que vamos a hacer para corregir los errores que hemos cometido, ¿o no?

-       Sí, pero déjame pensarlo, porque tendríamos que cambiar la vida de muchas personas, que hoy están a gusto y que ya olvidaron el terrible accidente de J. Rodrigo. Tendríamos que reiniciar la vida de tus hermanas, de tus primas y prácticamente de todo el círculo familiar que estuvo relacionado con el accidente, a menos que te quieras sacrificar y permitir que J. Rodrigo reinicie su vida en tu vientre y deje de ser tu familiar querido, para empezar a ser nuestro adorado hijo. Porque tú y yo somos los seres más evolucionados de esa época y los únicos capaces de modificar el destino.

-       ¿Dónde aprendiste todas esas cosas? – me preguntó sorprendida. - ¿Es el fruto de tus experiencias o existe una guía para llegar a ser un iluminado?

-       Si hubieras leído el libro más importante que yo he escrito, y que alguna vez te recomendé hasta el cansancio, lo hubieras comprendido todo con más facilidad y me hubieras evitado el dolor de verte vieja, sola y equivocada.

-       ¿Y cómo es que se llama ese libro? – me preguntó la hermosa mujer, que ya no me parecía tan vieja.

-       Ese libro es “La religión de los inteligentes” y aquí tengo un ejemplar que siempre llevo conmigo, por si te interesa leerlo.

Saqué el ajado ejemplar y se lo entregué a mi solitaria alma gemela. Ella lo abrió y empezó a ojearlo con curiosidad y me dijo:

-       Noto algo especial en este libro, parece como si no tuviera una secuencia razonable, ¿existe una guía para leerlo?

-       No – le dije -, es suficiente con que lo abras, porque inmediatamente, vas a encontrar la respuesta a lo que estas buscando.

-       ¿Es un libro mágico? – me preguntó ella muy asombrada.

-       Sí, porque cuando tienes algún problema en tu mente, abres el libro y allí encuentras la respuesta.

-       Bueno – dijo la simpática anciana -, lo voy a intentar.

Yo cerré los ojos y traté de analizar, ¿qué era lo que había pasado con mi hermosa alma gemela, que ahora estaba completamente sola y desamparada?... Era muy agradable estar con ella, pero no podía librarme de un inmenso sentimiento de culpa, por lo que había sucedido y estaba sucediendo.

-       No puedes ignorar el terrible futuro que estás viviendo – le dije -, y puedes aprender muchas cosas de él, para tratar de modificar el pasado.

-       ¿Modificarlo? – preguntó ella, un poco extrañada.

-       Cuando termines de leer ese libro, comprenderás que los seres humanos más evolucionados, siempre van a gozar del poder para cambiar de idea, de pensamiento,  y así cambiar el futuro o el pasado.

-       Creo que estoy un poco confundida – replicó la anciana doctora, vestida completamente de blanco - ¿Escoger otro pasado?... ¿Esas palabras son literales o figuradas?… Mejor explícame, ¿qué es lo que me quieres decir?

-       Si lees “La religión de los inteligentes” cuidadosamente y practicas los sencillos ejercicios allí explicados, en dos o tres días, podrás modificar tu realidad material, en la forma en que lo desees, porque las leyes fundamentales de la física, funcionan independientemente si el factor tiempo es positivo o negativo, mejor dicho, puedes ir hacia adelante o hacia atrás en la evolución de tu conciencia, porque tu conciencia real de todo, es única y es eterna.

-       ¿Seguro qué en dos o tres días lo puedo lograr? – preguntó mi envejecida alma gemela.

-       Legalmente no se trata de horas, días o de semanas, porque el tiempo es un invento de nuestros sentidos en la tercera dimensión; se trata de que logres tu evolución consciente, para avanzar a la quinta dimensión sin relativos, en la que todo es posible – dije, tratando de aclarar lo que ella ya debería de saber con anterioridad -. Convéncete de que conoces la verdad de tu misión en la tierra y la conocerás; convéncete de que eres eterna y lo serás.

-       Ya estoy convencida y trataré de mejorar nuestro pasado, para mejorar este futuro de soledad, y esperó que reúnas el valor necesario para ir al hospital, a decirme de frente lo que estás sintiendo por mí, porque yo si no era adivina en medio de todas esas ocupaciones que no eran pocas. – puntualizó la inteligente anciana, con el librito apretado entre sus manos.

No quise seguir hablando con mi deteriorada alma gemela, y volé, sin despedirme de la triste mujer, en busca de la tercera dimensión que necesitaba de todo mi carácter para modificar un futuro lleno de equivocaciones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO NÚMERO TRES

 

Me fui para el hospital san Vicente de Paul, en el que trabaja la hermosa doctora de mis sueños  y me senté en la acogedora cafetería, en la misma mesa en que me senté la vez en que mi corazón se enamoró de ella, y parecía ser que el amor continuaba dentro de este loco corazón, porque continuaba saltando apasionadamente, como si presintiera el reencuentro con la hermosa dama de mis sueños…

“Puede que los otros hombres vivan las cuestiones del amor, con toda la serenidad y con toda la razón, pero yo me sentía completamente diferente, tuve que abrir la boca para poder respirar y mi corazón golpeaba contra el pecho, como queriéndose reventar de amor por esa linda mujer.”

-       Buenas tardes, doctor, - me dijo con amabilidad, don Luis, el administrador y dueño de esa cafetería desde siempre - es un milagro que haya venido a visitarnos, porque ya hace muchos años que no lo veíamos por estos lados.

-       Así es, don Luis, tanto trabajo ya no me permite ni venir a saludar a los viejos amigos, pero ya estoy aquí, dispuesto a disfrutar de una deliciosa ensalada de frutas, con tres bolitas de helado de diferente sabor.

-       Con mucho gusto – dijo el amable empresario, comprendiendo a la perfección, lo que yo deseaba.

Pasaron como diez minutos en los que yo estaba muy ansioso, mirando a través de los cristales a ver por dónde aparecía mi amor.

Llegó la ensalada de frutas con el helado, para hacerme comprender, ante la sed abrazadora que sentía, que no había sido muy buena mi elección y entonces le tuve que decir al buen hombre:

-       Hágame el favor, don Luis, y también me trae un vaso con jugo de naranja y mucho hielo, que tengo una terrible sequia.

El hombre sonrió con mi simpático término y, a los dos o tres minutos, regresó con el refrescante jugo que no fue suficiente para apagar las llamas de mi pasión arrolladora.

Empecé a disfrutar de mis frutas con helado, concentrado en los movimientos de las personas que entraban al negocio, después de haber terminado su jornada laboral, hasta que escuché los pasos inconfundibles de mi reina adorada, en el brillante mármol del inmenso salón. No pude esperar allí sentado y me fui caminando al encuentro de la espectacular mujer. Nos fundimos en un fuerte y desesperado abrazo, y, sin poder evitarlo, acerqué mi boca a no de sus oídos y le susurré desde el fondo de mi corazón:

-       Melina, yo te amo, yo te amo, yo te amo.

Sentí que mi amada se estremeció con el contacto de mi boca caliente y, tomados de la mano, fuimos hasta la mesa en la que ya se estaba derritiendo mi helado.

-       ¿Y qué fue eso? – preguntó la hermosa reina, colocándose la mano en su oído derecho, como para atrapar el último recuerdo de mi inesperada declaración.

-       Esa es la más grande de mis verdades, y no la puedo seguir ocultando aunque parezca muy apresurada, o muy loca o muy repentina, porque esto es lo que le haces sentir a mi vida y a mi corazón.

Terminé de decir, poniéndome de pie y tomando una de sus manos para llevarla hasta mi pecho, en el que se quería reventar mi corazón de la pura emoción.

Ella sonrió, como sorprendida por la fuerza de ese corazón que le gritaba mi amor.

-       ¿Y qué te trajo nuevamente por aquí?

-       Primero que todo, tenía que venir a decirte que no he podido dejar de pensarte desde el momento en que te vi y, después, tengo que confesar que vine a pedirte ayuda con un libro muy científico que estoy escribiendo y que lleva por título “¿Cómo curar el cáncer y la esclerosis múltiple de forma milagrosa? Porque necesito la asesoría de una profesional como tú, en la lucha contra esa terrible enfermedad, llamada cáncer, que nos deja treinta y tres mil muertos al año solamente en Colombia y casi nueve millones de personas fallecidas en todo el mundo.

-       ¿Y tú por qué me estas amando, de esa manera, así como tan de repente? – preguntó ella, sin imaginarse el terrible fracaso que yo había visto en el futuro.

-       Mi corazón te ama, desde siempre, porque eres la mujer más hermosa, la más educada, la más evolucionada, la más elegante y la más humana que conozco. – dije sin ocultar nada de lo que sentía por ella. – Tú eres mi más lindo sueño y aunque haya estado un poco alejado de ti, no he podido dejar de pensarte todos los días de mi vida.

-       Bueno, te cuento que todos estos años he estado muy sola y me habías podido invitar a tomar un café o a caminar y a charlar un rato por ahí.

-       Yo solicite tu amistad en el facebook y, después de quince o veinte días en los que no me diste respuesta, me llené de pánico y te eliminé de todas mis redes sociales, para no sufrir más. – expliqué completamente angustiado.

-       Ah, lo malo es que yo casi nunca le pongo atención a las redes sociales y el facebook, casi nunca lo observo. Bueno, pero ya estás aquí y podemos manejar nuestra amistad con más acercamiento y un poco más de confianza. – anotó ella haciendo gala de su inteligencia, de su equilibrio y de su control.

Llegó don Luis hasta la mesa y después de saludar, a Melina, le preguntó:

-       ¿Doctora y usted qué desea comer o tomar?...

Ella me miró cómo con indecisión y entonces yo empecé a decir:

-       Tráigale a ella, también, una ensalada de frutas y tres bolitas de helado de diferente sabor.

-       No – dijo ella,  inmediatamente -, tráigame fresas, pedacitos de mango y una galletica de vainilla, solamente, porque yo no puedo darme el lujo de comer tanto helado. Yo, normalmente, sólo como frutas, verduras, cereales, frutos secos como las almendras, las uvas pasas y el maní, jugos naturales endulzado con miel de abejas y, de vez en cuando, una galletita de vainilla o de chocolate, porque son mi debilidad y me encantan.

-       Es por eso es que te quiero invitar a dos o tres bolitas de helado, para que le encuentres el dulce sabor a la vida, ¿Por qué, cuánto haces que no comes cositas ricas, confiesa la verdad? – le pregunté, después de apreciar su estilizada figura.

-       Hace, exactamente, cuatro años, cuando estábamos trabajando en “Los monstruos creados por los transgénicos y por los anticonceptivos”, ese maravilloso libro que tanto beneficio le ha traído a, nuestro país, y a toda la humanidad.  Esa fue la última vez que me permití el lujo de disfrutar ese helado al que tú mismo me invitaste.  ¡Mírame!... ¿Acaso tengo el cuerpo de haber estado comiendo helados, chicharrones grasosos y papas fritas? – preguntó, poniéndose de pie, para que nuestros ojos la contemplaran.

La observé de pies a cabeza, para ver, nuevamente, lo que ya había visto muchas veces. Ella era una chica extraordinariamente hermosa, porque la mente encargada de crear ese rostro angelical, también había creado un cuerpazo divino.

-       ¿Pero qué dices? – preguntó nuevamente -  ¿Crees qué me la paso comiendo harinas, dulces y comida chatarra?

-        Estás espectacular, definitivamente, tienes el cuerpo de una mujer que hace mucho ejercicio y que se alimenta muy bien. Mejor dicho, estás como te da la gana. Eso si te lo puedo asegurar. – dije, deseando que fuera mía para siempre. – Pero, hoy, si te puedes comer una bolita de helado con maní, para que celebremos nuestro reencuentro y nuestro amor, por los siglos de los siglos.

-        Bueno. – dijo ella, aceptando mis sugerencias, que fueron muy espontáneas, sin tener en cuenta la presencia de don Luis, que había escuchado toda la conversación.

El viejo administrador se marchó en busca del pedido y ella se quedó mirándome a los ojos, con una inmensa sonrisa que me auguraba que mis propuestas no le eran tan indiferentes. Ella, a pesar de su timidez y su extremado glamur, había exhibido y expuesto su estilizado cuerpo a mi consideración, sin sentir ninguna limitación y ninguna vergüenza, y eso ya era mucho.

Siempre supuse que ella debía de ser muy asediada, por una gran cantidad de interesantes pretendientes, pero según lo que estaba a punto de decirme, ella estaba sola.

-       Hace tanto tiempo que vengo trabajando y parece ser que los hombres de este hospital, no se han enterado que he estado completamente sola. Quiero empezar a disfrutar de mi libertad y de mi juventud, y hoy me gustaría ir al centro comercial de “San Nicolás”, porque está, nuevamente, en cartelera “El abrazo de la serpiente” del director Ciro Guerra. La mejor película filmada en Colombia en todos los tiempos y no puedo perder la oportunidad de verla, ¿me acompañas?

-       ¡Claro que sí! – exclamé muy animado, sin poder confesarle que yo ya la había visto y que, realmente, era muy buena.

Don Luis llegó con la pequeña ensalada de frutas, le pagué la cuenta y acompañé, a mi dulce encanto, hasta que terminó con el refrigerio, nos despedimos de don Luis y nos marchamos felices, en busca del centro comercial que quedaba como a unos diez kilómetros de allí.

Yo dejé la bicicleta en la que me trasladaba, en el parqueadero privado de los trabajadores, de la misma manera en que lo hice todo el tiempo en el que trabajé en esa respetable institución. Nos marchamos en el auto de ella, por la inmensa autopista que nos conduciría hacia la felicidad.

-       ¿Es cierto que puedes liberar el espíritu y viajar sin las limitaciones del espacio y el tiempo? – preguntó – ¿Porque esa es una de tus teorías en “La religión de los inteligentes” o me equivoco?

-       No te equivocas. Por supuesto que puedo viajar y tú también lo puedes hacer, cuando lo desees, siguiendo los sencillos ejercicios que en ese libro recomiendo y muchas gracias por haberlo leído.

-        No, muchas gracias a ti, por colocarlo en www.jorgesotobuiles.es.tl  para que todas las personas lo puedan leer, gratuitamente, cuando lo deseen, aunque yo no he tenido tiempo de leerlo por completo. – anotó ella, sin apartar los ojos de la congestionada autopista.

Avanzamos, lentamente, en el hermoso atardecer que se iba cubriendo lentamente, con las sombras de la que prometía ser una maravillosa noche llena de estrellas.

-       ¿Y alguna vez me has visitado, en tus mágicos paseos inmateriales?... Porque yo te puedo jurar que te he sentido muchas veces penetrando en mi cuerpo.

-       ¿Lo has sentido? – pregunté, lleno de una alegre curiosidad.

-       Sí, he sentido cuando llegas en las frías madrugadas, para despertarme con un beso lleno de esa pasión arrolladora, para acariciarme con locura y para dejarme tan excitada, que me has obligado a masturbarme dos o tres veces seguidas.

Aquella confesión fue demasiado directa, y yo sin poder evitar la tentación, me abalancé sobre ella y la bese con deseo, sin pensar en los autos que viajaban atrás y delante de nosotros. Besé su boca roja y dulce, con toda la pasión y sólo recobre la cordura, cuando sentí el empujón que me apartó, cuando ella perdió toda la visibilidad y el control del vehículo, y, por poco, casi nos estrellamos contra otro auto que frenó en seco para interrumpir nuestro agitado romance.

-       Perdóname – dije, sinceramente avergonzado por mi impulsiva acción. Ella se quedó mirándome unos segundos y, sin hacer caso a los insultos del hombre que casi estrellamos por nuestra imprudencia, continuó conduciendo normalmente por la peligrosa autopista.

-       Es muy interesante la pasión que despierto en tu cuerpo, y yo que pensaba que esas visitas nocturnas eran sueños muy reales de mi ardiente imaginación. Pero tranquilo, que ya tendremos tiempo de terminar con esa tarea que tenemos empezada y que, para decirte la verdad, a mí también me gustó y la sentí muy real. Me sentí tuya, por completo y fue increíble. – terminó de decir ella, mostrando una faceta que nunca me imaginé en su glamurosa personalidad.

El viaje continúo en silencio y yo me fui respirando profundamente, para aquietar un poco mi agitado corazón.

-       ¿Y qué sientes cuando estás afuera de tu cuerpo? – preguntó ella, para reiniciar el emotivo tema que pensé que ya estaba cancelado.

-       Es una dicha celestial. Es un estado muy lindo y muy natural; es como ser parte de la brisa, del sol y de toda la naturaleza. Es la paz, la libertad y el poder absoluto. Sí, es una virtud que poseemos y que solamente pueden disfrutar los humanos más evolucionados, los más iluminados. Las limitaciones desaparecen, la concepción del universo es diferente y todo se cubre con la magia de nuestra eternidad. Se terminan las preguntas y las dudas, todas las respuestas fluyen naturalmente y empezamos a ser conscientes de la grandiosidad del ser humano. El que practique “La religión de los inteligentes” comprenderá la verdad que se refugia detrás del materialismo insulso, llegará muy lejos y será completamente feliz. Es la felicidad absoluta.

-  ¿Cómo cuando probaste el calor tibio y húmedo de mi cuerpo, en tus excitantes y paranormales visitas nocturnas, en las que lamías descaradamente mi piel?...

La miré con atención. “¿Me está tentando otra vez?” Me pregunté y mi corazón saltó con renovada fuerza dentro de mi pecho. Todas mis hormonas reaccionaron y se pusieron en guardia, para una batalla que aún no había terminado.

-Sí, es más o menos así. – anoté, para aclarar lo que se sentía. – Porque todo se convierte en la felicidad absoluta de poseer lo que amamos, para integrarlo en una danza vital, en la que prolongamos nuestras experiencias por toda la eternidad, haciendo o que deseemos.

- ¿Sí, y ahora mismo qué deseas hacer? – Preguntó ella, avanzando lentamente, por la inmensa autopista, dos segundos antes de entrar por la puerta que nos conducía a los amplios parqueaderos, que se encuentra en los pisos menos uno y menos dos de la moderna construcción.

- Quiero hablar mucho contigo, compartir y aprender muchas cosas de ti, que eres la mujer más disciplinada, más inteligente y más hermosa que conozco.

- Muchas gracias, por el buen concepto que tienes de mi personalidad – Dijo Melina, sonrojándose un poco, por mis palabras.

Parqueamos en el primer espacio libre que encontramos, bajamos del auto y la hermosa doctora sacó una libretica y anotó el número del pasillo y el número del parqueadero en el que estábamos dejando el auto. Subimos por el ascensor hasta el tercer piso, donde se encuentra la sección de los teatros y quedamos gratamente sorprendidos, por la gran cantidad de gente que estaba haciendo fila para entrar a ver la mejor película filmada en nuestro país.

Nos hicimos al final de la estática fila, que estaba esperando a que se completaran los pocos minutos que faltaban para ingresar. Conversamos sobre la genial cinta que íbamos a presenciar y ella hizo un análisis de lo que significaba esa película tan famosa, para nuestro inculto país, por su nominación en los premios “Oscar” de la academia, como mejor película extranjera.

-       “El abraso de la serpiente” es una magnífica producción, hecha con un muy escaso presupuesto. – Me explicó Melina, visiblemente emocionada – Porque la gran mayoría de las películas nominadas a los premios “Oscar”, superaban ampliamente en el presupuesto a esta humilde producción, dirigida por Ciro Guerra, que ha resultado tan prometedora y tan excelente. Me resulta muy atractiva porque yo detesto la corrupción y el malgasto del dinero, sin un buen motivo. Pero mejor cambiemos de tema y explícame,  ¿es cierto que puedes caminar sobre el agua y sanar milagrosamente las enfermedades como el cáncer y la esclerosis múltiple?...

-       Por supuesto, y todas las personas lo van a poder hacer, cuando la evolución de sus conciencias, les permita comprender la relatividad del espacio tiempo y el maravilloso poder del pensamiento, en esa unidad eterna que todos percibimos como realidad material. ¿Y tú, alguna vez, has percibido que la realidad va más allá de lo que pueden percibir nuestros limitados sentidos?

Ella no se sorprendió con la pregunta, ni me pidió ninguna explicación extra, mostrando su inmensa capacidad cerebral y el enorme desarrollo de su inteligencia.

-       Todas las personas que hemos tenido la oportunidad de estudiar física cuántica y química molecular, sabemos que todas tus teorías, desde el punto de vista científico, son una sorprendente realidad. Y después de haber sido colaboradora en la creación de ese espectacular libro que titulaste “Los monstruos creados por los transgénicos y por los anticonceptivos”, que, lamentablemente, nuestra inculta sociedad no podrá comprender hasta que ese problema, que es universal, afecte a toda la humanidad, contaminando el sistema endocrino con hormonas  de origen vegetal, nos deje a todos enfermos de una manera irreversible. – me dijo la hermosa doctora, mostrándome el excelente domino que tenía sobre el tema – Empecé a leer todos tus libros, y después de entenderlos perfectamente, se empezaron a abrir pequeñas ventanas de sabiduría, que me ayudaron a percibir tu presencia en la quinta dimensión de tus sueños, que ahora también son los míos. Ya soy consciente de mi eternidad y también soy consciente del novedoso camino que estás señalando para toda la humanidad.

Terminó de decir la hermosa mujer que me abrazó con naturalidad, llenando todo el ambiente con el agradable olor de su perfume, de chica linda, que yo amaba.

-       ¿No tienes frío? – me preguntó mi linda amiga, con un perceptible temblor en su barbilla. Yo me quité la chaqueta de jeans que llevaba y la ayudé para que se la colocara, aunque le quedaba un poco grande. Los dos sonreímos alegres, y en ese mismo momento la fila empezó a moverse, para, por fin, entrar a la acogedora sala de cine.

Siempre fui un fanático y un gran admirador del cine y, para mi sorpresa, a Melina como que también le gustaba. Las diferentes actividades artísticas y las ciencias cinematográficas, ejercían un inmenso poder de atracción hacia mi romántica personalidad y allí estaba, en medio del moderno teatro, disfrutando de unas palomitas de maíz muy dulces y muy sabrosas, al lado de la mujer de mis sueños. Estaba aturdido con el hechizo de aquella maravillosa mujer, exquisitamente perfumada que se encontraba a mi lado. Empezó la película  y yo, por reflejo, tomé una de las delicadas y suaves manitos de mi amada. Para iniciar muy juntos un viaje por “El abraso de la serpiente”. La película me pareció, nuevamente, una maravilla de la cinematografía latinoamericana; una mordaz crítica a las religiones alienantes y desvergonzadas, una crítica a la acumulación de cosas materiales que no se necesitan para transitar por el camino de la evolución eterna y un grito desesperado, de advertencia, a toda la humanidad, para que cuidemos del medio ambiente y de los recursos naturales.

-       ¿Y cómo te pareció? – le pregunté a mi amada, cuando salimos del teatro.

-       Muy interesante, por el llamado de atención que le hace a todos los seres humanos, para que respetemos la diversidad cultural y a todas las minorías étnicas.

Nuevamente quedé sorprendido con la respuesta, pero se me vino a la mente, la fotografía que ella tenía, en el facebook, con un amigo y dos pequeños indígenas. Sentí un pequeño estremecimiento de celos en mi corazón, pero lo ignoré y nos marchamos felices para nuestro pueblo.

-       ¿Cómo es ser una microbióloga? – pregunté con curiosidad.

-       ¿Te gustaría saber qué se siente en el anonimato de un laboratorio? – interrogó ella como sorprendida.

-       Sí, me gustaría saber cómo te sientes trabajando en una institución hospitalaria tan especializada, como lo es el hospital san Vicente de Paul, mejor dicho, ¿qué clase de vida llevas?

-       Llevo una vida magnífica. Siempre estoy rodeada de gente muy valiosa que, realmente, desean hacer algo en beneficio de la humanidad. La mayor parte del tiempo me la paso trabajando de una manera muy cuidadosa. – explicó ella, con satisfacción. – Tú, más o menos, sabes cómo son los laboratorios. Un poco más modernos y más especializados que los de la universidad de Antioquia, pero los protocolos y las prácticas son muy similares. Cuando quieras puedes venir para que observes el increíble desarrollo que estamos logrando, en los procesos para combatir el cáncer que tanto te interesa.

-       ¡Bueno! ¡Muchas gracias!

“¿Cuántas cosas me puede enseñar esta linda mujer? – Pensé – Trabajar en un hospital durante tantos años, estar cercana de pacientes con tantas enfermedades, ¿no la habrá lastimado?... ¿No la habrá traumatizado?... En ella yo encontraba cierta forma, confiada y positiva, de ver la vida. Una actitud que resultaba muy interesante y deliciosamente atractiva, pero… Ella había asumido responsabilidades y obligaciones, institucionales, que yo nunca había tenido, porque mi trabajo y mis investigaciones, siempre fueron individuales y de carácter particular; sin asumir la tarea de pertenecer a un equipo institucional, donde se despiertan muchas competencias y muchos celos profesionales. Melina había participado en muchas investigaciones y conocía secretos profesionales que, la gran mayoría de las veces, no llegan a ser de dominio público y…”

-       Al principio me sentía un poco angustiada por el compromiso tan grande. Cuando empecé me sentía muy nerviosa, aunque también sentía que tenía muchas cosas buenas para ofrecerle al hospital y a los pacientes en general – Explicó pensativa, como recordando las dificultades de procedimientos realizados. – Después supe que cada análisis, cada procedimiento, cada experimento y cada actividad científica, es diferente y, sin más preocupaciones, debemos dar lo máximo de nuestros conocimientos y listo, porque seguimos siendo las mismas personas de siempre. Lo único distinto en nuestras vidas es que, de repente, todos empiezan a mirarte con respeto y admiración, y entre los colegas se comentan las decisiones acertadas, que uno va teniendo, en uno u otro procedimiento, sin llegar a convertirnos en una celebridad. Nadie te pide autógrafos como a los cantantes y a los futbolistas, y ni siquiera se quieren tomar fotografías contigo, solamente, de vez en cuando, llega una caja con chocolates o un ramo de flores, con una nota de agradecimiento de un paciente que se mejoró.

La conversación se había tornado valiosa dentro del auto, mientras cubríamos los veinte kilómetros de distancia, que hay entre el centro comercial del municipio de Rionegro y  el municipio de La Ceja del Tambo, que es donde vivíamos nosotros.

-       La gente, común y corriente, no conoce el trabajo minucioso y dedicado que tú realizas y es por eso, que nunca te vas a convertir en una celebridad – dije, queriéndole explicar a qué se debe la indiferencia y la falta de gratitud, de casi todos los enfermos cuando ya están completamente aliviados – Pero nuestra satisfacción es distinta, porque sólo nos mueve y nos reconforta, el placer del deber cumplido.

-       Muchas personas, o mejor dicho, casi todas, quieren encontrar en nosotras las mujeres, magia, dinero, belleza, sexo, sumisión, amor y diversión sin límites. Ese es el deseo de las personas que, realmente, no te conocen y que no tienen nada que ver contigo, aunque sean tus propios familiares. Todos quieren que tú seas algo que ni siquiera te gusta ser, porque ellos creen que eso es lo que tú deberías ser… Mis insípidos pretendientes, han querido que yo salga a tomar licor con ellos, a rumbear hasta altas horas de la noche, ha probar las peligrosas drogas y los nuevos estupefacientes que tanto daño le están haciendo a la juventud y a toda la humanidad. No han podido comprender que mi ética profesional y mis conocimientos, no me permiten esos abusos con el cuerpo sagrado, que realmente es lo único que poseemos. – terminó de decir, la hermosa Melina, con preocupación y amargura.   

-       Tranquila mi reina, que yo si comprendo todas esas verdades y por eso es que estoy a tu lado.

Los dos sonreímos alegres y ella continuó diciendo con más tranquilidad.

-       Las personas se acercan a mí, desde todas partes, y creen poder conseguir muchas cosas con sólo acercarse y es por ese motivo, que me ha tocado levantar gruesas paredes de incomunicación, para poder protegerme. Es por ese acoso, que nunca pude observar tu solicitud de amistad en el facebook y es por eso que casi no reviso mis redes sociales. Tuve que levantar altas paredes de indiferencia, para poder pensar a solas, para poder defenderme y tener un poquito de privacidad. Claro que eso me lanzó al terrible desierto de la soledad, porque eso era lo que me estaba pasando hasta que llegaste tú.

-       Sí, amor, yo he llegado para acompañarte – dije sin dudar ni un instante – porque yo sí sé quién eres por dentro, y por fuera también, porque estás muy linda. – sonreímos otra vez – No puedes elegir ser, lo que la gente quiere que seas. No puedes dejar desaparecer esa mujer inteligente, evolucionada y humana, que habita en tú cuerpo y en tu corazón. No puedes ser una chica loca, que se tatúa monstruos en la piel, se pinta el cabello de rojo, se alcoholiza, fuma y se droga, para que sus ridículos admiradores estén felices. Si a tus ex novios les gusta mucho la velocidad, el libertinaje, la promiscuidad y la vida sin compromisos y sin control; allá, muy lejos, con sus nuevas novias vacías de clase y de buenos sentimientos, quedan muy buenos.

Se quedó mirándome sin reservas, como desprevenida y…

-       Yo fui la que decidí que él no valía la pena y, por primera vez, no me duele decir que le vaya bien, en su nueva relación, con la ingenierita esa, porque ahora yo estaré muy bien contigo.

Aquellas inesperadas palabras me llenaron de satisfacción. Quise abrazarla y darle un beso, por ser tan extrovertida y linda conmigo, pero me tuve que contener, pensando en la veloz y peligrosa autopista por la que avanzábamos a gran velocidad.

-       Gracias, muñecota. – fue lo único que alcancé a decir. Por unos segundos tomé su principesca y delicada manito, pero tuve que soltarla, cuando ella empezó a girar a la izquierda para entrar a las calles de nuestro hermoso pueblo de La Ceja. Avanzó lentamente y me preguntó:

-       ¿Quieres que te lleve hasta tu casa?

-       No, amor, en la próxima esquina quedo bien, porque ahí, a la vuelta, vivo yo.

Ella frenó el carro lentamente. Me miró a  los ojos y acercó su boca deliciosa para que yo la besara. Sentí la humedad de sus labios tibios y carnosos, y con el nácar lizo de sus dientes, mordió, con suavidad, la punta de mi lengua atrevida que deseaba sentir más. Abandoné aquella lucha deliciosa. Me aparté visiblemente emocionado y cuando estaba descendiendo del auto ella me dijo:

-       Mañana te espero a las cuatro de la tarde en el hospital y espero que lleves el manuscrito de ese libro que dice ¿Cómo curar el cáncer y la esclerosis múltiple de forma milagrosa”.

-       Bueno, mi chica linda, allá estaré.

El auto arrancó y las luces rojas de los stop, me parecieron igual de lindas y de intensas que su dueña.

Al otro día, por la mañana, desperté como a las cinco un poco antes del amanecer, inmediatamente pensé en el rostro angelical y en la dulce sonrisa de mi inteligente alma gemela y no pude dormir más. En ese momento sólo deseaba que se hiciera efectiva la relatividad del tiempo, para que llegaran de forma muy rápida las cuatro de la tarde, para encontrarme nuevamente con mi amada. Avancé por las constantes rutinas de mi vida y sin levantarme de la tibia cama, tomé una libretica que siempre tengo debajo de mi almohada y empecé a escribir todos estos sentimientos, para que todos mis lectores los puedan leer.

Como todos los días, Margarita, una señora muy atenta que trabaja para nuestra familia, me trajo un suculento desayuno que interrumpió uno de los momentos más fructífero en mi pasión por la literatura. No pude resistir la tentación y me tuve que encargar del jugo de naranja, de los huevos fritos, de una arepa muy antioqueña con mantequilla, de cuatro galletas de soda y de un pedazo de queso campesino, que me permitirán llegar con fuerzas a esa cita tan esperada.

Terminé de desayunar y el ambiente se llenó de música y tuve la fortuna de disfrutar otro de los espectaculares conciertos musicales que, todas las mañanas, se ofrecía y nos ofrece mi padre. El equipo de sonido se estremeció con el canto desgarrado del romántico Carlos Gardel, mi corazón se contrajo de amor y supongo que el de mi padre también, con aquella música sentimental. Ignoré el atronador recital y me concentré en el recuerdo de los ojos aguileños de mi amada. Anoté muchas cosas lindas de ella y continué escribiendo sin cansancio, hasta que se aproximó el momento de mi partida. Tomé una ducha, almorcé y me fui para la terminal del transporte, en busca de un autobús que me llevara al lado de mi adorada ilusión.

Ya eran las cuatro de la tarde cuando llegué hasta la cafetería del majestuoso hospital, san Vicente de Paul en llano grande Antioquia. Su inmensa cúpula de cristal recibía el sol de frente y lo convertía en millones y millones de pequeños arcoíris, que iluminaron el beso delicioso que me dio mi amada cuando llegó.

-       Hola, amor, ¿cómo has estado?

-       Yo muy bien – dije sin poder contener la mirada que la recorrió de la cabeza a los pies -, ¿y tú?

-       Un poquito cansada, porque tuve que hacer el análisis de los exámenes de control, que se realizan los integrantes del club ciclístico de La Ceja, y son muchos, como unos veinticinco.

-       ¿Y es que ellos se realizan controles médicos?... – pregunté un poco sorprendido.

-       Claro que sí, ellos realizan un entrenamiento muy científico, ¿o tú qué imaginas, que cómo surgió Fernando Gaviria, ese campeón mundial que tanto orgullo le ha traído a nuestro pueblo?

-       Ah, bueno, felicitaciones porque tú también has colaborado, con tus análisis, en la preparación de nuestros talentosos deportistas.

Llegó don Luis y se detuvo en silencio, mientras que yo terminaba de dialogar con mi novia y con voz grave dijo:

-       Buenas tardes, jóvenes enamorados, ¿y qué desean tomar o comer hoy?

Nosotros sonreímos con el simpático comentario que delataba nuestro amor y yo le pedí lo mismo de siempre, sin preguntarle nada a mi alma gemela.

-       Dos ensaladitas de frutas, un con tres bolitas de helado para mí, y la otra con una sola porción de helado para mi estilizada doctora. Gracias.

El buen hombre se alejó y mi hermosa novia me preguntó:

-       ¿Y cómo te pareció la espectacular película que te llevé a ver?... ¿”El abraso de la serpiente” te pareció buena o maluca?...

-       Es una buena película – dije -, pero aunque sea la mejor película de Colombia, solamente sigue siendo una linda ilusión.

-       Yo sé que es una obra para entretenerse, ¿y las otras personas que estaban en el teatro, entonces por qué fueron a verla si tú dices que sólo se trata de una linda ilusión?...

-       Podría ser para educarse – anoté pensativo -, la gente va al cine para divertirse o para aprender, porque una película es, exactamente, como la vida en la tierra.

-       ¿Sí, y entonces las películas de terror también son de esas mismas ilusiones que, según lo que tú dices, se parecen a la vida?... ¿Y en esas películas horripilantes también acude la gente a divertirse y a ganar conocimientos, sí?

-       Sí – afirmé con serenidad - , muchas personas invierten dinero y las mejores días de sus vidas, viendo y recreando monstruosidades, que horrorizan a los otros, porque les gusta la sensación del pánico, o porque son adictos a sentirse indefensos y atropellados en sus propias vidas.

-       Yo no puedo creer que hayan personas que sean así – dijo, Melina, muy incrédula.

-       Si no logras comprender ese fenómeno, entonces siempre te seguirás preguntando, ¿por qué algunas personas son desdichadas y sufren, si ellas mismas son las constructoras de su destino?... Son tristes y nada les sale bien, y sufren porque así lo desean.

-       - ¿Será así? – preguntó ella, sin poderse convencer totalmente de mis palabras.

-       La gente no ha podido comprender que somos criaturas eternas, no desaparecemos definitivamente, no podemos salir lastimados; de la misma manera en que no pudieron lastimar ni matar las ilusiones de los indígenas colombianos en “El abraso de la serpiente” – le dije, mirándola a los ojos, pero como ella permaneció en silencio, continué diciendo-. En esta vida de la tercera dimensión, podemos contraer un cáncer o creer que estamos muy heridos, o creer que somos muy pobres y que vamos a aguantar mucha hambre y mucho frio, como unos perros, y creerlo con toda la intensidad que nos plazca. Podemos estar convencidos que estamos en una guerra entre paramilitares y guerrilleros, y ser víctimas y morir, o ser los asesinos cobijados por la buena suerte o la mala suerte que creamos tener.

-       Necesito que me aclares una cosa, ¿es posible comparar una película de terror con la vida misma? – preguntó mi alma gemela sinceramente afligida.

-       También existen buenas películas, con hermosas doctoras triunfando en la medicina y, específicamente, en la microbiología, con inteligentes príncipes invitándolas a comer frutas con helado. Todo lo que abarca la tercera dimensión, en ese espacio-tiempo que se ha demostrado que son relativos, es pura ilusión. Una ilusión muy semejante a las ilusiones de las películas, pero podemos aprender mucho y disfrutar con esas lindas o feas ilusiones, para terminar evolucionando conscientemente, hacia la eternidad sin relativos.

-       ¿Hasta qué punto crees que esa metáfora entre la vida y el cine es válida? – preguntó, nuevamente, mi amada reina al sentir que su frágil concepto del universo se estaba haciendo pedazos.

-       Vimos la que es considerada, la mejor película filmada por los colombianos, porque tú me llevaste a verla. Tú y yo pagamos el precio de las entradas, porque aceptamos creer en la realidad del espacio tiempo, en la dimensión del cine. Ni el espacio tiempo ni el cine, son ciertos, pero el ser humano que no esté dispuesto a pagar el precio de vivirlo o de verlo, no podrá estar en ese lugar, ganando conocimientos evolutivos que lo llevarán a la eternidad.

-       Hay personas que no van al cine y entonces, ¿cómo van a saber que toda la historia de la humanidad y la vida es una ilusión? – Me preguntó Melina, nuevamente, como tratando de encontrarle una grieta a mi teoría.

-       Existen otras formas de aprender, pero la gran mayoría de las personas están aferradas al materialismo el espacio tiempo, como el presidente de los estados unidos de Norteamérica, que les niega el derecho a vivir en familia a los niños de los inmigrantes que ayudaron a construir ese país,  y no quieren que se enciendan las luces en los teatros en los que están viviendo su ilusión, hasta que les llega el triste final de una película que nunca entendieron y que los sumerge en la terrible obscuridad del olvido y de la extinción de su conciencia.

-       ¿Y quién escribe el guión de de las diferentes vidas?

-       Nosotros mismos – le contesté, a mi amada, tratando de orientarla.

-       ¿Y si yo quiero interrumpir la película o salirme de ella y no verla más?

-       A eso le llamamos libertad en esta vida.

-       Y si las películas son ilusiones como la vida misma, ¿entonces quién es el director de nuestras vidas y dónde están las cámaras y el proyector? – me preguntó Melina, sin comer ni una sola cucharada de la ensalada de frutas, que hacía rato había dejado don Luis en la mesa, en completo silencio, para no interrumpir, nuestra interesante conversación.

-       La conciencia es la que dirige, y la mente y el pensamiento, la programan y la viven.

-       ¿Entonces qué es la vida en la tierra? – me preguntó la hermosa doctora -, ¿Es lo que se genera en nuestro pensamiento, cuando permitimos que se desarrolle?

-       Sí – le afirmé – puedes tomar el C.D. de tu vida, en tus manos, y en él está todo completo. El principio, el intermedio y el final, están allí en el mismo momento. La película de tu vida existe independientemente del espacio y del tiempo, que son relativos, y sabes que en esa vida consciente lo encontrarás todo. Amor, esfuerzo, logros, felicidad, evolución y eternidad; pero, para que sea muy interesante y muy enriquecedora, debes introducirla en el D.V.D. y dejarla que se proyecte escena por escena, porque para vivir la ilusión, necesitas disfrutar o sufrir esa ilusión en el espacio tiempo.

-       ¿Y entonces cuál es nuestra realidad? – preguntó mi novia muy interesada.

-       La realidad es nuestra condición eterna, que solamente la vas a percibir cuando tu proceso de evolución consciente, te abra una ventana en la quinta dimensión sin relativos y puedas pasar a ser la renovación de la unidad eterna.

-       ¿Y la unidad eterna es perfecta?

-       No solamente perfecta – dije – si no constantemente cambiante, porque el pensamiento y la sabiduría absoluta son dinámicos y evolutivos.

Mi amada reina suspiró profundamente, me miró con sus ojos de águila llenos de amor y me dijo:

-       Me has convencido por completo, ¿pero puedo disfrutar de esta deliciosa ensaladita con helado, porque tengo mucha hambre en la tercera dimensión, mientras que puedo evolucionar?

Los dos sonreímos enamorados y nos dedicamos a saborear las frutas con helado, que estaban deliciosas.

Mi reina era una experta en el glamour y en las buenas costumbres, cuando se encontraba en la mesa. Comía lentamente y nunca hablaba con la boca llena. Yo terminé con mis frutas y con el helado en un santiamén, y me quedé observando el orden y la gracia con la que llevaba cada una de las cucharaditas a su boca.

Ella terminó con el helado, se limpio la boca con una servilleta y me dijo:

-       Tú eres un escritor famoso. ¿No te parece qué al convertirte en una celebridad, también te has convertido en un ejemplo para observar, leer y analizar, por el resto de nosotros y por toda la humanidad?... También debes de ser consciente que los hombres más inteligentes del universo, van a someter, a prueba, tu novedosa filosofía. Comprendemos que son unos lindos postulados filosóficos para los que estamos más avanzados, ¿pero qué dirán de ellos, los que utilizan las antiguas religiones para explotar el pueblo ignorante y enriquecerse sin medida?

-       No importa lo que piensen y opinen ellos - repliqué, completamente despreocupado. –, porque el mundo necesita saber lo inmensamente equivocados que estamos, por culpa de la ignorancia que nos facilitó, durante siglos y siglos, construir estas sociedades sobre las religiones de superstición que alaban dioses rubios, de ojos azules y muy humanos, que fundamentan su fuerza y su poder con la amenaza de un terrible castigo que los condena a las llamas de un, también inventado infierno, en el que van a permanecer por toda la eternidad. Los seres humanos necesitamos la nueva filosofía de “La religión de los inteligentes”, porque hay millones de personas muriendo literalmente de hambre, que están esperando un cambio significativo en el comportamiento de nuestras sociedades. Los hombres necesitan conocer la verdad de su existencia y las sociedades necesitan que les señalen el camino. El mundo necesita gente que sepa pensar, gente que nos enseñe cosas nuevas, gente que sea capaz de señalar las equivocaciones ancestrales que nos hicieron perder el camino. El pueblo trabajador necesita conocer los descubrimientos, que nos están permitiendo conocer el desarrollo de la ciencia y de la tecnología, para poder comprender la grandiosidad ilimitada del ser humano. El pueblo necesita modelos nuevos, el pueblo necesita seguir caudillos de pensamiento libre.  

-       Estoy convencida de eso - argumentó, Melina –, pero no me gusta esa palabra que has empleado; caudillo no es la palabra, porque en este nuevo enfoque del pensamiento no se trata de ti, no se trata de la individualidad de nadie, se trata de comprender el todo de la unidad eterna. Debemos enfocar esa nueva filosofía, como un mensaje de amor para toda la humanidad.

-       ¿Y qué tiene de malo ser un líder?... Alguien tiene que ser el modelo que revela la verdad de nuestra terrenal existencia, para que todos sean conscientes de su evolución eterna y empiecen a pensar de una nueva forma.

-       Eso es lo que tiene de malo - dijo ella -, que no te puedes exponer, a ser el imprescindible que explica sus libros. Esos libros son el resumen de un pensamiento que se tiene que sustentar por sí mismo, sin que haya ninguna figura terrenal detrás de ellos. Las filosofías profundas son un conjunto de pensamientos sin rostro, porque todo lo verdaderamente profundo y trascendental, no se puede ver con la limitación de nuestros imperfectos ojos tridimensionales.

-       Es cierto – tuve que reconocerle, a mi amada –. No podemos seguir creyendo que esa figura que vemos en el espejo, es la totalidad de nosotros mismos. Todo va más allá de esa agradable figura biológica, porque, realmente, somos el pensamiento que la constituye.

-       Felicitaciones por haberte encontrado a ti mismo. – me dijo mi amada,  sin desdibujar su hermosa sonrisa.

-       Gracias – anoté, sin dejar de estar muy asombrado por la claridad del pensamiento de la inteligente doctora. –. Definitivamente, me siento muy feliz por comprender que tú, mi alma gemela, también has encontrado la esencia de tu pensamiento.

-       Si en algo he evolucionado, no fue por ser hermosa. Yo en el fondo de mi alma, sabía que algo en esta sociedad estaba mal y por eso empecé a luchar, contra todo lo que me incomodaba. Voté por el sí a la paz de este convulsionado país, y en el hospital inicié una campaña en contra de los alimentos transgénicos, y en contra de las hormonas vegetales utilizadas en los anticonceptivos, que están destruyendo el sistema endocrino de gran parte de la humanidad, porque no sólo son las mujeres las afectadas por el efecto residual de esas peligrosas hormonas artificiales, también se están afectando a casi todos los seres humanos en su estado fetal y es, debido a eso, la gran proliferación de lesbianas, gays y transexuales, que no tiene identidad sexual. – concluyó, Melina, quedándose pensativa sólo unos segundos, porque después dijo – Mis compañeras y yo hemos tratado de advertir el peligro a los fumadores, hemos apoyado los mercados de los campesinos que nos venden productos orgánicos y hemos fomentado las huertas familiares en las que se pueden cultivar verduras y hortalizas. Es que los alimentos industrializados, procesados con conservantes cancerígenos como el benzoato de sodio (E211), como el glutamato monosódico (E621) y con la tartracina o amarillo cinco (E102), son los peores asesinos del pueblo, pero este gobierno ignorante y capitalista salvaje, no tiene ningún control contra los profesionales sin ética.

“Yo permanecí en silencio, escuchando a esa maravillosa mujer. No se me ocurrió nada más qué decir, aunque yo dominaba perfectamente el tema, porque tenía al frente, a esa mujer aguerrida que me inspiraba y que admiraba por completo. Yo estaba asombrado por la similitud que encontraba entre nosotros, porque a ella no le acobardaba seguir luchando contra la guerra  en que se sumergió a nuestro país en los últimos doscientos años, aunque fuera con su humilde voto; porque a ella, el único universo que le importaba, era el universo de la salud de las colectividades, el universo de la salud del pueblo aunque fuera una lucha quijotesca.”

-       ¿En qué estás pensando, que te quedaste tan callado? – me preguntó, al verme sumergido en el mutismo de mi silencio.

-       Sí, es verdad todo lo que has dicho – Empecé a decir, porque en ese momento me sentía muy identificado con ella y la quería tanto, que empecé a decir todo lo que estaba pensando. – y me parecen muy interesantes tu evolución y tus luchas en favor de la comunidad, a pesar de tu origen aburguesado, porque, para mí, no es un secreto que en tu elegante familia siempre lo tuvieron todo y más. Y no solamente has superado tu condición económica, sino también el ego inflado que te podía brindar esa belleza espectacular, que te da el pase libre, hacia las banalidades del goce sensual de los sentidos. Porque tú, siendo una chica adinerada y hermosa, no tienes la obligación ni la necesidad de enseñarle a la gente a que se aleje del cigarrillo, del licor y de los alimentos transgénicos, porque sería más sencillo continuar con tu vida de privilegios, sin mirar hacia atrás. Sin que te importara la salud endocrinológica de los niños, ni la nutrición de los ancianos.

-       Espero que no se te olvide mi formación académica, - dijo ella, interrumpiendo mi análisis – porque desde que era una niña, siempre me gustó la medicina, para ayudar a los más pobres y, al final, escogí la micro biología, que es una carrera muy importante pero muy anónima, porque con ella se logran muchas cosas, pero los que se llevan los reconocimientos son los doctores, que se apoyan y se fundamentan con nuestros análisis y estudios en el laboratorio. Bueno, pero no hablemos más de mi, porqué no me cuentas más detalladamente ¿Cómo se cura el cáncer y la esclerosis múltiple de forma milagrosa?...

-       ¿Quieres saber cómo se curan las enfermedades, cómo se influye en el pensamiento de las otras personas y cómo avanzar y retroceder en el tiempo?

-       Sí, quiero saber cómo lo haces – afirmó mi hermosa alma gemela -, para poderte ayudar, lo más que pueda, en la redacción y corrección del libro.

-       ¡Escucha bien! – le dije con dulzura – El universo y todo lo que creemos ver en él, es un pensamiento. ¿Lo comprendes?... Es un inmenso mar de sabiduría y de eternidad. Así de sencillo.

No le di más explicaciones, guardé silencio y me quedé esperando a ver qué decía.

-       Sí, mi amor, siempre lo he sabido y no es ahora, últimamente, por haber leído tus libros. Siempre lo supe por intuición propia, pero me resulta tan mágico y tan sorprendente, que necesito tu afirmación constante para que mi cerebro lo pueda asimilar, porque si todo es un pensamiento entonces, ¿qué es lo real?... Si esta vida es un pensamiento, ¿para qué la vivimos?...

-       Los pensamientos son nuestra realidad más avanzada y vivimos para perfeccionar y hacer trascender ese pensamiento, en busca de nuestra eternidad absoluta, como te lo dije anteriormente. La vida es la principal de las misiones, en la que los seres humanos somos la renovación del pensamiento eterno, de la unidad eterna… Algunos de nosotros, los más evolucionados, empezamos a descubrir el dominio del pensamiento de manera subconsciente – le expliqué a mi sorprendida ilusión -. Nuestra mente consciente, es reacia a aceptar esos fenómenos paranormales y es por eso que empezamos a realizarlos en sueños reveladores. Todos los seres humanos estamos en el camino de la iluminación y tú ya lo estás viviendo, y antes de que puedas darte cuenta serás una hermosa maestra espiritual.

Ella se quedó pensando unos segundos y después dijo:

-       Yo quiero asimilar todo lo que está sucediendo y quiero disfrutar de todo lo que aprenda en esta maravillosa evolución, insospechada por cierto… Siempre quise saber porqué existe el universo, qué es, por qué estamos aquí y hacia dónde vamos a continuación. Siempre quise saber cómo es que lograban volar las viejas brujas antioqueñas.

-       Si comprendes lo que realmente es este universo y cómo es que funciona, automáticamente, empezarás a realizar pequeños milagros, a moldear tu realidad material y la realidad de tus familiares y amigos, y serás una doctora aún más famosa de lo que ya eres.

-       No recuerdo haber dicho que deseaba hacer milagros – clarificó ella -, porque no soportaría que todas las personas corran detrás de mí.

-       Tranquila, no te sientas mal por esa gente que viene en busca de la sanación de sus enfermedades. No podrán afectarte a menos que tú lo permitas, porque estamos hechos de magia y te puedes hacer invisible y pasar desapercibida cuando lo desees.

-       Bueno, ¿pero es verdad que muchas personas se acercan a ti, cuando estás en la ciudad de Medellín, de forma incomoda y casi peligrosa, sí o no? – preguntó ella visiblemente angustiada, por ese fenómeno al que no estaba acostumbrada.

-       Sí, y yo lo he provocado y permitido, porque, sinceramente, deseaba impresionar un poco a mis familiares y amigos. Todos poseemos un poquito de vanidad y yo he querido mostrarte mi poder, para que me quieras más.

-       ¿Pero es que no te da susto, ser tan popular y tan reconocido? – preguntó, nuevamente, la hermosa doctora, que no estaba acostumbrada al reconocimiento de las grandes multitudes.

-       No te puedo negar que es un poquito incomodo, porque son tantos los que necesitan ayuda que va a ser muy difícil, pero no puedo ser indiferente ante su dolor y no puedo ser egoísta con todo lo que he aprendido en la evolución de mi vida, ¿o no es eso, lo mismo que tú buscabas, cuando le pedías con desesperación ayuda al infinito y cuando decidiste estudiar una carrera en el área de la salud?

Permaneció mirándome fijamente unos segundos y después me preguntó:

-       ¿Sí, y según tú, qué era lo que yo le pedía tan desesperadamente al infinito, que hasta tú te diste cuenta?

Lo pensé un instante, porque no quería lastimar su sensibilidad, pero resolví ser muy franco, aunque mis palabras le iban a traer recuerdos muy dolorosos.

-       Está bien, te lo diré… ¿No recuerdas cuando le rogabas al infinito, que le devolviera la vida a J. Rodrigo el día de su muerte? ¿No le has pedido a la unidad eterna, que te de la sabiduría, a través de tu profesión, para curar a muchas personas? ¿Y no le has pedido fuerza a la eternidad, para ser mejor y para darle muchas satisfacciones a tus familiares?... Bueno, la unidad eterna te ha escuchado y te está abriendo una ventana en la quinta dimensión, para que se cumplan todos tus deseos. Ah y ojalá que no se te olvide que también le has pedido a la vida, un hombre de buen corazón que te amara desinteresadamente y, bueno, para eso he venido yo.

Ella no pudo ocultar la satisfacción que le generaron mis últimas palabras. No me dijo nada más, me abrasó y me dio el beso más delicioso del mundo.

-       Muy bien - dijo –, reconozco que, desde la adolescencia, antes de que te conociera, siempre quise tener a mi lado un hombre muy inteligente, muy hermoso y muy sexy, para que fuera el padre de mis dos hijos… También estudié mucho para ayudar a la gente, pero nunca pensé que íbamos a llegar al punto de poder cambiar nuestras realidades materiales. Siempre pensé que era una mujer común y corriente, pero parece ser que tengo una especie de pacto místico con el hombre más evolucionado, mentalmente, del mundo y eso me está gustando.

-       Te aseguro que nuestras almas han estado juntas desde siempre. Nos gusta sanar a las personas y rechazamos a los barbaros que contaminan el medio ambiente y envenenan la sangre de los seres humanos, con los alimentos transgénicos y con los anticonceptivos de origen vegetal, que destruye el sistema endocrino. Cada uno de nosotros aprende con el mismo amor, con la misma profundidad  y rapidez. Tú eres más linda y más ordenada y el solo hecho de que nos hayamos encontrado de forma milagrosa, garantiza que somos almas gemelas y que los iguales se atraen.

Ella se quedó mirándome con sus ojos llenos de amor y…

-       Esos días, cuando venía caminando con mi madre, de la unidad deportiva en La Ceja del Tambo, me incomodaba tu mirada penetrante y, sinceramente, no me imaginaba que fueras el ideal para mí, porque siempre me imaginé a mi príncipe azul mejor que tú, pero si la unidad eterna no tiene a nadie más para mí, entonces me tendré que conformar - me dijo bromeando  -. No, mentiras, desde el momento en que te vi, sentí una gran atracción hacia ti, por el color de tu piel, por tu recia musculatura y por la fuerza de tus ojos que me hacían temblar de pies a cabeza… En el hospital te vi tres o cuatro veces, antes de que me pidieras el favor para asesorar tu libro, y me gustabas, pero estabas tan asustado y tan nervioso, que se sentía el repicar de tu corazón desde lejos.

Los dos reímos felices, estábamos enamorados y por fin nos podíamos decir lo que pensábamos.

 

-        ¿De verdad te parezco poca cosa? – le pregunté lastimado en mi orgullo.

-        Los iguales se atraen, ¿o no? – dijo ella – Y nosotros somos el uno para el otro.

-       Sí, nosotros los hacedores de milagros, debemos mantenernos unidos – concluí, comprendiendo su charla.

-       Amor, me puedes aclarar ¿a qué te refieres cuando hablas de nosotros, los hacedores de milagros? – investigó un poquito intrigada.

-       Algunas personas empiezan a comprender el poder de su mente subconscientemente, porque su mente consciente no está preparada todavía, de manera que hacen visitas y pequeños progresos en los sueños, que es lo mismo que ha sucedido contigo últimamente. – le dije con dulzura -. Todos estamos en proceso de aprendizaje y tú lo estás captando muy rápido y antes de que te des cuenta serás una hermosa maestra espiritual.

-       ¿Por qué me dices que antes de que me dé cuenta,  seré una maestra espiritual que lo va dominar todo? – preguntó llena de curiosidad y sin esperar la respuesta continuo diciendo – Y, sinceramente, yo quiero comprenderlo todo, yo quiero saberlo todo. Quiero saber, ¿por qué existe el universo y qué es? ¿Quiero saber por qué estoy en la tierra y cuál es mi misión? ¿Quiero saber a dónde iremos a continuación?

-       Ya has descubierto cómo funciona el universo y, automáticamente, has empezado a hacer lo que la gente llama milagros, que es lo mismo que hacías desde antes, de forma inconsciente, por supuesto; pero eran los mismos logros que sorprendían a tus familiares y amigos, cuando te graduaste muy joven, cuando terminaste tu carrera universitaria con muchos méritos y cuando conseguiste ese empleo en el Hospital, que te permitía hacer una gran cantidad de anónimos milagros, que le devolvieron la salud a muchos de tus pacientes. El poder de tu virtud va a atraer muchas personas, que van a querer muchas cosas de ti. Todos van a querer tocarte, todos van a querer buscarte para que sanes sus enfermedades, todos van a pedirte que les corrijas sus errores y todos van a querer que les resuelvas todos sus problemas y que, prácticamente, vivas sus vidas por ellos.

-       Muy sencillo, amor mío, - concluyó ella – cuando vengan les recomendamos “La religión de los inteligentes” para que cada uno se encargue de su propia vida y, así, todos poder ser muy felices.

Mi adorada ilusión creía haber descubierto la clave para mantener alejada a la multitud, de nuestra agradable privacidad.

-       No me inquieto por el reconocimiento y por la admiración de las multitudes, lo que fastidia no es la gran cantidad de personas que vienen en busca del milagro de la sanación; lo que me harta es la ignorancia del pueblo, que no alcanza a comprender el mensaje que les quiero transmitir. Puedo caminar bajo la lluvia sin que mi cuerpo se moje, puedo curar el cáncer y las más terribles enfermedades y, ni siquiera así, he podido hacer que se interesen en leer mis libros. No necesito reconocimiento, no necesito dinero y lo único que deseo es poder comunicar mis conocimientos, pero ni a mis familiares, ni a mis amigos, ni a nadie, le interesa leer un solo renglón de lo que he plasmado en “La religión de los inteligentes” que va demorarse más de cincuenta años para poder ser comprendida. Es increíble la ignorancia de la gran mayoría del pueblo, cuando sería tan sencillo aprender a pensar, porque si los seres humanos aprendemos a pensar, todo será posible para la humanidad.

-       Yo siempre pensé que lo más importante en la vida, era ponerle mucha fe a los deseos para que estos se hicieran realidad – argumentó ella, exponiendo sus más antiguas costumbres.

-       Sí, es que al final del cuento, la fe es la confianza en que tus pensamientos y tus deseos se harán realidad – argumenté – El universo son tus pensamientos. Donde se encuentren tus pensamientos, allá estará tu influencia sobre el universo. El ser humano es el conjunto de lo que piensa. Lo que uno desea es lo que la final le llega… El solo hecho de que pienses, modifica por completo el universo y constituye tu realidad definitiva, porque todo son ilusiones con las características que evoquemos para nosotros mismos. Y como tú tienes una gran imaginación, por eso eres la mujer más interesante, más exitosa y más hermosa que conozco. Sólo debes pensar pensamientos bien pensados, porque si constantemente estás pensando en cosas terribles, entonces estarás atrayendo el dolor hacia ti, ¿o qué opinas?

-       ¿Entonces tú puedes hacer lo que desees? – me preguntó y se quedó, con la boca entre abierta, esperando la respuesta – y me estoy refiriendo a esta dimensión. Enséñame cómo se construye la vida, haz un pequeño milagro para mí.

-       Hazlo tú misma – le dije para que ganara confianza -. Si quieres materializar lo que desees, piensa que ese algo ya está aquí.

-       Quiero que mi hermanita sea la campeona nacional en el torneo “Colsanitas” de tenis de campo.

-       No, eso deseo implica un proceso muy largo, escoge un objeto o algo más fácil para empezar.

-       Listo, quiero tener un hermoso colibrí.

No pude entender su extraño deseo, yo imaginé que iba a querer un príncipe azul a su lado, para que, ya estando yo aquí, todo fuera más fácil entre los dos.

-       Bueno – le dije con resignación -, la vida creará para ti, un hermoso y colorido colibrí. Imagina el brillante color verde azul de su plumaje. Piénsalo nítidamente, con todos los detalles en la forma y en el color. Cierra los ojos un momento e imagínalo bien. Rodéalo con un halo de luz bien brillante, porque ese es un buen recurso para que se materialice.

-       Listo. – dijo ella con los ojos muy cerrados.

-       Bueno, ya sólo tenemos que esperar a que se materialice y venga a tus manos. Tenemos que esperar a que la unidad eterna lo conciba.

Ella abrió sus ojos de águila y observando las matas del jardín, a través de los cristales de las ventanas de vidrio, dijo:

-       ¿Y dónde está mi colibrí?

-       Debes de tener un poquito de paciencia, para darle la oportunidad de que se materialice - le expliqué a mi reina, que tenía la impaciencia de las chicas que siempre lo tuvieron todo de inmediato -. Bueno mi reina, ya es hora de que me marche, porque mañana tengo que hacer muchas cosas y como me tengo que ir montado en la bicicleta, que la tengo desde ayer en el parqueadero de los trabajadores, es mejor que me vaya temprano para que no me coja la noche en esa autopista tan rápida y tan peligrosa.

Le pagué la cuenta a don Luis, el dueño y administrador de la cafetería, y muy felices, marchamos cogidos de la mano. Estábamos saliendo por el Moll de la recepción, cuando nos encontramos al doctor Villegas, el director general del hospital, que venía repartiendo unos hermosos prendedores con la figurita de un tierno colibrí. Se acercó saludando a mi amada con una cálida sonrisa y le entrego el pequeño  colibrí que era el símbolo de la fundación hospitalaria san Vicente de Paul. Melina y yo sonreímos muy alegres con la llegada del hermoso y sorpresivo obsequio.

-       Yo quería materializar uno de verdad, que pudiera volar hasta las flores.

-       La próxima vez lo piensas volando y libre en el viento, porque si lo piensas como una figura estática, ahí lo tienes en tus manos.

Melina se colocó el prendedor en la solapa del uniforme y se fue muy orgullosa de haberlo logrado. ¡Había materializado conscientemente, su primer milagro, aunque fuera un prendedor muy pequeño!

-       Hoy fue un diminuto colibrí de metal, pero mañana podrá ser lo que desees – le dije antes de que se fuera en su auto.

Yo me fui caminado hasta el sótano, saqué la bicicleta con el consentimiento del celador que era amigo mío, desde los días en que trabajé en esa institución. Me monté sobre mi caballito de acero y cabalgué muy feliz por la inmensidad del llano grande de Rionegro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO NÚMERO CUATRO

 

 

 

 

 

Fueron veinticinco extenuantes kilómetros en los que tuve que pedalear entre el hospital y  el pueblo de La Ceja. Llegué a las seis y treinta minutos de la tarde, me recosté en la cama para descansar y encendí el televisor para ver los noticieros deportivos. Al rato vino Margarita, la señora que trabaja para nosotros y me trajo la cena en una bandeja muy colorida, con hermosas flores tropicales. Comí con mucho apetito, mientras que observaba el noticiero y después me acosté a dormir vencido por el cansancio.

Dormí cuatro o cinco horas, hasta que empecé a escuchar una voz que me llamaba con desesperación. Abrí los ojos en medio de la oscuridad y escuché una voz que parecía salida de ultratumba, que me hizo estremecer de los pies hasta la cabeza.

-       Te espero en la silla del parque, para decirte algo muy importante – era la inconfundible voz de la anciana que se vestía de blanco, en la quinta dimensión sin relativos.

Cerré nuevamente los ojos, me puse muy cómodo, respiré profundamente y me concentré hasta que una luz radiante iluminó la habitación y mi alma empezó a desprenderse del cuerpo. Avancé como un rayo de luz por la inmensidad del espacio y allí, en la silla de siempre, estaba la hermosa anciana que me observó con sus ojos de águila. Me senté suavemente a su lado y visiblemente preocupada me dijo:

-       Ya descubrí porqué habías desaparecido tan repentinamente de mi vida, dejándome en medio de la soledad y el abandono, que arruinaron toda mi existencia.

-       ¿Qué pasó pues? – pregunté, sin entender mucho lo que la anciana decía.

-       Mañana, exactamente el sábado siete de julio del año dos mil dieciocho, es la fecha de tu trágica muerte en la tercera dimensión.

Yo me quedé pasmado con la noticia, un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal.

-       No puede ser verdad, porque mi misión en la tierra aún no ha concluido – le expliqué con convencimiento- y, además, no existe ningún motivo para que te preocupes por eso, porque en la unidad eterna todo es perfecto y nadie sufre y nadie muere sin su propio consentimiento.  

-       Recuerdo que ese mismo sábado, como a las once de la mañana, mi hermanita y yo, estábamos paradas en toda la esquina donde queda  la discoteca del “222”, porque era mi día libre, y cuando estábamos allí, te vimos pasar con una yegua blanca de cabestro, llevabas una camiseta negra y en tu rostro descompuesto, se adivinaba la lividez marmórea de la muerte. En la cintura llevabas una inmensa y reluciente espada, que te hacía ver como un gladiador mitológico, que no desviaba sus ojos de su última gran batalla. Nos miraste sin vernos. Nos ignoraste por completo y sin poder salir de nuestra perplejidad, nos fuimos muy tristes, aunque nunca imaginamos que ese era el día en que ibas a morir.

-       Tranquila, que todos somos pensamientos inmortales e indestructibles de la unidad eterna, además, no te puedes dejar afectar por las despedidas, porque son muy necesarias en la preparación para el reencuentro final – argumenté, tratando de calmar un poco su sincera preocupación – Tranquila que yo elegí este ciclo de vida, para tratar de explicarle a la humanidad, la forma en que funciona el universo, aunque la unidad eterna no necesita que yo me siente a describir y a controlar, cómo es que se van desarrollando cada una de las ilusiones. Pero cuéntame, ¿qué es lo que me va a suceder mañana?, porque yo no te quiero perder y quiero vivir el resto de mi eternidad a tu lado.

-       Parece ser que te fuiste a llevar esa yegua blanca para tu finca en “El monte de los olivos” y resulta que como no le colocaste una silla de montar y te fuiste en una pequeña e inestable alfombra de color púrpura, en una curva la yegua se asustó y te fuiste de bruces y te destrózate el cráneo contra una roca y te fracturaste la mano derecha contra el pavimento de la carretera – terminó de decir la hermosa anciana vestida de blanco, con la voz quebrada por un inmenso dolor -. Fue una muerte instantánea y como no llevabas ninguna clase de documentos y como en tu familia estaban convencidos de que te ibas a quedar varios días en la finca, a los tres días sepultaron tu cadáver como un N.N. en el municipio de Abejorral. El accidente sucedió a las tres de la tarde exactamente, faltando cinco metros para llegar al puente bicentenario que cruza las cristalinas aguas del famoso “Rio Buey”

-        Muchas gracias por la información, y tranquila que yo voy a observar qué fue lo que sucedió y voy a corregir el rumbo de mi destino, para que no tengas que viajar en la incertidumbre de las dimensiones y para que no tengas que revivir esa beata, que hoy te tiene atrapada en medio de la soledad.

Volé hacia adelante en el espacio tiempo y me observé cabalgando en la yegua a una velocidad moderada, de pronto, de los arbustos surgió un perro muy negro que se abalanzó contra yegua, que se tiró hacia atrás completamente asustada, lanzándome al piso. En el aire traté de colocar la mano derecha para amortiguar el golpe de la caída, pero mi cabeza chocó de frente contra una roca y sentí que se rompió como una cáscara de huevo. Yo me vi allí tirado, con la mano derecha completamente fracturada y con la cabeza destrozada contra la finísima roca de granito. Sólo tarde unas milésimas de segundo, para comprender que mi cuerpo estaba tan inmóvil como la muerte misma. La yegua salió corriendo desbocada y se perdió en la distancia de la próxima curva. Todo fue como el guión de una mala película en cámara lenta. La sangre corrió con abundancia y pude observar mi anónima muerte en la que nadie lloró. Quedé tirado boca arriba con dos dientes fracturados y, mis ojos abiertos, estaban completamente dilatados, sin ninguna señal de vida. Si no fuera yo el que estaba allí tirado, podría pensar que alguien estaba en un aprieto muy grande.

-       ¡Bueno, amigo, cúrate ya! – me grité yo mismo -. Recuerda que tienes una misión que no puedes abandonar.

A pesar de todo lo que sabía y comprendía de mi eternidad y de la unidad eterna. Mi cuerpo estaba completamente muerto y permanecía allí tirado, en medio de un impresionante charco de sangre.

-       No puede ser que así termine todo- grité en voz alta.

Retrocedí inmediatamente en el tiempo y me vi cabalgando en la última curva antes de llegar al fatídico punto. Penetré dentro de mi cuerpo, frené la yegua, me bajé de ella y la amarré de un árbol a la orilla de la carretera. Caminé tres o cuatro metros y me encontré la roca redonda que estaba demasiado cerca de la carretera, de unos treinta centímetros de diámetro. La levanté del piso y la llevé en mis brazos hasta el borde del río y la lancé en medio de sus aguas cristalinas, que a esa hora reflejaban los rayos del sol en un hermoso atardecer.

-       Listo, ya no existe el obstáculo que iba a terminar con mi vida.

Regresé hasta el lugar donde había dejado la yegua amarrada, me monté nuevamente y reinicié el camino. Llegué hasta el punto del accidente y salió otra vez el mismo perro negro, la yegua se asustó nuevamente y me lanzó al piso y sentí que mi mano derecha se quebró como una chamiza seca. La levanté y la vi completamente torcida, pero la apreté con la mano izquierda y me la imaginé completamente sana. Sentí que todos los huesos regresaban a su lugar, aunque continuaba con el intenso dolor. Corrí en busca de la yegua que ya regresaba muy asustada, la cogí, me monté nuevamente y proseguí mi camino, un poco adolorido pero vivo.

Yo no podía morir de esa forma tan miserable, sin completar la misión de hacer popular mi mensaje de amor. Yo no podía morir sin hacer realidad mis sueños con la más linda de las reinas del universo, que me había salvado la vida nuevamente. Me fui hasta la finca, solté la yegua con las otras bestias y regresé a la casa en el último autobús de la tarde, con la mano derecha muy adolorida.

Dormí toda la noche y al otro día desperté con el cuerpo muy adolorido, como si me hubiera arrollado un tren. Me pasé todo el domingo descansando, comí bien, me duché con agua fría y la hinchazón y el dolor de la mano empezaron a desvanecerse. Pensé todo el día en mi hermosa ilusión y el amor creció con más fuerza dentro de mi corazón.

Llegó el lunes y sin poder olvidar la impresión de mi repentina y fallida muerte, volé hasta el hospital en busca de mi amada y…

-       Hola, ingrato – fue lo primero que me dijo mi, ahora, distante y alejada alma gemela, que esquivó el abrazo y el beso que pretendía darle -. El sábado te vimos mi hermanita y yo, y ni siquiera tuviste la educación de saludarnos, pasaste con el rostro muy demacrado y con la mirada perdida en el horizonte de tus pensamientos.  Mi hermana se extraño con tu indiferencia y me dijo:

-       - ¿Y a ese qué le pasó, que ni siquiera se atreve a saludarnos?... ¿Será que va para su propio funeral, porque esa camiseta de luto le queda muy fea? ¿O será qué va para un duelo mortal, contra sus demonios internos, porque lleva un machete muy grande colgado en su cintura?...

-       Nos quedamos muy pensativas, yo pensé que no nos habías saludado porque no me reconociste con las gafas oscuras, que yo llevaba, o porque te venció la timidez por encontrarme con mi hermana, pero bueno, por lo menos hoy has venido a dar muestras de que aún sigues con vida.

-       Sí, amor, no te alcanzas a imaginar todo lo que me ha sucedido este fin de semana. Luchas que dejaron todos los músculos de mi cuerpo muy adoloridos, pero ya estoy bien y muchas gracias por haber salvado mi vida.

 

-       No, muchas gracias a ti, por salvarme de la soledad.

Nos sentamos en la misma mesa de siempre. Llegó don Luis, nos saludó con mucha amabilidad y mi hermosa novia le dijo:

-       Don Luis, nos hace el favor y nos vende dos pasteles hawaianos y dos jugos de fresa en leche.

El buen hombre se marchó en busca del pedido y yo me quedé tranquilo con la buena elección que había hecho mi alma gemela. Esa mujer era genial, adivinaba hasta mis más secretos gustos.

-       ¿Y a qué se debe esa sonrisa? – me pregunto, Melina, con curiosidad.

-       De vez en cuando es bueno abrir muy bien los ojos y observar el mundo que ha creado mi pensamiento; universo del que yo soy completamente responsable y aquí está, aparece el mundo tal y cual yo lo construí. Cuando estabas haciendo el pedido, cerré los ojos y me dije, yo soy el constructor de mi vida. Abrí los ojos lentamente y aquí estas mi adorada ilusión, mirándome con tus ojos de águila inteligente y haciéndome preguntas muy interesantes.

Guardé silencio unos segundos y me quedé tratando de observar, en su hermoso rostro, alguna reacción.

-       ¿Y en qué piensas ahora? – Me preguntó nuevamente. Es que, no sé porqué, ella siempre se daba cuenta cuando yo estaba pensando en algo, como si escuchara los engranajes de mi cerebro, cuando se ponían en marcha.

-       Estoy fascinado con el gran espectáculo en el que estoy convirtiendo mi vida.

-       ¿Y cómo haces para que todo sea una maravilla, me puedes enseñar? – me dijo mi alma gemela, muy interesada.

-       Es muy sencillo – expliqué -, cierras los ojos y piensas en que eres tú la que está dirigiendo el espectáculo de la vida y diseñas lo que desees.

Ella cerró los ojos. Se quedó pensativa un minuto y abriendo sus ojos de águila, me dijo visiblemente emocionada:

-       Tú eres mi más perfectamente creación. Siempre quise tener a mi lado un hombre muy inteligente, muy sexy, muy romántico y muy apasionado. Yo te he creado y soy la directa responsable de que hayas llegado a mi vida. En el universo entero no hay otro hombre que tenga el talento, la sensualidad y las virtudes que tú has demostrado para conquistarme. Es por eso que nadie me conoce tanto, como tú me conoces en la vida, porque eres mi creación y es por eso, que te he dado permiso para penetrar en todo mí ser, y te aclaro que eso sólo lo han logrado dos hombres, mi ex novio en la adolescencia y tú, en esos sueños calientes y atrevidos en los que me haces temblar hasta el alma.

-       Desde que te vi, siempre supe que vivías la vida de una mujer supremamente inteligente – argumenté sin poder ocultar la enorme satisfacción, que me producían sus palabras -. Siempre supe que tú y tus hermanitas, vivían con la alegría y la sensatez de unas damas espiritualmente muy avanzadas. Conoces e imaginas el mundo como debe de ser; un mundo sin guerras, sin alimentos transgénicos y sin injusticias sociales, a pesar de que ustedes siempre lo tuvieron todo.

Don Luis llegó con los pasteles calientes y con los espumosos jugos. La doctora me miró con un poquito de timidez en su mirada y yo la animé, con un imperceptible gesto, para que cogiera su pastel y empezara a comer, porque seguramente, debía de tener mucha hambre, después de su agotadora jornada de trabajo.

-       ¿Y cuándo fue que empezaste a escribir tus libros? – me preguntó ella, como queriendo saber más de mi vida, antes de morder el delicioso pastel.

-       En mi casa siempre habían muchos libros, porque mi madre siempre ha sido una excelente lectora y, cuando yo era un niño, ella me leía divertidas historias de titánicos personajes, envueltos en las luchas de una vida difícil y, fue así, como creció mi gran pasión por la literatura. Un día empecé a relatar mis propias vivencias, más bien con un carácter autobiográfico y también, como el empedernido estudiante de química y física cuántica que soy, escribí sobre algunos temas preocupantes que están destruyendo a la humanidad. Fue en esos días cuando encontré en tu facebook, un comentario en contra de los alimentos transgénicos y empezaste a ser muy interesante para mí.

Ella dibujó una sonrisa de satisfacción en sus labios, como sintiéndose alagada con mis palabras.

-       ¿Y qué pasó con tu carrera en la universidad de Antioquia, porque allá mismo fue donde terminé yo?

-       Estudié ocho años exactamente, en los que fui inmensamente feliz, hasta que las obligaciones llamaron a mi puerta y me tuve que poner a trabajar para llevar la comida a la mesa de mi familia. En esos días trabajaba y, en las tardes y en las noches, iba escribiendo y todavía lo sigo haciendo, a ver si algún día, el pueblo se interesa en mis humildes enseñanzas. Siempre hice las cosas que deseaba hacer y escribo sobre lo poco que he aprendido de ellas.

La hermosa doctora me escuchaba con atención y me parecía que le gustaba todo lo que yo decía, como si yo fuera el hombre que ella había estado esperando desde siempre. ¡Ella lo comprendía todo! ¡Qué placer para el espíritu, era esa hermosa mujer!

-       Ay, se me olvidó entregarle unos papeles a la administradora – dijo Melina, un poco preocupada - ¿Me esperas diez minuticos mientras voy y se los entrego?

-       Claro que sí, mi reina, y tranquila que yo te espero sin moverme a ningún lado.

La observé cuando ella se fue casi corriendo sobre el pulido mármol del piso. Todos los hombres volteaban a mirar cuando ella pasaba. Su pelo negro azabache volaba libre y brillante, para enmarcar el rostro angelical de su noble herencia española. “Qué mujer tan espectacular” pensé antes de que desapareciera por una puerta falsa que sólo las doctoras utilizaban para ir directamente al laboratorio y, mientras tanto, yo me dediqué a disfrutar de mi pastel preferido y de mi jugo preferido. ¿Y quién le diría que son mis preferidos, o será que ella también lo sabe todo?... Sonreí en mi interior y me relajé, observando la gran cantidad de luz que ingresaba por los enormes ventanales de la imponente construcción. La cafetería quedaba en el piso menos uno de la hermosa torre de cristal, que medía más de sesenta metros de altura.

 

Mi linda amiga regresó, lentamente, se había quitado el uniforme verde que siempre usan  las doctoras y se había colocado una camisa blanca, como las que utilizan las colegiadas en su uniforme de gala, una minifalda de cuadros rojos y unas zapatillas blancas de esas que utilizan las jugadoras de tenis de campo. La sentí un poquito atrevida y empecé a prepararme para la muerte. También se había colocado unas gafas que la hacían ver todavía más elegante. Los lentes eran unos espejos azules metalizados, que le hacían resaltar la belleza de su piel y el color negro salvaje de su lacia cabellera. Me sentí muy enamorado de esa hermosa mujer y mi corazón galopó enloquecido.

-       Hola, amor todo poderoso, ¿y cómo es que liberas tu espíritu, para convertirte en ese universo que me hace toda tuya?

-       Muy sencillamente, mi reina linda – le dije poniéndome de pie para besarla en la dulce boca, que me hizo saborear lo más puro de su innegable herencia española -. Se hace de la siguiente manera: cierras los ojos, aspiras el aire profundamente y relajas tu cuerpo por completo. Otra vez llenas tus pulmones con aire fresco y dejas flotar tu mente en una luz muy brillante. Los ruidos de la calle desaparecen, el tiempo se detiene y entonces… Llega la luz. ¡UNA LUZ MUY BLANCA Y MUY INTENSA! Una luz mil veces más brillante que la de las estrellas y tú sientes que sólo existe esa maravillosa luz de la eternidad. No hay tiempo, ni espacio, ni tierra, ni cuerpo, ni cosas, ni palabras. Sólo existe esa luz eterna. ¡UNA LUZ MUY BLANCA Y MUY INTENSA!... Flotarás en la felicidad de la eternidad. No es luz y lo vas a comprender cuando lo pienses bien, este inmenso fulgor es la eternidad. ¡Yo soy eternidad! ¡Tú eres eternidad! ¡Y el amor es la única realidad! La felicidad estallará dentro de ti y te disolverás, partícula por partícula, en todo el universo. Serás infinitamente grande y poderosa y no tropezarás con nada. Volarás por todo el universo convertida en una inmensa bola de fuego… La sensación es cómo estar  dentro de una enorme bola de luz, más brillante que  la luz de las estrellas, pero sin parecerse al sol, porque la luz del sol es dorada y caliente y esta luz es plateada y climatizada. Serás refulgente, pero sin fulgor. Todo será el júbilo de la eternidad, el júbilo del amor más puro. Y, después de que disfrutes la primera vez de esa luz, de esa paz y de esa felicidad, todo será vida y la muerte ya no significará nada para ti…El amor es todo lo que importa, porque amar de verdad, es ser uno con la unidad eterna, el ser unidad con la vida nos da las más grandes de las alegrías, nos da la felicidad.

Melina tomó mi mano derecha y la retuvo cálidamente. Me miró largamente con sus ojos de águila, pero sin decir nada. El tiempo se detuvo y la timidez de mi amada desapareció. Se puso de pie, rodeo la mesa, vino hasta donde yo estaba y me besó con dulzura, me sujetó del cabello y me mordió los labios con mucha pasión. Yo me quedé en silencio, ella se sentó, nuevamente, en la silla que le correspondía y, con la mirada, me dijo todo lo que no se atrevió a revelarme con sus palabras. Pagamos la cuenta del refrigerio y tomados de la mano salimos del hospital a toda prisa.

 

Nos fuimos por la autopista en su auto y ella colocó un C.D. con las baladas clásicas americanas, entre las que escuchamos  el  “Eclipse total del amor”

Llegamos al hotel “Las Lomas”  y, sin decir nada, descendimos del auto a toda prisa, como si estuviéramos haciendo una fechoría de adolescentes.

Renté un cuarto y el recepcionista me entregó las llaves de la habitación trescientos doce y me señaló las escaleras por las que teníamos que subir. Tomados de la mano subimos a toda prisa y en un santiamén estábamos en una moderna habitación, decorada con diferentes tonos de color naranja y amarillo. También había un moderno televisor de unas cuarenta y dos pulgadas, un pequeño equipo de sonido y un refrigerador repleto de bebidas y de golosinas. Yo estaba un poco tímido observando la decoración y mi alma gemela se paró de frente ante mis ojos. Se mordió el labio inferior con  deseo y pasó de ser una inocente seductora, pura y tímida, a ser una mujer de mente estelar, con el cuerpo de una diosa sexual, apasionada y decidida. Avanzó por la pequeña habitación y empezó a desabotonar, uno a uno, los botones de la juvenil camisa, después se quitó el sostén para dejar en libertad los senos más hermosos del mundo. Me miró sonriendo con sus ojos de águila, como disfrutando con la profunda impresión que despertaba la belleza de su cuerpo en mi virilidad excitada, mientras que yo me descalzaba. No pude resistir ese desafío tan directo. La tomé en mis brazos, la besé con pasión y la tiré de espaldas sobre la cama. Aflojé la correa y me liberé de mis pantalones y de mi ropa interior, en sólo fracciones de segundo. Besé esa boca de fresa con mucha fuerza y lamí sus pulidas orejas y su cuello delicado, hasta que se estremeció con mucha pasión. Levanté su minifalda de colegiala atrevida y le ayudé para que se quitara las tangas que se interponían  a nuestros apresurados deseos. Sentí que mi inflamada  hombría chocaba  contra su caliente y húmeda concha, y la penetré lentamente, para sentir la máxima gloria en el mundo de los deseos. Aquella hermosa doctora era mía y lo sería para siempre. Entré en su deliciosa intimidad, entre en su corazón y en su cuerpo atlético una y otra vez, y no podía creer que yo, había creado aquella mujer tan perfecta para mí y, en ese instante supremo, cómo amé su belleza ardiente y excitada, que no dejaba de chocar con mucho deseo contra toda mi humanidad.  Sentí su boca deliciosa completamente abierta, como esperando otro de mis choques salvajes, que la hacían estremecer, provocándole felinos chillidos de inmensa pasión. Sus ojos se perdieron en el estremecimiento de la inconsciencia del amor y penetré, una y otra vez, dentro de su húmedo y vibrante cuerpo, hasta que ella empezó a agitarse con tanta violencia, que me arrastro en la cascada furiosa que hizo estallar la fuente de todo mi amor para llenarla por dentro con el semen de mi amor. Un rugido bestial salió desde lo más profundo de mi pecho y retumbó en todos los rincones de aquel hotel, cuando sentí que estaba viviendo el más espectacular orgasmo de mi vida. Me aferré con todas las fuerzas de sus nalgas voluptuosas y quise penetrar más allá de lo que mis fuerzas permitían. Vacié hasta la última gota del líquido de mi cerebro, porque todo lo que había dentro de mí, se lo quise dar a esa maravillosa mujer. Permanecimos diez o doce minutos, unidos en un beso prolongado que terminó de sellar nuestro amor. Sólo escuchábamos la lenta normalización de nuestros corazones, que estuvieron a punto de estallar.

No hablamos nada más, sólo  reíamos y reíamos sin parar, y éramos muy felices. Permanecimos allí tirados, abrazados disfrutando de la exposición de colores que nos brindaba el poniente de sol, que se negaba a morir atravesando los vitrales coloridos  que, en nuestra prisa, no habíamos podido apreciar. Estábamos viviendo el instante más luminoso, más colorido y más hermoso de nuestras vidas.

¡Qué sueño más maravilloso¡… Por primera vez en la vida, la mujer que estaba conmigo en la cama, era la mujer perfecta y soñada para mí.

La miré a los ojos y me entretuve acariciando su rostro angelical. Melina era hermosa y perfecta.

Ella sonreía con la boca más sensual y más dulce del mundo. Y todo era un hermoso sueño del que yo no quería despertar jamás.

-       Hola, lindo, ¿cómo estás? – preguntó ella con su dulce voz, tan intima, tan cálida y tan femenina,  que apenas pude escuchar sus palabras.

-       Gracias por hacer realidad el sueño más sublime de mi vida. Gracias por ser tan linda y gracias por ser tan especial.

Ella no dijo nada más, me rodeó con sus brazos y colocó su angelical rostro sobre mi pecho inflamado y se puso a escuchar el concierto que brindaba mi agitado y enamorado corazón. Yo la sujeté con ternura y entre mis dedos se deslizó la negra y brillante cabellera, que la convertía en la diosa más sensual de la tierra.

-       Eres maravillosa – le dije al oído, para transmitirle con mi aliento lo que sentía -. Siempre supe que eras la mujer más linda, más evolucionada y más buena del mundo.

-       ¿Más buena de buena o de buena? – me preguntó mi amada, esbozando una pícara sonrisa.

-       Sí, eres la más buena de las buenas, porque estás muy buena y eres la más buena.

Los dos reímos felices. Ella apartó la cobija, giró sobre su cuerpo desnudo y yo me quedé contemplando los senos más hermosos que mis ojos habían contemplado en toda la vida, y de los que ella se sentía visiblemente orgullosa. Me incliné sobre ella, besé su boca carnosa y con suavidad traté de apartar sus piernas…

-       No- dijo ella, apartándome y saltando de la cama –, porque yo no estoy planificando y si lo hacemos muchas veces, entonces es más peligroso que me dejes embarazada y, de todas maneras, ya nos tenemos que ir. Recuerda que mi madre y mis hermanas, que por cierto son muy celosas, saben la hora exacta en la que salgo del hospital y ya deben de estar extrañando mi ausencia, porque llevo exactamente  una hora y veinte minutos de retraso.

Se alejó de la cama. Caminó hacia el baño, dejándome apreciar la desnuda belleza de su cuerpo espectacular. Se metió en la ducha, cometiendo el error de dejar la puerta abierta para que yo la observara mientras que se enjabonaba. Me levanté como un rayo, la abracé y sentí la miel de sus labios combinada con el agua caliente de una pasión que me supo a gloria. Me abrazó con fuerza y yo, elevando y sujetando una de sus piernas a la altura de mi cintura, penetré en su cuerpo con mi virilidad excitada y sentí la sensación más gratificante de mi vida. Nuestras bocas se buscaron con desesperación y choqué, una vez y otra vez, contra su cuerpo atlético y hermoso, hasta que sentí que ella empezó a temblar, tensionó todo su cuerpo y perdiendo el equilibrio, se dejó caer hacia atrás, temblando con una pasión intensa que dejó escapar sensuales griticos de pasión,  y yo, sin poderlo resistir el desprendimiento de mi alma, rugí como un león salvaje y la llené nuevamente con el esperma ardiente de mi amor.

Nos deslizamos hasta quedar  tirados en el suelo, respirando agitados, mientras que el agua caliente seguía cayendo sobre nuestros cuerpos satisfechos y enamorados. Pasamos allí tirados, los diez minutos más felices de nuestras vidas, pero nos tuvimos que levantar de prisa, porque desde hacía rato, el teléfono de mi amada repicaba sin cesar.

Salimos a toda prisa del hotel, como sintiéndonos culpables de tanta felicidad.

El auto avanzó raudo por la autopista y la tarde empezó a sumergirse en las suaves sombras de otra maravillosa noche. Se encendieron las luces de los autos, las luces de los centros comerciales y las luces de nuestro destino.

-       Creo que eres una estupenda chica – le dije completamente agradecido por todo lo que me había dado.

-       Tú también eres un excelente hombre y gracias por responder al aviso que, desde hace muchos días, coloqué en el espejo de mi cuarto.

-       ¿Y de qué avisó se trata? – pregunté con curiosidad.

-       Un aviso clasificado, para el que iba a ser el hombre de mis sueños. Aviso que ha sido el objeto de muchas burlas por parte de mis hermanas – Terminó de decir mi amada, agachándose un poquito como para pasar desapercibida en medio de su natural timidez.

-       - ¿Y cuál es el tema de ese aviso, que colocaste en el espejo?

-       El aviso dice así:

-       Se busca hombre ciento por ciento hombre, que no tenga nada de metrosexual. Tiene que ser inteligente, divertido, creativo, trabajador, romántico y soñador. Que ame la naturaleza y la vida tranquila. Que no fume, que no tome licor y que no se drogue. Que ame el estudio y que nunca deje de crecer intelectualmente. Que sea muy apuesto, fuerte y sano. Que tenga manos muy finas, que sea muy sensible, afectuoso y sexual.

-       Yo cumplo todo eso, amor – grité, muy entusiasmado.

-       Todavía no se termina – anotó mi amada española, con ojos de águila -. Debe ser sincero, confiable y sumamente espiritual. Debe amar los caballos, los perros, las gallinas, las fincas, la buena alimentación y debe hacer ejercicio con regularidad.

-       Excelente – dije emocionado -, ese hombre soy yo, exactamente como te o soñaste, hasta parece que tu pensamiento me hubiera creado.

-       Siiii, tú eres ese hombre que mis deseos y mis sueños han materializado y, aunque te hayas demorado un poco, bienvenido a mi vida y a mi familia.

-       Y me aceptas así, por completo – dije-. ¿Así sin más ni más?... Porque puede que tenga algunos defectos y algunas debilidades.

-       No importa – Argumentó ella con tranquilidad -, porque las pequeñas debilidades que tengas yo te las ayudo a fortalecer, porque el amor nace para complementar a las personas para que sean muy felices. Además, yo nunca pedí que fueras perfecto.

-       Gracias, amor. – Fue lo único que pude decirle a esa maravillosa mujer, que seguía conduciendo por la veloz autopista con toda la seguridad del mundo. Definitivamente, aquella chica era muy dulce, muy tierna, muy inteligente y muy valiente.

-       ¿Y qué dirán tus familiares y amigos? – pregunté, porque su familia era de la más alta clase social y, de pronto, podían opinar algo.

-       Todos van a estar muy felices, porque tú eres un hombre genial y mi felicidad es la felicidad de toda mi familia – guardó silencio unos segundos y después continuó diciendo -.  Yo te quiero decir una verdad, ¿a ver tú qué piensas?...

-        Bueno, dímela que yo te escucho con atención.

-       Como tú y yo sabemos que los anticonceptivos, están destruyendo el sistema endocrino de la gran mayoría de las mujeres del mundo, como ya lo explicamos ampliamente en tu libro “Los monstruos creados por los transgénicos y por los anticonceptivos”, entonces yo no tomo ninguna pastilla anticonceptiva.

-       Si y ¿qué? – pregunté para animarla a seguir, en ese momento en el que permaneció dos o tres segundos en silencio.

-       Yo amanecí hoy muy ardiente y cuando pensaba en ti, deseaba que me hicieras tuya, y fue por eso que me coloqué esta minifalda, que por cierto despertó muchas pasiones cuando estaba en el colegio y… Bueno, yo creo que hoy estoy ovulando y con esa cantidad de semen que me echaste, ¿no sé qué podrá pasar?

-       No importa amor, tú y yo ya estamos muy viejos y, además, los bebes son muy lindos, comen muy poquito y la ropita es muy barata. – dije sonriendo muy feliz, para tratar de borrar la pequeña sombra que se dibujaba en su hermoso rostro -. ¿Pero pasamos sabroso o no?...

-       Sí, todo fue maravilloso. – aceptó ella.

Continuamos el viaje en silencio, pasamos por el corregimiento de San Antonio de Pereira y le dije:

-       Detengámonos un rato y yo te invito a tomar unas cervezas, para que celebremos nuestro compromiso de eternidad.

-       ¿Compromiso de eternidad? – preguntó ella, alarmada.

-       Sí, compromiso, porque yo quiero ser tuyo y quiero que tú seas mía para siempre.

-       No puedo – argumentó, Melina -. Mañana tengo que trabajar desde muy temprano y, además, en la casa ya me deben de estar esperando muy angustiadas… ¿Tú crees que entre los dos, podemos traer de vuelta a la vida a J. Rodrigo?...

-       Sí, amor, y han sido tantas las coincidencias y tan perfecto el destino, que yo creo que él ya está dentro de ti, y que está empezando a disfrutar de otra oportunidad.

-       ¿Y no era mejor haber hecho la niña?

-       No – dije, inmediatamente -, no podíamos dejar a ese niño en el limbo, atrapado en el dolor de la equivocación y en el desconcierto de regresar a su infancia en ese proceso de su evolución interrumpida.

-       ¿A la infancia, cómo así? – preguntó, ella, sin entender mis palabras.

-       Si, es que cuando un ser humano comete demasiados errores y genera mucho dolor en su proceso evolutivo, la unidad eterna hace regresar, a ese ser humano, a la infancia, que es el estado más puro, en el que es posible la intuición y el asombro – le expliqué a mi amada, tratando de que comprendiera que el destino no está escrito -. Cuando a él le quitaron la vida, perdió la memoria atávica y regresó a su estado más puro, en el que tiene la posibilidad de empezar nuevamente, si así lo desea. Yo no recuerdo si te he contado bien, que todo va más allá de lo que nuestros limitados sentidos perciben, pero el caso es que debes sacar tiempo para leer por completo “La religión de los inteligentes” que la encuentras en mi página web  www.jorgesotobuiles.es.tl  o en el blog de la casa de la cultura del municipio de La Ceja, porque en ese libro enseño la manera de ingresar a la quinta dimensión sin relativos. En la dimensión en que los seres humanos se pueden mover hacia adelante o hacia atrás en el tiempo, porque fue en uno de esos viajes, en el que te encontré anciana y solitaria, sentada en una banca del parque, en la que también se sienta un pequeño niño a llorar y a gritar, porque tuvo un accidente que no recuerda y no puede encontrar la forma para entrar a su casa, que está a todo el frente de ese lugar, pero en otra dimensión.

-       Bueno, te prometo que lo voy a leer, porque también he escuchado esos gritos y ese llanto. Gracias por preocuparte por el bienestar de mi familia, gracias por hacerme parte de tus sueños y gracias por llenar de amor todas mis entrañas – concluyó con mucha seriedad.

Yo sonreí, por lo que consideraba una broma, y los dos reímos muy felices. Sentí mi cuerpo relajado y tranquilo. Estaba muy feliz al lado de tan espectacular mujer.

Llegamos a las primeras casas del municipio de La Ceja. Ella giró con su auto a mano izquierda y avanzamos por toda la carrera diecisiete, hasta que llegó a la esquina en que me dejó la otra vez. Detuvo el coche,  sacó de la guantera una tarjetica, en la que estaba el número de su teléfono, el número del whatsapp y el correo electrónico, me la entregó y me dio un beso muy corto, pero la disculpé porque estaba visiblemente agotada.

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO NÚMERO CINCO

 

Muy temprano me levanté y me fui para la finca. Tenía muchas cosas para hacer, pero siempre iba pensando en ese amor, con ojos de águila, que me llenaba por dentro y me daba tantas satisfacciones.

El paisaje estaba soleado y alegre. Me asombré con la gran cantidad de pájaros de diferentes colores que encontré en mi travesía. Por fortuna, la naturaleza en aquella región estaba casi intacta, conclusión a la que pude llegar por la gran cantidad de diferentes especies que se podían observar.

Llegué hasta la rústica cabaña de mi finca y en el corredor, recostado a uno de los pilares se encontraba Mario, un antropólogo de la universidad de Antioquia que ha sido amigo mío desde que estudiamos en la universidad, arropado con el mal genio que siempre lo caracterizaba.
Era una sorpresa llegar al rancho, con el cuido y las drogas para mis animales y encontrar aquel desadaptado social, de pie en el corredor, esperándome fríamente.

-       Hace dos días, exactamente, que te estoy esperando en esta maldita finca – gruño muy estresado – Ya no contestas al celular y hasta a los animales los tienes abandonados.

- ¡Hola, amigo! – le dije, con una amplia sonrisa- Bienvenido a la tierra de la felicidad. Estoy enamorado de la más linda mujer. Se llama Melina y es una doctora espectacular.

-       ¿Es que ya se te olvidó lo que hemos aprendido? – me preguntó enfurecido - ¿Acaso no presientes el peligro?... Enamorarse de una mujer es una gran amenaza para nuestra forma de vivir.

-       Es la mujer más inteligente y más hermosa del universo – le expliqué, aunque sabía que él no lo podía comprender.

-       ¿Dónde has dejado tu cerebro?... Por lo que escucho, lo tienes más arrugado que una pasa y es casi un milagro que hayas regresado con vida.

Yo sonreí, comprendiendo sus traumas y me acerqué, para brindarle un apretón de mano en señal de bienvenida.

-       No recuerdas que mi matrimonio estuvo a punto de aniquilarme por completo; me escapé de puro milagro y después he recibido constantes heridas, porque mis noviazgos siempre se convirtieron en obligaciones y, al final, en terribles opresiones.

-       No puedes generalizar tus experiencias, porque todas las personas y todas las relaciones son distintas – le dije, tratando de hacerle comprender que mi vida era diferente -. En este maravilloso universo hay momentos para observar las mariposas coloridas, para regalar flores exóticas y para enamorarse de una mujer muy especial, como lo es Melina, la mujer que siempre soñé.

-       Todas las mujeres son especiales por unos días – argumentó el desequilibrado personaje – pero hasta la más especial, termina convirtiéndose en la más ordinaria. Llega el cansancio y el aburrimiento, llega la rutina, se pierde el respeto y con las mujeres se termina perdiendo la libertad, y después de que pierdas la adorada libertad, ¿qué más puedes hacer?...

Nunca había escuchado tantas barbaridades juntas, permanecí en silencio observando el hermoso paisaje  y el sujeto continúo.

-       Yo he sido el mejor amigo de tu vida y en este caso no puedo ser sonriente, ni amigable, ni hipócrita. Tú sabes que soy directo y siempre digo lo que pienso. Me has brindado tu amistad para que te proteja de las mujeres feas, para que asegure tu supervivencia como un alma libre y solamente puedo salvarte si haces lo que yo te diga, porque recuerda que no hay ni un solo matrimonio que sea feliz. De todos nuestros compañeros de estudio, no hay ni uno solo que siga felizmente casado.

-       Es muy difícil analizarlos, porque nosotros no conocemos su realidades – le expliqué, tratando de hacerlo razonar un poco.

-       Yo los sigo, prácticamente a casi todos y el noventa por ciento ya se divorciaron y los que restan, están aburridos con sus mujeres gordas y mal humoradas. El secreto de mi éxito, es que yo no me digo mentiras a mí mismo, y mientras que tú estés enamorado, no puedes pensar mejor que yo. Estaré a tu lado para guiarte y protegerte de esa tal Melina, que te está pareciendo muy linda hoy, pero quién sabe cómo te va a parecer mañana. Otras novias también te parecieron lindas, pero cada una de ellas te hubiera aniquilado en el matrimonio, así como lo hizo esa gorda conmigo. Yo sé que existe la mujer con el carácter y la belleza perfecta para nosotros, pero esa mujer habita en cuerpos diferentes y la vamos a encontrar cuando te invite a unos bares espectaculares que conozco.

-       En el amor y en mis relaciones con las mujeres, menos es más – Tuve que decirle a mi equivocado amigo, que se vanagloriaba de ser un excelente coleccionista de prostitutas.

-       ¿Cómo así, hombre?... Es que mientras más podamos disfrutar, mejor será, porque esta vida es muy corta.

-       Yo prefiero la calidad, antes que la cantidad y estoy convencido que mi alma gemela, me da más amor que las otras mujeres y, por eso, con ella voy a estar para siempre.

Ese sujeto no me gustaba, aunque siempre se había considerado mi amigo y por respeto lo debía tolerar. No me gustaba su arrogancia. Muchas veces fue difícil estar en esta finca con él, pero nunca me atrevía pedirle que se fuera, porque, según lo que decía, yo era el último amigo que le quedaba en el mundo.

“Siempre supe que la libertad es igual a la felicidad y un poquito de protección para mi amada, es muy poco precio a pagar por una inmensa felicidad. Debo actuar según mis creencias y este amor que me hace feliz, voy a vivirlo con toda la honestidad posible. ¿Será que si me caso con Melina voy a perder mi libertad”… pensé en silencio.

-       Lo lamento, estimado amigo – le dije al antropólogo resentido -, pero es mejor que te marches, porque el resentimiento que te ha provocado tu matrimonio fallido, no me lo pienso soportar y hoy no voy a resistir ni el más pequeño maltrato a mi adorada ilusión. Entonces, es mejor que te vayas de aquí.

-       Mario de quedó mirándome en silencio, y después se fue retirando de la finca, completamente ofendido pero sin decir nada más.

Pasé dos o tres horas alimentando los conejos, las gallinas, los cerdos, las truchas y después me fui para la pesebrera donde tenía a mi yegua preferida, “La platina de Besilu”  que casi me fractura la mano. Le lleve dos kilos de cuido, le limpié la pesebrera y me puse a peinarla con un cepillo, mientras que la noble yegua masticaba los granos del alimento concentrado.

Busqué un cabezal, una silla, un freno y una alfombra, la ensillé y me preparé para Salir a cabalgar por el bosque. Saqué la yegua de la pesebrera, me monté en ella y me fui por la mitad de la inmensa pinera, en busca de las cumbres brumosas, donde vuelan con libertad las águilas, que tienen los ojos café oscuros y brillantes como los de mi amada.

El paisaje era impresionante. Desde las alturas se podía apreciar el Rio Buey, que serpenteaba, abajo en el cañón,  como un pequeño hilo de plata. Recordé la historia de Martín Fierro, que había registrado en otro de mis libros, “Una modelo y un caballo hecho leyenda” en la que el protagonista era un caballista ciego que salía a cabalgar por estos mismos riscos, con su caballo “Platinum de Besilu”, antes de que se suicidara, cuando su linda mujer lo traicionó con un actor mejicano. Me fui pensando en el amor y en la enorme influencia que ejercen las mujeres, en el destino de los hombres. Llegué hasta la altura en que la vegetación empezó a cambiar y a más de tres mil metros de altura, los musgos y el viento frío, empezaron a cantar las canciones de los páramos.

Sentí la libertad de mi raza, refugiándose en las copas de los árboles, y pensé en mi libertad. ¿Será que la hermosa doctora de mi alma, es la mejor elección para mi vida?... Pasé por un estrecho sendero rodeado de bromelias florecidas y tomé una flor inmensa, de intenso color rojo fiesta, pensando en traerla como un obsequio para mi amada. La sujeté con una cabuya por ambos extremos y la cargué, atravesándola contra mi pecho, para que estuviera muy cerca de mi corazón como una exótica arma de amor. La selva tropical húmeda palpitaba llena de vida, con muchos anturios florecidos y una gran cantidad de orquídeas de colores que se aferran en los milenarios robles nativos.

Mi alma rebosaba de felicidad y en esas impresionantes alturas, sentí la cercanía del pensamiento vibrante de la unidad eterna. Llené mi alma de la libertad de aquellas montañas y no quise dudar, ni un instante más, de la grandiosidad de mi amor. Una nube gris empezó a cubrir el firmamento y las primeras gotas de lluvia cayeron sobre mi rostro. Abandoné las peñas escabrosas de mis montañas y me fui en busca de la humilde cabaña que me debía de estar esperando con una deliciosa bandeja paisa, que me permitiría seguir viviendo en esta vida maravillosa, que Melina había llenado de magia. Regresé por una pinera encantada, completamente cubierta de hilos marrones que tapizaban el suelo en una mullida alfombra que invitaba a descansar. Pensé nuevamente en mi futuro y queriendo saber el final del romance con mi adorada alma gemela, respiré profundamente y sin dejar de cabalgar, busqué todos los atajos para llegar lo más pronto posible a la casa. Me detuve en la última curva del camino y al fondo pude apreciar mi humilde cabaña. Descendí esos últimos ochenta metros, montado sobre la yegua que relinchó para saludar a la más pequeña de sus crías. Llegué lentamente hasta el rancho, llevé la yegua a la pesebrera, la desensillé y le di dos palmaditas en señal de agradecimiento por la agradable cabalgata. Guarde todos los aperos en la pieza de los abonos y me dirigí a la cocina porque tenía mucha hambre.

Abrí el armario y saqué una lata de frijoles con tocino y un huevo. De la nevera saqué un plátano maduro, un chorizo, un pedacito de morcilla, una taza de arroz blanco, una arepa y un aguacate. Prendí la estufa y en quince minutos me preparé una deliciosa bandeja paisa. Me senté en el comedor, a almorzar completamente solo y me dije:

-       Mírate, ¿ésta es la terrible soledad que deseas vivir cuando tus padres hayan evolucionado hacia la quinta dimensión?...

“Esta finca es tremendamente solitaria”, pensé, extrañando el rostro angelical y la interesante compañía de mi amada doctora. También pensé en el resentido antropólogo, que ya debía de estar llegando a la carretera completamente furioso y le grité en voz alta, aunque ya no me pudiera escuchar.

-       No puedo criticar tu lógica, porque ha sido el producto de tu forma de ser y de tus traumáticas experiencias, pero no la puedo aceptar porque, para mí, la vida y el amor son cosas tan sublimes que van más allá de este plano material y, desde que conocí a mi alma gemela, no deseo vivir la soledad, porque me resulta más agradable la cálida intimidad que me ofrece esa maravillosa mujer.

INTIMIDAD.

Esa hermosa palabra siguió flotando como una burbuja mágica, que me acercaba aún más a la eternidad.

-       Esa intimidad de familia, es la que no puedo perder – dije emocionado, aunque me sentía muy solo.

El estilo perfecto de mi amigo el antropólogo, que encuentra a la mujer perfecta en los cuerpos de las prostitutas, es amistad con interés, es sexo sin amor y es pasión fingida. Esas mujeres son incapaces de amar, porque están negociando con su entrega. Son incapaces de tener intimidad y la intimidad es tan importante como la misma libertad.

Terminé de almorzar.

Lavé el plato, fui hasta la nevera y tomé un vaso con jugo de naranja. Después me fui hasta la cama y me acosté boca arriba, para no dañar la flor que continuaba amarrada contra mi pecho. Me quedé observando las tablas del zarzo. Permanecí allí, descansando unos veinte minutos. ¿Será que me comunico con el Jorge León del futuro? ¿Será qué él, si comprende lo que significa la palabra libertad?

Respiré profundamente, decidido a conocer las respuestas. Puse mi mente completamente en blanco y quise pasar a la quinta dimensión. Me relajé por completo y respiré profundamente, hasta que el cuarto se iluminó con la luz intensa de mi eternidad. Floté como en cámara lenta y sentí la felicidad sin límites. Me dirigí hacia la cocina y…

En el marco de la puerta, observé la silueta de un hombre a contraluz. Me saludó con una suave inclinación de su cabeza y después me dijo:

-       Espero que hayas descansado un poco.

Era un hombre más o menos de mi misma estatura. Llevaba un impecable sombrero “Montana” y el cabello muy largo. Un extraño fulgor me impedía verle con claridad todo su rostro. Llevaba una camiseta blanca, unos blue jeans desteñidos y unas botas negras con ribetes rojos.

-       Sí, amigo, tengo que aprovechar estos momentos de relajamiento, porque en esta finca hay mucho qué hacer y necesito de todas mis fuerzas.

-       Sí, los cambios han sido notables y, cada vez, los compromisos son más grandes. ¿Te gustaría conocer las nuevas construcciones?

-       Bueno – le dije al extraño, sin comprender de qué se trataba.

Al frente del rancho se levantaba una hermosa casa prefabricada, debía de tener como tres o cuatro cuartos en la primera planta y un iluminado salón en el segundo piso. Tenía un parqueadero con cuatro motocicletas de cuatro llantas allí estacionadas. Yo conocía mi finca, perfectamente, y todo eso me parecía muy extraño.

-       ¿Quieres ver los galpones de las gallinas ponedoras o quieres visitar los estanques de las truchas? – me preguntó sin mirarme.

¡Qué amabilidad, el extraño estaba dejando que yo escogiera el itinerario!

-       Prefiero visitar los galpones – dije, y empezamos a caminar hacia los inmensos galpones que estaban detrás de de mi humilde rancho.

-       Tenemos cinco mil gallinas ponedoras, en plena producción, y todo el montaje está automatizado.

El extraño oprimió un botón en un tablero de controles y unas bandas plásticas empezaron a girar, cargadas de hermosos huevos dorados. ¿Cómo te parece?

-       Excelente. – fue lo único que me atreví a contestar.

Entramos a una pequeña sala donde se veía que empacaban los huevos, en unos coloridos empaques que decían, “El huevo de oro”. El extraño hizo un movimiento con sus manos, como indicándome que yo podía coger una de las cubetas del producto.

-       ¿Ya los conocías?..

-       No –. Le contesté sinceramente.

Eran unos huevos un poquito más claros que los tradicionales huevos colorados y un poquito más dorados que los pocos atractivos huevos blancos. Eran como un punto intermedio entre el tamaño y el color de los huevos comunes que ya existen en los mercados.

-       ¿Y el suministro de agua y de cuido, también están sistematizados? – pregunté con curiosidad.

-       Así es – dijo, apretando otro de los botones del tablero de controles, que rebosó los recipientes del agua y del cuido sólido.

-       ¡Qué instalaciones tan modernas!... ¿Cómo hago para copiar este sistema?...

El sujeto me miró muy extrañado.

-       ¿Es que todavía no sabes quién soy yo?

-       No -. dije sin pensarlo mucho.

-       ¿Y no eres capaz de adivinar? – me preguntó el sujeto nuevamente.

-       Tengo una leve sospecha – dije, sintiéndome un poco nervioso.

-       Trata de recordar, ¿qué fue lo que hiciste antes de que yo apareciera en la cocina?... Atrévete a decir qué es lo que piensas.

-       Si lo tengo que decir, diría que está es mi finca del futuro y que tú eres el hombre que yo voy a ser, pero con el sombrero que siempre he deseado y con el cabello un poco más largo.

-       Así es – concluyó el extraño -. Esa es la misma respuesta que yo daría, porque si lo piensas un poquito, la cosa es complicada, porque yo soy tú en el futuro y tú eres mi pasado.

-       Creo que eres el Jorge León, lleno de dinero – dije, para que mi futuro yo, supiera que lo estaba comprendiendo todo -. Eres un filósofo muy importante y una celebridad entre todos los escritores.

-       Parece que nada te sorprende demasiado – dijo, mi yo del futuro, con tranquilidad -. Bueno, es que de todas maneras, todo esto ya estaba en tu pensamiento. Yo poseo todas las respuestas que tú deseas, pero es muy importante la constante evolución que va sufriendo tu conciencia. No puedes escuchar mis advertencias con claridad, porque aún te falta la experiencia.

-       Dime tranquilo, que yo confío plenamente en ti -. Dije, para que me contara lo suficiente, para ahorrarme el dolor de las equivocaciones y de las incertidumbres.

-       Pude que escuches mis consejos, pero no creo que los pongas en práctica – dijo el veterano de sombrero, porque tú eres muy testarudo y crees tener las cosas claras -. Has llegado hasta mí, porque has sentido una inmensa curiosidad, pero no creo que desees seguir mis recomendaciones.

-       ¡Sí las seguiré, porque no pienso perder a mi amada!

-       Todo funcionará perfectamente – dijo él –. Todo este complejo agropecuario lo vas a construir tú mismo, paso a paso, y lo mismo pasará con tus pensamientos, porque no los vas a encontrar en un paquete, como si los estuvieras comprando todos juntos, lo vas a ir construyendo en tu mente lentamente.

-       ¿Acaso has olvidado el poder de mi pensamiento?... Necesito que me des todas las claves, que yo sé qué hacer con ellas.

Llegamos hasta el final del primero de los galpones. Mi futuro yo, se quedó parado en la puerta y sin mirarme me preguntó:

-       ¿Quieres saber qué es lo que ha pasado con tu alma gemela?

-       Sí – dije, inmediatamente, sin poder ocultar mi principal interés -, porque tú sabes que ella es lo más importante para mí.

-       Ella es la única mujer que puede comprenderte, que puede amarte sin ningún interés mezquino y que pudo rescatarte de la exagerada filantropía, que te estaba convirtiendo en un mendigo. Todo lo que tenías lo entregabas sin pensar en la vivienda, en la educación y el bienestar de tus pequeños hijos. Y no te preocupes por nada más, que amar a Melina, es tu máximo logro en la libertad y en la independencia, porque esa mujer, en vez de quitarte algo, te lo va a entregar todo con mucho amor.

-       ¿Qué me estás tratando de decir? ¿Me estás insinuando que me puedo casar con ella? – le dije visiblemente agitado – Tú sabes que siempre alardeé de mi libertad ante mis hermanos y ante mis amigos, ¿y ahora qué les digo?... ¿Qué renuncié a mi independencia y a mi vida tranquila?...

A mi yo del futuro, le dio un ataque de risa, al escuchar mi cobarde preocupación.

-       ¿No que no te daba miedo de nada? – dijo sonriendo – Pero esa es la respuesta que viniste a buscar, porque ni estas construcciones, ni el éxito que tendrán tus libros, te interesan tanto como ella. Puede que Melina, mi querida esposa y mis dos hermosos hijos, sean tuyos en el futuro, pero la hermosa doctora es mi esposa en esta época; así como está siendo una ilusionada y ardiente novia en tu época… ¿Qué más deseas saber?

-       Perdona. No es que yo esté dudando de mis sentimientos y de mis decisiones – dije, después de aclarar bien mis pensamientos -, solamente me entró un poco de curiosidad y, hoy, he llegado hasta aquí, porque, sinceramente, no sabía cuál era el camino y las decisiones que ella iba a tomar.

-       Tranquilo que, ella, ya ha reconocido el grandioso hombre que eres tú y, por eso, se va a entregar a ti en cuerpo y alma. Sólo tienes que emplear todos los conocimientos que has acumulado en tu evolución, mientras que se revelan las manifestaciones de amor de la tímida mujer de tus sueños. Con Melina tendrás toda la felicidad que no has tenido hasta ahora – Anotó mi sonriente futuro de cabello largo - .Ella te brindará todo su apoyo y toda su colaboración, en la producción de tus novelas, y con sus pequeños ahorros invertirá, para que se fortalezca esta empresa agroindustrial llamada “El huevo de oro” y todos seremos muy felices. Ella es lo mejor que nos ha pasado en la vida y lo más lindo que nos sucederá. No mentiras, lo más lindo que nos sucederá es Carolina, nuestra hija adorada, pero ella es la mejor mamá que le hemos podido escoger.

Los dos reímos felices en ese proceso de evolución eterna.

-       Para ti no será fácil…Tampoco será fácil para la hermosa y educada doctora… ¡Les esperan experiencias y acontecimientos muy difíciles!... Pero no temas, será un proceso lento y difícil, aunque tienes un gran aliado a tu favor, y es tu dominio sobre el tiempo y, además, “LA MAGIA DE UN GRAN AMOR” es superior a todas las dificultades -. dijo mi futuro de cabello largo
- Bueno, muchas gracias por tus consejos. Voy a tenerlos muy en cuenta, pero quiero que me hagas el favor de entregarle esta hermosa flor a mi amada mujer - terminé de decir, desprendiendo la exótica flor de mi pecho. Mi futuro yo sonrió, como sintiéndose un poco celoso y, sin decir nada más, desapareció con la flor en sus manos.


También empezó a desaparecer la luz intensa de la quinta dimensión y quedé solo detrás de mi humilde rancho. Volé hasta mi cuerpo, recobré la conciencia de la tercera dimensión y me fui para la cocina, pensando en una sola palabra que se había quedado gravada en mi mente. “Magia”.

Me senté en la vieja silla, de la que sólo quedaba la estructura de hierro. Me acomodé en ella y me quedé pensando en todo lo que había sucedido.

Empezó a vibrar y a sonar el teléfono celular, en uno de los bolsillos de mi pantalón y me apresuré a contestar.

-       Hola – dije, sin saber quién me llamaba.

-       Hola, amor – me contestó una dulce y tierna voz en el móvil -. Te llamé para saber si estás bien, porque como suceden tantos accidentes con esos caballos, entonces una piensa que…

-       Tranquila, mi reina, que yo soy de acero y nada me puede pasar.

-       No te he visto desde ayer y ya te estoy extrañando – dijo mi amada, con la voz quebrada por el sentimiento.

-       Tranquila,  mi reina, que mañana voy por la tarde, para que vamos a un centro comercial a comernos una pizza bien deliciosa – le dije tratando de animarla -. Recuerda que yo también tengo que trabajar y en esta finca hay muchos animales que necesitan de mi atención, porque los tengo que alimentar y cuidar para que estén bien.

-       Si, amor, yo lo entiendo, pero es que me pongo a pensar en ti y me haces mucha falta… Cuando pienso en ti, siento que todo mi cuerpo reacciona. Todo me palpita y ciento deseos de que…

-       ¿Sientes ganas de qué, mi muñecota? – pregunté excitado por su tierna voz, que se entrecortaba por la emoción.

-       Recuerda que hace muchos días que yo no tengo novio y, para decirte la verdad, lo que tú me hiciste me encantó y ya nos soy capaz ni de dormir, pensando en eso, porque quiero que me aprietes y que me beses más y más… Amor, yo te necesito con desesperación.

-       Bueno, mi muñecota buena – dije resignado, sin poder hacer nada, por la gran cantidad de kilómetros que nos separaban -, esta noche quiero que pienses bastante en mí y tranquila que mañana voy a estar allá, a las cuatro de la tarde, para que salgamos a comer. ¿Listo?

-       Si, amor, pero es mejor que no encontremos en el parque de san Antonio de Pereira, para que me invites a comer un postre de tres leches, del que amanecí antojada. Bueno, te espero a las cuatro y media de la tarde, a todo el frente de la estatua de “El general Córdoba”, y chao, y recuerda que te amo.

-       Yo también te amo, con todo mi corazón -. Le dije con fuerza, para que ella sintiera mi pasión a través del teléfono.

Se cortó la comunicación y yo me quedé sentado, disfrutando de las sombras que empezaban a caer sobre los riscos de aquellas montañas impenetrables, y disfrutando del amor intenso que me hacía sentir aquella maravillosa mujer.

Con las otras mujeres que había conocido en la vida, quería vivir y disfrutar con toda mi libertad, pero con Melina no sucedía lo mismo. Con ella quería compromisos, deberes, responsabilidades y alegrías sin medida. Deseaba estar con ella, para acordar reglas como: Respeto, igualdad absoluta, libertad, confianza, exclusividad y amor eterno.

“Ojalá pudiera hablar y estar con ella, ahora mismo -. Pensé en la inmensidad de esa soledad -. Me gustaría estar en todo momento con ella, porque es tan hermosa que me deslumbra. Es la mujer más organizada que conozco, es la más inteligente, es divertida, es cálida, es muy tierna, muy dulce y muy sexy, y todo lo que hace funciona muy bien.

Llegó la noche llena de hermosas estrellas, que me recordaron nuestra grandiosidad, y aunque no pude dormir muy bien, respiré tranquilo cuando escuché los gallos que anunciaban la llegada del nuevo día, en el que me iba a encontrar con mi amada.

Desayuné temprano y bajé cantando por el inclinado camino del monte.

Esperé con impaciencia, parado al borde de la carretera, muy cerca del lugar en el que casi me mata la yegua, y, cuando ya estaba perdiendo la esperanza, apareció el auto bus que me llevaría a estar más cerca de ella.

El tiempo es más relativo todavía, cuando uno se va a encontrar con la mujer que ama, porque se hizo muy lento y las horas se arrastraron como pesados sacos de plomo, hasta que llegó la tarde.

Era una hermosa tarde de primavera. El sol estaba radiante y en el cielo azul flotaban tres o cuatro nubes tan relucientes, como blanquísimos copos de algodón. Me monté en la bicicleta y me fui en busca de mi amada, con el pecho inflamado por la emoción. La brisa golpeaba mi rostro y pedaleé observando el paisaje colorido que deleitaba mis sentidos. Eran los mismos diecisiete kilómetros que yo recorría frecuentemente, pero esta vez se hicieron más cortos, por el deseo que tenía de ver, nuevamente, a mi amada.

Avancé los últimos trescientos metros, observando lo que en el pasado fue el pequeño caserío de San Antonio. La música retumbaba en los modernos negocios que abrían sus puertas amables, a todos los visitantes. Llegué hasta el parque y abandonando la vía principal, subí por una pequeña rampla hasta el rústico piso de piedras, por el que caminaban los turistas. Me bajé de la bicicleta y caminé como veinte metros, en busca del histórico monumento en el que tenía que esperar a mi amada. Miré con atención el reloj de la iglesia y apenas eran las cuatro y quince minutos de la tarde. Me detuve en todo el centro del parque, miré a todos lados y…

-       Hola – me dijo mi hermosa reina, levantando la manito para que yo la pudiera ver, en la silla, en la que estaba sentada a la sombra de los árboles.

-       Hola, muñecota – le dije, sin poder ocultar la satisfacción que me producía el encontrarla allí.

Con la bicicleta en la mano, avancé los seis metros que me separaban de ella. Le di un beso en esa boca espectacular y coloqué la bicicleta en la reja de hierro que se alzaba de los muritos de las jardineras.

-       Salí un poco más temprano del trabajo, y me vine a disfrutar de la poesía de este parque, mientras que llegabas – me explicó ella, mientras que con su manito de princesa me señalaba el espacio, para que me sentara a su lado.

Los árboles se agitaban con el viento. Las palomas revoleteaban atraídas por el maíz que les tiraban los niños y yo estaba allí, en el centro de ese parque vestido de fiesta, sentado al lado de la criatura más hermosa del universo.

-       ¿Hace mucho que llegaste? – le pregunté.

-       No – me dijo ella -. Hace como diez minutos. Guardé el carro en un parqueadero que queda allí cerca, como al principio de la otra cuadra y me vine a esperar al hombre de mis sueños.

-       Ahh, bueno, ya estoy aquí – le dije, abrazándola con ternura - ¿Y qué quieres que hagamos?... ¿Voy por los postres de leche de una vez?...

-       No, espera, disfrutemos del paisaje un rato y después, vamos por ese delicioso postre, para calmar este antojo que me está trayendo nuestro primer hijo.

-       ¿Cómo así? – le pregunté sonriendo - ¿Es que la preñez se siente desde los primeros días?...

-       Yo no sé - dijo, ella, sonriendo también -, pero, para decirte la verdad, me siento como satisfecha, como llena por dentro, como tranquila. Es una sensación de plenitud que nunca había sentido.

-       Ah, bueno, eso significa que todo está marchando bien – le dije celebrando muy feliz -. ¿Y cómo te fue en tu trabajo?...

-       Muy bien, como siempre, aunque me la paso todo el día pensando en ti.

-       ¿Sí?... ¿Y en qué piensas? – le pregunté con curiosidad.

-       Pienso muchas cosas, unas buenas y otras que me inquietan un poquito – dijo mi amada, bajando la mirada, con ese toque de timidez que tanto me gustaba.

-       Dime las cosas que te inquietan de mí, a ver si las solucionamos.

-       Es que… - Empezó a decir, cómo dudando un poco – Es que siendo tú, un hombre con tanto talento y tan lindo, porque no te has casado? ¿Porqué tú eres soltero o no?... Por lo menos eso es lo que dice la información de tu facebook.

-       Sí, yo soy soltero – fue lo primero que afirmé, para que no hubiera ninguna confusión -. Pero la gran verdad, es que siempre estuve buscando amistades no posesivas, abiertas, basadas en la mutua libertad de separarnos cuando lo deseáramos. Si me sentía obligado a estar con alguien, era porque algo andaba mal en la relación y entonces, inmediatamente me marchaba.

-       ¿Y porqué hacías eso? – continúo preguntando mi amada, con mucha curiosidad.

-       Es que siempre anduve buscando una princesa encantada, que fuera muy inteligente, muy educada, de muy buena familia, muy bonita, muy evolucionada y me demoré, todos estos años, que han sido muchos por cierto, hasta que una mañana te vi con tu hermanita y dije:

-       Esa es la mujer, de ojos inteligentes, con la que yo siempre soñé… Porque tú eres la encarnación de esa princesa guerrera que siempre quise tener. Piel blanca, cabello oscuro y muy brillante, un rostro angelical y un corazón y un cuerpazo como el de blanca nieves – terminé de decirle lleno de felicidad -. Las otras mujeres que conocí, me asustaban y yo no estaba preparado para hacer algo que podía destruir mi independencia, sin estar completamente convencido de mi amor.

-       Qué bien – dijo mi reina, como aprobando mis palabras -. Los dos hemos tenido la visión de algo maravilloso que nos esperaba. He analizado continuamente la transformación que he tenido contigo, y he llegado a creer que juntos podemos aprovechar todo nuestro potencial de aprendizaje, nuestras sorprendentes similitudes de interés, sin que me importe los años que tengas. Por eso, el crecimiento personal que tanto valoramos los dos, y que sabemos posible, para mí, se convierte en un hermoso desafío a tu lado. Estoy viendo como me transformo rápidamente en una persona decidida, que se entrega inmediatamente, sin pedir nada a cambio, porque mi corazón, a tu lado, se ha llenado con el valor que le faltaba.

-       Gracias, mi reina, y, por haber sido tan especial conmigo, voy a traer los postres de leche, para que le calmes el antojo a nuestro futuro hijo.

Los dos reímos con alegría, disfrutando la libertad de nuestro amor.

La dejé sola cinco minutos, mientras que fui corriendo a la tienda de los postres. Regresé corriendo y mi amada se comió el postrecito con el mayor de los gustos, pero se lo comió tan rápido, que tuve que preguntarle:

-       ¿Quieres que te compre otro, porque ese como que no alcanzó para ustedes dos?...

Ella me miró cómo asustada, se colocó la mano en el vientre y dijo:

-       Siendo que mi vida ya merecía separarse de los esquemas establecidos por mi familia, para ir más allá de los límites que nos impone la sociedad y hoy me siento muy orgullosa de mí misma y muy feliz de haber sabido aprovechar esta linda oportunidad, que me está alejando para siempre de la soledad.

-       ¿Y es que tú lo crees realmente? – pregunté un poco asustado, por lo que eso implicaba.

-       Nooo, deja de ser tan bobo – dijo ella sonriendo. Estamos bromeando y nada más.

-       Yo también me siento muy feliz, por haberte esperado y por haber dado todo lo que he podido, en el sentido más puro y más elevado, para llegar contigo a ese bello futuro posible – le dije, a mi alma gemela, con todo mi corazón -. Me alegra haberte conocido y haber tomado la decisión de buscar tu colaboración. Siempre recordaré con mucho amor, los instantes que hemos disfrutado juntos. Contigo he crecido mucho como persona y de tu experiencia en la biología he aprendido mucho. Sé, también, que te he enseñado a mirar el universo de otra manera y ambos hemos sido mejores personas, por haber compartido nuestros sentimientos.

-       Deseo estar muy cerca de alguien a quien respete, admire y ame. Alguien que se sienta muy orgulloso de mí. Quiero eso con toda la fuerza de mi corazón y espero que ese hombre seas tú, porque yo te tengo el mayor respeto y la más alta admiración – me dijo mirándome a los ojos -. Te considero el hombre más maravilloso que he conocido.

-       Gracias, lo único que me da un poquito de susto, es que empecemos a ser cada uno propiedad del otro y, para mí, la libertad es muy importante y…

-       ¿Libertad de hacer qué? – preguntó ella - ¿Libertad de no amar? ¿Libertad de no llegar a la intimidad? ¿Libertad de envejecer en el aburrimiento? ¿Libertad de no adquirir compromisos y obligaciones? ¿Libertad de morir solo tirado en una finca, por no haber sido capaz de comprometerte con el amor? ¿Libertad del terrible error de no tener hijos, para que se interrumpa la magia de la evolución?... Creo que tienes razón, hemos llegado al momento de renunciar a esas libertades, para construir una vida llena de dulces desafíos de amor.

-       La libertad de la que yo, hablaba, es la libertad de cambiar, de ser diferentes, porque a mí me parece que es posible que las personas cambien juntas, crezcan juntas y se enriquezcan juntas, en vez de ser más pobres separadas, y, por fortuna, tuve como un gran ejemplo a mis padres, que han compartido todo con un gran amor. Sin ninguna clase de egoísmo.

-       En mi familia también tenemos la dicha de ser muy unidos- dijo ella, con seguridad -. Casi todos mis familiares tienen parejas muy estables y yo pienso que, tú y yo, podemos ser así.

-       Tienes que comprender que, tú y yo, somos muy diferentes – argumenté, reconociendo la gran diferencia que había entre nuestras vidas.

-       No somos tan diferentes, más bien somos iguales en curiosidad – explicó, mi amada, con mucho optimismo -. Además, podemos gozar con la diversión de intercambiar universos, brindándonos, mutuamente, nuestro entusiasmo. Puedo aprender a montar a caballo, si tú me regalas un sombrero y unos pantalones de cuero, y yo te puedo invitar a las conferencias médicas y a los simposios científicos, para que fluyan nuevos temas en tus libros de escritor. Y ese puede ser el principio de una linda historia de amor que empezó, realmente, aquella tarde en la que me fecundaste en el hotel.

Los dos reímos, alegres. Yo lo quise tomar como una broma más, pero el asunto ya me estaba preocupando en el fondo, porque lo de la preñez era muy probable.

¿Y es que…? – empecé a preguntar un poco nervioso.

-Yo no sé - dijo ella -. Pero estos últimos días he tenido mucho sueño, sinceramente, ¿no sé qué pasará?... De todas formas no importa, porque hemos sido muy felices, ¿o no?

- Sí, amor – tuve que reconocer -, lo único que te puedo decir es que, tú y yo, somos excepcionales y vamos a lograr que la intimidad funcione. Sin gritos, sin maltratos, sin portazos, sin ambiciones materiales malsanas, sin perdidas de respeto, sin aburrimiento y sin dar al otro por asegurado.

- Nunca había conocido a nadie como tú – me dijo acercándose para que la besara.

- Sí, mi reina linda, tú eres excepcional y no va a existir ningún problema, que no podamos resolver con una conversación tranquila y razonable. Por eso es bueno tener una doctora muy inteligente en la casa, porque ella sabe mucho y siempre va elegir lo mejor, mientras que yo estoy mirando los partidos de futbol. Lo único que te garantizo es que nunca habrá vajillas rotas para recoger, ni puertas averiadas para arreglar.

- Con el paso de los años, he llegado a ser una mujer muy dulce, muy serena y muy bien adaptada – dijo la juvenil doctora, que hoy estaba vestida con una camiseta púrpura, con un “blue jeans” y con unos tenis también de color púrpura, muy hermosos con una textura como de piel de durazno -. Estoy preparada para no estallar ante cualquier bobada. Tengo la paciencia del trabajador del laboratorio, que tú ya sabes cómo es, y espero que me hagas un sitio en tu vida, para que no vivas como un solitario perdido y pobre, como un vagabundo.

La tomé de la mano con ternura y le dije:

-       El secreto para hallar a alguien a la que podamos amar, es hallar primero a esa persona que nos gusta y tú me gustas, te admiro como mujer, como profesional y confió ciegamente en ti.

-       Yo creo ser tu alma gemela - me dijo ella con seguridad -, y pienso que cada uno de nosotros es el que, el otro, estuvo buscando toda su vida, porque tú eres trigueño, fuerte y muy romántico, y yo soy más blanquita, dulce, frágil y soñadora. Hemos disfrutado y hemos compartido la entrega, de lo que puede ser el amor en la tierra. Y, ahora, por culpa de nuestra prisa, J. Rodrigo nos dice, desde aquí, desde mi vientre, que nunca no podremos separar.

-       Han sido unas coincidencias muy grandes, las que nos llevaron a encontrarnos – empecé a decirle a mi amada -. Nos encontramos cuando ninguno de los dos estaba casado, ni comprometido. Nos encontramos en el mismo pueblo, en el mismo departamento de Antioquia, en el mismo país y en el mismo planeta. Y teníamos la misma vocación de luchar por la gente y de salvar el medio ambiente. La única vida que vale la pena vivir, es esta vida mágica que nos brinda la unidad eterna y todo esto que estamos viviendo, tú y yo, es magia. Soy capaz de dar todo lo que tengo dentro de mí, por hacerte ver la inmensa felicidad que nos espera y voy a escribir un libro mágico, para que te señale el camino, una y otra vez, hasta que comprendas que te amo y te decidas a ser mía para siempre. Jamás me mostraré posesivo contigo, ni celoso. No habrá nada de cadenas, ni de sogas, ni desprecios, ni discusiones, ni aburrimiento. Te entrego mi vida como un obsequio que nace en mi corazón. Voy a estar a tu lado, no porque esté obligado, si no porque prefiero estar contigo antes que estar en ningún lugar del mundo. Vas a ver que soy el mejor amigo de todo el universo, porque así como valoro mi libertad, también valoro la tuya. Soy sumamente romántico y extraordinariamente sensible. Se amar con todo el corazón y si alguna vez hago algo que no te guste, sólo bastará que susurres el más suave de los no. Desprecio a los machistas que invaden la intimidad de las mujeres, porque guardo mucho respeto por la autonomía y por la independencia de ellas.

-       Melina me miró de frente, con sus hermosos y electrizantes ojos de águila. Y me dijo:

-       Todo eso me está pareciendo una propuesta de matrimonio.

-       Claro que sí, amor mío – dije, y en la mitad del parque de san Antonio de Pereira, caí de rodillas, con un joyerito de terciopelo rojo en la mano, que contenía una argolla con el diamante más brillante del mundo -. ¿Te gustaría ser mi esposa para siempre?...

Las personas que estaban cerca aplaudieron. Los ojos de Melina se llenaron de lágrimas y sujetándome del pelo, me obligó  a que me levantara, para darme el más delicioso beso que me hayan dado en la vida. Sus dientes de blanquísimo marfil chocaron contra los míos, y pude sentir la calidez y la suavidad de unos labios y una lengua que yo me quería tragar.

Yo la amaba con el corazón y con todas y cada una de las células de mi cuerpo.

-Sí amor, sí me quiero casar contigo y ser tu alma gemela para siempre – dijo mi amada, con la voz temblorosa por la emoción -. Mis hermanas y mi madre, van a estar muy encantadas de organizar la boda que nos merecemos.

Nos abrazamos con pasión y después, tomados de la mano, fuimos a dar una vuelta por el colorido parque sin olvidar mi bicicleta que me esperaba apoyada contra la reja.

-       Han sido muchas emociones juntas y es mejor que nos marchemos para la casa, porque les quiero contar a mis hermanitas que me voy a casar el próximo veinticinco de diciembre.

-       ¿Y porqué escogiste esa fecha? – le pregunté sonriendo.

-       Me gusta la energía y el ambiente de los diciembres, y además ese ha sido el día más feliz de mi vida, porque he disfrutado mucho los hermosos regalos de la navidad.

-       ¿Y yo soy otro regalo?

-       Claro, amor mío, tú eres el mejor regalo que me ha dado la vida.

Con la mano derecha entrelace los deditos de mi prometida mujer y con la mano izquierda llevé la bicicleta.

Nos fuimos caminado y cuando llegamos al parqueadero, le tuve que quitar la llanta delantera a la cicla, para que pudiera entrar en la cajuela del auto.

El sol se estaba poniendo y vistió con un color naranja intenso, todas las copas de los árboles. Nos fuimos felices por la rápida autopista.

-       Dicen que el matrimonio es muy difícil. Que el matrimonio hace que la gente se vuelva tonta, que los convierte en mentirosos y que los condena a una prisión creada por ellos mismos. Yo había evitado el matrimonio desde que estaba muy joven, primero tenía que estudiar, después necesitaba trabajar para realizarme como profesional y ahora me has dejado sorprendida – dijo la hermosa doctora, quedándose muy pensativa -  También creo que existe un matrimonio que puede hacernos más libres que en la soledad.

Mi hermosa alma gemela estaba feliz, pero todavía no podía asimilar el impacto que le provocaba la brillante sortija en su mano. Se la miraba una y otra vez y yo la contemplaba en silencio. Era una lucha interior que la hacía sentir distinta al sentirse comprometida. Puede que estuviera pensando en el novio de la adolescencia, puede que estuviera pensando en la reacción de sus familiares, o puede que pensara en los compromisos que implicaba una vida en pareja.

-       Yo siempre soñé con este momento – dijo, sin apartar los ojos de la carretera -. Siempre quise llegar al altar con un vestido muy blanco y muy largo…

-       Acuérdese mi amor, que yo soy el que escribió “La religión de los inteligentes” y esos señores de la iglesia no deben de estar muy contentos conmigo – dije medio en broma.

Ella frenó bruscamente y mirándome con los ojos llenos de pánico me dijo:

Ah no, si no es en la iglesia católica, yo no me caso contigo, ni con nadie.

Yo me quedé observándola, seco de la risa y después tuve que decir para que se le bajara el enojo.

Tranquila que ese libro no lo ha leído nadie y, además, todas las religiones son buenas desde que estén fundamentadas en el amor, y yo no tengo ningún problema en casarme allá, si es para homenajear a toda tu familia. No podemos ser tan radicales y además, la ceremonia matrimonial es un acto cultural válido en el lugar que sea, porque lo importante es que nosotros dos lo vivamos en el corazón.

Ella puso el auto en marcha, nuevamente, recuperando el color y la alegría.

Nos fuimos haciendo planes por todo el camino y el tiempo se fue volando en medio de nuestra felicidad.

Llegamos a nuestro pueblo querido, ella me dejó en la esquina de siempre y se fue de prisa a contarles la noticia a su mamá y a sus hermanas.

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO NÚMERO SEIS

-       Me da miedo – dijo ella -. Lo voy a intentar una vez más, pero es que me dan un poquito de nervios los caballos. Empiezo a cabalgar muy bien, pero cuando la yegua empieza a galopar me da mucho temor. Me congelo y no sé cómo controlarla, para que vaya a mi ritmo.

  

-       Tranquila, que yo te voy a enseñar con calma – le dije tratando de animarla -. Conducir un caballo es muy parecido a conducir un auto, al principio confundimos los controles y se nos hace un poco difícil frenar o acelerar, pero al final todo se automatiza y cuando adquirimos la confianza, lo hacemos sin ni siquiera pensarlo.

 

Habíamos dejado el impresionante valle de San Nicolás y nuestro hermoso pueblo de “La Ceja del tambo”, como a cincuenta kilómetros de distancia, y ahora pasábamos todos los fines de semana en mi finca “El monte de los olivos”, para estar más cerca de las estrellas y para poder estar solos.

-       Hermosa, muñecota mía – le dije con dulzura al oído -. Tú y yo sabemos que no hay nada que no puedas hacer cuando te lo propones y en algo tan sencillo, como es aprender a montar bien a caballo, no tienes ni la más mínima probabilidad de fracasar. ¡Tú dominarás la equitación y serás la más hermosa de las amazonas!

-       Bueno, lo voy a intentar aunque me da un poquito de susto – argumentó ella con decisión – Ha sido difícil para mí, porque yo soy una chica de ciudad y no estoy acostumbrada a estas cosas.

Me acerqué con la yegua tomada del cabestro, la amarré en uno de los pilares de la casa y…

-       Ven, súbete en ella otra vez, que es muy fácil – le dije tomándola de la cintura con suavidad -. Siempre te debes de montar colocando el pie izquierdo en el estribo y sujetándote de la silla y de las crines del animal. Aquí vas, te acomodas en la silla y colocas el otro pie en el estribo. Tomas las riendas con las dos manos y con una suave inclinación, hacia adelante, le indicas al equino que puede empezar a caminar.

Solté la yegua del pilar en el que la tenía amarrada y tomándola del cabestro, avancé de un lado para el otro, con mi hermosa novia sentada cómodamente sobre ella, por la grama que cubría el jardín de la nueva casa prefabricada.

-       Si vas a voltear al lado derecho, inclinas el cuerpo hacia ese lado y también halas con suavidad la rienda de ese lado. Si deseas voltear a la izquierda, inclinas tu cuerpo a la izquierda y halas con suavidad la rienda de ese lado. Y si vas a frenar, te inclinas hacia atrás y halas las dos riendas con suavidad y el caballo frena inmediatamente. ¿Fácil, no?

-       ¡Sí, amor, ya estoy aprendiendo! – gritó mi amada, visiblemente emocionada.

La gran prueba para mi elegante novia, consistía en enfrentarse al miedo de estar montada en un animal de quinientos kilos de peso, controlarlo con la rienda y aprender a dominarlo completamente sola. Mi desafío era contra un miedo distinto, yo me había propuesto aprender a valorar esa espectacular mujer, dejando a un lado mi mal llamada libertad, para acercarme a ella con alma, vida y corazón. Cada uno confiaba en la inteligencia del otro, para que la experiencia fuera muy agradable para todos. Lo de construir una casa más moderna y de invertir en la finca, fue idea de ella, que me estaba probando todo su amor. ¿Qué mejor prueba, que pasar los fines de semana en una finca, alejados de todas las comodidades en medio de las montañas? ¿Qué mejor desafío, para una mujer enseñada a disfrutar de los más elegantes y costosos restaurantes y discotecas de la gran ciudad, que empezar  a vivir con las limitaciones del campo?... Si los dos podíamos ser felices, sembrando verduras, comiendo truchas asadas y frijoles verdes, día tras día, es porque habíamos descubierto el milagro del amor verdadero. En vez de incomodarnos, corríamos alegres por el campo, disfrutando de la brisa refrescante de las montañas. Buscamos bromelias y orquídeas florecidas, en los bosques milenarios, que nos acogían con su música secreta. Conversábamos los días enteros, respirábamos aire puro y ella fotografiaba todas las flores que se encontraba. Iniciamos un curso muy íntimo, para comprender perfectamente al otro. ¿Cómo había sido nuestra infancia, qué habíamos aprendido en la vida y cómo podíamos ayudar a la sociedad, para construir un país diferente? Nos vestíamos elegantemente para cenar y ella adornaba la mesa con flores del monte. Conversábamos y escuchábamos música a la luz de las velas.

-       El aburrimiento y la monotonía que sufren las parejas – me dijo mi amada -, no se da por estar cansados físicamente, se origina por estar separados, por ser diferentes mental y espiritualmente. Se da cuando no existen intereses comunes, se da cuando el grado de evolución es distinto.

¡Qué grandiosa satisfacción sentía cuando mi alma gemela hablaba de temas tan profundos, en los que mostraba su absoluta concientización de su  eternidad!... Una verdad muy grande había entrado en su entendimiento y la empleaba para construir el futuro que habíamos soñado durante décadas enteras. La sabiduría se le reflejaba en su rostro angelical y de sus ojos oscuros de águila, brotaban rayos plateados de felicidad, y yo pensé: “Esta mujer maravillosa que estoy observando, no es una mujer común y corriente, es la dama más evolucionada, más buena y más hermosa del mundo”

Levantarse a las cinco de la mañana, para ayudarme a sostener la ternera mientras que yo ordeñaba la vaca, echar el maíz a las gallinas y tirar puñados de cuido al estanque de las truchas, no representó ningún problema para ella.

Cuando yo estaba en la huerta, sembrando cebollas, lechugas y zanahorias, ella llegaba hasta allá, con una jarra de jugo muy frío, y me ayudaba a recoger las malezas que yo había arrancado. Después se transformaba en una excelente ama de casa y servía el almuerzo al son de la música que a ella le gustaba.

-       Gracias – le dije, por la tarde, después de terminar de trabajar – Muchas gracias por ser tan maravillosa y muchas gracias por todo lo que me has dado.

-       No, gracias a ti, por ser tan lindo y por darme la oportunidad de vivir cosas distintas -. Me dijo entusiasmada y adorable.

Yo sabía que ella estaba orgullosa de las transformaciones, que estábamos haciendo en la finca, pero cuando yo le agradecía o la alababa de alguna manera, ella solía agradecer también o cambiar el tema, para amortiguar el impacto del cumplido y hacerlo más fácil de aceptar. Melina siempre había sido una de las niñas mimadas de su poderosa familia, y en el hospital donde trabajaba, siempre fue el centro de la atención y, ahora, dejaba a sus familiares, a sus amigos y sus estudios, abandonados todos los fines de semana, por estar observando mariposas de colores conmigo. Lo ha apostado todo, dejando parte de su vida anterior a un lado, porque confía en mí y en nuestro proyecto de futura vida.

-       ¡Oh, amor mío! – exclamó como pensativa -. Yo quiero que todo funcione bien y quiero que vivamos el resto de esta vida juntos. ¿Tú deseas que funcione?

-       Claro que sí, amor – dije maravillado con la belleza de mi inteligente mujer -. Siempre te dejaré ser quien eres. Jamás me verás interponerme entre tú y tus sueños, entre tú y tu brillante carrera.

Sentí que toda una vida de felicidad, aprendizaje y regocijo, crecía al lado de esa maravillosa mujer. Crecía y se levantaba brillante como el sol, para conducirnos por los caminos de la felicidad, hacia la eternidad absoluta de nuestros hijos y de nuestras conciencias.

Por la noche, entrelazados en la cama, en el centro de las montañas de Antioquia, hablábamos sobre libros, descubrimientos científicos; sobre la ignorancia de nuestros gobernantes y sobre todo lo que teníamos que trabajar por el bienestar y la salud del pueblo.

-       Muñecota, ¿tú crees que una alma gemela es la que satisface todas nuestras necesidades constantemente?...

-       No – respondió, ella, pensativa -. Yo no creo que las satisfaga inmediatamente, pero sí creo que colabore en la búsqueda de una solución, para los diferentes desafíos que se puedan presentar. No vayas a pensar que, al lado de tu alma gemela, todos los instantes van a ser perfectos, puede que en algún momento, nuestros intereses lleguen a chocar, pero esas diferencias van generar una comprensión que antes no teníamos y, conmigo, eso ya se está dando, porque, sinceramente, nuestras vidas son muy diferentes.

-       ¿Diferentes por qué? – pregunté un poco alarmado.

-       Porque tú eres un filósofo muy libre y yo soy una microbióloga muy dedicada a cumplir un horario fijo, en una institución hospitalaria muy seria. Por eso.

-       ¿Y, entonces, siendo tan diferentes, porque realmente lo somos, la unidad eterna por qué ha unido nuestros destinos? – le pregunté nuevamente a mi amada, queriendo saber lo que opinaba de nuestra relación.

-       ¿Puedes creer que los enfermos de cáncer, los enfermos de esclerosis múltiple, los gays y los transexuales, nos han atraído con sus pensamientos? ¿Puedes creer que el pueblo desamparado, que está consumiendo alimentos transgénicos y alimentos con conservantes cancerígenos, sin saberlo, está pidiendo ayuda psíquicamente? ¿Puedes creer que la unidad eterna ha tenido que hacer mil cosas, que coincidan para unirnos, para que luchemos en contra del terrible deterioro que está sufriendo el sistema endocrino de las mujeres que utilizan los criminales anticonceptivos residuales?

-       Eso es muy halagador, muy poético y probablemente sea una verdad inexplicable – le dije emocionado -. Una difícil misión que está llenando nuestra vida de felicidad.

-       ¿Cómo es posible, que el INVIMA no prohíba sustancias internacionalmente reconocidas como cancerígenas, que están totalmente prohibidas en los países desarrollados? – preguntó con rabia, la hermosa doctora que se sentía impotente.

-       Hay una triste realidad, que nunca alcanzarás a comprender – le dije a mi reina con mucha amargura -. Los gobernantes tienen una visión del futuro casi igual a cero y una gran capacidad de corrupción, a favor de las multinacionales que están manipulando la producción de alimentos genéticamente.

-       ¡No quiero escuchar eso! – exclamó, Melina, tapándose los oídos – Quiero creer que nuestro nuevo presidente es sabio y que va a prohibir la fumigación con el glifosato que esteriliza la tierra, que va a prohibir definitivamente la utilización del asbesto por los criminales de ETERNIT y que le va detener las toneladas y toneladas de mercurio que se utiliza en la minería ilegal contaminando nuestros ríos.

-       Qué bueno sería – le murmuré con tristeza -. Pero la lucha no va a ser fácil, porque las multinacionales que utilizan conservantes cancerígenos en la producción masiva de refrescos y de alimentos, tienen mucho dinero y mucho poder. No pienses que bastará con presentarnos ante el director del INVIMA a decirle que el amarillo cinco (E102), que los nitrito y el nitrato de sodio (E250), que el benzoato de sodio (E211) y el glutamato monsódico (E 621) son cancerígenos comprobados y que se utilizan a diario en los alimentos que consumen nuestros niños. Esta lucha va a ser larga y peligrosa, porque ellos van a decir que no existen los estudios necesarios para llegar a esas conclusiones, cuando en La Unión Europea ya están definitivamente prohibidos. Ustedes, en el hospital san Vicente de Paul, ya sabían lo difícil que era, cuando iniciaron la lucha en contra de los cultivos transgénicos que están acabando con las abejas, que son los principales insectos polinizadores de la naturaleza.

-       De todas maneras, hay que empezar a concientizar a la gente, para que se alimenten de mejor forma, evitando las carnes frías y los alimentos industrializados, y consumiendo alimentos orgánicos garantizados – concluyó la hermosa doctora, comprendiendo la enorme magnitud del problema -. A veces te creo, que la unidad eterna nos juntó para que luchemos en contra de los profesionales sin ética, que no les importan los treinta y tres mil colombianos que mueren de cáncer al año.

Continuamos con nuestros respectivos trabajos, pero en la mesa de la cocina de la finca y en nuestros escritorios,  había centenares de documentos sobre la prevención y cura del cáncer, estudios del sistema endocrino, prácticas y consejos para una alimentación más sana, protección ambiental, especies en peligro de extinción y leyes. Libros enteros de leyes que, supuestamente, deben proteger al consumidor, pero que nunca eran aplicadas. Cuando tuvimos la información suficiente, escribimos varios libros: “Los monstruos creados por los transgénicos y por los anticonceptivos” “La humanidad en vía de extinción” y “¿Cómo curar el cáncer y la esclerosis múltiple de forma milagrosa” que los pueden encontrar de forma gratuita en la página      www.jorgesotobuiles.es.tl 

Nadie se comprometía en la lucha. Los principales periódicos, los más importantes noticieros televisivos ignoraron nuestras suplicas y nunca contestaron nuestros mensajes desesperados. La gente común y corriente no entendía los términos científicos de nuestros libros y, además, casi no les gustaba leer.

Entonces descubrí una Melina que antes no había podido adivinar. Estaba totalmente concentrada en contra de los conservantes cancerígenos, en contra del glifosato, en contra del asbesto, en contra del mercurio que origina la minería ilegal, en contra de los alimentos transgénicos y en contra de los anticonceptivos de origen vegetal que están destruyendo el sistema endocrino de las mujeres de nuestro país.

-       No esperemos ninguna colaboración por parte del gobierno – advirtió ella – y preparémonos para la absoluta subyugación de nuestro país, ante las políticas neoliberales de las grandes multinacionales, que sólo les interesa el crecimiento del capital.

-       ¡Amor! – le dije a mi amada – No podrás creer lo que están tramitando dos senadoras de la república. Es que es inconcebible lo que respondió una de las senadoras ante mis peguntas. Escucha esta grabación:

Encendí la grabadora y se escucharon las siguientes voces:

-       Jorge León: Lo que usted nos está diciendo, es que van a sacar una ley que ignore todo lo que ha manifestado un pueblo, que rechaza la explotación petrolífera en su territorio, cansados de no ver ni un solo centavo de las supuestas regalías, que terminan en los bolsillos de los corruptos de turno.

-       Senadora: El estado es el dueño del subsuelo y vamos a explotar el petróleo, sin importar lo que las comunidades opinen.

-       Jorge León: ¿Aunque reciban diez o veinte mil firmas, de la gran mayoría de los habitantes, que prefieren proteger las fuentes de agua potable?

-       Senadora: Lo que opine la gente no tiene relevancia, porque el estado está necesitando esos recursos que se originan con el petróleo.

-       Jorge León: ¿Y si sale todo el pueblo a la plaza pública, en una manifestación de resistencia para bloquear las vías, en contra del “fracking” y de la explotación irracional de hidrocarburos?

-       Senadora: Son las manifestaciones públicas, otro de los puntos que vamos a revisar en esta nueva administración, porque no podemos seguir tolerando que se proteste en perjuicio del estado.

-       Jorge León: ¿y si fueran los profesionales expertos en la conservación de fuentes hídricas, y los expertos en la conservación de los páramos, los que protestaran, a ellos sí los escucharían?...

-       Senadora: No, al gobierno no le interesa la protesta pública.

-       Jorge León: ¿Nos gustaría saber, porqué niegan la criminal practica del “fracking”, que está contaminado todo el magdalena medio. Acabando con la pesca artesanal de los campesinos en el glorioso “Río de la Magdalena”

-       Senadora: Eso no se está haciendo.

-       Jorge León: ¿Se va a tener en cuenta, la opinión de los habitantes, interesados en la concesión de las licencias de explotación minera?

-       Senadora: No podemos tener en cuenta, la opinión de los particulares en las decisiones del estado.

Mi amada reina se quedó con la boca abierta, después de escuchar la entrevista y no quiso decir nada más.

Todos los fines de semana, los pasábamos caminado por los riscos de la finca, mirando los bosques primarios de los centenarios robles que nos animaban. Veíamos a Colombia como una gran familia de páramos, selvas y ríos majestuosos, imposibles de arrasar por la ignorancia de nuestros dirigentes.

-       Aguanten páramos y selvas colombianas – gritábamos hacia los árboles - ¡Aguanten!... Y no se preocupen que el pueblo va a seguir luchando por ustedes.

-       Cuidar el medio ambiente es una lucha difícil – me dijo mi adorable Melina -, pero cuando el pueblo se une para luchar contra las malas políticas del gobierno, no hay nada, que pueda impedir la victoria.

 

Continuamos trabajando y luchando, sabiendo que la vida es para aprender y divertirnos, mientras que evolucionamos a la quinta dimensión sin relativos.

De vez en cuando se presentaban pequeños problemas para probar nuestras fuerzas, pero nosotros continuábamos batallando a través de todas esas cosas que nos preocupaban, a través de nuestras ocupaciones diarias, a través de momentos tensos y difíciles que vivíamos.

Seguíamos siendo felices, el abdomen de Melina empezó a crecer y ya se le notaba mucho el embarazo, pero a ella no le importaba.

Nuestra relación se hacía cada vez más íntima y más cálida. Día a día nos conocíamos más y más, y aumentaba nuestra felicidad por estar juntos.

Llego la hora de casarnos y las hermanas de Melina organizaron todo.

Yo escogí la iglesia, del club hacienda Fizebad, en el kilometro veintisiete de la vía Las palmas El Retiro – Antioquia. Muy cercana a la represa de “La fe”. Siempre me gustó esa iglesia porque yo la miraba con admiración desde que era un niño y casi todos los sábados iba a pescar en la inmensa represa.

Nos casamos a las cinco de la tarde de un martes veinticinco de diciembre. Melina llegó en un carro antiguo, con un vestido blanco muy hermoso y con una cola inmensa como de unos tres metros que se arrastraron detrás de ella por toda la iglesia. Estaba hermosa como siempre y en las manos llevaba un ramo de azucenas blancas. Yo fui vestido con smoking y por la noche hicimos una fiesta en La Ceja, con mariachis, comida, licores y mucha pólvora, para que el universo supiera, que yo me había casado con mi alma gemela.

 

Principio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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