Biografía del Escritor
     El absolutismo físico y filosófico
     Una Modelo y un caballo hecho leyenda
     A model and a horse made legend
     El código del verdadero Anticristo
     The code of the true Antichrist
     Amor, eterno amor
     Story of an eternal love
     LA HUMANIDAD EN VIA DE EXTINCIÓN
     Débora Arango Pérez "Pinturas de una verdad prohibida para las mujeres"
     HUMANITY IN THE ROUTE OF EXTINCTION
     La religión de los inteligentes
     LA TERCERA GUERRA MUNDIAL Y LA DESTRUCCIÓN DE LA CIUDAD DE NUEVA YORK
     Los monstruos creados por los transgénicos y por los anticonceptivos
     The religion of the intelligent
     Nuclear holocaust and the destruction of a great nation
     Monsters created by transgenders and by contraceptives
     El nuevo paradigma de nuestra eternidad
     Héctor Abad Gómez UNA CONCIENCIA QUE EVOLUCIONA
     UN VIAJE A LA SUPERVIVENCIA
     A journey to survival
     El milagroso don de la sanación
     THE MIRACULOUS GIFT OF HEALING
     La magia de un gran amor
     The magic of a great love
     RENACE LA LEYENDA DEL CAMPEÓN, FERNANDO GAVIRIA RENDON
     Fernando Gaviria Rendon



LITERATURA UN MUNDO MÁGICO - Héctor Abad Gómez UNA CONCIENCIA QUE EVOLUCIONA



 

 HÉCTOR ABAD GÓMEZ

 

 

 

Una conciencia que evoluciona    

 

 

 

 

Jorge Soto Builes

 

Jorgesotobuiles.es.tl

 

 

 

 

 

 

 

Se justifica vivir si el mundo es un poco mejor, cuando uno muera, como resultado de su trabajo y esfuerzo… La fijación de metas distingue a unos hombres de otros, y aquí lo más importante no es alcanzar dichas metas, sino luchar por ellas.”

 

Héctor Abad Gómez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

HOMENAJE

Este libro es un sentido homenaje a mi madre, Mélida Builes Mendoza, una humilde PROMOTORA DE SALUD RURAL que a pesar de no haber tenido la oportunidad de estudiar en la gloriosa Universidad de Antioquia, la ama más que muchos de los que pudimos estudiar en ella.

Jorge Soto Builes

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REFLEXIÓN

 

Este es un libro de pensamientos fundamentados en el amor, y esos pensamientos tienen que sostenerlo y resistir el peso de los cuestionamientos de los materialistas que no han podido evolucionar más allá de sus gigantescos egos; este libro tiene que afrontar las opiniones de millones y millones de críticos, unos abiertos al cambio y al conocimiento, otros cínicos y destructores como lo han sido siempre. ¡Las ideas de este libro, tienen que resistir la presión de todos los cambios que van a generar en la conciencia colectiva de todos los colombianos!

Jorge Soto Builes

 

 

 

 

 

 

 

OFRECIMIENTO

Con un cariño muy grande, ofrezco este libro a Mariluz, Clara Inés, Eva Victoria, Marta Cecilia, Sol Beatriz, Héctor Abad Faciolince y a doña Cecilia Faciolince García, los hijos y la honorable esposa de ese maravilloso hombre, que murió tratando de defender a los más desamparados.

Jorge Soto Builes

 

 

 

 

 

 

 

 

Su constante lucha y manifestación pública, lo convirtieron en un líder social que se hacía cada vez más fuerte y que ganaba cada vez más credibilidad entre las personas, hasta que llegó al punto en que tuvieron que asesinarlo.

 

INTRODUCCIÓN

Desafortunadamente, el fenómeno de la violencia en Colombia es cíclico, repetitivo y muy parecido en cada una de las sangrientas épocas en que nos ha tocado vivir. Hemos caído y seguiremos cayendo en esa piedra del olvido, que nos hará repetir, una y otra vez, nuestra historia de muertes selectivas sin final. Hasta que tengamos la evolución necesaria para sentarnos a dialogar, para sentarnos a exponer nuestras diferencias y a elaborar una agenda inteligente y conjunta, que nos lleve a unirnos como país y como sociedad civilizada en torno al amor fraternal.

Viajando en los laberintos del tiempo, como introducción a este humilde trabajo, les voy a mostrar un artículo escrito por el muy ilustre protagonista de este libro, el médico Héctor Abad Gómez, y que parece que hubiera sido escrito ayer.

“No es cierto que la violencia haya existido desde que el mundo es mundo. Por más de setenta mil años, antes de la revolución agrícola, los hombres (Homo sapiens sapiens) vivieron cazando y pescando; matando animales, es cierto, pero no matándose entre sí. Fue sólo cuando algunos delimitaron un territorio propio” y se asentaron en él, cuando surgió lo que todavía llamamos “civilización” y algunos grupos humanos empezaron a organizar ejércitos, para conquistar más territorio, “territorio de otros”. Así comenzó la violencia organizada.

“Enseñar a hombres a que maten a otros hombres” lo dijo Jorge Luis Borges “es el mayor crimen que hasta hoy ha producido la humanidad”.

Tal crimen se ha venido cometiendo durante los últimos diez mil años de la historia humana, una historia que empezó hace dos mil quinientos milenios, con el Homo erectus, en el África oriental.

No es cierto tampoco que durante toda la era posterior a la Revolución Agrícola nos hayamos estado matando todo el tiempo. En distintas épocas y en distintos lugares, los hombres son o no violentos, no por naturaleza, sino de acuerdo con las circunstancias en las cuales les toca vivir. Aquí mismo en Colombia ha habido épocas durante las cuales nuestros índices de homicidios, por cien mil habitantes y por año, han sido más bajos, por ejemplo, que los actuales de los Estados Unidos de América.

La violencia es sólo un síntoma de males sociales profundos, tales como la injusticia, la pobreza, la mala distribución de las riquezas, la ignorancia o el fanatismo.

Tratar de acabar la violencia con “otra violencia” es como pretender curar una enfermedad con otra enfermedad. Eso es lo que hemos venido haciendo –sin éxito, por supuesto– durante los casi doscientos años de historia colombiana.

Por fortuna, el gobierno actual parece que está tratando de emprender otro camino, más lógico, más racional; atacar con vigor y eficiencia las causas profundas de estos males; el desempleo, la pobreza absoluta, la miseria, el hambre.

Si los principales recursos del país: humanos, materiales, financieros, económicos, espirituales, se vuelcan todos a favorecer a esos seis millones de colombianos, a ese 25% de compatriotas, que según nuestro actual Presidente viven en la “pobreza absoluta”, si empezamos siquiera a tener algún éxito en esa dura lucha, mejores días estarán por venir.

Si todas las llamadas “fuerzas vivas de la nación”: El gobierno, la industria, los gremios, la iglesia, los sindicatos, las universidades, los intelectuales, los periodistas, contribuimos en todas las formas que nos sea posible para ese gran propósito nacional, no habrá duda de que alcanzaremos éxito. Y esta será la única, la única forma de que no tengamos que seguir lamentando la violencia que nos abruma, que nos angustia, que nos hace a veces desesperar de lo que puede hacerse aquí y ahora.

Porque no es matando guerrilleros, o policías, o soldados, como parecen creer algunos, como vamos a salvar a Colombia. Es matando el hambre, la pobreza, la ignorancia, el fanatismo político o ideológico, como se puede mejorar este país.

* Publicado en el Periódico El Mundo (Medellín) 12 de octubre de 1986, p. 3 A.

Nota de editor: La Revolución Agraria en el Neolítico distingue el período histórico en el cual los hombres que antes eran cazadores, recolectores y nómades, decidieron asentarse en un lugar determinado, hacer las primeras siembras y empezar a dar forma a los primeros asentamientos humanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

PRINCIPIO

Nacido en el hogar de un humilde taxista y de una orgullosa Promotora de salud rural, llamada Mélida Builes Mendoza, siempre tuve lo necesario para subsistir y, además de eso, mucho amor de familia. En mi casa, desde siempre, hubo un punto de referencia enmarcado en un pequeño diploma que desde que nací estuvo colgado en la pared principal de la casa y que decía así:

FUNDACIÓN DEL CAFÉ

CATEDRA DE MEDICINA PREVENTIVA

CERTIFICAMOS

Que la señorita: Mélida Builes Mendoza, asistió al cursillo de

PROMOTORAS DE SALUD dictado en Santo Domingo Antioquia, entre agosto 26 y noviembre 24 de 1957

Presidente de la Fundación del café”.

Profesor de medicina preventiva: R. Solórzano

Director del curso: Héctor Abad Gómez

Para los miembros de nuestra familia, era muy común la práctica de la medicina preventiva y de los primeros auxilios, que realizaba nuestra madre, constantemente, en la casa y en todo el vecindario; practica en la que se les enseñaba a todos los niños del barrio y a nosotros, a lavarnos las manos con un proceso meticuloso y casi quirúrgico, como si fuéramos a entrar a un quirófano. Mi madre como es una higienista, también es obsesiva con el correcto lavado de los dientes y con el recorte constante de las uñas, en las que no podíamos albergar mugre, porque, según ella, las manos sucias son la principal fuente en la transmisión de virus y enfermedades, especialmente después de utilizar el servicio sanitario del inodoro.

Mi madre es una inteligente mujer de pueblo, que nació en Santo Domingo Antioquia, donde la desnutrición y la gastroenteritis eran la principal causa de muerte infantil. Aquel hermoso pueblo es la cuna del mejor de los escritores paisas, don TOMÁS CARRASQUILLA, el padre del costumbrismo Antioqueño, y por esos azares de la vida, mi madre fue elegida por las acciones comunales junto con treinta mujeres más, para estudiar un diplomado en medicina preventiva que dictó la federación nacional de cafeteros, en un convenio con la gloriosa universidad de Antioquia, y con la supervisión del carismático doctor Héctor Abad Gómez, un extraordinario médico, que se preocupaba mucho por la salud de las comunidades marginales de nuestro departamento.

Una de las principales actividades desarrolladas por el equipo de médicos y por las dedicadas jovencitas, ahora orgullosas Promotoras de salud, entre las que se encontraba mi futura madre, fue la vacunación masiva contra la poliomielitis, después de que se presentaran varios casos en el municipio, luego se dedicaron a repartir, puerta a puerta, en todas las casas del municipio, un purgante anti parasitario, la tarde de un sábado que siempre va a ser recordado por los habitantes del municipio, porque en la mañana del otro día, al domingo, colapsó el sistema de alcantarillado, por culpa de los millones y millones de lombrices que arrojaron los habitantes del pueblo, que se convirtieron en unos asquerosos nudos de parásitos que taponaron los tubos y no dejaban correr las aguar residuales repletas de materia fecal. Todas las personas del pueblo estaban felices de haberse librado de los aterradores parásitos que los carcomían por dentro, y creció tanto la popularidad del doctor Héctor Abad Gómez que las personas lo rodeaban en la calle como si fuera una celebridad del cine o de la música, y en todas las humildes casas lo querían  tener de invitado a la hora de comer.

Mi madre nunca puede olvidar ni las recomendaciones, ni los consejos del doctor, y tampoco puede olvidar la grandiosa Universidad de Antioquia, que siempre lleva en lo más profundo de su corazón, aunque nunca tuvo la oportunidad de estudiar en sus instalaciones. La medicina preventiva se convirtió en una religión para ella que, estando muy joven aún, se casó con, Jorge Antonio Soto, el conductor del taxi que movilizaba al doctor y a las alumnas más distinguidas por las veredas del pueblo.

Mis padres recién casados, se vinieron a vivir al corregimiento de San José, que pertenece al municipio de La Ceja del tambo, en el oriente antioqueño. En ese sector no había centro de salud y mi madre llegó a llenar ese vacío institucional, desde un sábado que programó la eliminación de los piojos en la vereda, que por cierto eran muy abundantes. Todas las madres llegaron muy puntuales con los niños y como no había veneno, mi madre les untó jabón de tierra y los colocó al sol, hasta que el cabello se tostara y se murieran todos los piojos y las liendras, después les lavaron el cabello y sobre una toalla blanca, los peinaron con una peine de dientes estrechos y en la toalla fueron cayendo miles y hasta millones de piojos, para regocijo de las abnegadas madres que habían triunfado en su meritoria labor. Después, recuerdo que hicieron una campaña en contra de las pulgas, con un veneno en polvo que trajo mi papá de Medellín. En un día soleado lavaron todas las cobijas, bañaron todos los perros y pusieron el veneno en polvo, debajo de los colchones y en la panza de los canes, hasta que desaparecieron las picaduras de pulgas del rostro de los niños. Mi  mamá era muy estudiosa y leía y aprendía, todo lo que más podía sobre medicina y se convirtió en la enfermera preferida de toda la vereda, en la que ponía inyecciones, explicaba las formulas enredadas de los doctores y prestaba los primeros auxilios a los heridos que se lesionaban en las cantinas los fines de semana, cuando estaban ingiriendo licor. Hacía suturas y curaciones, pero con mucha prudencia y siempre aconsejando que debían de visitar a un profesional de la salud, para que diera un diagnóstico y dictara el tratamiento final. Le tocó atender varios partos que, a media noche y en esos lugares tan alejados de la ciudad, no daban espera. Siempre trató, con su limitada educación, de prevenir las enfermedades más comunes dentro de la comunidad. Estaba muy pendiente de que todos hirvieran el agua para el consumo humano y de que todas las casas tuvieran un pozo séptico, o una letrina bien higiénica, para que no se contaminaran las aguas que corrían pendiente abajo, porque otras personas las podían consumir. Organizó un grupo de mujeres que cada dos meses subían  a lavar y a desinfectar muy bien, el tanque del pequeño acueducto de la vereda, y encomendó al señor Jesús María Tobón, para que todos los días le echara al agua la cantidad de hipoclorito de sodio, que había recomendado el ingeniero sanitario del municipio, que los visitaba continuamente. Con insistencia siguió recomendando, una y otra vez, que había que hervir el agua con la que hacían los refrescos y el jugo, y que hirvieran también la leche, para eliminar las bacterias y, para su satisfacción y para la tranquilidad de todos, no se volvieron a presentar los casos de diarrea y de gastroenteritis, que eran tan comunes antes de su llegada.

Todos los meses mi madre colocaba una meta diferente, para mejorar la salud de la comunidad, pero lo que todos más recordamos, fue cuando nos dieron un purgante y, cuando fuimos al sanitario, se nos quedaron unas lombrices colgando a mitad de camino y las madres nos las tuvieron que jalar con un pedazo de papel higiénico, antes de que el pánico se apoderara de nosotros los niños, con esos parásitos tan aterradores. Nos motilaban, nos asacaban los piojos, nos lavaban las orejas, nos cortaban las uñas y nos exigían mantenernos con la ropa limpia y empezaron a purgarnos para eliminar los parásitos intestinales, hasta el día en que mi madre viajó a la cabecera del municipio, La Ceja del tambo, y llamó por teléfono al doctor Héctor Abad Gómez, a la facultad de medicina de la Universidad de Antioquia, para que le diera una cita, porque se le ocurrió llevar a todos los niños de la vereda, hasta Medellín, para que nos pusieran la vacuna triple que nos protegía contra la poliomielitis. El doctor que era un humanista de tiempo completo, agendó la vacunación y mi madre y todas las mujeres de la vereda empezaron los preparativos para la titánica misión. Mi padre fue el conductor elegido para la misión, en un vehículo llamado Unimog de la empresa alemana, Mercedes, que era como una volqueta pequeña;  una picap con llantas muy grandes como de tractor, en la que él sacaba el feldespato para la Locería Colombiana de la que era gerente, el ingeniero químico Amado Duque, otro humanista que nos prestó el vehículo con mucho gusto, para los viajes en busca de la protección de los niños. En el primer viaje, de los varios que tuvo que hacer mi padre, metieron a mis cuatro hermanos, a otros diez niños y a mí, en el estrecho volcó del incomodo vehículo, y nos tuvieron que cubrir con un plástico porque, desafortunadamente, esa fría madrugada amaneció lloviznando.

Íbamos muy estrechos, sentados en unos cojines rellenos de paja, que las mujeres de la vereda habían cosido con retazos de la ropa vieja y, a pesar de todo, estábamos muy felices, porque todos queríamos conocer la ciudad de Medellín y el famoso edificio de Coltejer, que nosotros nos imaginábamos como el más alto del mundo. En el camino salió el sol y todo fue una felicidad cuando después de dos horas de extenuante viaje, mi padre orilló el vehículo en el amplio parqueadero de un sitio llamado El peñasco, un lugar muy lindo en el que, al fondo, se observaba la impresionante ciudad de Medellín. Mi madre repartió las arepas de chócolo, rellenas con huevo y carne desmechada, y las botellas con el chocolate que todavía estaba tibio. Nos dedicamos a desayunar y casi nos morimos de la emoción cuando un avión inmenso pasó por encima de nuestras cabezas, en busca de la pista del aeropuerto Olaya Herrera, el mismo donde murió incinerado el cantante Carlos Gardel, que tanto admiraba mi padre. Sentí que mi corazón estaba golpeando con mucha fuerza debajo de mi camisa, pero supe que no era miedo sino la emoción de conocer a Medellín.

El viaje continuó y nos fuimos cantando y saludando todos los autos que nos encontrábamos, con gran algarabía, hasta que llegamos al parqueadero del Hospital san Vicente de Paul y mi madre lanzó un grito de la emoción, se bajó de la cabina del monstruoso unimog y se fue corriendo en busca del doctor Héctor Abad Gómez, que nosotros habíamos visto muchas veces en los recortes de periódico que ella coleccionaba, con su inconfundible figura. Se abrazaron un ratico y el doctor, la soltó y se vino a abrazar a mi papá que sonreía con timidez.

¡Qué niños tan lindos! – dijo después de observarnos a todos con sus grandes gafas de marco negro y dirigiéndose a mi madre le dijo:

-        Mélida Builes, ¿y cuáles son los tuyos?

-        Los más negritos – dijo mi madre -, porque todos los otros son de apellidos Tobón, muy rubios y de ojos muy claros.

El médico tomó de la mano a mi dos hermanitos más pequeños y se fue caminando con ellos y con todos nosotros, hasta el puesto de enfermeras que nos estaban esperando. Unas auxiliares de enfermería, muy bonitas, nos pusieron en fila, anotaron el nombre de cada uno en una planilla, nos dieron un carnet de vacunación y nos echaron una góticas dulces en la boca y listo. Ya estábamos vacunados contra la terrible “poliomielitis”, esa enfermedad que dejaba paralíticos a los niños.

Mi madre no paraba de hablar con el doctor, contándole sobre todos los programas que estaba desarrollando en la vereda y él le aconsejó, que llevara un registro con el peso, la talla, la edad, las vacunas y los diferentes tratamientos de cada niño, mejor dicho, con todas las actividades que se fueran desarrollando durante todo el año. Después, el elegante médico les dijo a mis padres que quería ser el padrino de uno de sus hijos, y se fue mirándonos a nosotros, los cinco más morenos y dijo:

-        Desde hoy voy a ser el padrino del niño de la mitad, que es el más abandonado, porque los padres siempre estamos más pendientes de los menores y de los mayores, pero a ver yo marco el elegido, para que no se me pierda. ¿Cómo te llamas?...

Me preguntó mirándome a los ojos.

-        Jorge Soto Builes – le dije muy orgulloso. El famoso doctor Héctor Abad Gómez se quitó el reloj y trató de ponérmelo, pero me quedaba inmenso en la delgada muñeca de mi mano y entonces se lo entregó a mi papá y le dijo:

-        Jorge Antonio, arréglale la mañilla y le pones el reloj al niño, para que él siempre sepa que es el elegido y nunca se olvide de mí.

Todos aplaudieron emocionados el lindo detalle y después empezamos a caminar por un largo pasillo y, el doctor, nos llevó para la cafetería, nos invitó a tomar café con leche y buñuelos calientes, y allá mismo, nos revisó a todos los ojos y nos miró la garganta, a ver si de pronto teníamos anemia o llagas, pero todos estábamos bien. No dejó de aconsejar a mi madre, sobre todo lo que se podía hacer con la comunidad de la vereda San José, en La Ceja del tambo.

Mi padre, que sabía que nos esperaba un largo camino de regreso, nos subió a todos en el volcó del unimog que, por su fortaleza y por su diseño, parecía un vehículo de guerra, nos empacó como si fuéramos pollitos, mientras que mi madre se despedía del espectacular médico, que nos dijo adiós, agitando su mano derecha desde el corredor del hospital y nos marchamos felices en busca de nuestro pueblo y de nuestra vereda. El edificio de Coltejer solamente lo pudimos observar de lejos, porque mi padre dijo que el centro de la ciudad era muy congestionado y que era muy peligroso circular entre los buses, con un carro cargado con tantos niños. Desde ese día, mis hermanos y yo, supimos lo que significaba el pequeño diploma que mi madre mantenía colgado en la sala de la casa, por todas las atenciones que habíamos recibido en el hospital San Vicente de Paul y empezamos a mirarlo con más respeto y admiración, porque nuestra madre era amiga de gente muy importante.

A la venida paramos nuevamente en el parqueadero de El peñasco, la mitad exacta del largo recorrido, para almorzar con unos deliciosos tamales que mi padre calentó en el motor del unimog que venía hirviendo. Descansamos como una hora y después continuo el paseo de nuestra inmunización con gran derroche de felicidad, porque nos fuimos y nos vinimos cantando.

Mi padre me guardó el hermoso reloj y casi nunca me lo dejaban poner, dizque porque de pronto lo votaba y era un reloj muy valioso.

Llegamos a San José cuando ya estaba empezando a obscurecer y toda la gente nos recibió con aplausos y con gritos de emoción, como si comprendieran que estábamos librando una muy importante batalla por la vida.

Mi padre realizó varios viajes porque había que llevar a vacunar a los otros niños y a recibir la segunda dosis, que reforzaba nuestra inmunización. Siempre nos embargaba la misma emoción, con esos viajes en busca de la salud, porque Medellín era una ciudad maravillosa de un mundo muy diferente al nuestro.

Pasó muy poco tiempo antes de que la locería colombiana cerrara la mina y, como a mi padre se le terminó el trabajo, nos tuvimos que ir a vivir al casco municipal de La Ceja del tambo, donde mi papá retomó la profesión de taxista que había desempeñado en el municipio de Santo Domingo, desde el año de 1948, y como no hay mal que por bien no venga, mis dos hermanos mayores, Rodrigo y Mélida de la cruz, ingresaron a la escuela pública, en primero y segundo de primaria respectivamente y  Norelly, la cuarta de los hijos, y yo, el tercero y ahijado del doctor, empezamos a estudiar en la guardería de La señorita Eugenia, una profesora jubilada que tenía el kínder al frente del hospital. A todos nos iba muy bien en el estudio, por inmensa dedicación de nuestra madre, que siempre estaba pendiente de nuestro proceso educativo.

Pasaba el tiempo sin ninguna novedad y a nuestra casa llegaba mucha gente, para que mi madre les colocara inyecciones, les hiciera curaciones o les prestara los primeros auxilios, cuando se trataba de pequeñas lesiones que no necesitaban la intervención de un médico. Siempre fuimos conscientes del inmenso amor y el inmenso respeto que nuestra madre sentía por la medicina.

Todos fuimos creciendo y evolucionando muy bien, hasta que se llegó el día en que terminé el bachillerato y me gradué con honores, porque fui el que sacó mayor puntaje en la pruebas del ICFES de todo mi pueblo. Mi madre, que es una mujer muy inteligente, me compró los formularios de inscripción para la Universidad  Nacional seccional de Medellín y para la gloriosa Universidad de Antioquia, que siempre fue la universidad de sus amores, porque recordaba con mucho cariño a las doctoras, Dolores Correa, Josefina Jaramillo y al doctor Héctor Abad Gómez, que fueron los grandes maestros que marcaron su vida, con la medicina preventiva que le había traído tantas satisfacciones. Pasé el examen para el programa de ingeniería química en las dos universidades y el 12 de febrero de 1985 me fui para la ciudad de Medellín, a vivir en un apartamento muy económico que encontré en los avisos clasificados del periódico El Colombiano. Mi madre estaba que no cabía en el cuerpo de la felicidad y ese día apareció nuevamente el reloj que me había regalado el doctor Héctor Abad Gómez, por allá en el año 1970 cuando yo apenas tenía seis años.

-        Cuide mucho este reloj, hijo, que es un Ferrocarril de Antioquia muy costoso, y me hace el favor y va donde el doctor Héctor Abad Gómez, que tiene la oficina en la facultad de medicina por ahí, enseguida del hospital San Vicente de Paul donde los llevamos a vacunarlos. Me lo saluda, le entrega esta carta y se pone a su disposición.

Así se hizo.

Llegué a la ciudad universitaria y me quedé asombrado con la solidez de las instalaciones físicas de la prestigiosa universidad, que se levantaba en inmensos bloques de concreto de varios pisos. A los “primiparos” nos trataban con mucho cariño y nos hicieron un curso introductorio, en el que nos dieron el carnet y nos llevaron de paseo para que conociéramos toda la planta física del alma máter. Primero que todo se nos enseñó a manejar la biblioteca central, que era la fuente del saber y nuestro futuro refugio en las lides de la educación, después nos llevaron a conocer el museo y el imponente teatro Camilo Torres, que sería tan importante en nuestras vidas. En aquel ir y venir, tuve la fortuna de encontrarme con Nicolás Albeiro Gómez Álzate, un amigo muy querido que estudió todo el bachillerato conmigo y que desde hacía un año vivía con toda su familia en esta sorprendente ciudad. Él ya estaba estudiando ingeniería química desde hacía un semestre y fue de una gran ayuda para mí, porque tenía todos los libros que necesitábamos y me ayudaba a resolver todas las dudas y los problemas que yo podía entender. Como, El Monín, sobre nombre que le habían puesto en el colegio desde hacía muchos años porque llevaba una cabellera muy rubia hasta la altura de los hombros, era de esos paisas rebuscadores que no se varan, me contó que trabajaba por las tardes lavando taxis en Moravia, sector deprimido y muy pobre, con muchos tugurios a su alrededor, donde todavía funcionaba el basurero municipal y me invitó para que trabajara lavando taxis con él, diciéndome lo siguiente:

-       - Es muy fácil porque los taxistas tienen que entregar el carro lavado cuando cambian de turno, con el otro conductor que trabaja en las horas de la noche, y entonces se le pega al vehículo una lavadita por fuera, estregando muy bien las llantas hasta que queden bien negritas, se le lavan los tapices por dentro, se le pega una limpiada al tablero, se sacude el resto y listo.  El conductor nos da 600 pesos por la arreglada y uno se hace diario, cuatro o cinco lavadas, que representan aproximadamente tres mil pesos, que nos sirven para los pasajes y para comer. Yo te voy a regalar un dulceabrigo rojo, que es el trapo que te identifica como lavador de carros, porque por allá se juntan muchos marihuaneros y muchas prostitutas a consumir drogas y a pedir monedas, y se necesita el trapo para que los taxistas nos reconozcan como lavadores.

Eso hicimos al otro día, y yo no tuve ningún problema, porque ya estaba muy entrenado lavando el taxi que conducía mi papá. Nos ganamos siete mil pesos entre los dos y esa noche nos fuimos para la casa de él, que quedaba en el barrio Robledo el diamante, para que saludara a toda su familia. Mi futuro iba a ser muy humilde, pero estaba asegurado, para no tener que pedirle dinero a mi familia que estaba en difícil situación económica.

Empezaron las clases y todo marchaba sin novedades. Hasta la tarde en la que estaba desempacando la ropa, y encontré la carta que mi madre le había mandado al doctor que ella idolatraba y, me quedé pensando unos segundos porque… Qué pena ir donde el doctor, que se mantiene bien ocupado, a molestarlo con nuestros  asuntos... Pero bueno, me fui a llevarla sin estar muy convencido, y fui sólo por apoyar el inmenso amor que sentía mi madre por la medicina y por la idolatría que ella sentía por ese doctor, que le había hecho tanto bien a las comunidades rurales.

Misión que resultó muy sencilla porque al médico lo conocía todo el mundo y el portero del hospital San Vicente de Paul, me explicó dónde quedaba la facultad de medicina y la oficina del prestigioso doctor. Llegué como a las tres de la tarde de un caluroso jueves, e inmediatamente recordé la inconfundible figura del doctor que nos había hecho vacunar y que estaba vestido con un pantalón negro, camisa blanca, corbata y anteojos. Personaje que mi madre nos mostraba continuamente en los artículos de periódico que ella coleccionaba, y desde la puerta dije:

-        Buenas tarde doctor, ¿puedo pasar?

-        Claro, hijo, ¿En qué te puedo servir?

-        Yo soy Jorge Soto Builes, hijo de Mélida Builes Mendoza, la PROMOTORA DE SALUD de Santo Domingo, Antioquía, que hizo un curso con ustedes y que nos trajo a…

-        ¡Cómo así muchacho que tú eres, Jorge segundo, el hijo de  Mélida y de Jorge Antonio! A ver muchacho, siéntate y cuéntame ¿qué ha sido de todos ustedes? – me dijo el elegante doctor, con la voz amable e inconfundible, que mi mamá escuchaba todos los domingos en su programa de la radio.

-        Como usted ya sabe, vivimos en el municipio de La Ceja, donde mi papá ahora es taxista y como yo empecé a estudiar ingeniería química en la Universidad de Antioquia, mi madre, que lo sigue estimando e idolatrando, a usted, aprovechó mi viaje y le mandó un fraternal saludo y esta carta.

El doctor me recibió la carta, la destapó cuidadosamente y se puso a leerla. Cuando la terminó, me miró por encima de los lentes y se quedó en silencio unos largos segundos cómo pensando y me preguntó:

¿Y cómo te ha ido en la universidad?

-Muy bien, doctor, apenas estamos empezando las clases y como me queda tanto tiempo libre, estoy lavando carros por las tardes con un trapito rojo, en el barrio Moravia para ganarme la vida decentemente.

-        ¿Cómo así hombre?... No te pongas a lavar carros, porque la vida es muy corta y vas a tener muy poco tiempo para aprovechar la universidad, y no lo puedes perder haciendo cosas intrascendentes. ¿Cómo has podido perder un solo segundo, dizque lavando carros en la peligrosa comuna de Moravia, para ganarte la vida?... Porque lavando esos taxis, más que ganarte la vida, te estas ganando la muerte en vida.

-        Eso dice usted, doctor, pero es que en mi casa no hay nada para comer y tenemos muchas necesidades económicas.

-        Por tu juventud todavía no has entendido cuál es el objetivo de tu vida en la tierra y tampoco has comprendido cómo es que funciona el universo, porque la vida se va construyendo con los pensamientos y con el deseo. ¿A ver mí querido, Jorge segundo, qué quieres hacer en la vida?

-        Quiero estudiar, quiero ser muy feliz y quiero aprender a escribir muy bien, como usted lo hace en esos artículos que pública en el periódico El mundo y que mi mamá siempre lee  y colecciona religiosamente.

-        ¿Pero estás queriendo esas cosas, con toda la intensidad, con todas las ganas, y te vas a olvidar del trapo rojo con el que lavas los carros por las tardes?

-        Si, doctor -. Contesté muy avergonzado.

-        Ah, bueno, entonces el universo se ha confabulado en tu favor y se ha puesto en marcha para cumplir todos tus sinceros deseos, y te manda a decir que desde hoy vas a trabajar conmigo de la siguiente forma: Cuando tengas tiempo libre, después de hacer un poco de deporte, te vas para la biblioteca y empiezas a estudiar la física cuántica, y la teoría de la relatividad de Einstein, porque es un tema que desde siempre me ha interesado, porque habla de túneles en el tiempo y en el espacio, y con tu ayuda de futuro ingeniero, vamos a desarrollar un pequeño proyecto de investigación científica no convencional, que nos va  a ayudar a descubrir esa grandiosidad humana que no tiene límites. También me vas a transcribir con tu puño y letra, todos los artículos que yo publique en el periódico El mundo y en unos pocos renglones, me vas a dar tu opinión sincera de ellos. El periódico lo encuentras todos los días, en la biblioteca central y allá los puedes leer cuando quieras, porque ellos los dejan archivados.

La cosa estaba muy fácil y entretenida y yo solamente me limité a decir:

-        Bueno, doctor – sin poner ninguna objeción a ese trabajo que me ofrecía y que resultaba demasiado sencillo e interesante para mí.

-        Muy cumplido los quince y los treinta de cada mes, con los resúmenes de los dos temas que te coloqué y vienes y cobras los veinticinco mil pesos que te voy a pagar, que son suficientes para que te comas aunque sea un banano con un vaso de leche y uno o dos huevos diarios, que son la proteína que el cuerpo necesita, y también para que pagues el arriendo de tu apartamento, mientras que se mejora la situación económica en tu casa. ¿Entendido?

-        Si, doctor. – dije completamente emocionado.

-        Te voy a adelantar una quincena – dijo mi nuevo protector, sacando veinticinco mil pesos de la billetera  y poniéndolos en mi mano temblorosa -. Cuándo tengas la oportunidad me saludas a Mélida Builes y a tu papá, y no te olvides de la transcripción de todos mis artículos y de ese pequeño proyecto científico de la investigación que vamos a hacer y que será un secreto entre nosotros.

-         Mire, doctor, todavía tengo el reloj de oro que usted me regaló cuando estábamos chiquitos, el día en que nos trajeron a vacunar contra la poliomielitis.

El doctor soltó una sonora carcajada de esas que eran muy comunes en él y con toda la amabilidad del mundo me dijo:

-        Todavía sigo siendo tu padrino, es más, desde hoy te declaro mi ahijado eterno, sin necesidad de haber acudido a esos ritos religiosos que uno ni siquiera entiende y espero que conserves el relojito muchos años más, porque ese es símbolo que me  han transmitido y que voy a hacer transmitir a mis seres más queridos, para que comprendan la relatividad del tiempo, representada en un reloj que sólo es un pedazo de oro. Recuerde pues hijo, que todos los días, con dinero o sin dinero, se tiene que comer, por lo menos, un vaso de leche y un huevo, porque eso lo va a mantener nutrido y vivo, y si tienes algún problema económico o de cualquier tipo, vienes, sin ninguna vergüenza y me lo comentas, para ver qué podemos hacer. ¿Listo?

-        Si, doctor, y muchas gracias.

Salí de aquella oficina completamente feliz, apretando en el bolsillo los billetes nuevecitos que me había pagado por adelantado el doctor y me fui cantando, como un loco, para la ciudad universitaria. Me senté en la cafetería de ciencias sociales que era en la que se amañaban los estudiantes de antropología, pedí unos huevos fritos con salchicha y un café con leche, para seguir al pie de la letra las recomendaciones alimenticias de mi nuevo protector y me quedé esperando a ver si aparecían Nicolás Gómez Álzate, el lavador de carros que desde ese día iba a tener que trabajar solo o Alberto Yepes Sierra, otro amigo del alma, compañero del bachillerato y compañero de múltiples batallas en la adolescencia, que habíamos encontrado nuevamente y que estudiaba antropología.

Casi todas las tardes, en mi interesante y único empleo, me puse a transcribir y a opinar sobre los escritos del doctor; artículos muy interesantes que sería imposible redactar en este libro por su inmensa cantidad y que, ahora, más adelante, les voy a mostrar tres o cuatro de los que a mí más me gustaron, para que todos conozcan el humanismo y la nobleza de su pensamiento.

Pasó el tiempo y yo me dediqué, con mucha pasión, a estudiar física de partículas y química molecular, porque, aparte de que eran unos temas que me servían en la ingeniería química, eran unos temas que también apasionaban al doctor Héctor Abad Gómez, que era un hombre de inteligencia superior, que estaba tratando de comprender el verdadero significado de su existencia en la tierra y el sentido de su conciencia en medio de la eternidad. Nuestra relación laboral y amistosa, se convirtió en un ejercicio en el que investigábamos temas no convencionales, completamente distintos a las creencias equivocadas que tenían en nuestro país, completamente sumergido en la ignorancia y en la barbarie de innumerables guerras sin sentido.

Yo acudía quincenalmente a la oficina del doctor, para entregarle el resumen y la opinión de los artículos de prensa, y a conversar los temas de la física profunda que la gran mayoría de las personas no entienden, porque son temas muy avanzados para los que se necesita mucha preparación académica y nuestras conversaciones eran más o menos así:

-        Tiempo es el nombre que se le da a al proceso evolutivo de nuestra conciencia. La gran mayoría de los seres humanos no han podido comprender que, lo que sucede en el espacio – tiempo, sucede ahora en este mismo instante, simultáneamente, en la unidad eterna. El pasado es parte de la unidad eterna y el futuro también, porque sólo existe la unidad eterna de sabiduría y nuestras conciencias son partes vitales y renovadoras de ella.

-        Doctor, entonces… ¿Todos los acontecimientos que nos van a suceder se originan en nuestro pensamiento consciente?

-        Claro, hijo, y eso es lo más hermoso que nos ha podido pasar en esa unidad eterna, que nos permite descubrir la grandiosidad y la eternidad del ser humano, y es por ese motivo que yo cuestiono el comportamiento de esos oligarcas que solamente desean acumular y acumular propiedades, mientras que los niños del pacifico y de la guajira se mueren de hambre y de diarrea. El libre albedrio nos lleva a ser autónomos en las experiencias que elegimos y con esas experiencias comprendemos que, verdaderamente, no somos esas criaturas insignificantes y efímeras que parecemos ser. SOMOS CRIATURAS INTERDIMENSIONALES DEL UNIVERSO y el mayor o menor grado de evolución, nos permite lograr la eternidad de forma consciente. Yo, por ejemplo, voy a ser eternamente feliz, observando la evolución  creciente de mis hijos y de mis nietos, que también van a ser muy felices eternamente.

- ¿Y dónde va a estar disfrutando de esa feliz eternidad? – le pregunté al doctor, pensando que me iba a responder que en el cielo.

- Aquí, en la unidad eterna, de la cual somos la energía renovadora. Por supuesto que es en otro nivel de evolución y en una existencia alternativa, porque nada en el (espacio – tiempo), existe como nuestros sentidos lo perciben. El universo es un conjunto mágico de sueños, en el que tú puedes escoger asesinar a los pobres por robarles un pedazo de tierra, o sembrar rosas de colores hermosos en esa misma tierra, que solamente es una y es de todos.

- ¿Existirá una forma de hablar con las personas que habitan en otra dimensión, cuando necesitemos saber cosas que nos convengan? – pregunté verdaderamente interesado en el novedoso tema.

 

- Ese es el objetivo que hemos estado persiguiendo durante todo estos largos meses, en los que hemos profundizado en la relatividad del tiempo y del espacio, así que inténtalo de una vez, para mirar a ver si ya tienes el nivel de sabiduría necesario -. Me sugirió el doctor, como tratando de ayudarme a vencer el miedo escénico, que me hacía dudar de nuestros conocimientos y que me hacía temblar de la emoción.

- ¿Pero cómo lo hago sin estar en la soledad y en el silencio de mi cuarto, que es donde me concentro bien? – sugerí un poco incómodo por el bullicio de la ciudad de Medellín, un día común y corriente a las tres de la tarde.

- ¿Quieres hablar con el Jorge Soto del futuro, para saber cómo vamos a salir librados de esta descomposición social en la que estamos sumergidos?

- ¡Claro que sí, padrino! – exclamé muy emocionado.

- Es una técnica muy sencilla que aprendí en LA RELIGIÓN DE LOS INTELIGENTES y que a mí, personalmente, me ha dado mucho resultado -. Dijo el doctor, completamente convencido. – Imagina el yo del futuro, con el que deseamos hablar. Imagina que le preguntas lo que deseas saber y haz de cuenta que escuchas la respuesta.

- ¿Aquí en este preciso momento y con usted? – pregunté muy nervioso, porque, lo que yo quería saber, no lo podía preguntar delante de él.

- Sí, hazlo ahora mismo. Cierra los ojos, respira profundamente, pon tu mente en blanco e imagina que te encuentras con tu yo del futuro y le preguntas lo que desees. Piensa que el conocimiento de tu yo, en el futuro, fluye hacia ti.

Cerré los ojos y, de pronto, como en un acto de magia, me vi más viejo y arrugado, con el cabello muy largo y sentado en una silla metálica, que tenía en el corral de los conejos de nuestra finca en El monte de los olivos, y como a seis metros de distancia, estaba el doctor, podando unos rosales hermosos, mi yo del futuro me miró con una amplia sonrisa y me dijo:

-        Sí ves lo hermosa que es la eternidad, así que tranquilo, que nada nos puede pasar porque somos eternos. Deja que la vida siga su rumbo y recuerda que lo más importante, en la vida terrenal, es el amor.

Abrí los ojos, muy sorprendido por la fugaz y mágica visión, y al frente mío estaba el doctor con la misma paz, la misma calma y la misma sonrisa que tenía en la quinta dimensión, y en el brillo de sus ojos vi pasar mi vida completa en dos o tres segundos y el doctor fue águila, árbol, pinera, montaña, refrescante brisa y un sol muy cálido, al mismo tiempo. Mi padrino era la unidad eterna resumida en un rostro agradable y sentí una felicidad ilimitada. Empecé a sonreír  muy feliz, estaba asombrado y maravillado con la grandiosidad del ser humano. El doctor se me acercó y colocándome fraternalmente su mano en mi hombro me dijo:

-        Lo que ocurre en nuestra vida, cuando evolucionamos conscientemente a la quinta dimensión, es demasiado extraordinario para poder describirlo en términos que pueda comprender la gente, porque estamos hablando de una experiencia sublime que solamente se vive en esa otra dimensión y supera cualquier descripción que podamos hacer con recursos tan limitados como las palabras. ES SUFICIENTE CON DECIR QUE LA GRANDIOSIDAD DEL SER HUMANO NO TIENE LÍMITES, porque somos una parte integral,  evolutiva y renovadora, de la sabiduría absoluta. La gran mayoría de las personas que no adquieren el nivel de sabiduría necesario, para evolucionar a otra dimensión, continúan su proceso evolutivo transmitiendo la memoria atávica cada vez más enriquecida a los hijos, de generación en generación, como si fuera una carrera en la que el hijo releva al padre y así sucesivamente, hasta que esa conciencia llega a la eternidad. Ya te has dado cuenta el porqué es que no tengo ningún miedo a nada. La unidad eterna es perfecta y siempre pasa lo que tiene que pasar, especialmente, para que el remordimiento y las equivocaciones, hagan evolucionar a esos desequilibrados terratenientes, que siguen perdidos en los túneles oscuros de su ambición, de su egoísmo y de su avaricia.  Pero ven, vamos para la universidad que te voy a invitar a la cafetería central, para que nos comamos una bandeja paisa con un jugo natural bien frio.

Estábamos felices porque la extraordinaria evolución del padrino, nos había llevado a descubrir los agujeros inter dimensionales del espacio tiempo y eso nos hacía conscientes de nuestra eternidad.

-        No temo a la muerte porque soy una conciencia que evoluciona y que moldea su realidad material con el pensamiento, reconociendo que soy, apenas, uno más de los eslabones que conforman la unidad eterna de sabiduría, y también he descubierto que en ese mundo que moldeamos a nuestro antojo, lo único real es el amor.

-        ¿Qué le va a decir a su esposa y a sus hijos, porque usted está corriendo mucho peligro en esta lucha frontal por la defensa de nuestros derechos humanos más fundamentales? – Le pregunté muy preocupado.

-        Nada, porque todo lo que les he querido decir ya se los he dicho. Siempre les recalco que no importa lo que uno haga, sino que se haga porque uno quiere y porque le gusta. Mi hijo ha estudiado muchas carreras y rápidamente se desilusiona de ellas, pero yo le brindo toda mi confianza, porque eso le sirve para hacerlo madurar y le brinda todo el conocimiento y toda la sensibilidad, para ser el gran escritor y el gran padre que va a ser. Es muy importante que un escritor lo pruebe todo y sepa un poco de todo, para que pueda tener una visión más universal y pueda educar mejor a Daniela su pequeña hija.

-        No es justo que esta sociedad tan atrasada, no pueda comprender sus maravillosos mensajes de vida. – dije con rabia.

-        Tranquilo, hijo – me dijo el doctor, con una serenidad absoluta -, que siempre soy lo mejor que puedo ser y siempre hago lo que verdaderamente me importa, y si me toca morir martirizado violentamente, luchando por los derechos humanos de mi pueblo, va a ser un hermoso final que sólo han tenido hombres muy importantes en la vida como: Jesucristo, Martin Luther King, Abrahán Lincoln, John F. Kennedy, Gandhi y Jorge Eliecer Gaitán. Esa muerte sangrienta, en medio de la lucha por la dignidad, me convertirá en uno más de los mártires del pueblo, y todos los jóvenes tendrán la oportunidad de conocer la historia de mi vida, cuando mi hijo escriba su mejor libro y, entonces, la medicina será, en Colombia y en el mundo, más humana y menos pretensiosa, y mi pensamiento volará como una gaviota encantada, para favorecer a las comunidades marginales que tanto lo necesitan. Si es necesario que  se derrame mi sangre para que los oligarcas y los fascistas, por fin, aprendan a ser más humanos, que así sea. Estoy orgulloso de mí mismo. Construí una hermosa familia, traté de dignificar la medicina y voy a entregar mi vida para convertirme en el guardián de los derechos humanos en Colombia, y, cada momento, cada instante, han valido el precio que voy a pagar. Quisiera decirle a tu madre, Mélida Builes Mendoza, que muchas gracias por el amor a la medicina preventiva, que muchas gracias por haber hecho de ti, el hombre que eres y que muchas gracias por la dedicación que ha tenido con los campesinos del municipio de La Ceja del tambo.

 Terminó de decir el doctor con la inmensa energía que siempre lo caracterizaba y que  hacia soñar con un país mejor, a todos los que lo escuchaban.

¡Cuánto admiraba al doctor Héctor Abad Gómez!... Un sentimiento heredado de mi madre, que nunca pudo evadir su misión como PROMOTORA DE SALUD RURAL.

- Gracias, padrino, por haberme encomendado primero esos trabajos de física y después el análisis de sus artículos en el periódico, por hacerme comprender la mecánica cuántica, y la atemporalidad de la vida, ahora comprendo su desprendimiento de las cosas materiales y su valentía sin límites, que a todos nos asombra, y que nos pone tan nerviosos a su esposa,  a sus hijos y a mí.

- Para entender estos temas se necesita un grado de evolución muy grande y, yo no puedo apresurar los procesos evolutivos de mis familiares con temas que todavía no pueden comprender, pero seguramente, van suceder cosas muy importantes, que llevarán a mi adorada esposa, a mis hijos y a mis nietos, a encontrar su propio camino.  El ser humano está muy equivocado y nos hemos dejado involucrar por religiones tan arcaicas y obsoletas, que no les ha dado vergüenza refutar la redondez de la tierra, que no les ha dado vergüenza masacrar los indígenas americanos para arrodillarlos frente a una cruz que ellos no conocían ni debieron de conocer. Son temas muy difíciles de tratar porque hasta mi esposa, es casi la hija de un arzobispo de la iglesia católica llamado Joaquín García Benítez, porque ella era huérfana y él  era el tío que la protegió desde siempre. Espero que mi hijo se libere de esa desafortunada influencia, para que su evolución sea menos traumática.

- Doctor, ¿entonces no hay nada predeterminado? ¿No hay un destino escrito?...

- El destino lo eliges tú, con tu libre albedrio, y tu realidad material la construye tu mente.

- Perdóneme, doctor, pero, usted conociendo esas verdades, ¿por qué se empeña en marchar de frente contra una muerte casi segura y, además, violenta?...

- YO SOY UNA CONCIENCIA QUE EVOLUCIONA y mi muerte será un acontecimiento más, que ira originando el cambio social, cuando los oligarcas sufran el destierro y la muerte prematura de sus hijos y de sus familiares, y por fin comprendan que esas fincas y esas riquezas, tan inmensas, no las pueden llevar a ninguna parte.

- ¿Entonces cuál es el camino correcto a seguir? – le pregunté  al doctor, porque estaba un poco desorientado.

- El camino correcto es espiritual y debemos guiarnos por EL AMOR.

- ¿Por el amor? – pregunté incrédulo -. Usted lo está diciendo ahora mismo, usted está siguiendo la dirección del amor con los más vulnerables y eso, claramente, lo está llevando por un abismo… ¿Qué es lo que, usted, desea en verdad?

- Quiero ayudar, quiero que mi vida sirva para que el mundo sea mejor, quiero ser un excelente médico y quiero salvar muchas vidas. Quiero dejarle una linda historia al mundo. Quiero creer que hay una misión que le da sentido a la vida, un objetivo final, que me ayude a superar los malos momentos y que me ayude a disfrutar de los buenos. Todas las personas deberían  de leer y conocer LA RELIGIÓN DE LOS INTELIGENTES que nos explica, ¿quiénes somos y cuál es el objetivo de nuestra vida en la tierra?... Porque ya he analizado esas otras religiones, que han repetido el mismo puñado de oraciones durante veinte siglos y todavía siguen explotando el pueblo, con los cuatro o cinco ritos carentes de alma y de compasión, porque el Chocó y la Guajira, SIGUEN SIN ALCANTARILLADOS FUNCIONALES Y SIN AGUA POTABLE, mientras que los pederastas gordos y colorados, siguen paseando en sus autos lujosos muy perfumados y elegantemente vestidos… En mi casa me preguntan el por qué no voy a misa, lo que ellas no saben, es que, a esa hora, en que ellas repiten las mismas oraciones de siempre en el rosario, yo estoy en el centro de Medellín invitando a un habitante de la calle a que tome un poco de alimento y  a que trate de recomponer su vida. Uno de los más grandes desafíos en esta matriz de sabiduría llamada tierra, consiste en evadir los modelos arcaicos, obsoletos y completamente equivocados, como lo son los ejércitos regulares e irregulares, que originan las guerras, las religiones plagadas de vividores, homosexuales y pederastas, de las tiranías fascistas de la ultraderecha, de los comunistas con sus modelos represivos y poco funcionales, que restringen las libertades y los derechos del ser humano; debemos de negarnos a formar parte de esos sistemas totalitarios y tratar de expresar la grandiosidad del ser humano, basados en el amor.

- ¿Entonces qué debemos cambiar de lo que está equivocado?

- Tus ideas y tus pensamientos de lo que es correcto o lo que es equivocado, son solamente apreciaciones. Son sólo pensamientos que constituyen tu personalidad y sólo hay una razón para cambiar esas ideas y es cuando no te satisfagan y no te hagan feliz. Si tus valores están fundamentados en el amor, lucha para defenderlos en una lucha que no lastime a nadie, porque la violencia y las palabras hirientes, no son necesarias en el proceso evolutivo de nuestras comunidades. Desafortunadamente, la gran mayoría de las decisiones que se toman en nuestro país, son decisiones equivocadas que han tomado, otros, en medio de su avaricia y de su egoísmo. El estado corrupto se equivoca financiando ampliamente la guerra y limitando la educación. La iglesia corrupta, gorda y satisfecha, no se entera del hambre y de la desnutrición que impera en el pacífico y en la Guajira. La gran mafia académica de las universidades, sólo permiten el ingreso a su círculo cerrado, de los que piensen como ellos, para sostener el sistema educativo arcaico que los beneficia y los enriquece. Muy pocos de los juicios de valor que tenemos incorporados en nuestra personalidad y en nuestra sociedad, son valores que hemos formulado nosotros mismos, basados en nuestra experiencia de vida, porque cuando tuvimos conciencia y uso de razón, ya todo estaba establecido y, por cierto, muy mal establecido. La experiencia es lo que estamos buscando en nuestros procesos evolutivos y es la herencia que, con nuestro ejemplo, dejaremos a las próximas generaciones.

- Pertenecemos a una sociedad muy violenta que no encuentra el camino hacia la justicia y hacia la paz, ¿entonces cuál es el pecado que cometimos para merecernos este baño de sangre tan prolongado en nuestro país? – le pregunté al doctor, porque no había podido comprender qué era lo que estaba pasando con nuestra sociedad.

- En la unidad eterna EL EQUILIBRIO ES PERFECTO, y los que cometen equivocaciones graves por falta de amor, lo pagan con el dolor de las consecuencias. Pero el pecado más grande que hemos cometido, si es que a algo se le puede llamar pecado, es aceptar las experiencias de los demás, sin cuestionarlas, abandonando nuestros propios pensamientos. Si no actuáramos como corderos que van para el matadero, podríamos tener experiencias nuevas, que le demuestren a nuestro dirigentes que están equivocados, pero en la gran mayoría de las veces, no nos gusta hacer ver a nuestros padres, maestros, guías espirituales y políticos de turno, que están equivocados, de manera que negamos nuestras propias conclusiones en favor de lo equivocadamente pre establecido. Por ejemplo: Es inaudito que la más hermosa de las funciones orgánicas naturales, la función sexual que es la más interesante, la más emocionante y la más íntima, sea vinculada con un sinnúmero de pecados, por casi todas las  religiones que ven la oportunidad de manipular a los seres humanos con uno de los más importantes instintos de la supervivencia. El deseo sexual, natural y espontáneo, ha sido calificado por los célibes, como uno de los más grandes pecados, para hacer sentir avergonzados a los hombres que tienen que acudir a ellos, cargados de ofrendas para poder recibir el perdón. Las opiniones o ideas de los sacerdotes, han ido en contra de nuestras propias experiencias, en un tema que su celibato antinatural no les permite conocer a fondo. ¿Cómo puede opinar, un ser humano, sobre algo que nunca ha experimentado?... Por lo menos no, ante los ojos de la sociedad que los atrapa en sus mismas leyes obsoletas. Este tipo de comportamientos antinaturales, son los que históricamente han exigido los gobernantes al pueblo, para mantenerlos sumisos, resignados y esclavizados. Por supuesto que esas manipulaciones no tienen ningún origen superior y es increíble que el mundo no haya llegado a la conclusión de que tales exigencias son falsas y que no tienen nada que ver con las leyes naturales de la unidad eterna de sabiduría. La unidad eterna no castiga porque está hecha de amor.

- Descubrir que somos eternos, llegar al estado de iluminación en la unidad eterna de sabiduría, implica una maravillosa grandeza y una gran responsabilidad, porque si tenemos el poder de crear todo, significa que nada se le interpone a usted, sino que todo es creado por su mente y ya no es una víctima de nada, porque usted desea las cosas así, y los victimarios van a ser el resultado de sus deseos, ¿es así o no es así, doctor?

- Así es, mi querido Jorge segundo. Todo lo que ves en tu universo, es el resultado de tu pensamiento sobre él, y si quieres que tu vida esté de acuerdo con tu pensamiento, entonces piensa, habla y actúa, basado en tu sabiduría, por supuesto que eso te creará muchos enemigos y te alejará de tus compañeros de profesión y la mayoría te llamarán loco, te llamarán comunista, y finalmente se cansarán de ti y se aliaran con los paramilitares para asesinarte y actuarán así, no porque piensen que tus razonamientos están equivocados, sino porque el pueblo se sentirá atraído por tus verdades y reclamarán el agua potable, los alcantarillados funcionales, la prevención de las enfermedades y el derecho a tener una vida digna y mejor, y eso se les convertirá en un problema, a ellos y a los políticos corruptos, porque tendrán que cambiar su modelo de gobierno, egoísta y malvado, que mantiene a la gran mayoría en la ignorancia y en la pobreza, y es en ese preciso momento, cuando le pagarán tu muerte a unos sicarios, porque tus conocimientos y tu amor por los más humildes, empieza a representar una amenaza para el gobierno corrupto de la privilegiada oligarquía, ya que tu sencilla verdad ofrece más paz, más bienestar, más futuro, más salud, más educación y más amor hacia los demás, que todo lo que los injustos gobernantes puedan brindar. Adoptar tu modelo de amor significa la igualdad de los derechos, significa el fin del odio, el fin de los asesinatos selectivos, el fin del terror de estado, el fin de la guerra, el fin de la intolerancia, el fin de las desapariciones, el fin de los desplazamientos forzados, el fin de la acumulación de tierras robadas y el fin de la ley del más asesino. De manera que estate preparado, porque cuando lean el libro que vas a escribir, serás odiado y despreciado, insultado y marginado, y, finalmente, te acusarán de mal escritor, de comunista, de guerrillero y hasta de ser amigo de Héctor Abad Gómez, el médico que he tenido el valor de gritarles asesinos de frente, que he tenido el valor de señalar todos sus crímenes, sin importarme el peligro que estoy corriendo. Desde el momento en que aceptes la lucha por los derechos humanos, desde el momento que tomes las banderas de la dignidad,  estás poniéndote en la mira de la ultra derecha colombiana, y te van a procesar no sé por qué motivo y, finalmente, te acusarán, te juzgarán y te condenarán a muerte junto conmigo.

- Tranquilo doctor, que uno se muere una sola vez y a mí, ha dejado de preocuparme la aceptación o la aprobación de esos gobernantes que se roban el arroz y las medicinas de los niños de La Guajira. A mí ha dejado de satisfacerme el silencio cobarde de los profesionales Colombianos, que no les importan las familias de los campesinos desplazados que duermen en las aceras de las ciudades, a  mí ha dejado de convencerme el discurso moralista de los pederastas gordos, que no hacen una misa sino se les paga por adelantado. NO SOY COMUNISTA, pero quiero que cese la guerra, que termine el dolor, que termine el sufrimiento y que renazca la ilusión de  ver un país donde los campesinos tengan educación, salud, tierra para trabajar y nuevas oportunidades de vida. Estoy harto de la corrupción y de esta Colombia gobernada por los políticos insensibles. Estoy harto del terrateniente aquel que no ha sido capaz de conocer los linderos de una de sus múltiples fincas, mientras que los campesinos sin tierra duermen apilonados en un tugurio de tres metros por tres y muertos de hambre. Estoy harto de las fosas  comunes, de los desaparecidos, de los asesinatos de los líderes sociales y de tanta corrupción. Estoy harto de los militares que torturan estudiantes en el batallón Bomboná de la ciudad de Medellín y, desde hoy, se inicia mi lucha por los campesinos sin tierra, por los obreros, por los negros guapos de toda Colombia, por los indígenas, por las viudas de la violencia, por las mujeres cabeza de familia, por los jóvenes que desean estudiar en universidades públicas y gratuitas, y por todos y cada uno de los colombianos, y sepan una cosa, señores paramilitares, si van a matar al doctor Héctor Abad Gómez, me tendrán que matar a mí también.

Terminé de decir muy emocionado y le tuve que preguntar al maestro, que se quedó mirándome como pensativo:

-        ¿Doctor, entonces, usted, tampoco es comunista?

-        Qué tal, mi querido Jorge segundo, ese es un modelo económico que ha demostrado no funcionar. La democracia que poseemos es un buen modelo económico y de gobierno, si les brindamos educación, vivienda digna, empleo, un pedazo de tierra y más oportunidades a las minorías étnicas y a los campesinos desplazados, que están formando los cinturones de miseria en las más grandes ciudades del país y siendo caldo de cultivo para la futura violencia. No hay que cambiar el modelo económico, solamente hay que gobernar con un profundo sentido social, pero todavía estamos a tiempo, porque las dificultades nos han enseñado cómo es que tenemos que vivir en comunidad, porque, al fin de cuentas, lo que importa es lo que hemos aprendido en estos periodos difíciles de guerra civil casi generalizada. Podemos seguir teniendo luchas internas o podemos construir la paz concertada en un dialogo sincero. Podemos brindarle salud al pueblo construyendo acueductos, sistemas de alcantarillado y hospitales, con el sistema de acción comunal. Podemos hacer que todos los colombianos tengan casa propia y una pequeña parcela para cultivar, porque la tierra alcanza de sobra para todos. Podemos construir empresas que generen riqueza y bienestar, respetando el medio ambiente. Podemos elegir entre exterminar a los pobres con un tiro de gracia en la frente o brindarles oportunidades llenas de amor y comprensión, para que sean nuestros vecinos y amigos en el futuro -. Yo escuchaba al doctor Héctor Abad en silencio y él, que por su naturaleza era un maestro y que le gustaba enseñar, me continuaba explicando -. Nuestra mente genera la realidad material que percibimos en el universo y obtenemos exactamente lo que deseemos. ¿Cómo no responsabilizarnos de la vida que nosotros mismos hemos creado?... ¿A quién vamos a culpar de nuestros errores y fracasos? ¿A quién vamos a ofrecer y a dedicar nuestros triunfos?... En mi casa tenemos pequeñas comodidades, poseemos una casa propia en el barrio Laureles, y tenemos una finca pequeña en Llanogrande, donde se encuentran las fincas de los más ricos de Medellín y otra en tierra caliente con mangos y mamonsillos; también tenemos empleo, educación y salud, y yo podría quedarme en silencio, disfrutando de mis privilegios, como lo hacen esos profesores de la universidad pública que critican mi forma de pensar, pero NO, yo he decidido defender los negros de Colombia, que mueren de diarrea por no tener un acueducto de agua potable y un alcantarillado funcional. YO HE DECIDIDO DEFENDER ESOS CAMPESINOS DE LOS MONTES DE MARÍA, y a esos otros que han desplazado de Urabá y de Montería para robarles las tierras. Yo he decidido defender los indígenas wayúu que están muriendo por la desnutrición, mientras que en el interior del país se votan a diario toneladas y toneladas de alimentos. Yo quiero acabar con los tugurios de Medellín y construir casas de interés social para todos y, por decir todo lo anterior, dizque me van a matar, pero lo más malo es que me van a tener que matar, porque yo no sé correr con miedo, yo no me sé arrodillar ante los oligarcas sin sentimientos y soy el hombre que, desde la academia, les va a señalar todos sus crímenes -. Terminó de decir el doctor con esa voz pausada y sincera, que era la prueba de su sabiduría, sin llegar a verlo empuñar el puño de su mano derecha, como la hacía el otro caudillo liberal llamado Jorge Eliecer Gaitán, antes de que lo hiciera asesinar la oligarquía colombiana

-        En los últimos 75 años, el país ha llegado a gastar la mayor parte de lo que produce, en la financiación de una guerra sin cuartel contra su misma gente… ¿Cómo acabar con esa violencia que no se detiene? – le pregunté al doctor Héctor Abad, sinceramente conmovido.

-        Hay que negociar una paz concertada, porque todos debemos de estar buscando los mismos objetivos, de mejorar la calidad de vida de los más vulnerables y eso sólo se logra con una buena educación. Esa es la clave, mi querido ahijado. Hay que reducir el presupuesto de la guerra, para invertirlo en la construcción de más escuelas, de más colegios, de más universidades gratuitas y de más bibliotecas.

-        Si todos sabemos que la clave para pacificar al país, está en la educación del pueblo… ¿Por qué siguen asesinando los líderes sociales?

-        El asesinato selectivo es la misma fórmula que ha empleado la oligarquía colombiana, desde hace casi ochenta años, cuando asesinaron al caudillo del pueblo, Jorge Eliecer Gaitán, y es vergonzoso que nadie haya encontrado una solución diferente a los problemas de esta prometedora nación; porque ese método de matar a todos los que no estén de acuerdo con un modelo de estado, en el que la gran mayoría no tienen ni vivienda propia, ni oportunidades de educación, ni centros de salud, ni un empleo digno, ni una canasta familiar completa para sus hijos, es un estado fallido, que siempre estará sumergido en un baño de sangre, en una lucha fratricida por la subsistencia. Yo no soy comunista, hijo mío, yo sólo quiero que la gente viva un poco mejor y, seguramente, que los oligarcas aquellos, que se reúnen en las fincas para organizar y financiar grupos paramilitares, van a dar la orden para que me asesinen sin ninguna contemplación, pero van a tener cargar con la sombra de mi fantasma, que nunca más los dejará dormir tranquilos.

-        Nadie podrá dormir tranquilo en un país construido sobre los principios de la guerra; una guerra cruel y sangrienta que deja miles y miles de jóvenes muertos o mutilados. Es demencial esa estrategia que emplean del asesinato masivo, selectivo y estratégico. ¿A dónde puede llegar un país donde no se respetan esos derechos humanos que, usted, a toda costa, se empeña en defender? – y después le pregunté con el corazón agitado -. ¿Doctor, usted, porqué se está exponiendo a una muerte casi que segura?...

El doctor se quedó mirándome con ojos escrutadores detrás de sus gafas de marco grueso, cómo leyendo mi alma hasta el fondo y sentí la fuerza de aquellos ojos poderosos que me conectaban con el infinito.

-        ¿Es tan malo morir por LOS IDEALES DE TODO UN PAÍS?... Yo voy a entregar mi vida, para que toda Colombia recapacite y sea capaz de sacar del poder a esos fascistas que legislan y crean leyes, para oprimir los trabajadores hasta la muerte… ¿Es malo asumir con dignidad el martirio, para que todo el país conozca la crueldad de esos oligarcas que solamente desean tener muchas riquezas y las fincas más grandes?

-        ¿Es necesario llegar al sacrificio de una muerte que se puede evitar? – le pregunté al doctor con la voz entrecortada por un profundo dolor.

-        Yo no voy a morir para siempre – dijo don Héctor con tranquilidad -. Solamente voy a evolucionar a otra dimensión de sabiduría. Hubo aspectos de mi más profunda forma de ser, que eligieron esta sociedad atrasada y violenta; aspectos emocionales que disfrutan de ella y convencimientos e ideales que lucharán hasta el martirio para cambiarla. En algunas de mis luchas he ganado, en otras he perdido, pero de todas ellas he aprendido. En mi vida he tratado de ser paciente y protector, comprensivo y amoroso; he tratado de resumir con mi forma de ser, con mi ejemplo, las metas más grandes que debe tener una sociedad civilizada y compasiva. No le he quitado ni la tierra ni las esperanzas a nadie, no le he quitado la vida a nadie, no le he robado los sueños a las personas y sólo quiero que la vida sea un poco mejor. Desafortunadamente, hacemos parte de una sociedad atrapada en las redes de la codicia de unos pocos, que todos ya conocemos y que dicen, en sus tribunas politiqueras, querer ayudar al pueblo, dizque trabajando por la gente humilde, porque, supuestamente, esa es su vocación, pero lo que no han podido ocultar es la ambición desmedida de acumular y acumular tierras y más tierras fértiles, en fincas tan inmensas que no son capaces de recorrer en varios días y que, por supuesto, no van a poder llevar a ningún lado, porque la muerte de todas formas, algún día, les va a llegar y los espíritus de los campesinos que ordenaron masacrar, nunca los van a dejar en paz. Esos oligarcas han tenido muchas oportunidades para cambiar, pero no lo han hecho. En sus administraciones públicas han enriquecido a los de su misma clase, han deteriorado las condiciones laborales de los trabajadores y han llenado el país de fosas comunes con los que se han atrevido a pensar diferente; han hecho cavar millones de tumbas para los que se atrevan a reclamar sus derechos.

-        ¿Cómo es posible que un país entero soporte tanto? – le pregunté, al doctor, sin poder comprender tanta ignorancia - ¿Ahora, cómo vamos a salir de esta espiral de violencia en la que estamos sumergidos? ¿Qué tiene que hacer nuestro país para salir de este panteón de muerte y desesperanza, en el que nos han lanzado los fascistas que se han apoderado definitivamente del poder?...

-        Sólo hay una formula y es muy sencilla, necesitamos voluntad política para elevar el presupuesto de la educación y tratar de disminuir esa guerra que nos está destruyendo. Necesitamos más libros, más profesores, más oportunidades de vida y más compasión, porque el ser humano es una expresión de vida y amor y nunca una máquina para acumular riquezas materiales. Necesitamos más educación y menos fusiles. La humanidad no debe de ser una colección de sujetos para masacrar y explotar, sino una meta espiritual para nuestro crecimiento. ¿Cómo podríamos vegetar en esta matriz de sabiduría llamada tierra, sin descubrir que el mar nos entrega los peces con amor, que los árboles nos brindan sus frutos dulces con amor, y que, en general, toda la naturaleza es una sinfonía de amor?… ¿Cómo es posible que unos pocos traten de acaparar todo, con sus corazones llenos de egoísmo y ni siquiera son capaces de brindarle un poco de amor, de respeto y de nuevas oportunidades a las sufridas madres de las víctimas de la violencia? ¿Cómo es posible que algunos señores tengan tan equivocado, tan errado el sentido del bien?... Amamos la tierra y las personas, y nos preocupa que algunos pocos la estén destruyendo. Vemos lo mejor y lo peor que está sucediendo y, de esa forma, hemos comprendido que todo depende de las acciones que elijamos.

-        ¿Si todo depende de las acciones que elijamos, eso significa que  creamos el diseño de nuestras propias vidas y que somos los creadores de nuestra realidad material? – le pregunté al doctor, sin dejar de sorprenderme por sus planteamientos.

-        Así es mi querido, Jorge segundo,  cada ser humano debe hallar su propia ruta y elegir el amor, la alegría y la bondad, sin pensar mucho en lo que los otros decidan, porque no necesitamos convencer a nadie  de las bondades de la paz. ¿Para qué escoger modelos de muerte y de anarquía, si Colombia es una sola y al final tendremos que vivir con la alegría de los vecinos que nos aman, o con el dolor o la tristeza de los vecinos que lloran la desaparición y la muerte de los hijos que fueron masacrados y lanzados en una fosa común?... El universo es una unidad perfecta de sabiduría y, de una u otra forma, pagaremos con lágrimas de dolor todo lo malo que le hagamos a nuestros semejantes. La oligarquía colombiana, la ultraderecha colombiana, es libre de escoger la destrucción selectiva de los defensores de los pobres, como sucedió con Jorge Eliecer Gaitán, pero esa violencia que generan, los obliga a vivir fuera del país, en un desplazamiento forzado muy parecido al que ellos han sometido a los pobres campesinos. Resulta irónico, pero así terminan las cosas, con el desplazamiento de los que han desplazado, porque no hay algo más traumatizante que sentir la xenofobia y el rechazo de la gente en otras tierras. La gran mayoría de los hijos de los grandes terratenientes, viven encerrados en sus apartamentos en los Estados Unidos de Norteamérica, mientras que los hijos de los pobres colombianos, disfrutan de los paisajes y de la libertad de su tierra. No hemos tenido la necesidad de echar del país a los que masacran a los campesinos, porque ellos solitos se han ido, huyendo del lamento de los pobres inocentes que batallan por salir de las fosas comunes en las que los han arrojado… Todo se trata de las buenas o de las malas elecciones, querido hijo, porque cuando elegimos la paz, vivimos en paz con mucha felicidad, y cuando elegimos la guerra, vivimos en la zozobra y el dolor de la guerra. –Terminó de decir el doctor, con una inmensa tranquilidad en su rostro.

- Bueno, doctor, ya veo que ni las discusiones, ni la muerte violenta de los líderes sociales, le harán cambiar de ideas, pero yo creo que usted se está equivocando, porque para la gran mayoría es fácil ignorar el hambre y los padecimientos de los campesinos de Colombia, pero usted se empeña en cargar con esa cruz de amor y redención, aunque esa misión los conduzca la desprecio de sus compañeros de trabajo y a esas amenazas que lo llevarán al martirio y a la más terrible de las muertes. Usted es tan testarudo, que nadie podrá hacerle cambiar de idea, para que abandone una lucha que lo está enfrentando con el aparato paramilitar de un grupo de oligarcas que, a la fuerza, se están adueñando de las tierras más fértiles de este país.

- Dejé de ser tan pesimista, querido Jorge segundo, que esta sociedad está cambiando lentamente y nada malo va a suceder. Toda mi familia y hasta tú, que eres mi protegido, me dicen terco y testarudo, aunque por respeto no me deberías de decir así; pero te voy a revelar un secreto aquí entre nosotros y es el siguiente: Eso de ser un mártir y que los oligarcas, fundamentalistas de ultra derecha, manden a sus sicarios para que me partan en mil pedazos, no es algo que me disguste ni tanto, porque ese día dejaré de ser un hombre insignificante y mis ideas y mi espíritu se engrandecerán, y los perseguirán y no los dejarán tener paz hasta el día de su muerte, y que conste que todavía no quiero morir, porque soy un médico y amo la vida –. Terminó de decir, el doctor, con su agradable voz enseñada a hablar en todas las emisoras y en las aulas de nuestra querida alma máter, completamente decidido a morir si era necesario -. Pero tranquilo, que yo te prometo sobrevivir en la quinta dimensión, sin espacio ni tiempo, en la que desde 1972 me está esperando mi hija, la más hermosa de las criaturas celestiales, y es por ese motivo, de mi futura ausencia, que te voy a dejar un dinerito, para que después de mi muerte sigas estudiando la física profunda y encuentres ese atajo que nos comunica entre la tercera y la quinta dimensión, sin necesidad de morir, para que podamos ir y venir en ese mundo de los universos inter dimensionales, y tranquilo, que aunque no siga viviendo con ustedes, en el espacio tiempo de vuestro propio proceso evolutivo, siempre estaré con mi adorada mujer, con mis hijos y contigo, desde la quinta dimensión de la eternidad.

- Doctor, usted habla como si tuviera todo calculado y como si supiera, exactamente, lo que va a suceder.

-        Es que todo lo podemos crear con nuestra imaginación, y con el pensamiento podemos hacer lo que deseemos. Yo, por ejemplo, deseo que mi hijo y tú, sean dos excelentes escritores, para que todos los colombianos conozcan mi historia desde el punto de vista de los privilegios y el perdón, con mi hijo; y desde el punto de vista de la escasez, del hambre y de la lucha que continúa, contigo; porque los dos son muy diferentes.

-        Gracias, doctor – fue lo único que se me ocurrió decir, ante el hermoso y romántico deseo de mi padrino -. Yo le prometo que desde hoy, me voy a poner a estudiar con dedicación, para ver cómo es que vamos a estar conscientemente en dos dimensiones de la relatividad del tiempo.

-        No es estar en dos dimensiones, ni en dos lugares, ni en dos estados, es estar en toda la unidad eterna sin ninguna clase de limitaciones, porque somos nosotros, porque es la grandiosidad humana la que gobierna y le da sentido a la magia del universo y no al contrario.

 

Todas las conversaciones con el doctor Héctor Abad Gómez, eran muy interesantes, pero estas charlas sobre las otras dimensiones, que solamente se permitía conmigo, me dejaban muy sugestionado y cuando me iba, para mi humilde habitación, seguía pensando en ellas sin poderlas apartar de mi mente. Había pasado más de un año y medio desde mi llegada a la universidad, y el trabajo continuo que realizaba, con los artículos que publicaba el doctor en los diferentes periódicos, me fueron revelando la inmensa sabiduría de aquel grandioso ser humano que se preocupaba por el bienestar de todas las personas, y lo reflejaba en cada uno de sus escritos de la siguiente manera:

 

PARA NO PERDER LA ESPERANZA.

 

El doctor Héctor Abad Gómez escribió en el periódico el mundo de Medellín el 18 de octubre de 1986 lo siguiente:

En un mundo plagado de problemas, al borde de la destrucción nuclear o ecológica, con sufrimientos de toda índole para hombres, mujeres y niños en circunstancias de desempleo, hambre, ignorancia y miseria, es a veces difícil conservar la esperanza.

-        Pero si analizamos la historia humana, a pesar de sus guerras, sus matanzas, su violencia y sus desastres, nos encontramos que la especie ha sobrevivido y ha producido también belleza, poesía, instituciones, derechos, organizaciones para el servicio del bien común, ciencia, arte, literatura.

-        No todo está perdido mientras existan hombres y mujeres que sigan trabajando por la humanidad entera, y no sólo por su país, su secta, su religión o su partido. En la Organización de las Naciones Unidas y en sus agencias especializadas como la OMS, la UNESCO, la UNICEF, así como en la Cruz Roja, Amnistía Internacional y tantas otras organizaciones universales, existen miles de personas que están trabajando dura y activamente por un mundo mejor. Personas que han dejado el egoísmo personal, familiar y aun nacional, para trabajar por el bienestar de todos los niños, adultos y ancianos que poblamos el planeta entero.

-        Por primera vez en la historia de la humanidad se produce este hecho admirable. Médicos de los Estados Unidos, de la Unión Soviética, del Japón, de todos los demás países del mundo, luchan en conjunto por evitar el holocausto atómico. Ingenieros de todos los continentes se unen para que haya agua potable para todos los humanos.

-        Abogados blancos, negros, amarillos y mestizos se unen para luchar por los derechos individuales y sociales de todos los habitantes de la tierra, sin ninguna excepción. Enfermeras, científicos, poetas, artistas, periodistas, obreros, trabajan porque el mundo sea más unido, más justo, más armónico, menos duro. Sin pensar que por ello vayan a ser recompensados ni con premios, ni con fama, ni con gloria, y ni siquiera con la vida eterna. Trabajan simplemente porque piensan y sienten que sirviendo a los demás obtienen sus más grandes satisfacción y recompensa.

-        Es cierto que existen crímenes, ambiciones, injusticias, rivalidades, odios, fanatismos y violencia. Los terrorismos individual y de Estado nunca se habían manifestado con más horror y fuerza que en nuestra época.

-        Pero el afán de servicio, las organizaciones humanitarias, la solidaridad internacional, el repudio generalizado a estos hechos, tampoco han sido nunca tan sentidos y fuertes por tantos seres humanos, a lo largo y ancho de la tierra.

-        Gorbachov  y Reagan no llegan a un acuerdo. El Ayatolah Khomeini  sigue enviando jóvenes iraníes al sacrificio. Las naciones siguen gastando proporciones exageradas de su presupuesto en armarse para la guerra y el exterminio. Pero cada vez mayor número de gente común, en todo el mundo, está en contra de tanta estupidez.

-        Una cierta conciencia  universal se está generando. Por eso sigue habiendo razones de esperanza, a pesar de que estemos viviendo en este mundo, de más oscuridad que luz. 

-        Perder la esperanza sería declararnos de una vez en el infierno. Pero no. Estamos en el mundo y mientras haya vida, habrá esperanza.

 

OPINIÓN

 

“La esperanza es lo último que se pierde” y traigo a colación esta antigua frase que resalta la increíble grandiosidad humana, que se resiste a perder definitivamente el rumbo de su vida. Debemos confiar más en la cordura de los seres humanos que, de una u otra forma, continuamos luchando por el bien común, aunque la ambición de unos pocos hace que las cosas mucho más difíciles. No podemos perder la esperanza de una vida mejor, no podemos perder la fe en  el ser humano que es el resumen de la magia de la creación.

Otro de los artículos que me pareció interesante lo publicó el doctor, también en el periódico el mundo el 6 de diciembre de 1986 y titulaba ¿En dónde nace la violencia?

En un pequeño trabajo práctico que estudiantes de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia efectuaron con sesenta y cuatro escolares de una de las escuelas de Manrique Oriental encontraron que el 95% de ellos reciben alguna clase de castigo físico, muchos de ellos por cierto bastante violentos. 

Los adultos son violentos con los niños y así forman adultos violentos. ¿Cómo interrumpir esa cadena?

“La violencia viene de arriba”, anotó uno de ellos, queriendo decir que los gobernantes son violentos con los gobernados, los patronos con los obreros, los padres con sus hijos, los hombres con sus mujeres, los fuertes con los débiles. 

¿Cuándo y cómo pueden interrumpirse tantas cadenas? Se dieron varias respuestas, como por ejemplo: “un cambio total de la sociedad”. Pero, ¿cómo? Por fin llegamos, después de mucho discutir, a algunas conclusiones prácticas. Como la de que la violencia no es algo inevitable, puesto que existen en el mundo actual algunas sociedades que no son violentas. No es pues esta una característica humana innata, general, universal. Es una característica aprendida, cultural, es decir, artificial. Así como nos han educado para la violencia, podemos educar para la no violencia.

Es claro, sin embargo, que hay muchos factores económicos, sociales, políticos, religiosos, sicológicos, históricos, que hacen más propicia la violencia en algunos lugares que en otros, en algunos individuos que en otros, en algunos grupos humanos que en otros, en algunos tiempos que en otros. Es una característica variable, mudable y por lo tanto, manejable. Lo peor sería resignarnos a ello como algo fatídicamente incurable, incambiable. Por eso es alentador que después de muchos años, la Universidad esté abocando este problema como campo de investigación interprofesional, interdisciplinario, multifacético. Difícil, pero investigable como cualesquiera otros fenómenos, naturales o artificiales, en el campo social.

No debemos esperar de inmediato, o ni siquiera en pocos años, respuestas claras, remedios efectivos, recetas infalibles. 

Pero el hecho de que se estudie científicamente un fenómeno, con objetividad, con rigor, con ingenio, con técnicas adecuadas, pero sobre todo con esperanzas de cambiarlo o de modificarlo favorablemente, es ya un avance, una acción concreta con objetivos concretos: averiguar por qué ese síntoma, cuáles son sus raíces, sus causas, sus determinantes. Y no para producir documentos o llenar anaqueles con estudios, sino para actuar, para actuar con decisión, con determinación, con optimismo. Para actuar basados en cosas concretas, en casos concretos, en análisis concretos de una realidad que estamos viviendo, pero que estamos decididos a cambiar.

OPINIÓN

Continuamos con nuestro proceso evolutivo y estas manifestaciones violentas debe de ser otra de las leyes ocultas de la selectividad de las especies, que nos obliga a pelear con los otros individuos, por las raciones vitales que no alcanzan para todos, y no hablemos solamente de la escases de alimentos; hablemos también de la escases de oportunidades educativas, económicas y sociales. Hablemos del deterioro del tejido social que en muy pocos años nos puede llevar a una guerra generalizada por el poder, en el momento en que la vida no valga nada y sea preferible la muerte a una vida sin sentido. Cuando los pobres lo hayan perdido todo, los ricos se tendrán que exiliar en el extranjero, porque la situación será insoportable para todos.

 

¿Hasta cuándo este desangre diario?

Palabras de Héctor Abad Gómez como presidente del Comité de Defensa de Derechos Humanos de Antioquia en la inauguración del Foro por el Derecho a la Vida, abril 10 de 1987. Publicado en el Periódico El Mundo, Medellín, el 19 de abril de 1987.

El programa del partido  que hoy tiene plena responsabilidad de gobierno, de acuerdo con una publicación de mayo del año pasado, dice lo siguiente: “La actual crisis del país es económica, social e institucional y está caracterizada por una generalizada depresión de la economía, el desempleo de un millón doscientas mil personas, el alto costo de la vida y una faltante de financiación para el presupuesto nacional de doscientos mil millones de pesos. Además, desastre de las principales empresas de servicios públicos, altos impuestos y deterioro de las condiciones sociales de los sectores populares. A todo esto se agrega la caída de la inversión privada, la ineficiencia del Estado, la inseguridad, el narcotráfico, la desmoralización, la criminalidad, el deterioro de la salud, la subversión, la extrema desigualdad en los ingresos de los colombianos, la violencia, la desesperanza y la frustración”.

Una política de paz debe basarse en las siguientes acciones: a) Incorporar a la competencia democrática a los grupos subversivos y abrirles la posibilidad de asumir responsabilidades en la sociedad y el Estado, b) transformar las obsoletas estructuras sociales y erradicar la pobreza absoluta, c) exigir interlocutores representativos que se comprometan a proscribir el terrorismo, el secuestro y la extorsión, d) Mantener una política de orden público dentro de un estricto respeto a los derechos humanos”.

Estos son puntos claves del programa de paz del actual gobierno.

El Comité de Defensa de los Derechos Humanos, regional de Antioquia, no es un organismo partidista. Está compuesto por personas pertenecientes a distintas vertientes políticas, empeñadas solamente en velar porque en este Departamento se cumpla el Artículo 3º de la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 y firmada por Colombia, que a la letra dice: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.

¡Qué lejos estamos en Antioquia de que esto se cumpla! No hay mañana, ni tarde, ni noche, ni día alguno, durante el cual este mandamiento universal no sea aquí violado. Campesinos, obreros, estudiantes, trabajadores, jueces, periodistas, políticos, concejales, padres y madres de familias, jóvenes, niños, ancianos, soldados, policías, comerciantes, desempleados, ganaderos, bananeros, arrieros, enfermeras, médicos, abogados, oficiales, suboficiales, religiosos, comunistas, liberales, conservadores, sin partido, nadie se salva de caer bajo las balas asesinas.

¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo este desangre diario, cotidiano, rutinario, macabro?

Hasta que todas las fuerzas sociales digan no. Hasta que todos nos unamos para rechazar el crimen, la violencia y la muerte. Hasta que entendamos que la vida es el más fundamental y elemental de todos los derechos humanos, y que la constante violación de este derecho no puede seguir tolerándose impunemente, calladamente, resignadamente. 

Debemos decir ¡basta! Debemos decir: no más atropellos a la vida humana, a la integridad de las personas, a su derecho a vivir sin temor, en paz y armonía.

Naturalmente que no defendemos la vida por sí misma. Por el contrario, defendemos una vida digna de vivirse. Una vida que cumpla el postulado del artículo 250 de la misma Declaración Universal que dice lo siguiente: 

Toda persona tiene derecho a una vida adecuada que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene así mismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.

Esto, por desgracia, tampoco se cumple ni en nuestro Departamento ni en nuestro país. Afirmamos y reiteramos que sin justicia social no puede ni debe haber paz. Sin embargo, consideramos que ni la justicia ni la paz deban conseguirse por medio de la violencia. La violencia es un síntoma de profundos males sociales. Los males de la injusticia, de la pobreza, del odio del fanatismo, de la indiferencia, del irrespeto por la vida humana. Son estos males los que hay que combatir. Es a estos males a los que hay que vencer. Tenemos que analizar las causas de esta violencia, de este irrespeto por la vida, para que podamos comenzar a aplicar los remedios. Repudiamos toda violencia, pero particularmente, la violencia oficial, el terrorismo de Estado. Porque, como dice la Biblia, “si la sal se corrompe” todo estará perdido. 

Queremos la paz, necesitamos la paz, pero sabemos muy bien que sólo cuando haya justicia habrá paz.

OPINIÓN

Definitivamente al pueblo colombiano le hace falta educación y hemos llegado a ese estado, por el egoísmo de una clase de privilegiados que no les interesa sino su propio beneficio. El problema es que todos estamos viviendo en esta misma ciudad, que más que una ciudad parece un campamento de refugiados, un campamento de los desplazados del campo, que huyen de las masacres orquestadas por las multinacionales que se quieren apoderar de nuestros recursos naturales como el petróleo, como las minas de metales preciosos y hasta de nuestra posición geográfica, arrebatándonos el territorio del  canal de panamá. Los imperialistas del norte nos tienen subyugados y hacen todo lo que sea posible para que cada vez más, estemos sumergidos en ese subdesarrollo que a ellos les conviene.

 

La liberación humana

25/08/2017

Por: Héctor Abad Gómez - Periódico El Mundo

Desde sus orígenes y a través de toda su historia, las más importantes luchas del hombre han sido por liberarse de algún tipo de opresión. Las conquistas contra la opresión han ido lográndose paulatinamente. Y siguen lográndose, por fortuna a un ritmo mayor, a medida que avanza el mundo.
 

El temor que sentían nuestros antepasados por todo fenómeno natural, ha venido siendo superado por el conocimiento, el análisis y la comprensión de cada vez más hechos naturales, por medio de la ciencia.

La ciencia, el conocimiento —todo tipo de ciencia, todo tipo de conocimiento— son liberadores. Las matemáticas, la astronomía, la física, la química, la estadística, la sociología. Mientras más comprendemos los fenómenos naturales más nos liberamos del temor que muchos de ellos produjeron y siguen produciendo.

El fenómeno del azar, el de la variación estadística natural, por ejemplo, cada vez nos explica más cosas, nos aclara más cosas. Cada vez se aceptan más las variaciones naturales.

Lo peor ha sido el presunto misterio, el desconocimiento, el temor hacia lo desconocido, hacia lo raro, hacia lo extraño, hacia lo aparentemente inexplicable. El brillo del relámpago, el ruido del trueno, la corriente del río asustaban más antes que ahora. Para no hablar de los eclipses, los cometas o cualquier otro fenómeno telúrico, ni de la enfermedad o la muerte inexplicables.

Ese temor hacia las cosas que no se comprendían ha traído grandes sufrimientos a la humanidad. Toda variación en la conducta humana era rechazada y castigada como pecado. Las enfermedades, por ejemplo, eran consideradas “castigo del cielo”. Al leproso se le excluía de la sociedad, se le colgaba una campana, se lo vestía con traje estrambóticos y se lo arrojaba por fuera de los muros de la ciudad en la época Medieval.

En cambio, muchos fenómenos, producidos artificialmente por la misma organización social han sido considerados como “naturales” y aceptados como inevitables. La pobreza, para citar el caso más aberrante. Los pobres han sido despreciados como si ellos tuvieran la culpa de serlo.

Pero la liberación humana se ha dado y se sigue dando en todos los campos. El hombre tiene que liberarse, primero, de sus necesidades elementales. Pero no a través de no satisfacerlas, como sería la filosofía oriental, sino satisfaciéndolas. Se necesita aire para respirar, agua para beber, comida para alimentarse, sexo como una expresión del afecto humano. La liberación de la necesidad se consigue satisfaciendo dicha necesidad. La liberación del temor se consigue conociendo las causas de ese temor. La liberación de la pobreza se consigue conociendo las causas de la pobreza. Y ahí vamos.

Los esclavos no aceptaron ser inferiores a sus amos. Los siervos no aceptaron ser inferiores a sus señores. Los obreros no aceptan ser inferiores a los capitalistas. Los servidores no aceptan ser inferiores a los servidos. Los alumnos no aceptan ser inferiores a sus maestros. Los negros no aceptan ser inferiores a los blancos. Las mujeres no aceptan ser inferiores a los hombres. Los homosexuales no aceptan ser inferiores a los heterosexuales. Los latinos no aceptan ser inferiores a los anglosajones. Los tropicales no aceptan ser inferiores a los de la zona templada. Los pobres no aceptan ser inferiores a los ricos. Los que hablan español no aceptan ser inferiores a los que hablan inglés. Los ignorantes no aceptan ser inferiores a los sabios. 

Y todo esto está bien. La liberación de la ignorancia se consigue con el conocimiento. Todo esto es la subversión de los débiles en contra de los fuertes, de los dominados en contra de los dominadores, de los oprimidos en contra de los opresores. Todo esto se encamina hacia la completa liberación humana.

Publicado en el Periódico El Mundo (Medellín) 7 de junio de 1980, 

OPINIÓN

Es muy difícil organizar nuestro país, cuando hay agentes encubiertos del extranjero, aconsejando métodos no convencionales de exterminio para mantenernos subyugados y atrasados; es muy difícil avanzar cuando nuestros gobernantes le venden el alma al gigante del norte para conservar sus privilegios, es muy difícil progresar cuando no hay una unidad nacionalista que se sacuda de la deuda externa y  trabaje con honestidad por el bienestar de todos los colombianos. Es muy difícil progresar cuando no somos completamente autónomos.

La soledad de mi pequeña habitación, era el refugio perfecto para releer y analizar los centenares de artículos periodísticos que había escrito el doctor a través de su vida, en su meritoria vocación de periodista, pero mi cuerpo protestaba y empecé a sentir mucha hambre, sensación que me ubicó nuevamente en el mundo material de las necesidades biológicas. Conecté la pequeña estufa eléctrica que tenía montada sobre un cajón de madera, al lado de la nevera, y me puse a freír un pedacito de hígado, y en otro sartén serví arroz y frijoles, para calentarlos cuando el hígado estuviera listo. De la caja de los víveres tomé una tostada y un pan pequeño, cuando sentí que alguien llamaba a la puerta.

-        ¿Quién es?

-        Soy yo, Jorge Soto Builes.

-        Ja, ja, ja – sonreí sin poder creerlo -. ¿Quién eres?... ¿Tú, Monín?...

-        Nicolás Albeiro Gómez Álzate, alias, El Monín, estudiante de ingeniería química en la Universidad de Antioquia, especialista en explosivos y en la fabricación de las famosas bombas papa que tirábamos, cuando el comité estudiantil bloqueaba la calle Barranquilla, para protestar por las desapariciones, torturas y muertes, de los alumnos del alma máter. Yo no soy El Monín, soy Jorge Soto Builes, que he venido desde el año 2021 para advertirte muchas cosas.

-        ¿Deje de charlar, amigo, y diga quién es, antes de que pierda la paciencia?

-        Soy tú mismo, venido del futuro. Soy el que ha descubierto la forma de ingresar, conscientemente, en las diferentes dimensiones de la evolución.

Me acerqué a la puerta y la abrí para mirar quién era el que me estaba jugando esa broma y… Ahí estaba yo, con una desagradable cicatriz en el arco superciliar derecho, con los parpados muy hinchados, con unas profundas ojeras y con muchas arrugas en el rostro de un hombre muy sufrido.

-        ¿Qué te pasó? – fue lo único que atiné a preguntar.

-        ¡Qué no me ha pasado! – exclamó mi envejecido, pero atlético futuro – pero lo más importante es que he logrado ser consciente de nuestra eternidad y he descubierto la forma de viajar entre las diferentes dimensiones del universo, y hoy tengo para decirte que el 25 de agosto de este año, van a matar al doctor Héctor Abad Gómez. Yo sé que no tienes dinero, pero necesito que consigas un revólver para que lo protejas, o es mejor que trates de convencerlo para que abandone el país, porque lo van a matar y después te vas a arrepentir por no haber hecho nada.

-        ¿Cómo así, hombre? – le dije a mí acuerpado yo del futuro, que debía de estar pesando como unos setenta kilos por su fuerte contextura muscular, cuando yo apenas pesaba escasos cincuenta -. Lo malo es que el doctor se lo viene imaginando desde hace rato, pero él no cree que tengan el valor para asesinar al fundador y presidente del comité permanente para la defensa de los derechos humanos en Antioquia La Grande.

-        Se han reunido unos oligarcas en una finca, dizques lastimados porque la guerrilla les mató al papá, para organizar y financiar grupos paramilitares que tienen la misión de eliminar a los socialistas, a los comunistas y a todos los que piensen en una forma diferente a la del gobierno.

-        No, yo no puedo creer que en este humilde país, existan monstruos fascistas de la talla de Mussolini, o de Hitler o de Lósif Stalin el dictador de la unión soviética que en la gran purga mató a centenares de miles de sus propios compañeros, que sean capaces de ordenar el exterminio colectivo de grupos de personas, en su gran mayoría pobres trabajadores reclamantes de sus derechos humanos.

-        Vengo del año 2021, en el que estamos sumergidos en una pandemia por un virus, que ha matado millones de personas y en la Colombia del sagrado corazón de Jesús, todavía, mensualmente, suceden una o dos masacres de campesinos humildes, que se atreven a reclamar oportunidades de vida. Estamos siendo gobernados por unos fascistas de ultraderecha, que están apoderados del gobierno desde que asesinaron a Jorge Eliecer Gaitán. Terratenientes que recortan el presupuesto de la universidad pública y que destruyen los procesos de paz, porque a ellos les interesa una sociedad ignorante y muerta de hambre, para poder conservar los privilegios que han tenido desde siempre. Carniceros que dicen querer servir al pueblo, pero que no son capaces de regalarle una casita a una familia pobre, que no son capaces de regalarle un pedazo de tierra a un campesino desplazado y muerto de hambre con sus hijos arrumados en los cinturones de miseria de las grandes ciudades. Necesito que le informes al noble doctor, Héctor Abad Gómez, que esos asesinatos y desapariciones de los profesores y de los alumnos de la universidad pública, no son ocasionales, sino que hacen parte de un plan de exterminio, selectivo, que lleva más de setenta años bañando de sangre al sufrido pueblo de Colombia, que no se somete a lo que digan el puñado de familias, dueñas de todo, que siempre nos han gobernado. Pero tranquilos que el equilibrio perfecto del universo, muy pronto castigará a uno de los oligarcas más poderosos y su familia se cubrirá con el manto de la muerte y sentirán un dolor muy profundo. Con mi presencia te estoy revelando la más grande de nuestras verdades, que es la eternidad, y se la debes revelar a todos los que ansíen conocer esa verdad. Hay que decirles de dónde provenimos, cuál es nuestra misión en la tierra y cuál es el verdadero objetivo de nuestra existencia consciente, y revelarles que el camino que se extiende hacia el infinito, es el mismo sendero que conduce al ser humano hacia la eternidad. Somos seres eternos; de la eternidad venimos y a la eternidad regresaremos, cuando terminemos este proceso de aprendizaje. En cada instante, en cada sitio, rodeándote, está la eternidad de tu ser infinito. Por elección nuestra, vivimos en el mundo que nuestras mentes han creado y ese amor que guardas en tu corazón, será tu verdad, porque todo eso que más deseas y admiras, en eso mismo te convertirás. No le temas a los sicarios del paramilitarismo colombiano, porque nosotros mismos los hemos elegido, inconscientemente, como nuestro desafío, y sabemos que a nuestro alrededor está la hermosa realidad de nuestro amor al ser humano y por todos es sabido que el amor siempre triunfa sobre la violencia, y en cada instante tenemos el poder de transformar este país con nuestra sabiduría y con nuestro ejemplo. El doctor Héctor Abad Gómez y nosotros, somos la vida tratando de implementar formas de vivir más dignas, y esos señores de la oligarquía, se cansarán de tanto asesinar pobres rebeldes, porque por cada campesino que desplacen y que maten para robarle la tierra, cien descamisados odiarán a ese terrateniente que ya todos conocemos. Los padres, las esposas, los hijos, los amigos y los vecinos de los muertos, saben con toda seguridad quienes fueron los promotores de cada masacre. Todos saben dónde cayeron sus seres amados y esos niños, van a ser los hombres que empuñarán los fusiles del futuro.

-        De esa forma, entonces, siempre vamos a vivir en guerra – dije completamente desconsolado, porque todas y cada una de las palabras de mi resentido futuro eran verdad.

-        Los fundamentalistas no saben quiénes son, ellos no saben de dónde vienen y porqué están en la tierra. Ellos tienen la razón nublada por la ambición, y están apoderándose de fincas tan inmensas, que no van a poder defenderlas de los millones y millones de pobres, con hambre, que son capaces de matar al que sea por un pedazo de pan. Desafortunadamente, las guerras se inician cuando hay necesidades insatisfechas en la gran mayoría de las personas y hoy son las FARC, el ELN, el M19 y la delincuencia común, y mañana se formarán otros grupos que van a desenterrar los miles y miles de fusiles que hay guardados en el monte, y habrá fuego y sangre en el campo y en las grandes ciudades de Colombia.  No serán guerras cortas, porque los hijos de las viudas que dejaron los paramilitares, están creciendo resentidos y se están reproduciendo como conejos y los gobernantes que tenemos, en el año 2021, no creen en el poder del dialogo, ni en la paz concertada, y mantienen el poder mediante la represión y el asesinato selectivo de todo el que se atreva a reclamar públicamente. Entonces, millones y millones de pobres sin oportunidades, algún día marcharán contra ellos.

Terminó de decir mi yo del futuro, que pronosticó una guerra muy larga en la que seguían asesinado los líderes sociales sin ninguna misericordia, antes de desaparecer como por arte de magia.

El ambiente estaba caldeado por los panfletos amenazantes en contra de los profesores, estudiantes y defensores de los derechos humanos, que desde hacía unos días estaban circulando, distribuidos por la organización paramilitar Amor  por Medellín, en el que amenazaban al doctor y a otros, así: Héctor Abad Gómez, presidente del comité permanente para la defensa de los derechos humanos en Antioquia, auxiliador de los guerrilleros, falso demócrata, peligroso por la simpatía que despierta para la elección de alcalde por votación popular en la ciudad de Medellín,  idiota útil que se ha dejado utilizar por el P.C.C y por la U.P. También amenazaban al escritor Alberto Aguirre, por comunista y porque en sus escritos defiende la actividad sindical y alienta el descontento popular. Al cantante y actor, Carlos Vives, por comunista  y por emprender campañas en favor de las comunidades marginales, que fomentan la lucha de clases. Al periodista Jorge Child. A los líderes políticos Jaime Pardo leal, Gabriel Jaime Santamaría y Bernardo Jaramillo Ossa, por ser guerrilleros infiltrados en la sociedad. A la escritora Patricia Lara. Al abogado Eduardo Umaña Luna. A Luis Felipe Vélez Herrera, presidente de la asociación de institutores de Antioquia (ADIDA) profesor de básica primaria, guerrillero del ELN y manipulador de todos los profesores del país. A Leonardo Betancur Taborda, médico salubrista y comunista disfrazado de defensor de los derechos humanos. A Francisco Gaviria, reclutador de estudiantes para la (JUCO) juventud revolucionaria de Colombia, perteneciente al ELN y a muchos otros más.

Se paralizaron todas las actividades académicas y el concejo estudiantil citó a una asamblea permanente en el teatro Camilo Torres, de la ciudad universitaria, en la que todos los estudiantes podían intervenir para manifestar sus opiniones. Todos acudimos en masa, también para protestar por los letreros que estaban apareciendo en los baños, pintados con letras rojas que decían: Muerte a los (PCC - UP) comunistas,  de la Universidad de Antioquia. En el teatro Camilo Torres los discursos se sucedían uno detrás del otro, protestando por los grupos paramilitares de limpieza social, promovidos e inicialmente financiados por seis oligarcas, de la crema y nata de la sociedad, que eran los que señalaban y decidían quienes eran los que tenían que morir, bajo el silencio cómplice del gobierno departamental y nacional. Comandos paramilitares que también asesinaban, en las horas de la noche, a centenares de humildes habitantes de la calle. Se trataba de una masacre colectiva de drogadictos, prostitutas y recicladores, mal llamados “los desechables”  y la universidad pública  protestaba pacíficamente, por el exterminio masivo de esa pobre gente que nunca tuvo ninguna clase de oportunidades, hasta el día 3 de julio de 1987 el día en que asesinaron al profesor de la facultad de odontología de la universidad de Antioquia, Darío Garrido Ruiz. La reacción fue inmediata, los estudiantes universitarios bloquearon la avenida Barranquilla, que quedaba a todo el frente de la puerta principal de la ciudad universitaria y al poco tiempo, los encapuchados quemaron dos buses y se trenzaron en una batalla campal con los escuadrones ESMAD de la policía nacional de Colombia. La pelea fue intensa y como represalia, al otro día, 4 de julio de 1987, los paramilitares asesinaron a Edison Castaño Ortega, estudiante de la facultad de odontología de la universidad de Antioquia, que después de haber sido torturado y asesinado, lo amarraron a un poste de la energía y lo destrozaron con una granada de fragmentación. Se generalizó y se intensificó la lucha. El entierro del alumno y del profesor fue masivo y toda la ciudad, y todos los estudiantes de Medellín protestaron por sus muertes. La Universidad Nacional de Colombia y el instituto de educación superior Pascual Bravo, también sus pendieron las clases y paralizaron todas sus actividades académicas, en solidaridad por los crímenes cometidos en contra del alumno y del profesor. Era el segundo muerto de la universidad en tan solo 48 horas. Me fui corriendo para la oficina del comité permanente para la defensa de los derechos humanos y tuve que esperar porque el doctor Héctor Abad Gómez estaba hablando por teléfono, con su dulce y educada voz de locutor, que nunca se descomponía. Pasaron como diez minutos y cuando el doctor terminó la conversación, con una amable sonrisa me recibió y me invitó para que me sentara en una silla al frente de su escritorio.

-        Doctor, vengo muy preocupado porque ya empezaron a matar los profesores y los alumnos de la universidad y…

-        Tranquilícese ahijado, y respire profundamente, porque la preocupación es una de las peores actividades mentales que existen, porque resulta inmensamente auto destructiva. La preocupación es un sentimiento de una persona que todavía no ha comprendido nuestro vínculo directo con la unidad eterna de sabiduría, y aunque son muy dolorosas las muertes de los dos miembros de nuestra universidad, debemos conservar la calma y tratar de pensar en manifestaciones, pacíficas, que detenga este espiral de violencia y muerte en el que nos estamos empezando a sumergir.

-        El comité estudiantil está en asamblea permanente, en el teatro “Camilo Torres”, pero la gran mayoría de los estudiantes estamos atemorizados por con las amenazas del grupo paramilitar “Amor por Medellín” que se ha ensañado con nuestra universidad y que se ve, que tiene el respaldo de las autoridades gubernamentales.

-        Solamente te voy a pedir un favor, porque te conozco y sé que el temor no tiene cabida dentro de tu forma de ser y tu rabia se puede convertir en odio, no te vayas a poner a bloquear vías, a quemar buses y a lanzar esas bombas de ruido que  fabrican los que estudian química, porque la situación está muy candente y no sabemos hasta qué punto pueden llegar esos asesinos que, como tú lo dices, parecen estar aliados con las fuerzas militares del estado. Esta situación se está poniendo muy fea y parece que se va a poner peor. Lo mejor es que te vayas para el apartamento y te encierres, hasta que la situación se mejore.

-        Bueno, padrino -. Le dije sin estar muy convencido de mis palabras y me fui corriendo para la ciudad universitaria, que estaba completamente bloqueada por un número grande de estudiantes, que se enfrentaban a piedra corrida contra el ESMAD de la policía. Introduje mi mano derecha en el bolsillo del pantalón, para constatar si allí estaba el pasamontañas negro, esperando para entrar en acción. Sentí que mi corazón se agitaba con furia, pero no pude ignorar la recomendación que me hizo el doctor y, sin querer y en contra de mis deseos, me fui caminando para mi apartamento en “La pola” del barrio villa hermosa, con la boca reseca por la indignación. Me fui respirando profundamente durante todo el trayecto y cuando llegué a mi residencia, sentí la impotencia de nuestra vulnerable condición, pero el padrino tenía la razón, porque era una locura luchar con piedras, contra las balas asesinas del gobierno.

La asamblea fue permanente y el comité estudiantil y la asociación de profesores, protestaron ante los organismos institucionales, por los crueles asesinatos que habían sufrido los dos miembros de la comunidad universitaria.

Se recibieron las voces de condolencia y los ánimos caldeados, con el transcurso del tiempo, fueron bajando en su intensidad y cuando la universidad estaba recuperando la cordura, un estudiante de medicina veterinaria y zootecnia, llamado José Abad Sánchez Cuervo, también de la Universidad de Antioquia, cayó en poder de la organización “Amor por Medellín” y fue desaparecido varios días, torturado con sevicia, porque lo encontraron con el tabique roto, con varias puñaladas en el abdomen, un ojo explotado, varios dedos cercenados y un tiro en la oreja, el 14de julio de 1987

Se agudizó la lucha estudiantil, porque la universidad pública estaba siendo objeto de una agresión directa y sin misericordia, por parte de las organizaciones paramilitares avaladas por el gobierno. Se bloquearon todas las puertas y la universidad hirvió como un caldero. La batalla violenta contra la policía se generalizó y en el entierro del estudiante se quemaron varios buses y, en las manifestaciones, el vandalismo se apoderó del centro de la ciudad, rompiendo las puertas de cristal de las principales entidades bancarias y de los grandes almacenes de cadena. Se ralló con pintura las paredes del edificio de la gobernación de Antioquia y un grupo de estudiantes en representación de la universidad, trató de llevar sus voces de protesta ante la cámara de representantes y el senado de la república, pero no fue posible porque todos los entes gubernamentales estaban cerrados al dialogo.

El paro estudiantil se prolongó y el bloqueo a la avenida Barranquilla era permanente. Se armaron carpas y “cambuches” en la ciudad universitaria y la vigilia y la protesta, fueron constantes, hasta que John Jairo Villa Peláez, un estudiante de la facultad de derecho de la universidad de Antioquia, que se había destacado como uno de los más elocuentes oradores en el teatro Camilo Torres de la ciudad universitaria, fue retenido por las fuerzas oscuras del gobierno, torturado salvajemente y asesinado el 26 de julio de 1987 y, en el entierro, al otro día, o sea el 27 de julio de 1987 fue asesinado Yovaldin Cardeño Cardona, un adolescente del liceo autónomo de la Universidad de Antioquia, por las balas asesinas de la policía que ya estaban empezando a disparar contra los estudiantes que manifestaban, masacrándolos sin piedad. En el entierro de ese muchacho, los detenidos por la policía fueron numerosos y una gran cantidad de estudiantes fueron torturados con choques eléctricos en los testículos, dentro de las instalaciones de La cuarta brigada y del batallón Bomboná de la ciudad de Medellín. La policía torturaba colocándoles bolsas plásticas en la cabeza, hasta que ya casi estaban asfixiados. Los paramilitares asesinaban y los estudiantes quebraban vidrios y rallaban el centro de la ciudad con pintura roja, hasta que un estudiante de la facultad de comunicación social y periodismo, también de la Universidad de Antioquia, llamado José Ignacio Londoño Uribe, fue torturado y asesinado con siete tiros en la cabeza,  uno en la mano izquierda y le cercenaron un dedo de la mano derecha, el 2 de agosto de 1987, después de haber sido retenido por la policía nacional.

La oficina del comité para los derechos humanos en Antioquia era un hervidero, porque la universidad pública estaba siendo exterminada sin ninguna contemplación, por los grupos paramilitares con el beneplácito del gobierno. El doctor Héctor Abad Gómez, voló en avión hasta la ciudad de Bogotá, para tratar de hablar con el señor presidente Virgilio Barco, pero no fue posible, porque los máximos dirigentes del país, no opinaban cuando los paramilitares estaban asesinando la cultura, la educación y la esperanza.

Las protestas eran masivas, los estudiantes de todos los colegios públicos de Medellín, se volcaron a las calles solidariamente, para protestar y reclamar por los asesinatos y toda la ciudad estaba llorando y rechazando los crímenes, hasta que el 3 de agosto de 1987 fue asesinado a sangre fría, por varios impactos de bala, el profesor de la facultad de ciencias sociales, del departamento de antropología, de la Universidad de Antioquia, Carlos López Bedoya. Ese día ya no pude aguantar mi rabia y me sumé al grupo de estudiantes que batallaban a punta de piedra contra el sistema corrupto y asesino del gobierno de turno.

Los que estudiábamos química teníamos unas labores específicas y, a las once de la mañana de un día muy caluroso, yo estaba en el laboratorio mezclando aluminio negro, azufre   y nitrato de potasio, cuando llegó el doctor Héctor Abad Gómez completamente furios0, entró y me agarró con fuerza del brazo y me sacó de allí, casi que  arrastrando.

-        ¿Qué va a decir Mélida Builes, cuándo lleguen con tu cadáver a  La Ceja del tambo?... ¿A caso no te das cuenta que los policías están disparando contra ustedes y que los heridos y muertos anónimos de cuentan por decenas?... Me haces el favor y te vas para el apartamento y te refugias hasta nueva orden, hasta que todo esto pase.

El doctor estaba pálido de la furia y yo no atiné a decir nada. Se quedó mirándome a los ojos, sacó un billete de diez mil pesos, lo metió en el bolsillo de mi camisa y se fue caminando de prisa hacia el bloque administrativo. Yo me fui corriendo para mi casa, me encerré, y a los dos días me enteré que Gustavo Franco Marín, estudiante de la facultad de ingeniería y un gran amigo mío, había sido asesinado el 5 de agosto de 1987. En un día oscuro y negro que nunca podré olvidar.

 

Con los diez mil pesos que me dio mi padrino, compré unos víveres que me faltaban, compré todos los periódicos del día y me encerré a comer y a leer, aunque esos pasquines de mala muerte, que siempre han estado al servicio de la oligarquía, no se daban ni por enterados de lo que le estaba sucediendo a la universidad pública. Siguiendo los consejos de mi protector, y porque la cosa estaba de verdad peligrosa, me quedé encerrado estudiando, hasta el 13 de agosto a las cuatro de la tarde, que acudimos a la marcha de Los claveles rojos, más o menos unas tres mil personas que marchamos, de manera pacífica, desde la avenida oriental hasta la gobernación de Antioquia, en protesta por los asesinatos de profesores y alumnos, sin que el presidente de la república, Virgilio Barco, no se diera ni siquiera por enterado. Fue una marcha silenciosa, armados con rosas y claveles que dejamos al frente de la gobernación, como símbolo del inconformismo con un exterminio sistematizado y selectivo, de los miembros de la Unión Patriótica y de los estudiantes y profesores de la Universidad de Antioquia y, precisamente al otro día de la marcha, escuché la noticia que habían asesinado a Pedro Luis Valencia, un médico que era senador de la república por la Unión Patriótica y profesor de la facultad de enfermaría y salud pública de la aporreada Universidad de Antioquia, y un gran compañero y amigo del doctor. Aquel triste día era el 14 de agosto de 1987 y ahí si me empecé a preocupar de verdad, por la vida de mi padrino, porque los paramilitares estaban asesinando a todos los líderes sociales y el doctor Héctor Abad Gómez era el más importante de todos y se había mostrado mucho la tarde anterior, encabezando la multitudinaria marcha que exigía el respeto a la vida. Salí de mi encierro y envalentonado, me fui para la oficina del comité permanente para los derechos humanos en Antioquia. Sentí la necesidad de conseguir un arma para proteger al doctor, pero recordé que mi padrino era pacifista al extremo y con rabia e impotencia tuve que desechar la idea.

Llegué hasta la oficina y el corredor, afuera de ella, parecía un hormiguero. Por todos lados habían periodistas con sus cámaras, estudiante, profesores y sindicalistas de todos los pelambres, pero no había ni un solo policía para protegerlos de las amenazas de los para militares, del grupo criminal autodenominado “Amor por Medellín” que estaban asesinando a todos los líderes sociales. El doctor de percató de mi presencia y me indicó que entrara en la oficina, cerró la puerta y me dijo:

-        Mira esta platica que te va a alcanzar para que pagues arriendo y comas durante varios meses,  y me haces el favor y te vas para el apartamento y te encierras, hasta nueva orden, porque esto se puso feo y, ahora sí, la cosa va en serio. No te preocupes por mí. Yo no quiero que me maten, pero si algo me llega a suceder, tienes que continuar con nuestros estudios secretos sobre la evolución consciente hacia esa eternidad, en la que te estaré esperando para que dialoguemos.

No pude contestar nada, porque se me hizo un nudo en la garganta al escuchar esas palabras que parecían una despedida.

-        Váyase pues hijo, y acuérdese que su padrino no lo quiere ver ni fabricando bombas ruidosas, ni tirando piedras. ¿Listo?...

-        Bueno doctor y gracias por todo.

Salí de esa oficina con una gran cantidad de billetes empuñados y llorando, porque el ambiente estaba muy tenso y el doctor continuaba en una lucha frontal contra esos paramilitares que, seguramente, lo iban a asesinar, porque en ese mismo momento estaba organizando una marcha pacífica "Por el derecho a la vida”. Me fui muerto de la rabia para el apartamento y sentí toda la impotencia que me daba el no poder hacer nada, porque para combatir esos grupos paramilitares armados hasta los dientes, se necesitaba todo un ejército y nosotros solamente teníamos libros y argumentos para luchar por la reivindicación social. Conté los billetes que me había dado el padrino y me sorprendí cuando conté ciento ochenta mil pesos, que era el dinero de ocho quincenas, que el doctor me había adelantado.

Al otro día pagué cuatro meses de arriendo, a la casera, hice un mercado grande y me sobró mucha plata, que me permitiría sobrevivir hasta que pasara la avalancha del paramilitarismo.

El 19 de agosto de 1987 acudimos a otra marcha multitudinaria “Por el derecho a la vida” en la que recorrimos las principales calles del centro de Medellín, en silencio, hasta El parque de Berrio, donde el doctor Héctor Abad Gómez pronunció un discurso muy sentido, en el que se pudo adivinar su profunda tristeza. La marcha se realizó de forma pacífica y por fortuna no degeneró en actos vandálicos ni en enfrentamientos con la policía.

El día en que mataron al doctor, Héctor Abad Gómez, yo estuve muy preocupado porque en las horas de la mañana, habían asesinado al presidente del sindicato de profesores, Luis Felipe Vélez, prestigioso sindicalista que también luchaba por los derechos humanos que estaban siendo tan atropellados en nuestra tierra. Me fui para la oficina de mi padrino y cuando iba llegando lo vi salir con, Leonardo Betancur Taborda, médico salubrista y uno  de sus amigos más cercanos, que siempre lo acompañaba como si fuera un guardaespaldas, pero sin armas, porque el doctor era un pacifista natural y nunca lo hubiera permitido. También iban acompañados de una morena algo robusta, que le hablaba con mucha propiedad a don Héctor, como si fueran viejos amigos. La mujer no era bonita, pero se movía con cierta elegancia y con la seguridad que sólo muestran los que están enseñados a mandar. Me imaginé que era una de las profesoras del sindicato de ADIDA y empecé a caminar, detrás de ellos, como a unos diez metros de distancia, porque ya era 25 de agosto y, de pronto, mi protector se imaginaba que yo estaba merodeando por lo del dinero que me daba, sagradamente, al final de cada mes, y que ya me había dado por adelantado el de varios meses. El doctor miraba para todos los lados como si sospechara algo o estuviera nervioso, y cuando se percató de mi presencia, se quedó mirándome, me guiñó un ojo como en señal de aprobación y sentí que se quedó más tranquilo. El doctor supo que yo estaba para cuidarlo, a unos pocos pasos de su humanidad. Llegamos hasta la puerta del edificio del sindicato del magisterio donde, supuestamente, debían de estar velando el muerto, pero el lugar estaba completamente solitario y la gorda subió las escalas y  tuvo que llamar a la puerta, para que los profesores que estaban encerrados y temerosos, salieran y les explicaran que ya se lo habían llevado para medicina legal. El lugar empezó a llenarse de gente, al frente de la sede, y la señora, vestida de satín violeta que había traído a mi padrino hasta ese lugar, desapareció en el interior del edificio. Por la avenida llegó una ruidosa motocicleta que se parqueó a todo el frente de donde estábamos, dos hombres descendieron de ella y empezaron a caminar a paso largo, mientras esgrimían de la cintura dos relucientes revólveres. El parrillero corrió de frente hacia donde estaba el doctor y sin decir nada le pegó dos o tres tiros en el pecho, que lo lanzaron de espalda. Yo me fui encima del sicario, que era más o menos de mi misma estatura y que ya le estaba disparando a la cabeza de mi padrino. Le pegué una patada profunda en la entrepierna, tratando de golpear sus testículos desde atrás, pero por culpa del pantalón estrecho, parece que no le hizo ningún efecto, porque el asesino se volteó con el rostro crispado por la furia y me golpeó con el cañón del revólver, en el rostro. Yo sentí el impacto que fracturó mi arco superciliar derecho y quedé completamente ciego unas milésimas de segundo, y la sangre empezó a correr tibia por mi rostro, mientras que se escuchaban otros tiros en el fondo del salón. Aquel hombre que le había disparado al doctor, y que después supe que se llamaba Carlos Castaño, se fue encima de mí, martillando varias veces el arma que ya no tenía más proyectiles, me pegó dos patadas en el suelo, porque yo estaba de espaldas defendiéndome como un gato patas arriba. El otro sicario pasó corriendo, con el arma en la mano, en busca de la motocicleta y Carlos Castaño le gritó:

-          “Manizales”, vení matá este hijueputa.

El tal “Manizales” era un niño cara pálida, de unos dieciséis o diecisiete años de edad, vestido con una camiseta gris, unos jeans desteñidos y unos tenis reebook, que estaban manchados con la sangre de Leonardo Betancur. Carlos Castaño me miró la última vez, pálido de la rabia, dio la vuelta y se fue caminando sin ninguna prisa. Se montaron en la motocicleta y escaparon a toda prisa. Yo me levanté con el rostro cubierto de sangre, miré mi padrino que tenía el cráneo completamente destrozado, con parte de la masa encefálica por fuera de un roto inmenso, donde ya no había hueso, y empecé a caminar por la acera. Los curiosos se apartaban de mi camino, como asustados por la sangre que cubría mí rostro, hasta que un señor se me acercó y tomándome del brazo me dijo:

 

-          Venga que usted está muy herido, espere aquí hasta que llegue la policía.

Yo me quedé con la cabeza inclinada, chorreando sangre en la acera, como unos diez minutos, hasta que llegó una patrulla de la policía.

Me subieron en el vehículo y, cuando estaba adentro, me preguntó uno de los agentes:

-         ¿Qué tienes ahí, un impacto de bala o qué?

-         El sicario me golpeó con el cañón del arma

-         ¿Y usted qué?... ¿Era amigo del comunista, ése, que tumbaron o qué?...

-         El doctor era mi padrino y mi protector.

-         Eso les pasa por ser colaboradores de la guerrilla y dese por bien servido, que aún sigue con vida – me dijo con indolencia, el agente de la policía que no me quitaba los ojos de encima -. Lo estamos llevando para la clínica y allá vamos a decir que un borracho le abrió la ceja con una botella de cerveza, para que no lo vinculen en la investigación del homicidio del político ése. ¿Entendido?

-         Sí, señor.

No se habló más en esa patrulla, que les dejé toda ensangrentada.

Me dejaron en la clínica del CES, en el barrio Prado centro. Allí me cosieron la herida y me pusieron un vendaje. Nadie me preguntó nada, porque estaban muy entretenidos escuchando la noticia, en la radio,  de la muerte del defensor de los derechos humanos en Antioquia y en el país  y, en un descuido de aquellos médicos me escapé del lugar, antes de que vinieran los paramilitares a rematarme.

Ya estaba empezando a caer la noche más negra de mi vida y me fui caminando hasta “La pola”; dos cuadras antes de llegar al parque de villa hermosa, que era el barrio donde yo vivía. Llegué a mi casa completamente adolorido, la herida en la  frente se mi hinchó, me cerró por completo el ojo derecho y no aguantaba, ni el dolor físico del hueso fracturado ni el dolor en el alma, después de tener que presenciar la muerte de mi maestro. Me miré al espejo y no me reconocí, porque parecía un monstruo con ese vendaje y con la inmensa hinchazón. Me sentí un miserable y todos los fracasos que había tenido en la vida, cayeron sobre mí aporreada humanidad, que se agitaba con un temblor incontrolable, por la fiebre que empezaba a invadir todo mi cuerpo y que me hacía sudar a chorros. Maldije los hijos de puta que mataron al doctor y divagué en los oscuros caminos de la locura. Lloré toda la noche, por la rabia y por el dolor de mi arco superciliar derecho fracturado y, en medio de ese dolor intenso, decidí que no me iba a encerrar, que no me iba a callar, que no me iba a esconder como las ratas en las alcantarillas y como los cobardes. Olvidé el proceso de iluminación que había estado siguiendo con el doctor Héctor Abad Gómez y también olvide los caminos del amor, y juré venganza contra esas paramilitares que pertenecían al grupo de “Amor por Medellín”, que hacia pocas horas habían asesinado al médico más humano que ha existido en este país de miserables. Cogí la billetera en la que tenía los documentos y saqué la cédula y el carnet de estudiante de la Universidad de Antioquia, porque era un peligro cargarlo, y los metí debajo del colchón, sobre las tablas de mi desordenada cama. Desde ese momento me iba a olvidar de mi nombre y de mi futuro, porque si a los paramilitares les gustaban mucho los muertos anónimos, para no tener que responder por ellos ante nadie, entonces, conmigo iban a tener uno más, de los que no se saben ni arrodillar ni rendir. Pasé una noche de perros y, al otro día, la herida que tenía en la frente me latía como si tuviera un corazón allí metido. Me duché tratando de no mojar el vendaje, que ya estaba todo ensangrentado, me coloqué ropa limpia y me tomé una taza de café con una tostada y, cuando me iba a ir caminando para el centro de la ciudad, en busca del velorio de mí querido maestro, se cruzó la imagen de mi abnegada madre por mi mente y no supe, ¿qué hacer?... Me agité desesperado, prendí la radio para saber, exactamente, dónde estaban velando al doctor y nadie decía nada. Era como si la ciudad entera estuviera ignorando la muerte de mi padrino.

Me quedé encerrado pensando, porque yo también tenía familia y no me podía exponer a que me mataran; porque yo no les podía dar ese dolor tan grande a mis padres. Corrí hasta las cama y me refugié debajo de las cobijas como un niño chiquito que no quiere afrontar la realidad. Pasó el tiempo y yo, desesperado me asomaba por la ventana del apartamento sin atreverme a salir. No era cobardía, porque en este punto ya no me importaba mi vida, ¿pero cómo me exponía para que me mataran si mis padres me esperaban en la casa, con todas sus humildes esperanzas cifradas en mí?... Me quedé encerrado llorando y gritando por la impotencia, hasta que, por ahí a las tres de la tarde, llamé por teléfono a Jesús Alberto Yepes Sierra, a mi amigo, el que estudiaba antropología y le pregunté:

-         Amigo, ¿a qué horas y dónde entierran al doctor?

-          Si estás en el apartamento, quédate ahí encerrado, que ese entierro va a ser en campos de paz, me parece que a las cuatro de la tarde, pero eso va a estar más caliente que el putas y de pronto hasta se arma una balacera y...

No quise escuchar nada más, colgué el teléfono y me fui corriendo para la carrera 45 y cogí un taxi.

-         Me hace el favor y me lleva al cementerio campos de paz y trate de que lleguemos antes de las cuatro de la tarde – le dije al conductor.

-         La cosa va a estar un poquito difícil, porque el centro de la ciudad está convulsionado por el desfile que están haciendo con los restos mortales del doctor Héctor Abad Gómez, que ayer fue asesinado por los paramilitares.

-         Precisamente para ese entierro es que voy yo y le agradezco si llegamos a tiempo.

El taxista se fue por la avenida oriental, que estaba tapizada de pétalos de flores y de banderitas blancas, que me mostraban el profundo aprecio que sentía toda la ciudad por el maestro asesinado. Me fui mirando por la ventanilla y durante todo el trayecto vi muchas personas con ramos de flores y pude darme cuenta de la inmensa popularidad, y de la gran aceptación que tenían los planteamientos del defensor de los derechos humanos en Antioquia. La ciudad estaba colapsada y cuando íbamos llegando al campo santo, ya no había forma de avanzar más en el taxi, por la enorme congestión y, entonces, le pagué al taxista y me fui caminando con la muchedumbre, de miles y miles de personas, que avanzaba gritando “Han matado una flor, pero nunca matarán la primavera”. Consignas que en este momento no recuerdo bien, pero que agitaban mi alma con un llanto desesperado.

Ingresamos al campo santo y pude ver el féretro que llevaba envuelto en una bandera, su hijo, sus más cercanos amigos y una dolida multitud. Me fui alejado de aquel triste cortejo y de los familiares del doctor, tratando de esconderme detrás de los árboles, porque pensé que los sicarios debían de estar, por ahí, observando a ver cuál era el de la herida en la frente, que se atrevió a pegarle una patada profunda, en la próstata, al que después supe que se llamaba Carlos Castaño, el jefe de las futuras autodefensas unidas de Colombia (A.U.C.) y digo que en la próstata, porque al comandante de las autodefensas casi no le gustaba montar a caballo y una vez dijo, para mi satisfacción, que trataba de no montar en bestias, desde el día que un miserable se atrevió a pegarle una patada en el culo y le dejó lastimada la próstata, que se le inflamaba y le dolía constantemente. El cementerio Campos de paz estaba repleto de gente que le quería dar un adiós a nuestro querido defensor de los derechos humanos, pero había muchos sujetos de civil, armados, y el ambiente estaba demasiado tenso. Los valientes amigos del doctor, le dijeron unas emotivas palabras con un megáfono y yo, sin poder resistir más la tensión, abandoné el lúgubre panteón y me fui llorando para mi casa.

Toda la noche me la pasé divagando y maldiciendo la cobardía que no me dejó comprar un arma para haber defendido al doctor. Esos ciento ochenta mil pesos que él me dio, habían sido suficientes para comprar una pistola buena y yo no fui capaz de hacerlo. Ahora el ilustre doctor, Héctor Abad Gómez, yacía en el sepulcro y no había nada qué hacer, por culpa de mí  exagerado respeto, que no me dejó pensar en que el maestro estaba esperando lo mejor de mí. Me sentí un cobarde y juré que iba luchar hasta que me mataran a mí también.

Al otro día salí como un loco que lleva dos noches sin dormir.

Llegué a la farmacia Pasteur, en el centro de Medellín y dirigiéndome a una de las mujeres que estaban al frente del inmenso mostrador le dije:

-         Señorita, me hace el favor y me vende una libra de aluminio negro, dos libras de azufre, cuatro libras de nitrato de potasio y un litro de ácido nítrico – la muchacha no preguntó nada, con la misma irresponsabilidad de las farmacéuticas que  le venden materiales peligrosos a los jóvenes, y en una bolsa de plástico negro, me empacó todo lo que le había pedido. Salí muy satisfecho de aquel lugar, porque sólo me habían cobrado trece mil pesos por todas las cosas. Me fui caminando para la universidad y en el camino compré un rollo de papel de aluminio para envolver las bombas de ruido, tres tubos de acero galvanizado de dos pulgadas, que hice roscar para colocarles en las dos puntas los respetivos tapones; también compré un kilo de algodón para nitrarlo y obtener el “colodión”, un poderoso explosivo con el que iba a rellenar los tubos metálicos para que por fin conocieran la furia de los estudiantes. Caminé las diez u once cuadras que me separaban de mi querida universidad, y me sorprendí cuando observé la desolación de la avenida Barranquilla, que continuaba cerrada para el tránsito vehicular, pero en la que no se veía ni un solo estudiante  protestando por la muerte violenta del doctor Héctor Abad Gómez, del doctor Leonardo Betancur Taborda y del presidente de ADIDA Luís Felipe Vélez, enterrados el día anterior.  La entrada principal estaba completamente militarizada y las calles desiertas, como si los estudiantes se hubieran convertido en fantasmas. Sentí deseos de devolverme pero los policías desde hacía rato me estaban mirando y, para que no resultara sospechosa mi travesía, seguí caminando como si nada, al el frente de todos los “tombos” con todo mi cargamento de guerra y, cuando llegué al paso nivel de la autopista, me atravesé la avenida y me fui caminando a la derecha, por todo el bordo de la malla metálica que rodeaba la universidad. Seguí por ese bordo, caminando por el prado hasta que llegué al sitio que llamábamos “el aeropuerto”, es decir, hasta la cancha de futbol y la pista atlética, en la que los micro traficantes  vendían marihuana, cocaína, anfetaminas y bazuco, en los tiempos normales de estudio, porque ahora no había ni un alma. En el bloque de ciencias sociales, se veían los estudiantes encapuchados caminando de un lado para otro, con una especie de tensa calma, pero de todas formas protegidos por la inviolabilidad  del territorio universitario, en el que no podía ingresar la fuerza pública porque era tierra de sabiduría y de paz. No se veía nada sospechoso y pensé que todos estaban refugiados, preparándose para iniciar una nueva batalla en contra de los esbirros del gobierno. Busqué el hueco en la malla, por el que ingresaban los “jipis” que vendían las drogas y, sin ninguna prisa, ingresé a las instalaciones del alma máter. Me fui caminando en busca de los laboratorios y tres de los encapuchados se quedaron mirándome como sorprendidos de mi presencia.

-         Oigan, muchachos, traje materiales para que fabriquemos bombas y les tiremos a esas “gonorreas”.

Los encapuchados se vinieron mí encuentro, sin decir nada, y uno de ellos me quitó con violencia la bolsa en la que tría las cosas. Me agarró del cuello y casi me rompe la tráquea con la presión de sus poderosos dedos.

-         Ve este mocoso hijo de puta, cómo nos salió guerrillero.

Los otros dos sacaron sus armas de la pretina del pantalón y, en ese preciso momento, me di cuenta que la universidad estaba llena de agentes del gobierno por fuera y por dentro. Me llevaron a empujones hasta el bloque administrativo y allá me recibió un moreno alto, muy acuerpado y con el rostro lleno de rotos, de esos que dejan las cicatrices del acné.

-         Don Pedro, mire este niño, el cargamento de explosivos que traía.

-         Estos guerrilleros de mierda no se han acabado de criar y ya están dando problemas y colocando explosivos.

Dijo el tal don Pedro, que estaba armado y vestido de civil, y que tenía una cara de paramilitar ni la verraca. Yo estaba perdido y, seguramente, me iban a matar como a todos los otros

-         Un señor me dio cinco mil pesos para que yo les trajera esa bolsa a ustedes – dije temblando y llorando del susto, ante el peligro inminente de muerte.

-         Vean a este bobo hijo de puta, lo que dice, ¿no será que tú eres el hijo del doctorcito, Héctor Abad Gómez, que enterraron ayer?

-         No, yo no conozco a ese señor – dije, negando al maestro por primera vez -. Yo trabajo lavando taxis en el sector de Moravia, por las tardes, y un señor me dijo que les trajera eso.

El paramilitar se quedó mirándome a los ojos y, con incredulidad, agitó la cabeza y se secó de la risa

-         He ave María, es que todavía quedan muchos bobos en este mundo – exclamó riéndose por algo de mí, que le parecía divertido -. ¿Y qué te pasó en esa frente que estás tan hinchado?...

-         Un vecino me pegó un garrotazo, dizque porque yo le estaba quitando la novia.

-         ¿Qué hacemos con este hijo de puta tan bobo?... ¿Lo matamos, o qué? – le preguntó a los otros tres paramilitares.

-         No, señor, no me vaya a matar que yo le doy estos noventa mil pesos que ahorré lavando carros – alcancé a decir llorando desconsoladamente y sacando lo que quedaba del dinero que me había dejado el doctor antes de su muerte.

El hombre me arrebató el dinero,  se volvió a secar de la risa y fue entregándole a los otros, de a veinte mil pesos y se guardó el resto para él.

-         Vean pues este chiquillo tan inteligente, como acaba de comprar el derecho a la vida con esa miseria – dijo, el tal don Pedro, sin parar de reír – bueno, nosotros ya estamos cansados de matar tantos estudiantes… Te voy a entregar al comandante de la cuarta brigada de la policía, pero no le menciones el dinero, porque si él nos hace el reclamo, ahí si te arrancamos la cabeza con una motosierra.

- ¿Y estos explosivos qué? – preguntó el otro paramilitar que estaba cargando la bolsa.

- Tiren eso a la basura, que ese comandante general de la cuarta brigada, como es de asesino, es capaz de matar este muchacho por esa bobada.

- Me agarró de la oreja izquierda y me llevó arrastrando hasta una oficina en el segundo piso.

- Mire, señor comandante, el gamín que me encontré en uno de los baños.

El elegante militar se quedó mirándome y me dijo:

-         Tienes una cara de comunista la hijueputa, pareces hijo de un vietnamita, ¿y qué estabas haciendo en el baño?

-         Un señor me dijo que viniera, porque aquí estaban dando trabajo y, como nosotros estamos muy pobres, tuve que venir a ver qué conseguía.

-         ¿Sí?... No jodas, ¿o será que eres uno de esos revoltosos tira piedras y te cogió la tarde para ir al entierro del viejo hijo de puta ese de los derechos humanos?

-         No mi comandante, yo soy un campesino del municipio de La Ceja Antioquia, y vine, apenas hoy, en busca de empleo.

Al comandante se le dibujó una inmensa sonrisa en el rostro y me dijo:

-         Tú eres el único idiota que viene a buscar trabajo en una universidad en la que estamos matando hasta al diablo. ¿Será qué eres amigo del apóstol ese, el de los derechos humanos, y has venido a buscar venganza? …

-         No, mi comandante, yo no conocía a ese señor – tuve que decir, negando al maestro por segunda vez.

-         A ver, muéstrame la cédula.

-         Es que yo soy menor de edad y no tengo cédula ni tarjeta de identidad – dije y me puse a llorar a moco tendido.

En ese momento llegaron cuatro soldados y el comandante les dijo:

-         Llévense este guerrillero y me lo esposan en una varilla del camión, que me lo voy a llevar para la cuarta brigada de la policía, a ver si allá aprende a cantar y nos cuenta dónde se consiguió ese chichón que tiene en la frente.

De una vez me colocaron unas esposas en la mano derecha y me llevaron arrastrando hasta el camión, me subieron de un empujón,  me esposaron en una de las varillas de la carrocería y allí me dejaron hasta las cinco de la tarde. La hora en que se empezaron a subir los soldados que viajarían conmigo en el vehículo y que, por desgracia, para agravar mi intenso malestar, cada uno me iba pegando una palmada en la cabeza cuando se subían, lo que hacía aún más insoportable en intenso dolor de la fractura que tenía en la frente. El carro arrancó y empezó a avanzar hacia el centro de la ciudad y después volteo hacia la izquierda, cómo yendo para el barrio de Buenos aires, subimos por la calle 43 hasta la carrera 21 y yo me quedé muy sorprendido, cuando llegamos a la entrada del batallón Bomboná, porque, supuestamente, la orden era que me llevaran para La cuarta brigada del ejército,  que quedaba en la calle 50 con la carrera 76 en el otro extremo de la ciudad de Medellín.

Me bajaron de un empujón en el parqueadero y me llevaron a la oficina del comandante de ese batallón, que se quedó mirándome a los ojos y me dijo:

-         Se te nota de lejos, que eres un hijo de puta guerrillero, pero aquí si vas a tener que cantar que trabajabas para el doctorcito ese de los derechos humanos, porque si no dices todo, te vamos a matar y te vamos a enterrar en una fosa común que tenemos lista en “la escombrera”. Necesito que me hagas una lista de los profesores y de los estudiantes, que reclutan los jóvenes de esa universidad para el ELN y para las FARC, por las buenas, porque si no lo haces a las buenas, te vamos a refrescar la memoria a las malas. ¿Usted verá?... Pero cuénteme una cosa, ¿usted estaba en la nómina del doctor ese de los derechos humanos?... Porque si me confiesa la verdad, inmediatamente lo dejo en libertad.

-         No mi comandante, es que yo no estudio allá y yo no conozco  a ese señor, ni a nadie - Tuve que decir, negando por tercera vez a mi protector y maestro -. Yo entré engañado a esa universidad, por un hombre que me mandó a hacer un mandado, para que ustedes me capturaran y se encartaran conmigo.

-         Mire, niño lindo, si usted se hace el machito, el que no sabe nada, le voy a meter un palo por ese culo y después le voy a calentar esos testículos con unas descargas eléctricas, para que dejen de existir los revoltosos tirapiedras, ¿porque esa herida que tienes en la frente, no te la conseguiste rezando el rosario a la virgen María, o sí?

-         No, mi comandante, ese golpe me lo pegó un vecino con un palo.

-         Y yo se lo voy a ampliar con una bala calibre 45 si no colabora con la justicia. Desnúdese y coloque la ropa en esta bolsa, dígame el nombre completo, el número de la cédula, la dirección de la casa en donde vive y el número del teléfono.

-         Es que yo soy menor de edad y no tengo cédula.

-         ¿Y tampoco tienes nombre, ni familiares? – rugió el militar, poniéndose colorado por la furia.

-         Yo soy un campesino que llegué a esta ciudad hace muy poco, me llamo Juan Ricardo Marín Builes y estoy viviendo en  la carrera 72 número 93 – 65 del barrio Castilla –. Lo único que se me ocurrió, en ese momento desesperado, fue decir los datos de un primo, que estudiaba en el “Pascual Bravo”, mientras que yo ganaba un poco de tiempo para pensar.

-         Ah, es que aquí tenemos otra rata de las comunas occidentales, pues sepa amiguito, que si no nos dice el nombre de los comandantes de la guerrilla, que están operando desde la universidad, lo voy a picar en pedazos y quítese también el calzoncillo, que lo voy a mandar para la nevera.

Yo quedé completamente desnudo en aquella oficina y tuve que darme cuenta, personalmente, que la práctica de la tortura física y psicológica, se ejerce de manera sistemática en Colombia, como medio de persecución política y con el objetivo de sembrar terror en los individuos y en la universidad pública.

-         Bueno - dijo el comandante, mirando mi desnudez con una expresión que me asustó más todavía -, se ve que haces mucho ejercicio y que vas a la piscina con regularidad, porque estás muy bronceado y muy lindo. Qué lástima tener que acabar contigo, cuando podrías dar muchas satisfacciones sexuales a personas solitarias como yo… ¿Se va a manejar bien conmigo, me va a dar un poquito de cariño y me va a decir el nombre de otro profesor que fomente la insurgencia en el país y lo dejo en libertad mañana mismo?

-         No, señor, es que yo no soy de esos y tampoco sé nada de ese claustro universitario.

-         Ah, ¿es que no te gusta nada y no sabes nada?... Soldado, meta este maricón en la nevera, hasta mañana, que le voy a meter un palo bien grande y bien largo por ese culo.

Gritó el comandante completamente descompuesto. El soldado entró y tomándome del brazo, me sacó de esa oficina,  me señaló el camino y atravesando el patio, completamente desnudo, sentí el frío de la noche que empezaba a caer. Me llevó hasta una celda muy húmeda, y allí me dejó todo emparamado, después de que me aventó dos baldados de agua helada. Miré hacia arriba y supe que estaba en el antiguo patio de aquel edificio, por el vacío que se elevaba hasta el firmamento, por el que se debía de filtrar el agua cuando llovía. El piso estaba encharcado con un líquido nauseabundo que olía a orina y a excrementos mezclados. Allí me dejaron como cinco horas, de pie, escuchando los gritos de otros detenidos que estaban golpeando en las celdas del segundo piso. No había ni un segundo de silencio, porque un pobre sujeto en medio de la obscuridad, lloraba y gritaba sin parar, rogando que no lo mataran porque tenía dos hijos pequeños. Entraron y salieron vehículos todo el tiempo que estuve en ese batallón y por ahí como a las dos de la madrugada, cuando ya me estaban empezando a dar calambres en las pantorrillas, aparecieron don Pedro y un amigo; los mismos paramilitares que me habían capturado dentro de la universidad.

-         Si ve la matada que se va a ganar, por no dejarse querer del comandante y, desafortunadamente, por usted ponerse de chico difícil, me dieron la orden de llevarlo a “la escombrera” y de pegarle un tiro en la cabeza. Venga pues, que nos vamos a pasear y váyase rebujando ese culo, a ver si tiene más dinero metido por allá, para que compre la libertad definitivamente o vaya pensando en lo que me va a contar, porque si no me dice cuáles son los guerrilleros en la universidad, le voy a pegar cinco tiros y le voy arrancar los testículos para regalárselos de recuerdo a ese comandante que es más homosexual que un hijueputa.

Me sacaron con un empujón de aquella gélida celda, y me subieron todavía completamente desnudo, en una camioneta negra de placas particulares. Arrancamos con dirección desconocida. Viajamos como unos veinte minutos, pero los vidrios demasiado polarizados no me dejaban ver por dónde estábamos avanzando, hasta que llegamos a un lugar y me hicieron bajar de la camioneta con un empujón. Estábamos en una autopista paralela al río  Medellín, en un lugar muy cercano al antiguo puente de Guayaquil.

-         ¿Qué estás mirando tanto, maricón?... Si quieres, te puedes escapar y por eso te hemos dejado sin esposas, para que lo intentes y así nosotros poder matarte de una vez, sin ningún remordimiento, porque la orden es que si intentas escapar te podemos rellenar de plomo.

-         ¿Por qué no lo matamos y nos vamos a dormir de una vez? – dijo el otro paramilitar que tenía acento de costeño.

-         Buena idea, amigo.

Don Pedro me cogió del brazo y me llevó caminando por la grama, hasta la orilla del río y me gritó:

Arrodíllate y decime, ¿cuál es el jefe de los guerrilleros y cómo funcionan las cosas de los comunistas en esa universidad  de limosneros?... Porque si no me lo dices, te voy a pegar un tiro en esa cabeza por idiota.

Yo empecé a temblar como una hoja y me agaché, como si me fuera a arrodillar y, como estaba a unos dos metros de la orilla, sin pensarlo mucho salté de cabezas a las oscuras aguas del contaminado río y me sumergí en él. Aguanté la respiración y nadé a toda velocidad, corriente abajo y alejándome hacia la otra orilla, como unos cien metros, hasta que mis pulmones no aguantaron más, saqué la cabeza, tomé una bocanada de aire y continué nadando como veinte o treinta minutos, para escaparme definitivamente de mis captores, hasta que vi que estaba muy cerca de los tugurios del barrio Moravia. Salí con dificultad del asqueroso río y me fui corriendo hasta una de las casitas de madera, en la que estaba la luz eléctrica encendida. Golpeé con urgencia en la puerta y cuando abrió un señor, tapé con las manos mi desnudez y le expliqué que yo trabajaba con el recién asesinado doctor Héctor Abad Gómez, y que los paramilitares me querían asesinar  y me les escapé. El hombre  conocía al doctor, y me hizo entrar a su rancho y me prestó un pantalón, una camiseta y unas chanclas de mujer, de un color rosado intenso, que tuve que aceptar, porque ya tenía las plantas de los pies muy lastimadas y no había más zapatos. Me terminé de vestir, le di las gracias y me fui corriendo en zigzag por los caminitos del caserío de tablas. Miré varias veces hacia atrás y como nadie me perseguía, por las solitarias calles, avancé hasta la calle 65 y subí de oriente a occidente, en busca de la carrera 45 por la que me fui derecho hasta mi casa, después de vivir en carne propia, la realidad de que en Colombia, se mantiene la práctica de la tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes, por parte de la policía y del ejército nacional. Me acosté completamente cansado y dormí como hasta las ocho de la mañana, me levanté, saqué unas monedas que tenía debajo del colchón y fui hasta una droguería, para comprar un sobre de diez pastillas de ampicilina de quinientos miligramos, para tratar de curar la posible infección en la herida de mi frente, después de haberme sumergido en el contaminado río de Medellín.

Ahora sí estaba asustado de verdad. Me quedé encerrado, esperando a ver cómo se ponían las cosas, ahora que no tenía a nadie para protegerme. Afortunadamente, tenía bastantes víveres en la despensa y cuatro meses de arriendo pagos, para poder permanecer observando el baño de sangre que continúo así:

- Rodrigo Guzmán: Médico internista del Hospital San Vicente de Paúl, vicepresidente de la Asociación de Médicos Internos y Residentes Seccional Antioquia, fue asesinado el 17 de octubre de 1987.

- Orlando Castañeda Sánchez: Estudiante de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, fue detenido, desaparecido, torturado y asesinado el 24 de octubre de 1987.

- Marina Ramírez: Estudiante de la Facultad de Química Farmacéutica, fue asesinada el 24 de noviembre de 1987.

- Francisco Gaviria: Estudiante de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Antioquia, militante del partido Comunista y dirigente de la Unión Patriótica, fue desaparecido, torturado y asesinado el 10 de diciembre de 1987.

- Luis Fernando Vélez: Abogado, Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia, Presidente del Comité de Derechos Humanos de Antioquia y miembro del Partido Conservador, fue asesinado el 16 de diciembre.

 

Ya no pude resistir más y…

Me fui en busca de la soledad para disipar mi tristeza.

Caminé por los empantanados y difíciles senderos del monte, hasta el borde de mi resistencia física. Aquellos caminos casi tapados por la maleza, me revelaron que yo era el único ser humano que se aventuraba por esos escarpados y empinados senderos. Los húmedos bosques de niebla, me ponían en contacto directo con la inteligencia absoluta de la madre tierra, y cada árbol, cada musgo, cada anturio, cada orquídea y cada bromelia florecida, entonaban un canto sublime a la vida, a pesar de mi inmenso dolor. La vida continuaba con su sinfonía majestuosa, como ignorando el baño de sangre al que seguía siendo sometida la gente más humilde de nuestro agobiado país. Aquel bosque primario como que no sabía nada de los centenares de líderes sociales asesinados en Colombia, en los últimos años. Continué trepando por los senderos tapizados de hojas secas en la abrupta montaña y con satisfacción encontré la desviación en el camino, que me llevaría descendiendo hasta mi humilde cabaña en El monte de los olivos. Ese refugio mágico que pertenecía a nuestra familia desde siempre. Empecé a bajar por el zigzagueante sendero, hasta que me sumergí en la pinera encantada, que ese día tenía un aroma y un atmosfera especial. Los pinos me parecían más grandes y era tan impresionante su belleza y su altura, que no los pude reconocer. Me sentí confundido, me sentí perdido, como si aquella no fuera la pinera que quedaba a todo el frente de nuestra humilde cabaña. Miré la hora en el reloj de oro que hacía muchos años me había regalado mi padrino,      y ya eran las seis y quince minutos de la tarde, pero un extraño fulgor rojizo seguía iluminando aquel milenario bosque de pinos, como si estuviera encantado y yo me estuviera introduciendo en otra dimensión del espacio tiempo. Estaba totalmente desorientado y empecé a correr hacia abajo, esperando poder llegar la final de la pinera, para poder observar un sitio conocido que me permitiera ubicarme. El camino se me hizo demasiado largo, avancé más de lo que tenía acostumbrado y cuando ya estaba perdiendo la esperanza de salir y mi corazón se agitaba con angustia, al lado derecho del bosque pude ver la querida cabaña de nuestra finca, enmarcada en el más hermoso paisaje que mis ojos hayan visto. A todo el frente de la cabaña, en el huerto en el que sembrábamos las hortalizas, las guayabas y los tomates de árbol, había sembrado un colorido jardín, con miles y miles de rosas de todos los colores. Salté la cerca de alambre de púas y salí corriendo de la pinera, crucé a toda velocidad los cincuenta metros que me faltaban para llegar al hermoso jardín, cuando vi la imponente figura del doctor, Héctor Abad Gómez, que me sonreía desde el corredor de la cabaña. Mi corazón brincó lleno de felicidad y tuve que reprimir el deseo que sentí de abrazarlo, porque de pronto se me desvanecía aquella hermosa ilusión.

-         ¡Padrino! ¡Qué hermosas están creciendo sus rosas! – Exclamé lleno de felicidad.

-         Sí, hijo, el clima de estas montañas es ideal para ellas, ¿y cómo lograste el milagro para ingresar a esta dimensión?

-         Fue automático, porque yo solamente vine a despejar mi mente, a tranquilizar mi corazón y a escapar de la terrible violencia que ha envuelto a nuestra querida alma máter y, en general, a todo el país; especialmente en el Valle y en El valle del cauca, mejor dicho, en toda la zona pacífica en la que, todavía, nuestro corrupto sistema de gobierno, no ha podido garantizar el agua potable para la población, ni diseñar alcantarillados funcionales para esos habitantes marginales que rodean esas olvidadas ciudades. Y también vine con la esperanza de encontrarlo, porque la voz de mi conciencia eterna me decía que, usted, seguía aquí, después de esa vez que lo vi en la espectacular y corta visualización de mi yo del futuro.

En el rostro de aquel maravilloso ser humano, se dibujó la más amable de las sonrisas y me dijo:

-         Ven que te voy a presentar a alguien.

Ingresamos en la humilde cabaña de la finca y en el último cuarto, en una de las dos sillas metálicas que siempre tuvimos, estaba una hermosa chica; sentada al frente de un inmenso y reluciente piano de color caoba. Su cabello era muy brillante y estaba vestida con una túnica blanca de algodón y parecía un ángel celestial. Sobre el imponente piano reposaban seis o siete partituras de los más grandes compositores del mundo. La preciosa adolescente tocaba de memoria una sonata para piano de Joan Sebastián Bach; me miró sobre su hombro y me dedicó la más hermosa de las sonrisas, sin dejar de tocar el piano con mucha pasión.

-         ¡Ella es Marta Cecilia, mi hija más añorada! – me dijo el doctor, en un susurro que no deseaba interrumpir el concierto.

La miré detenidamente y esa muchachita era, sin ninguna duda, la más linda de las princesas. Sus mejillas sonrosadas, su abundante cabellera y sus ojos brillantes y hermosos,  transmitían todo el amor y la felicidad que experimentaba al estar con su padre, dedicada a la música, su más sentida pasión. La chiquilla se olvidó de nosotros y continuó tocando como si estuviera dando un concierto en el cielo.

Nosotros nos quedamos escuchando aquel concierto, en silencio, como envueltos en la magia de la eternidad. Permanecimos callados hasta que finalizó la espectacular sonata.

-         Esta es mi niña – dijo el doctor, abrazando por la espalda a la hermosa adolescente y estampándole un sonoro beso en la mejilla.

-         Papi, por favor, no me abraces tan duro que me lastimas – protestó la niña, sin borrar la sonrisa feliz de su rostro.

-         Mira hija, te presento al aprendiz de escritor, del que tanto te he hablado, hijo de una de mis mejores alumnas y otro, casi, hermano tuyo.

-         Gracias papi. Yo soy Marta Cecilia, la hija más inteligente y talentosa de mi padre, tuve la mejor de las vidas y evolucioné tempranamente, para darle otra perspectiva a mi existencia y a la existencia de mis seres más queridos, porque el dolor, y resulta irónico decirlo, muchas veces nos ayuda aprender mucho más que el mismo amor. Gracias por escribir La religión de los inteligentes, ya la leí y me pareció muy interesante, y bienvenido al paraíso.

La jovencita se giró, otra vez, de frente ante las teclas del piano y llenó el ambiente con música celestial.

El doctor se quedó mirándola con el más puro de los amores paternales y, en ese instante, comprendí muchas cosa que antes no podía entender. En ese momento comprendí por qué el doctor, siempre avanzó de frente, sin ningún miedo a la muerte, de una forma casi suicida.

-         ¿Doctor, y cuándo aprendió la niña a tocar piano, porque si mal no recuerdo, ella tocaba era guitarra y violín? – me atreví a preguntar, por el inmenso talento que mostraba Marta Cecilia al frente del lustroso piano.

-         Es que en la quinta dimensión ella puede interpretar el instrumento musical que ella desee, o todos al mismo tiempo, porque aquí no existen los límites.

-         ¿Ella puede tocar como la banda sinfónica de la universidad de Antioquia, cuando tocaba en el paraninfo o en el bloque administrativo de la ciudad universitaria?

El sonido majestuoso de la banda sinfónica resonó en el humilde rancho y yo, fascinado, cerré los ojos, y me dediqué a disfrutar del más espectacular de los conciertos. Mi piel se erizó y sentí la misma emoción que sentía cuando era un estudiante y tuve el privilegio de escuchar la banda sinfónica de la universidad de Antioquia, a pocos metros de mi romántica humanidad.

-         Padrino, ¿y qué hacen todo el día en la quinta dimensión?

-         En esta dimensión, el tiempo, como ustedes continúan percibiéndolo, no existe, ni las formas materiales, tú nos ves porque así lo hemos decidido, para que no te resulte muy traumático nuestro encuentro, pero ahora nosotros somos pensamiento en estado puro; nosotros existimos en la unidad eterna como pensamiento total. Ahora somos madre, hijo, hermanos, sol, viento, lluvia, firmamento, estrellas y galaxias. Todo a la misma vez. Ahora somos sabiduría total, porque el concepto de parte no existe, la individualidad no  existe. Vivimos en una paz y una dicha suprema que no tiene comparación y seguimos comunicándonos en los sueños, con nuestros amigos y seres más queridos, para que no se les haga muy dolorosa y muy larga la necesaria y natural separación.

El mensaje llegó hasta mi mente con toda claridad, pero me sentí desconcertado porque casi no escuche las palabras del padrino, era cómo si me estuviera transmitiendo el mensaje con el pensamiento y le tuve que decir:

-         Lo comprendí todo con absoluta claridad, pero casi no escuché sus palabras.

-         En la quinta dimensión no nos comunicamos, únicamente con las palabras y es muy escasa la vez que lo hacemos, porque la gran mayoría de las veces nos comunicamos con los sentimientos, que son el lenguaje del espíritu. También solemos comunicarnos con el pensamiento, que es mucho más completo que las palabras; porque las palabras pueden recibir múltiples interpretaciones y son una forma de comunicarse muy incompleta. también nos podemos comunicar con las experiencias, que nos permiten comprender con más profundidad todas las cosas. Nuestra experiencia y nuestros sentimientos en la vida terrenal, representan lo que efectivamente sabemos de ellos y es maravilloso cuando logramos descubrir que, el pensamiento más elevado, la palabra más significativa y el sentimiento más maravilloso, proceden de la grandiosidad del ser humano. EL SENTIMIENTO MÁS MARAVILLOSO ES EL AMOR, EL PENSAMIENTO MÁS ELEVADO ES EL QUE NOS REVELA LA GRANDIOSIDAD HUMANA Y LA EXPERIENCIA MÁS IMPORTANTE ES LA QUE NOS LLEVA A DESCUBRIR, DE FORMA CONSCIENTE, NUESTRA ETERNIDAD. Nuestro país no repetiría el constante baño de sangre y la eterna guerra civil, en la que se asesinan sistemáticamente los líderes sociales que se atreven a reclamar por los derechos más básicos de la vida, de la educación, de la vivienda digna, de la salud y del trabajo, si tuviéramos en cuenta nuestras experiencias pasadas… El resultado de no conocer nuestra historia, es que la vamos a repetir, una y otra vez, y los fascistas seguirán asesinando los líderes sociales, y los insurgentes seguirán volando oleoductos y destruyendo la infraestructura económica, para sumergir, cada vez más, a nuestra patria querida en una espiral de sangre y de miseria. Mi muerte y la muerte de todos los líderes sociales, que han reclamado oportunidades de vida para todos, serán un mensaje enviado, una y otra vez, a lo largo de los siglos, hasta que la mayoría del pueblo se canse de la orgia sangrienta y, por fin, sean capaces de salir a votar en contra de la corrupción y del fascismo; para elegir un presidente que fortalezca la educación y que les de tierra y nuevas oportunidades a los campesinos, a los negros, a los indígenas y a todas las minorías eternamente olvidadas. No podemos pasar por alto tanta violencia, no podemos ignorar los asesinatos especialmente cuando tocan a nuestras familias y cuando empiezan a tocar las familias de los mismos oligarcas.

-         Padrino, ¿cómo hago para comunicar mis sentimientos, sin sentir que todo es producto de mi imaginación?

-         La grandiosidad humana te traerá pensamientos, sentimientos y palabras apropiadas, en el preciso momento, sin forzar nada; porque todo es espontáneo y te juro que nunca te habías comunicado con tanta claridad, como lo estás haciendo en la quinta dimensión sin espacio y sin tiempo. Un pensamiento, un deseo o una palabra expresada y vuelta a expresar con mucha fe, se va convirtiendo en una realidad o en un sentimiento. Cuando los seres humanos sean conscientes de su grandiosidad y de su eternidad, vivirán de una forma tan plena, tan magnífica y tan valiosa, que las posesiones y los éxitos materiales dejarán de preocuparlos y, por fin, viviremos en paz. La persona que lea ese libro tan especial, que vas a escribir, es porque su conciencia ha creado la oportunidad de conocer a través de mi historia de vida, la verdad de su eternidad consciente. ¡Tú evolución aspira, en el más amplio de los sentidos, a vivir ese grandioso momento en que seas consciente de tu eternidad, de manera que al descubrir que eres eterno, tu conciencia se enfrenta a una inmensa tarea, a una inmensa cantidad de posibilidades de ser, entre las que debes elegir y eso, precisamente, es lo que estás haciendo en este instante!... Digamos que tu conciencia, en su proceso evolutivo, te brinda las oportunidades necesarias y perfectas, para que experimentes exactamente lo que has deseado experimentar, y lo que realmente experimentes depende de ti, depende de esos temas que te interesan, depende de tus sueños y de tus deseos, y la unidad eterna se pone en marcha para producir las condiciones apropiadas y perfectas para crear la experiencia. Se logra la trascendencia al infinito, a la eternidad, de la forma en que tú la hayas elegido.

-         Yo deseo trascender de una forma pacífica – le dije al doctor, tratando de no lastimar su ego, porque a él siempre le gustó la confrontación, le gustó la disputa por el control y esa forma es muy peligrosa, porque siempre termina generando violencia -. Yo quiero señalar el camino desde lo académico, desde los libros y desde la catedra civilizada y sin confrontación.

-         Ah, bueno, esa es una posibilidad muy inteligente, para la que se necesita mucho talento y mucha paciencia, porque a la gran mayoría de la gente no le gusta leer y, además, el atraso educativo que tiene el pueblo, no le permitirá entender ese mensaje tan elevado.

-         No debemos subestimar la inteligencia de las personas, porque a veces, hasta los seres más humilde y desamparados, nos brindan grandes sorpresas. Yo voy a llevar el mensaje de la grandiosidad humana, por el resto de la eternidad y no tengo ninguna prisa, porque gracias a la genialidad de Albert Einstein, he comprendido que el tiempo es relativo, que el tiempo no existe como una constante y además de eso, la humanidad no tiene ningún afán para librarse de la gran cantidad de mentiras que la ignorancia les ha permitido creer.

-         Me siento muy feliz que hayas podido lograr esos niveles de sabiduría - Me dijo el maestro con mucho cariño -. Ahora tus límites están en tu propia conciencia, porque tú eres un espíritu auto creado y te encuentras en ese hermoso proceso que te llevará a ser uno de los mejores escritores de Colombia, junto con mi hijo. El mayor obstáculo para la iluminación de la gran mayoría de las personas, es que creen que ya saben la verdad; están de acuerdo con todo lo que leen en los supuestos libros sagrados y con todo lo que les enseñan en una sociedad completamente equivocada, y solo aceptan lo que coincida con el paradigma de todo lo que les enseñaron sus ancestros que, por cierto, tenían muy poca educación; rechazando todo aquello que no coincida con esas enseñanzas arcaicas. Desgraciadamente, no pueden estar dispuestos a aprender, mientras que sigan rechazando todo lo que no sean las supuestas verdades, que les enseñaron sus equivocados padres, sus equivocados profesores, y hasta que no conozcan LA RELIGIÓN DE LOS INTELIGENTES, que les va a ayudar a descubrir el verdadero objetivo de su vida en la tierra, no podrán iniciar el proceso evolutivo hacia su eternidad sin límites, porque nada ocurre en la vida, sin que antes lo hayamos comprendido, sin que antes haya sido un pensamiento. Toda la violencia, toda la descomposición social y todo el atraso de nuestras sociedades, ocurre porque la gran mayoría de las personas van por la vida inconscientemente, sin poder descubrir la grandiosidad humana que les permitirá evolucionar hasta que las posesiones materiales dejen de preocuparles, y ese día serán más libres para buscar su propia alegría, para buscar el camino hacia esta eternidad tan maravillosa.

-         ¡Estoy feliz de haberme podido comunicar directamente contigo!... ¡Estoy feliz de comprobar personalmente la relatividad del tiempo y del espacio! ¡Estoy feliz con nuestra eternidad! – Exclamé completamente emocionado en la quinta dimensión.

-         Me alegra mucho que hayas escogido, para tu vida, los estados más elevados del ser; me gusta que hayas elegido la calma, la paciencia, la bondad, la misericordia, la compasión, el conocimiento puro, el perdón a todos los que nos hicieron daño y el amor. Me alegra mucho que, por fin, hayas decidido publicar nuestra filosofía, nuestras verdades y nuestros descubrimientos, para que no tengas que trascender al infinito de la forma violenta en que yo lo hice. Fue un desafortunado camino que me hizo tomar mi carácter firme y mi testarudez crónica, porque mi adorada esposa siempre trató de corregir mi rumbo, con dulces consejos del alma, pero yo elegí el camino de la lucha y de la confrontación y espero que, el martirio al que fui sometido, le haya servido a una gran cantidad de gente, como tú, para que mis hijos y todos ustedes, evolucionen en una forma más elevada y pacífica. Definitivamente, no llegamos a la tierra para producir nada con nuestro cuerpo; llegamos a este planeta maravilloso para producirlo todo con el alma, con la evolución y con nuestra conciencia, porque el pensamiento es la fuerza que hace que el cuerpo funcione y esa es una poderosa herramienta que ustedes pueden utilizar, para enseñarles la verdad de nuestra eternidad a todos, sin necesidad de que hayan más crímenes atroces. La educación del pueblo es un acto de suprema conciencia, realizado momento a momento y paso a paso; es una elección de amor en cada instante; es una continua creación del futuro; una creación consciente de nuestra eternidad; una creación con un propósito evolutivo. Se trata es de utilizar la grandiosidad humana, que nos brinda todas las herramientas creadoras, para utilizarlas conscientemente con una sublime intención de amor. Es de esa manera y no de otra, que debemos participar en ese juego espiritual que se vive a diario en la tierra.

-         Muchas gracias profesor, muchas gracias maestro – le dije con una profunda admiración al doctor Héctor Abad Gómez -. Porque un auténtico profesor no es aquel que posee más conocimientos, sino aquel que logra que la mayoría de sus estudiantes alcancen ese conocimiento.

-         Ahora que estás en la quinta dimensión conmigo y con marta Cecilia, mi adorada hija, comprendes que todo lo que estás experimentando en la matriz de la tierra, es apenas la preparación para algo más sublime. Esta perspectiva eterna, te ayuda a ver las circunstancias en su verdadera dimensión, para que manejes nuestros pensamientos y nuestros conocimientos con más prudencia, en todas tus relaciones humanas. Las relaciones con el pueblo subyugado y explotado, por los mercaderes de la muerte y de la moral, son una prueba constante para tu capacidad de amar, y constantemente nos invitan a crear, a expresar nuestros sentimientos, a expresar nuestros conocimientos, a expresar y a experimentar las más altas facetas del ser humano, las mayores visiones del ser humano y las más magnificas versiones del ser humano. De ninguna otra manera se puede educar al pueblo de una forma más inmediata, efectiva y funcional, que compartiendo nuestro ejemplo y nuestro pensamiento honesto, en las diferentes relaciones humanas de la cotidianidad.

-         Desde que usted evolucionó, doctor, las cosas para mí han sido más difíciles, porque me he quedado sin brújula, sin una guía, sin sus consejos.

-         No te preocupes por mi ausencia física, porque yo siempre estaré contigo y si tienes una pregunta para hacerme, puedes acudir a mí en busca de la respuesta y no es necesario que te traslades hasta la quinta dimensión, porque tú me puedes escuchar en la voz de tu conciencia, en los sentimientos de tu corazón  o en el silencio de tus montañas. Cada vez que tengas una inquietud me la transmites con tu pensamiento y la respuesta la puedes hallar en cualquier parte. Abre los ojos y tu entendimiento, a la unidad eterna, porque la respuesta a tus preguntas se puede hallar en uno de mis artículos ya publicados, o en la película que se está de moda, o en cualquiera de los libros que haya escrito Fernando González el de Envigado, o en las palabras que pueda decir uno de tus seres queridos. Mi verdad está en el repiquetear de la lluvia, en el canto de las cigarras cuando cae la tarde, en el vaivén de tus pineras encantadas al ritmo del viento, en el murmullo del rio, en el canto de los pájaros, en el vuelo majestuoso de las águilas, en la fragancia y en el color de nuestras rosas o en el brillo intenso del sol. Nunca te dejaré solo, porque tú eres mi creación, mi ahijado del corazón y mi amigo. Acude a mí cada vez que te alejes de la sabiduría absoluta que ahora soy. Yo estaré ahí, para ti y para todos, con todo el amor de la unidad eterna. Elige siempre el más grande conocimiento de la sabiduría absoluta, elige tener una compasión sin límites y, sobre todo, elije cultivar la  evolución consciente de tu conciencia hacia la eternidad, porque ese es el objetivo de tu existencia en esta matriz de sabiduría llamada tierra, y recuerda que después de mi adorada esposa y de mis hijos, tú eres el mejor.

-         ¡Muchas gracias! – Exclamé, sintiéndome alagado con las palabras del galeno – Padrino, ¿con quién desea comunicarse?... ¿A quién quiere que le transmita algún mensaje?... ¿Existe alguien especial al que le quiera decir algo en el momento oportuno a través de mis palabras?

-         No. Tengo que dejar que mis seres queridos vivan sus propias evoluciones y no los puedo considerar más especiales que las otras personas, aunque los sigo amando con todo mi corazón. Deseo que mi mensaje le llegue a todo el pueblo Colombiano y que trabajen unidos por el bien de las mayorías, eso es todo.

-         ¿Por qué, la mayor parte de los profesionales de la salud, siguen ignorando sus recomendaciones y siguen permitiendo que, en muchos pueblos de nuestro país, mueran los niños de diarrea y de desnutrición? ¿Por qué nadie levanta la voz, ante el gobierno, para que en todos los caseríos se construyan acueductos, sistemas de alcantarillados funcionales, puestos de salud y escuelas?

-         Desafortunadamente, en el mundo, la gran mayoría de los profesionales no quieren perder sus privilegios y, por egoísmo, ignoran el sufrimiento de miles y miles de personas, que se debaten en la miseria.

-         Doctor, ¿hasta cuándo debemos seguir respetando un modelo de gobierno que no le conviene a la gran mayoría y solamente beneficia a unos pocos?

-         Sigan trabajando, actuando de la manera que les parezca mejor, pero no permitan que las personas olviden los miles y miles de asesinatos selectivos, que han venido ocurriendo desde hace más de setenta años, cuando asesinaron al caudillo del pueblo, Jorge Eliecer Gaitán. Evidentemente, en algo estamos fallando y es obvio, que a la clase dirigente no le interesa solucionarlo, porque son ellos los mercaderes de la muerte que desean perpetuar los privilegios para sus hijos.

-         ¿Entonces qué debemos hacer? – le pregunté al doctor, para aprovechar su nuevo estado de sabiduría.

-         Escucha tus pensamientos más profundos, analiza tus sentimientos y ten en cuenta tu experiencia, y, cada vez que no estés de acuerdo con lo que digan tus maestros, olvida las palabras de ellos y borra de tu mente todas las enseñanzas erróneas, pero, desafortunadamente, te va a tocar desaprender casi todo, porque nuestra sociedad está casi completamente equivocada.

-         Padrino, hay tantas cosas que quiero preguntarle que no sé por dónde empezar… Por ejemplo, ¿por qué no regresas a la tercera dimensión, donde vivimos, y les comunicas tu mensaje y tu misión de amor, a todos?

-         Ya lo estoy haciendo, a través de mis hijos y de ti.

-         No, así no. Me refiero a que reaparezcas en la Universidad de Antioquia, y le hagas ver a todos esos mediquillos, el egoísmo y la falta de profesionalismo que tienen cuando cobran esas consultas médicas exageradamente costosas.

-         Ya lo estoy haciendo todos los días

-         ¿En dónde?

-         En todos los lugares del país.

-         No. Yo lo que quiero es que reaparezcas en carne y hueso, para que todos descubran tu magnifica eternidad.

-         Eso es imposible, porque ya no poseo mi cuerpo material, que destrozaron las balas de los paramilitares; puedo adoptar otro cuerpo que puedan ver, pero entonces todos dirían que soy un impostor, que vine a pescar en rio revuelto y a tratar de remplazar al que ya murió. Ya soy el gran invisible. Ya soy lo que ya no soy, porque si regreso de una forma determinada, todos van a creer que soy un nuevo personaje y ni mis hijos podrían reconocerme, porque ellos apenas están en su proceso evolutivo. Como puedes ver, no importa de qué forma o en qué cuerpo regrese, porque todos ellos lo van a cuestionar. Pero tranquilo, que yo no necesito regresar, porque tengo a Héctor Abad Faciolince, mi hijo, y a ti, que están haciendo que mi mensaje vuele por todo el mundo y llegué a más personas de las que nunca imaginé. Ten paciencia, Jorge segundo, que mi mensaje de amor le está llegando a todos y solamente debes de tener mucha fe; porque si tienes el equivalente a un grano de mostaza, de fe, lograrás todo lo que desees y todos sabrán que yo estoy presente, y sentirán la fuerza de mi pensamiento, que perseguirá por siempre a esos cobardes que sólo les interesan las riquezas materiales.

-         Sin embargo, muchas personas dicen que su sacrificio no sirvió para nada.

-         Cualquier pensamiento, cualquier deseo, cualquier sentimiento y cualquier experiencia es creadora, en la medida que sea sostenida y replicada como una verdad y  de esa forma se hará presente en la memoria colectiva de un pueblo que, por supuesto, nunca olvidará el defensor de los derechos humanos en Antioquia la grande –. Terminó de decir con mucho orgullo el doctor.

-         ¿No me he podido explicar cómo es posible que lo hayan asesinado, si usted era un santo, que solamente quería ayudar a los más pobres?... Sin embargo, le ocurrió lo que le ha ocurrido a todos los redentores; la gente no lo entendió y cuando usted trató de explicar su idea de la paz, su alegría de vivir, ellos se pusieron celosos de que usted tuviera lo que ellos no han podido encontrar en sus fincas inmensas y, entonces,  se llenaron de envidia y lo quisieron expulsar de la universidad de Antioquia. Después la envidia se convirtió en rabia y como no pudieron obstaculizar su misión, trataron de hacerle daño amenazándolo y  cuando, usted, dijo que ni siquiera la muerte podía callar su lucha por los derechos humanos, ni cambiar sus convicciones médicas, entonces decidieron asesinarlo, y cuando vieron el valor con el que aceptaba la muerte, LO LLAMARON EL MÁRTIR DE LOS DERECHOS HUMANOS y hasta en el senado de la república, dijeron unas palabras y hubo un minuto de silencio en su honor. ¡QUÉ HIPÓCRITAS!

-         Tranquilo, ahijado, que todas las acciones de los seres humanos están motivadas o por el amor o por el egoísmo, y si todos fuéramos conscientes de LA GRANDIOSIDAD DEL SER HUMANO, comprenderíamos que somos los seres más magníficos y esplendidos de la unidad eterna de sabiduría y no sentiríamos ni miedo, ni envidia, nunca.

-         La unidad eterna de sabiduría, castigará con el destierro perpetuo, a los hijos de esos seis oligarcas que organizaron, financiaron el paramilitarismo y fueron señalando a cada uno de los que, según ellos, se les debía de anular el cerebro. La unidad eterna equilibrará los hijos  de esos fascistas que nos han hecho tanto daño -. Grité lleno de rencor.

-         La idea de un dios terrible y vengativo es errónea y debemos reemplazarla por LA RELIGIÓN DE LOS INTELIGENTES, que sería la salvación de la humanidad, pero es muy difícil que nuestras sociedades acepten esa evolución moderna de las antiguas religiones que se convirtieron en un negocio, porque la idea de una unidad eterna de sabiduría, de una inteligencia suprema a la que no hay que temer, que no cobra diezmos, que no juzga y que no tiene un motivo para castigar a nadie, resulta demasiado maravillosa para incluirla en nuestra más importante noción de ¿qué y quién es Dios?

-         ¿Entonces qué debemos hacer en este país al que le falta tanta educación y que, prácticamente, está en las manos de los pederastas acomodados y de la oligarquía despiadada? – le pregunté al doctor, que ya estaba en el más alto escalón de la sabiduría.

-         Cualquier acción emprendida por los seres humanos debe basarse en el amor puro y sincero, y no me estoy refiriendo solamente, a las relaciones sentimentales entre las parejas, también me estoy refiriendo a las relaciones de los negocios, de la educación, de la salud, de la industria y de la política social de nuestros países subdesarrollados; me refiero a los objetivos económicos y a las decisiones equivocadas de un modelo de gobierno que nos conduce a esta guerra civil que hemos vivido por más de ochenta años. Las decisiones de regalar o acumular, de unir o dividir; mejor dicho, cualquier decisión que tomemos se debe derivar del amor, porque el amor es la energía que abre el corazón, comparte los recursos y sana la heridas del alma. Yo les quiero enseñar a esos seis fascistas que predeterminaron mi muerte, que cuando escojan las decisiones promovidas por el amor, entonces harán algo más que acumular riquezas y tierras que no se pueden llevar a su exilio; harán algo más que picar a machetazos a otros seres humanos que  no tuvieron sus mismas oportunidades de vida, harán algo más que tener éxitos económicos y entonces podrán experimentar la gloria de la vida eterna. Claro que para lograr ese estado de sabiduría, primero deben desaprender las enseñanzas de sus despiadados instructores gringos e israelíes, y tratar de buscar la sabiduría en el fondo de sus almas. Es la voz interior de nuestra conciencia, la que nos une directamente con la unidad eterna, la primera herramienta de amor que debemos utilizar, porque es nuestra más íntima conexión con el universo. Es esa voz interior la que nos dice si lo que hacemos es correcto equivocado, verdadero o falso, según nuestros principios fundamentales de vida; es el radar que nos va señalando el viaje a la eternidad de las estrellas, si es que se lo permitimos.

-         Doctor, ¿usted me está diciendo que si elijo, siempre, las acciones impulsadas por el amor, entonces entraré en el camino correcto de mi evolución consciente hacia la eternidad?...

-         Existe sólo un propósito y un objetivo para la existencia en esta matriz se sabiduría llamada tierra, para nosotros y para todas las criaturas que viven en ella y es el propósito de experimentar la gloria de la sabiduría, haciéndonos parte integral y renovadora de la unidad eterna. Todo lo que hagamos, pensemos y decimos, está subordinado a esta misión. Nuestra conciencia, lo único que tiene que hacer, es evolucionar a la eternidad, aunque la gran mayoría de las personas han equivocado el rumbo y se han dedicado a la acumulación de posesiones materiales, que no podrán llevar a ningún lado cuando trasciendan a otra dimensión, en su proceso evolutivo, y tendrán que regresar, una y otra vez, al túnel de la relatividad del tiempo, hasta que por fin, descubran el valor de la compasión y  del amor. Lo maravilloso de esta evolución es que nunca termina, porque un final es una limitación y el propósito de la unidad eterna de sabiduría carece de esos límites en la eternidad. EL SECRETO MÁS GRANDE EN LA TIERRRA, ES QUE LA VIDA NO ES UN PROCESO DE DESCUBRIMIENTO, SINO UN PROCESO DE CREACIÓN DE ETERNIDAD. Vinimos a tratar de averiguar quiénes somos, qué hacemos aquí y hacia donde debemos evolucionar. Vinimos a crear nuestra propia eternidad.

-         ¿Entonces la vida es cómo una escuela en la que aprendemos determinadas lecciones que, una vez aprendidas, nos llevan a trascender a la eternidad del sin tiempo y sin espacio, liberados de nuestra envoltura orgánica? – le tuve que preguntar al maestro, para que todo me quedara más claro.

-         Sí, así es. Tu conciencia va evolucionando a medida que vas avanzando en el proceso de conocimiento y, dependiendo de tu nivel de evolución, la unidad eterna te va abriendo nuevas ventanas de sabiduría, hasta que conscientemente puedes trascender hacia otras dimensiones y desplazarte en la unidad eterna, sin ninguna limitación, porque tú eres y siempre has sido, una parte integral y renovadora de la unidad eterna. El conocimiento es un logro muy especial, pero el más importante de los logros está en ser conscientes de nuestra eternidad. LA ETERNIDAD CONSCIENTE ES EL PUNTO MÁS ALTO EN EL PROCESO EVOLUTIVO Y ES EL OBJETIVO FINAL DE NUESTRA ESTANCIA EN ESTA MATRIS DE SABIDURÍA LLAMADA TIERRA.

-         Ha sido muy lindo participar en su proceso de vida, doctor, y poder conocer el resultado final, aunque, para todos, resultó muy dolorosa y traumática su muerte violenta.

-         El dolor es el resultado de un pensamiento condicionado. Nada nos debería resultar doloroso, porque todo es posible y todos, especialmente mis familiares y amigos, conocían la lucha frontal que yo estaba librando por los derechos humanos, por la ética de la medicina al servicio de los más pobres y por la dignidad de las minorías en nuestro país. En el otro lado de la contienda estaban los terratenientes, los oligarcas tradicionales y todos los parásitos que se acostumbran a disfrutar de los beneficios de un sistema corrupto que los beneficia, sin importarles los hijos de los campesinos que van con hambre y descalzos a la escuela, que ni siquiera tiene pupitres. Estar al lado de los ricos es muy cómodo y por ese motivo, varios de mis compañeros de la universidad pública, no soportaban ni mi presencia ni mi discurso humanista, ni a mis alumnos pobres que, con regularidad, iban a pedirme una monedas que yo les obsequiaba para que fueran a almorzar con un vaso de leche y un banano, que era lo más económico.

-         Gracias, padrino – le dije con un profundo dolor en el alma -, porque yo fui uno de esos miserables que siempre almorzó con un vaso de leche y un banano, y también fui uno de esos que van a las clases con los tenis rotos, por el inmenso trajín que teníamos al caminar todos los días hasta las comunas de la ciudad de Medellín, porque no disponíamos de unas monedas para pagar el pasaje en los buses urbanos. Para mí, haber encontrado este atajo en la relatividad del tiempo y poder ir y venir, entre la tercera y quinta dimensión del universo, es el premio al trabajo que hicimos estudiando la física cuántica y la teoría de la relatividad del grandioso Albert Einstein, pero me gustaría que me dijera, ¿cómo debo seguir viviendo con esta gran cantidad de información que poseo?

-         En la unidad eterna no existen los debo o no debo; haz lo que desees hacer; haz aquello que te haga sentir mejor, pero nunca juzgues ni condenes a nadie, ni siquiera a esos seis señores que formaron y financiaron las autodefensas, porque ellos también están en su proceso evolutivo, tratando de encontrar sus propios caminos en la vida. Trata más bien de hacer llegar este mensaje de amor a todos los que lo deseen leer o escuchar, porque cada ser humano, por el libre albedrio que nos concede la unidad eterna, establece sus propias reglas; cada ser humano establece sus pautas de comportamiento y cada uno decide si lo que ha hecho es bueno, ya que cada ser humano es el único que decide quién y qué desea ser. Yo, por ejemplo, decidí ser un buen ser humano, un buen padre, un buen médico, un buen maestro y un buen mártir y parece que me funcionó, porque mis hijos viven felices y en paz. Vamos a ver qué tan felices, con cuánta libertad y con cuánta paz, van a vivir los hijos del carnicero aquel, que nos señaló para que nos mataran.

-         ¿Entonces cuál será el final de esas personas que sufren la enfermedad de la avaricia y lo quieren acumular todo, sin pensar en los demás? – le pregunté al doctor, porque en la tercera dimensión, parecía que las cosas les funcionaban bien, a pesar de los caminos violentos que habían elegido.

-         El fin último, del proceso evolutivo, es la eternidad consciente, pero esa eternidad se puede lograr de muchas formas y cada uno puede hacer lo que quiera, sin temor a un castigo, porque la unidad eterna no castiga, pero si es bueno tener conciencia de las consecuencias que, los seres humanos, podemos acarrear cuando generamos tanto dolor; porque la unidad eterna en su perfecto equilibrio, le brinda amor al que genera amor y le brinda muerte y dolor, al que genera muerte y dolor. Gozar la libertad, gozar la alegría, gozar de toda la paz y de toda la sabiduría del espíritu eterno que eres, sería una buena forma para que sigas viviendo con mucho optimismo. Ese es el objetivo de tu vida en la tierra, ese es el propósito de esta vida material, cuando logramos alcanzar la eternidad a través del cuerpo, llegando a ser la encarnación de lo eterno. Y te cuento que, desde el principio, ese fue el plan para mí, para mis hijos, para mi esposa y para ti, el hijo de Mélida Builes, la mejor y la más dedicada de mis alumnas, porque ella, con mucho menos, ha hecho más que todos.

-         Voy a obsequiar este mensaje de amor a todas las personas que lo quieran escuchar, pero me gustaría saber, tú que fuiste mi maestro, ¿qué les recomiendas a todos los Colombianos para que evolucionen más rápido y sin cometer tantos errores como nosotros?

-         Aconséjales que permanezcan en silencio, que silencien el mundo exterior de la vanidad y del consumismo, para que puedan sentir y apreciar el mundo interior; porque esa visión interior, es la clave que los llevará a comprender su grandiosidad. Una grandiosidad que no podrán hallar mientras estén tan preocupados, en la acumulación de esas riquezas que no podrán llevar a ninguna parte. Recuérdales que miren hacia su interior lo más que puedan, y que se llenen de amor en todos sus actos. También recuérdales que no hay nada que no puedan hacer, nada que no puedan ser y nada que no puedan tener, si tienen mucha fe y credibilidad en sí mismos. Recuérdales que el ser humano tiene un potencial ilimitado en todo lo que haya elegido hacer, porque la unidad eterna no está atada a los caprichos del azar o a eso que los mediocres llaman destino. El destino no existe, el destino lo hace cada persona, con las decisiones que va tomando en su vida.

-         Todo resulta tan fácil, todo es tan sencillo, que hasta la guerra civil de Colombia se podría terminar, si nos sentamos a dialogar con sinceridad, para darle educación, salud, vivienda digna y más oportunidades para los pobres; podríamos entrar en un proceso lento, pero seguro, en la pacificación del país. Doctor, pero es como si a nadie le interesara la paz y el progreso. ¿No comprendo qué es lo que les pasa a los gobernantes de este país?

-         Es que son los mismos materialistas y egoístas de siempre, los que nos han gobernado en los últimos cien años; los que no permiten que el pueblo progrese, por el temor de perder sus privilegios. Todos los médicos de la Universidad de Antioquia y del país, sabemos que es más inteligente y más económica la medicina preventiva, y por eso es que se oponen firmemente, porque si todos están sanos, ¿a quién le van a cobrar las consultas costosas para comprar los apartamentos y los autos lujosos?... La industria militar comprende perfectamente el conflicto de Colombia, y por eso se oponen a un proceso de paz, ¿Por qué, a quién se le venderían las municiones y las armas que producen?... La iglesia católica también la tiene muy clara y por eso ataca a La religión de los inteligentes y a cualquier otra definición de Dios que no incluya el temor, el juicio final, el premio, el castigo, los diezmos, el oro y las limosnas de los fieles, que son lo más importante, para la ostentación de toda clase de lujos en el vaticano, sin importarles que los niños mueran de hambre en Colombia, en África o en cualquier parte del mundo.

-         Doctor, ¿usted me está diciendo que la oligarquía Colombiana quiere que el país siga con hambre y bañado en lágrimas de dolor y sangre?

-         Estoy afirmando que nuestro país está sumergido en una guerra civil que lleva más de cien años, porque la clase dirigente lo ha querido así, y continúan destruyendo el medio ambiente con el mal manejo de las basuras, con la minería sin control y con la deforestación, pero niegan toda responsabilidad. Pudieran decidir poner fin a la destrucción de la selva, mañana mismo, cancelando las licencias que conceden, todos los días, para la explotación de la madera sin ninguna técnica. Del mismo modo se podría poner fin a la guerra, negociando con las bandas criminales, con las FARC y con el ELN, poniéndose de acuerdo con los empresarios, con los terratenientes y con todas las fuerzas vivas del país, para realizar una verdadera reestructuración social. Pero si el gobierno no interviene, siquiera, en algo tan sencillo como es la finalización del asesinato selectivo del otro, porque piensa diferente, ¿entonces cómo van a detener el baño de sangre en que está sumergido este país?... Colombia es como es, por las decisiones que ha tomado la oligarquía gobernante en los últimos cien años, y tu vida es como es, por las decisiones que has tomado o dejado de tomar en todo momento.

-         ¿Yo no creo que, usted, haya decidido morir con seis balazos en el pecho y en la cabeza, o si?

-         Todos nosotros provocamos,  inicialmente, las condiciones que originan el asesinato. Cuando veamos en nosotros mismos la causa del crimen, empezaremos, por fin, a comprender las condiciones por las que se ha llegado a ese punto. Es necesario bajar el tono a los discursos y flexibilizar nuestras posiciones políticas, porque al otro lado también han sentido el doloroso mordisco del secuestro y de la muerte. En cuanto a lo de mi muerte violenta, yo vine a la tierra para encontrar un plan individual, encaminado a lograr mi evolución trascendental, y la he logrado sin importar cómo haya sido. Yo también cometí muchos errores en el proceso, pero aprendí que no es a través de la lucha violenta,  como se evoluciona en la vida, porque la victoria se consigue es mediante la rendición. Los accidentes ocurren porque nosotros, incrédulamente, los buscamos y yo me busqué esa muerte terrible, por que los desafié hasta el punto en que tuvieron que matarme. Algunos elementos en el proceso de mi vida, se han dado al mismo tiempo, de una cierta manera y en el preciso momento, para conducirme a esa desafortunada forma de morir acribillado, y digo desafortunada, por el terrible dolor que le ocasioné a mi adorada esposa y a mis hijos, pero al fin de cuentas, a través de la decisión de los organizadores y financiadores del paramilitarismo, me he podido reunir con Marta Cecilia, la hija que se me había adelantado y hoy, después de que sanaron todas las heridas, todos hemos salido fortalecidos en el proceso evolutivo de nuestras vidas… Permíteme que te explique algo: Nada  sucede por accidente, cada acontecimiento es provocado por nosotros mismos, yo sabía que ellos me querían matar, pero yo los desafié para conocer sus límites. A mí no me inquietaba el posible asesinato, y aunque no quería morir todavía, yo sabía que iba a suceder. Yo pude haber salido del país, pero no lo quise hacer y permití que me asesinaran de una forma sanguinaria y violenta, para que todo el país, y, quizás, el mundo entero, conozcan la guerra fratricida en la que estamos sumergidos en Colombia en los últimos ochenta años. Espero que mi muerte sirva para que el pueblo Colombiano sepa, que los seres humanos somos los creadores de nuestra propia realidad material y que la vida no nos puede asignar otro camino que nosotros no hayamos elegido con anticipación.

-         ¿Pero por qué siguen matando a los líderes sociales? – le pregunté al doctor, nuevamente, porque esa es una práctica que parece que nunca se fuera a terminar y él me contestó así:

-         Porque interrumpen las estrategias económicas de algunos pocos, que no quieren perder sus privilegios.

-         ¿Pero por qué deseaban matarlo a usted, que sólo quería el bienestar de todos?

-          Te repito, porque tienen miedo de perder sus riquezas, y porque mis métodos fortalecían y beneficiaban a los más pobres y, eso, a los terratenientes y oligarcas, no les interesa; porque ellos quieren acabar con la universidad pública, para que los pobres no estudien y se refugien en la iglesia de los pederastas, que les enseña el temor al más fuerte, la sumisión y el silencio. Los oligarcas están llenos de temor porque ellos son los dueños de todo, mientras que la gran mayoría no tiene ni salud, ni educación, ni una vivienda digna, ni oportunidades y ni siquiera el derecho a vivir, porque ellos lo mandan a matar cuando quieren.

-         Doctor, voy a tratar de alejar todas esas cosas negativas de mi mente y, usted, porque no nos dice algo que sea importante, positivo y grandioso para todos – le dije, tratando de aprovechar la sabiduría de su condición eterna.

-         Si el poder de tu pensamiento construye la realidad material, entonces, todos los seres humanos pueden crear, hacer, tener y ser, todo lo que deseen.

-         ¿Cómo así, doctor?

-         El deseo es una fuerza que atrae y, los sueños y los deseos, son energía creadora en marcha, y, toda la unidad eterna, se confabula para que se hagan realidad. Esta es la más grande enseñanza de toda la vida, porque es la clave de la abundancia. El pensamiento es creador, el pensamiento es energía pura en acción, el pensamiento es eterno y tú eres un pensamiento grandioso. La unidad eterna de sabiduría es un pensamiento infinito.

-         Doctor, ya que usted está en la quinta dimensión de la sabiduría, díganos ¿cuál es la clave para pacificar nuestro  país y vivir mejor?

-         EL AMOR.

-         ¿Cómo así que el amor? – dije sin poder entender.

-         El amor lo es todo. Cuando entras en la eternidad, entras en el amor absoluto, porque la unidad eterna es amor. Todos debemos elegir solamente el amor, en cualquiera caso y en cualquier circunstancia. Aunque seamos asesinados, debemos elegir el amor y amar a nuestros asesinos. Aunque seamos agobiados por el hambre y por la falta de oportunidades, debemos amar esos oligarcas que nos oprimen, porque sólo el amor hará que cambien el pensamiento. Debemos imitar a  GANDHI, que nos enseñó el camino y el método del amor. A mí me resultó muy difícil entenderlo, por mi carácter recio de Antioqueño bravo, sin embargo, ese fue el camino que tomó Jesucristo, Krisna, Buda, Mahoma, Gandhi, Mandela, Simón Bolívar, Martin Luther King, Jorge Eliecer Gaitán y todos los grandes maestros que ha dado la humanidad. El eco de esta gran verdad ha retumbado en las montañas de Antioquia, en los llanos orientales y en los valles de Colombia. En todos los tiempos y en todos los lugares, se ha sabido que la clave es el amor. Esa verdad se nos ha manifestado de una forma muy clara, una y otra vez. Siempre se nos ha dicho que el amor lo consigue todo. La unidad eterna lo entrega todo por amor, la naturaleza nos entrega sus frutos dulces por amor, y el mar nos da la vida por amor. Las enseñanzas de esta verdad han plagado toda la existencia humana, pero el ser humano todavía no las ha escuchado. Te lo estoy diciendo desde la quinta dimensión de la felicidad sin relativos, donde me he reunido con todos los seres que he amado, y te lo repito, el amor es la solución a todos los problemas. Espero que me hayas escuchado ahora y espero que escribas un libro, para que todos conozcan la verdad de nuestra eternidad. En la unidad eterna no existen las casualidades, y la unidad eterna escuchó el grito y la súplica de nuestros corazones llenos de amor. La unidad eterna comprendió la búsqueda de nuestros espíritus y sabía cuan profundamente deseábamos conocer la verdad absoluta. En nuestra alegría, en nuestro trabajo incansable, hemos clamado por la verdad y la unidad eterna nos la ha revelado. El universo entero vibra con amor. El océano es un poema de amor verde azul. El aire, la naturaleza, las galaxias y el espacio infinito, son una sinfonía de amor. El amor ha estado ahí, siempre,  en todas partes, por toda la eternidad. Tómalo que es todo para ti.

-         Había buscado el camino hacia la eternidad, hacia Dios, toda mi vida…

-         Sé que lo has hecho – afirmó el doctor, con sus ojos y su rostro llenos de amor.

-         Y ahora que lo he hallado no puedo creerlo.

-         Deja que te explique algo, la humanidad ha tenido la idea de que Dios es un personaje, como Jesucristo, como Jehová, como Krisna, como Buda, como Mahoma, como Abraham y como muchos otros dioses que nos hemos inventado lo largo de nuestra ignorancia, y eso nos impidió ver a Dios en todas partes. La gran mayoría sigue creyendo que Dios es una figura paternal que castiga y se pueden pasar toda la vida y las vidas de sus descendientes, buscando a ese Dios, como lo han hecho a través de la historia, y no lo van a encontrar, precisamente porque están buscando un tipo de ojos azules que se parezca a ellos. Dios está en la naturaleza, Dios está en el aire, Dios está en el mar, Dios está en los ojos de los niños, Dios está en lo amargo y en lo dulce de la vida, Dios está en el firmamento y en las galaxias,  Dios es amor y está en toda la unidad eterna. DIOS ES LA VIDA Y TÚ ERES LA VIDA. Lo puedes crear todo, un pensamiento, un objeto, un edificio, un transbordador espacial y cualquier acontecimiento, con tu libre albedrío. En esa libertad que permite la unidad eterna de sabiduría, reside la grandiosidad del ser humano y esa es la experiencia por la que existe la vida, así que disfrútala.

Cómo en las buenas películas, la música retumbo en la humilde cabaña y el ambiente se llenó con el resplandor de una luz muy blanca y la imagen del médico se desvaneció. Fui muy consciente de la unidad eterna de sabiduría y supe que el doctor, HÉCTOR ABAD GÓMEZ, ES UNA CONCIENCIA QUE EVOLUCIONA, di media vuelta y, sin mirar hacia atrás, empecé a caminar por la mitad de los rosales florecidos, me fui y me senté en la vieja silla metálica del jardín y me quedé contemplando el bosque de pinos gigantes, que se agitaron llenos de alegría bajo la luz de una impresionante luna, cuando en toda la montaña se escuchó la sexta sinfonía de Beethoven, que hizo estremecer toda mi humanidad.

El profesor Héctor Abad Gómez publicó más de 350 columnas de opinión en los periódicos El Mundo, El Colombiano, El Espectador, El Tiempo y El Correo. También participó con sus opiniones en espacios radiales propios, como el que se llamó “Una voz libre” en el radio periódico Clarín y en la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia, con el programa Pensando en voz alta. Además de las múltiples veces que era consultado por los medios como experto en temas de salud pública o como autoridad en derechos humanos. Llamaba “Una voz libre” también a sus publicaciones esporádicas en El Tiempo.

Siendo estudiante sexto año de medicina Héctor Abad Gómez es elegido por el Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia como representante estudiantil, para el periodo 1944-1946, pero podría decirse que su primer acto político fue la creación del periódico estudiantil U-235. Un medio de comunicación con un enfoque de denuncia que ponía el foco en algunos temas de ciudad y de la Facultad de Medicina, sobre los que era necesario reflexionar y buscar alternativas de solución. El nombre del periódico U-235 hacía referencia a la desintegración del átomo de uranio, descubrimiento que propició la construcción de la bomba atómica, y que además sirvió de inspiración para que este medio se convirtiera en eso, en una bomba, como el mismo Héctor describía en la primera editorial.

Durante los agitados años 60 se intentó revivir el periódico U-235 en la Facultad de Medicina, desde estas nuevas páginas los profesores y algunos invitados criticaron el atraso en la asistencia médica. La reaparición no tuvo éxito, la publicación fue tildada marxista y dio lugar al surgimiento del periódico QRS que se decía era dirigido por el Opus Dei o por la Pax Romana.

En esa misma década Héctor Abad Gómez fue columnista de El Espectador, sus palabras cuestionaban fuertemente lo que sucedía en el país, y en el mundo. En sus análisis predomina una visión integradora de los asuntos, en la que conectaba causas y efectos. También publicaba algunos textos en El Colombiano, pero esos por ser este periódico de corte conservador eran reflexiones sobre la vida, y algunas sobre salud.

Desde que apareció el primer ejemplar del periódico El Mundo, en mayo de 1979, Héctor Abad Gómez fue un religioso columnista que publicaba sin falta, cada ocho días, algunas veces dos columnas en una misma semana. Esa tarea muestra un hombre constante, coherente con sus palabras hasta el día de su muerte. El 27 de agosto, El Mundo, como homenaje póstumo, publicó el espacio de su columna en blanco con el título: ¡Qué horror! Lo silenciaron…

El periodismo para el profesor Abad era una pasión, algo de lo que no podía huir, otro oficio en el que demostró su disciplina. Defendía la libertad de expresión, por eso celebró con entusiasmo la aparición de un periódico de corte liberal como El Mundo. Pero al mismo tiempo entendía la responsabilidad que pesaba sobre los hombros quien ejercía esta profesión, instaba a los periodistas a cubrir temas de relevancia para la comunidad, los cuestionaba como gremio porque a veces permanecían ajenos a la realidad o servían a intereses económicos o políticos.

En esa época no existían los comentarios en los textos, entonces Héctor Abad Gómez respondía a sus colegas columnistas a través de cartas enviadas a los diarios, o desde sus propias columnas, con argumentos para debatir palabras o hacer hincapié en datos.

Con su programa Pensando en voz alta se consolidó como colaborador de la Emisora Cultural, durante los 60 minutos que duraba su programa hablaba de la realidad del país, de la situación de derechos humanos, leía poemas y cartas de los oyentes. Tenía una forma particular de hablar, muy acorde con el medio radial, una forma intimista, cercana, como de conversación. Leía y comentaba las opiniones que le hacían del programa o de los temas tratados. Pensando en voz alta se transmitía los domingos en una franja de gran sintonía, y se repetía los lunes a las ocho de la noche. Como en las épocas del U-235 Pensando en voz alta produjo también algunas controversias.

En octubre de 1980 fundó la revista Viento Nuevo, en compañía de Jaime Borrero Ramírez, Ricardo Saldarriaga, Leonardo Betancur, Emilio Cadavid, Margarita Vélez y Gustavo Cadavid. Esa revista sólo tuvo cuatro números, el último salió en junio de 1985. Una publicación que en su primer número comunicó que estaría orientada por la filosofía evolutiva y que pretendía convertirse en un canal para el intercambio de ideas, inquietudes, conocimientos y por qué no hasta de descubrimientos. Una revista: “que quiere ser no una revista médica más, sino una revista de los trabajadores de la salud que tengan inquietudes científicas, académicas, culturales, artísticas, políticas, económicas o sociales, que las quieran comunicar a los demás”.

En varias ocasiones Héctor Abad Gómez se llamó periodista aficionado, alguien que estaba buscando cómo contrastar datos, cifras y fuentes para que la comunidad saliera de su ignorancia, en temas que no tenía a su alcance. Reconocía el valor del periodismo como profesión, de la importancia que tiene para la sociedad conocer aquellos asuntos que tocan directamente su realidad. Era consciente del poder que tiene la información para influir en las personas que no pueden obtener de primera mano conceptos, políticas, medidas para la prevención de la enfermedad.

En temas relacionados con salud pública, su interés de difusión era el que gente supiera cuáles eran los problemas que afectaban su salud, y de paso dar a la comunidad elementos para aprender a solucionarlos. Pero más allá de eso, Héctor Abad Gómez pensaba, como rezan los principios del periodismo, que una comunidad bien informada puede tener más criterio para discernir lo que sucede en la sociedad, es una comunidad menos ignorante, con más posibilidad de contrastar la información que recibe.

Héctor Abad Gómez combinó perfectamente esta arista de su personalidad, con su profesión médica y con su sentir político. Decía con frecuencia “soy el único periodista con licencia médica”. En sus columnas de opinión es posible rastrear la visión personal acerca de diversos temas: su concepción de medicina social, de la prevención de las enfermedades, de salud pública, su visión sobre la política y sobre los derechos humanos. Además de temas de coyuntura nacional e internacional, que podrían afectar a grandes grupos poblacionales, como la violencia, la paz y la defensa de los derechos humanos, donde señalaba casos puntuales; la situación del país o de otros países y cómo eso podría afectar al nuestro.

Ese afán que siempre tuvo por comunicarse con el mundo, parecía como un compromiso interno que muchos no entendían, y siguen sin entender. ¿Por qué si sabía el impacto que tenían sus palabras seguía ahí, insistiendo, alzando la voz, pensando en voz alta? Él mismo lo decía cuando era interpelado por algo que había dicho o escrito, que era una voz libre, por eso algunos de sus espacios en la radio o en la prensa los había titulado así. Porque sentía una necesidad, que era más fuerte que él, de insistir en temas que siguen siendo los mismos de hace más de 25 años. Como que los niños se mueren de destruición en Colombia y en el mundo, que todavía hay lugares donde no hay agua potable, que la salud debe ser un derecho y no un privilegio, que debemos conocer nuestros derechos y ejercer nuestros deberes, que la violencia debe estudiarse como un problema de salud pública, que la justicia social debe ser determinante cuando se habla de conseguir la paz.

El estudio de su obra y de sus archivos deja claro que era un hombre con una disciplina increíble por el uso de la palabra escrita, que era un hombre que le gustaba exponer sus ideas, que le gustaba cuando alguien las controvertía porque tenía la posibilidad de debatir y compartir sus opiniones, no para tratar de convencer a los otros, sino para proponer y construir a partir del disenso.

-         La muerte del doctor Héctor Abad Gómez y de los otros 15 profesores y alumnos, de la Universidad de Antioquia, fue muy traumática para la familia del alma máter, para la ciudad de Medellín y para todo el país en general. Siempre quise saber cómo se habían originado esos grupos paramilitares que acabaron con la existencia de un pensamiento libre y humano. Me puse a investigar y esto fue lo que encontré:

 

El paramilitarismo en Colombia, hace referencia principalmente al fenómeno histórico relacionado con la acción de grupos armados organizados en distintos momentos históricos del país: como la violencia de los años 50 con los denominados pájaros y chulavitas, y desde los años 60 en el marco del conflicto armado interno de Colombia grupos ilegales (con diferentes denominaciones según su región de acción), organizados con el fin de combatir a las guerrillas (ELN, FARC-EP, EPL, M-19), junto al Ejército Nacional y a la Policía Nacional, sin el velo de la legalidad del que se veían en vestidos los militares. Estos grupos paramilitares, también denominados autodefensas, se extendieron por diversas regiones del territorio nacional con la participación de políticos, ricos hacendados, empresarios, colonos, ganaderos, narcotraficantes, mineros, campesinos e industriales. En la década de los años 1990, se crearon diversos grupos de autodefensa denominados como Convivir, los cuales en 1997 con su desintegración muchos pasaron a conformar una entidad mayor, de influencia nacional, denominada Autodefensas Unidas de Colombia (bajo la sigla AUC). Posterior a la desmovilización de las AUC, los grupos que no hicieron parte de esta pasarían a ser Bacrim (Bandas Criminales), y GAO (Grupos Armados Organizados) en la actualidad se desconoce si siguen existiendo estos grupos constituidos como paramilitares.

Antecedentes y Orígenes

Durante las guerras civiles del siglo XIX los grandes latifundistas y oligarquías regionales financiaron y conformaron ejércitos privados para que protegieran sus tierras y sus privilegios.

En la génesis y desarrollo histórico de los grupos paramilitares estuvieron involucrados agentes del Estado como policías y militares, además de representantes políticos y de sectores socioeconómicos como hacendados, ganaderos, industriales, colonos, y campesinos.

Los Chulavitas y Pájaros

A partir de la violencia de los años 40 y 50, mientras que la Policía armó a los campesinos llamados Chulavitas del Departamento de Boyacá, para atacar a las poblaciones liberales y asegurar el triunfo del partido conservador, los terratenientes utilizaron a los llamados Pájaros o Guerrillas de Paz como fueron conocidos en los Departamentos del Valle del Cauca y Cauca, con el fin de salvaguardar sus propiedades de las guerrillas liberales, realizar persecución política y extenderse territorialmente. El detonante de la violencia política fue el 9 de abril de 1948, cuando el candidato liberal Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado, hecho que dio origen a una revuelta popular conocida como "El Bogotazo" y a un largo periodo de enfrentamientos entre liberales y conservadores que dejó un saldo de por lo menos 300 mil muertos conocido como La Violencia.

Aparición de las autodefensas

Los partidos políticos dominantes formaron el Frente Nacional, un acuerdo político que les permitió alternarse en el poder durante 16 años dejando al margen a otras fuerzas políticas.

Ya en los años 50, el Coronel Sierra Ochoa (gobernador militar de Caldas y que combatió a las guerrillas liberales del llano​​) sistematizó esta política de represión y en febrero de 1962, luego de una visita al país del General William P. Yarborough, Director de investigaciones del Centro de Guerra Especial de Fort Bragh (Carolina del Norte, Estados Unidos), encargado de evaluar la estrategia militar de Estados Unidos en Vietnam, Argelia y Cuba, redactó un Suplemento Secreto al Informe de su visita que hablaba de la creación de organizaciones de “tipo antiterrorista” y para la “lucha anticomunista”, en los siguientes términos” “Debe crearse ahora mismo un equipo en el país acordado para seleccionar personal civil y militar con miras a un entrenamiento clandestino en operaciones de represión, por si se necesitaren después”. ​​(Es en este momento que se inicia la influencia extranjera, en el manejo de nuestros problemas políticos internos; recurriendo a los asesinatos selectivos que continúan sucediendo hasta hoy, en el año 2021 con el exterminio de los líderes sociales que reclaman oportunidades de vida.)

En desarrollo de esta estrategia contrainsurgente, y sustentada en la doctrina de seguridad nacional, es dictado el decreto 3398 de 1965, convertido en legislación permanente con la ley 48 de 1968, que sirvieron para que la Fuerza Pública organizara la "defensa nacional", "defensa civil" y entrenará, dotará de armas a habitantes en zonas de Conflicto con la finalidad de involucrarse directamente en la confrontación y los apoyara en la lucha contrainsurgente , es decir estas normas fueron el fundamento para la promoción y organización de las "autodefensas", y/o paramilitares.

El 25 de diciembre de 1965 el gobierno de Guillermo León Valencia expide el Decreto 3398 (luego Ley 48 de 1968 durante el gobierno de Carlos Lleras Restrepo) que permite a los militares entregar armas de uso privativo de las FF.MM a los civiles y constituir grupos armados de autodefensa coordinados por el ejército. ​​ Esta normativa fue declarada inexequible o inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia el 25 de mayo de 1989. Desde 1969 se emitieron una serie de Manuales y Reglamentos Contraguerrillas por el Ejército Colombiano, los cuales evidenciaron la creación de grupos paramilitares bajo la aprobación del Gobierno Colombiano. ​​​

Estatuto de seguridad

Artículos principales: Estatuto de Seguridad y Alianza Americana Anticomunista.

Julio César Turbay Ayala, durante su gobierno se elaboró y se puso en práctica el Estatuto de seguridad, que sería parte de la denominada guerra contrainsurgente.

Ante la nítida constitución y accionar de grupos guerrilleros de izquierda que empezaron a hacer presencia en lugares apartados donde el estado colombiano no la ejercía, tales como las FARC.EP, el ELN, el EPL, y el M-19, en el gobierno de Julio César Turbay se elaboró el Estatuto de Seguridad y Defensa de la Democracia, expedido en 1978, el cual contenía los fundamentos para combatir a los grupos guerrilleros mediante la organización de la "defensa nacional", mecanismos para garantizar la "defensa civil" y la creación de "autodefensas". Con base en dichas normas, los encargados de la fuerza pública colombiana adiestraron, y dotaron de armamento a civiles en áreas de conflicto con la finalidad de que la ciudadanía se involucre en el conflicto armado y ayudará a las fuerzas de gobierno a derrotar a los grupos insurgentes.

Ante las críticas presentadas nacional e internacionalmente frente al Estatuto de Seguridad, debido a las denuncias de violación a los derechos humanos y la involucración de civiles en el conflicto interno, el estado colombiano desarrolló la Estrategia del Conflicto de Baja Intensidad en 1982, el cual demostró su ineficacia para responder a la amenaza representada por el aumento de la acción de los grupos ilegales de izquierda y los nuevos grupos ilegales de derecha. Este incremento, traducido en mayor cantidad de acciones bélicas, atentados y masacres, se logró mediante la infiltración del negocio del narcotráfico como medio de financiación. Los grandes capitales obtenidos de este negocio, primero recaudados mediante el cobro de cuotas a los grupos narcotraficantes por el uso de rutas, insumos y campos para el cultivo, llevaron a que los líderes guerrilleros y paramilitares se apropiaron del negocio, en la medida en que el estado incrementó la persecución a los actores de este negocio ilegal, y obteniendo un fortalecimiento de estos grupos en magnitudes nunca antes vistas.

Se constituyó la Alianza Americana Anticomunista o Triple A a la cual se le han atribuido el haber cometido actos de guerra sucia contrainsurgente. La existencia del grupo y la identidad de algunos de sus miembros se descubrió por primera vez en el diario mexicano El Día en 1980; y se confirmó en Argentina, durante las investigaciones sobre los crímenes perpetrados por la dictadura militar, por la relación que mantuvieron con la organización homónima argentina Triple A. ​​

Muerte a Secuestradores y Narcoparamilitares

En 1979, presumiblemente el cuarto frente de las FARC-EP, secuestraron al padre de los "hermanos Castaño Gil" (FidelVicente y Carlos) Jesús Castaño en AmalfiAntioquia, torturado y asesinado, pese a que sus hijos habían pagado la mitad del rescate exigido por los captores.

Su origen se da cuando miembros del M-19 en Antioquia, secuestraron a Martha Nieves Ochoa hermana de los famosos narcotraficantes del Cartel de Medellín los "Ochoa Vásquez" e hija de Fabio Ochoa Restrepo(Jorge LuisJuan David y Fabio) en noviembre de 1981, los capos reaccionan con todos los recursos a su alcance creando el MAS (Muerte A Secuestradores) organización que sería el germen del moderno Paramilitarismo en Colombia. Cada uno de ellos aportó armas, dinero y hombres, poniéndolos a las órdenes del más activo y poderoso de los narcos, que ya entonces contaba con una fuerte organización militar bajo su mando, Pablo Emilio Escobar Gaviria. Tras matar a unas 200 personas en su búsqueda, entre milicianos, colaboradores y familiares de estos, Ochoa fue liberada a principios de 1982. Además pronto el modelo del MAS se aplicaría a la región del Magdalena Medio donde nació la ACDEGAM (Asociación campesina de ganaderos y agricultores del Magdalena medio), una fuerza de autodefensa legal dirigida por el líder liberal Pablo Emilio Guarín y Henry de Jesús Pérez, encargada de combatir la presencia de la guerrilla en la zona con apoyo del Ejército.  ​​

Se atribuye al MAS asesinatos, la explosión de una bomba en la casa de la periodista María Jimena Duzán y amenazas de muerte al exministro Alfredo Vázquez Carrizosa. Era frecuente encontrar a las afueras de las sedes de los periódicos de todo el país, cadáveres acribillados a bala o colgando de árboles con un cartel que rezabaː "soy del M-19. Soy un secuestrador". Realizaron el asesinato de jueces, periodistas, y en general, civiles inocentes.

Además participaron en el genocidio de la Unión Patriótica fue el brazo político de las FARC-EP, a raíz de los acuerdos de La Uribe en 1984. Los asesinatos de miembros de la UP llevaron a la desaparición del movimiento. Dichos asesinatos dieron como resultado la muerte de senadores, diputados, concejales, alcaldes, y candidatos a la presidencia como Bernardo Jaramillo Ossa, asesinado el 22 de marzo de 1990, en el terminal puente aéreo de Bogotá, y a Jaime Pardo Leal, asesinado el 11 de octubre de 1987, en el municipio de La Mesa, Cundinamarca. ​​ Los asesinatos fueron encubiertos por el gobierno nacional. ​​

Autodefensas de Puerto Boyacá

El narcotraficante José Gonzalo Rodríguez Gacha, enemistado con las FARC-EP a causa de la destrucción de algunos de sus laboratorios en el sur del país y del robo de dinero en efectivo y pasta base de coca en 1983, tomó las banderas de la contrainsurgencia y empezó a apoyar con cuantiosos recursos, entrenamiento y armas a los paramilitares de Puerto Boyacá, nombrada a la sazón capital antisubversiva de Colombia. Rodríguez Gacha apoyó las nacientes Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá bajo el mando de Fidel y Carlos Castaño Gil cuyo padre fue asesinado en cautiverio por el Frente 22 de las FARC.

Entre 1982 y 1993 se desarrolló el origen y colapso de las primeras Autodefensas de Puerto Boyacá comandadas por Henry Pérez y su padre Gonzalo. Tras el asesinato de ambos líderes, el ex oficial del Ejército Luis Meneses alias Ariel Otero comandó el grupo paramilitar hasta ser asesinado meses después. Tras el asesinato del dirigente liberal y precursor del paramilitarismo de Puerto Boyacá, Pablo Guarín, a fines de 1987, Gonzalo Rodríguez Gacha El Mexicano líder del Cártel de Medellín se entrevistó con Henry Pérez. Ambos acordaron en contratar instructores extranjeros para preparar a escoltas con el fin de prevenir nuevos ataques de las guerrillas contra las estructuras paramilitares.

El “curso” fue bautizado con el nombre de “Pablo Guarín Vera” y los alumnos seleccionados: 20 del Magdalena Medio, escogidos por Pérez; 20 de Pacho, escogidos por El Mexicano; 5 de los Llanos, escogidos por Víctor Carranza, y 5 de Medellín, escogidos por Pablo Escobar. El paramilitarismo que surgió en la década de 1980 en el Magdalena Medio se constituyó en la experiencia piloto de grupos de autodefensa en Colombia destinados a combatir a las guerrillas izquierdistas. También sentaron las bases para la conformación de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá que posteriormente degeneraron en las AUC, de hecho los hermanos Castaño, recibieron entrenamiento por parte de las Autodefensas de Puerto Boyacá.

Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá

Conocidas inicialmente como Muerte a Revolucionarios del Nordeste, que fue una etiqueta que enmascara una empresa criminal que operó dentro del Batallón Bomboná en la región.

En Urabá el primer reducto paramilitar se creó en la hacienda "Las Tangas", propiedad de los hermanos Castaño a finales de la década de 1980, exactamente en el año 1987 bajo el nombre de "Los Tangueros",

 Perpetraron en 1988 la masacre de Honduras y La Negra, en Turbo (Antioquia).

La desmovilización del Ejército Popular de Liberación (EPL) ante la Asamblea Constituyente de 1991 fue uno de los aspectos que permitieron el crecimiento del grupo paramilitar. Sin embargo, disidentes de esta guerrilla y algunos miembros de las FARC-EP comenzaron a asesinar a desmovilizados sospechosos por haberse aliado con los Castaño, quienes entretanto utilizaban a ex militantes del EPL para ejecutar asesinatos selectivos. De esta manera, los desmovilizados del EPL fueron claves para la creación de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) en 1995.

Entretanto, en 1992 los Castaño formaron parte de Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), en alianza con el Cartel de Cali, enemigos de Pablo Escobar, para llevar a cabo una guerra contra el capo, el cual los estaba persiguiendo. Se ha especulado que durante este período de transición, la organización colaboró con el Bloque de búsqueda para neutralizar a Escobar.

En 1994 Fidel Castaño fue asesinado y el mando de la organización fue asumido por su hermano Carlos.

Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio

A partir de 1993, durante el período subsiguiente al desplome de las Autodefensas de Puerto Boyacá, comenzó un proceso de autonomización de varios grupos de autodefensa subordinados a la estructura de Puerto Boyacá. Entre los que se destacan están las Autodefensas de Puerto Boyacá (APB), organización reconfigurada en 1996 y comandadas por Arnubio Triana Botalón; y las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio (ACMM), dirigidas por Ramón Isaza.

Convivir

Debido al creciente accionar guerrillero en los años 1990, surgió las convivir a nivel nacional. Fueron creadas por el estado, en el Gobierno del liberal César Gaviria Trujillo que emitió el Decreto Ley 356 de 1994, el cual estableció las condiciones para regular nuevos "servicios especiales de seguridad privada" que operarían en zonas de combate donde el orden público fuese precario y posteriormente reglamentadas por el Gobierno de Ernesto Samper Pizano que el 27 de abril de 1995, una resolución de la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada les otorgó a dichos nuevos servicios el nombre de Convivir. Se estima que esta superintendencia autorizó más de 414 Convivir en todo el país.

Los miembros de las CONVIVIR tenían legalmente el derecho a portar armas y equipos de comunicación, de uso exclusivo de las fuerzas militares para proteger a sus comunidades y colaborar con la fuerza pública en la lucha contrainsurgente. El director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), general Luis Enrique Montenegro, anunció realizar operaciones de inteligencia en asocio con las Convivir.

Las CONVIVIR se organizó a nivel nacional, siendo difícil establecer su número exacto y el de sus miembros porque depende de qué grupos de seguridad privada sean considerados o no como tales. Existen estimativos que contemplan hasta 414 grupos y, según el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de CONVIVIR Carlos Alberto Díaz, a diciembre de 1997 había más de 120.000 miembros de las CONVIVIR en Colombia. Durante la vigencia de las Convivir se crearon más de 500 cooperativas rurales de seguridad en 24 departamentos.

En 1996 y 1997, el entonces gobernador de Antioquia Álvaro Uribe Vélez y el vicegobernador Pedro Juan Moreno permitieron la organización de las CONVIVIR locales en su departamento. Con base en las reglas establecidas por la administración central del estado, permitieron la creación de 67 de ellas. De igual forma lo hicieron otros Alcaldes y Gobernadores del país.

Según una sentencia del Tribunal de Justicia y paz, los grupos paramilitares expandieron sus redes criminales y fortalecieron sus nexos con la Clase dirigente bajo la fachada de las Convivir.

Autodefensas Unidas de Colombia

Al conformarse las AUC el 18 de abril de 1997, las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, las del Magdalena Medio y las de los Llanos Orientales se unieron creando las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que en la práctica se trató de una federación de grupos regionales cuya presencia en el territorio del país experimentó un crecimiento sin precedentes durante los diálogos de paz entre el gobierno de Andrés Pastrana y las FARC-EP (1998-2002).

Posteriormente, en diciembre del mismo año, aprovechando la declaración por parte de las AUC de una tregua unilateral durante la época de Navidad, las FARC-EP atacaron el cuartel general de Carlos Castaño en el Nudo de Paramillo. La retaliación a la incursión guerrillera, que por poco le cuesta la vida al comandante de las autodefensas, no se hizo esperar y, en enero de 1999, las ACCU asesinaron a 130 personas por tener supuestos vínculos con la subversión.

Dentro del clan de los hermanos CastañoFidel y Carlos concentraban la atención de la opinión pública, mientras Vicente fue asumiendo las riendas de las autodefensas. Fue él quien consolidó los primeros bloques de autodefensa encargándose de expandir el fenómeno paramilitar. A mediados de 2001 se reformó el estado mayor de las AUC y una cúpula de varios comandantes asumió la comandancia de la organización.

Se organizaron en Bloques que controlaban extensiones de varios Departamentos y regiones de Colombia. Se estima que eran organizadas en 21 grupos al momento de su desmovilización y eran representados políticamente por Carlos Castaño, Salvatore Mancuso entre otros. Buena parte de la financiación de las AUC provenía del tráfico de drogas, de armas y en el contrabando.

Desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Salvatore Mancuso y Vicente Castaño convencieron a los comandantes de las AUC de sentarse en la mesa de negociación con el gobierno de Álvaro Uribe. Como resultado, a mediados de 2003, el grupo firmó un acuerdo de desmovilización con dicho gobierno, dando inicio a un proceso, encabezado por Salvatore Mancuso, en el que las AUC aceptó un armisticio como requisito para una negociación con el gobierno.

En 2004, miembros de las AUC asesinaron a Carlos Castaño por orden de su hermano Vicente, según las investigaciones de la Fiscalía General de la Nación. El cadáver de Carlos, hallado e identificado en agosto de 2006 por las autoridades y varios miembros forenses, se encontraba en Montería, en una zona rural llamada Las Tangas, localidad donde se formaron las primeras facciones paramilitares de las Autodefensas. Uno de los integrantes del grupo, Jesús Roldán Monoleche, suministró la información sobre el cadáver luego de su desmovilización.

Pese a ello, las negociaciones siguieron su curso teniendo como principal escenario la vereda Santa Fe de Ralito en el municipio de Tierralta en el departamento de Córdoba, conocidas también como las conversaciones de Ralito. Sin embargo, ante el vacío jurídico, el gobierno impulsó una ley en el Congreso, conocida como Ley de Justicia y Paz. Esta ley fue aprobada en 2005 y la Corte Constitucional de Colombia modificó, durante la revisión de la misma, varios apartes de la ley, implantando la exigencia de que quienes mintieron o no confesaran todos sus delitos perderían los beneficios jurídicos que otorgaba dicha ley.

Las AUC se desmovilizaron tras los diálogos de paz en un proceso bajo la verificación de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Las desmovilizaciones se iniciaron el 25 de noviembre de 2003 en Medellín con el bloque Cacique Nutibara y terminaron el 15 de agosto de 2006 con el bloque Elmer Cárdenas. Fueron 38 actos en los que se desmovilizaron 30 150 integrantes de estos grupos armados.

En el mes de julio del año 2004 los jefes Paramilitares Salvatore Mancuso GómezRamón Isaza y Ernesto Báez fueron escuchados por políticos en el Congreso de la República de Colombia donde justifican las masacres de millones de campesinos indefensos que supuestamente eran colaboradores, cómplices o aliados de las Guerrillas (FARC-EPELNEPLM-19MA Quintín LameERP).. Iván Cepeda saco en una hoja de papel la imagen de su padre y una mujer 'Lilia Solano' dijo "Aquí está una de las fotos de los miles de asesinados y desaparecidos de las víctimas de militares y paramilitares, el Estado creador de Paramilitarismo responda por los crímenes".

El comisionado de paz Luis Carlos Restrepo, designado por el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, salió del país tiempo después luego de ser acusado por falsedades en el proceso de desmovilización. La Fiscalía actualmente lo considera "reo ausente". Sin embargo, el 20 de febrero de 2012 el exguerrillero alias 'Olivo Saldaña' declaró en audiencia pública que él fue quien engañó a Luis Carlos Restrepo y a las Fuerzas Militares de Colombia al inflar el número de desmovilizados del Bloque 'Cacica La Gaitana'  y se responsabilizó de haber infiltrado a falsos paramilitares en la desmovilización.

Parapolítica

El escándalo judicial y político que se denominó Parapolítica. Las autodefensas, que en principio se constituyeron como grupos armados para defenderse de las agresiones guerrilleras y en muchas ocasiones como una estrategia anti insurgente desde diversas instituciones del Estado colombiano, pasaron a ser ellas mismas actores políticos armados independientes de gran influencia. Asimismo, los grupos paramilitares se involucraron directamente con mafias de la droga y cometieron actos atroces contra la población civil como masacres y expulsión de sus regiones, fenómeno conocido como "desplazamiento forzado". Muchos de sus máximos jefes fueron pedidos en extradición por el gobierno de los Estados Unidos por sus vínculos con el tráfico de drogas. Fueron finalmente extraditados en 2008 alias 'Jorge 40', Salvatore Mancuso, alias 'Gordolindo', alias 'Don Berna', alias 'Cuco Vanoy' y Hernán Giraldo. En total, son catorce los que fueron entregados al gobierno estadounidense.

Bacrim, Águilas Negras y Grupos Armados Organizados

 

Han surgido diversos grupos, también llamados Bandas Emergentes o Bacrim (acrónimo de Bandas Criminales), entre las que destacan el Clan del Golfo (Autodefensas Gaitanistas de Colombia), Los Buitragueños, Los CaparraposLos Rastrojos, el Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia (ERPAC),y la Oficina de Envigado, entre otros. Estos grupos emergentes se han conformado como mafias y grupos sicariales al servicio de mafias narcotraficantes y son propuestos por algunos analistas como descendientes directos del paramilitarismo. Sin embargo, debido a los tipos de acciones de dichos grupos emergentes, se ha cuestionado si puedan clasificarse con el término "paramilitares" o "paracos".

Se denunció a las denominadas Águilas Negras de no cumplir con el proceso de la desmovilización de los paramilitares, al formar nuevos grupos paramilitares en 2006, y de continuar con sus actividades de narcotráfico (vinculados incluso con las guerrillas) y terrorismo. Se denuncia al grupo del Clan del Golfo como continuador de las acciones paramilitares con un cambio de estrategia de encubrimiento. Estos grupos continúan con sus acciones delictivas, combates con el ELN, narcotráfico, acusados de ser los autores de masacres y asesinato de líderes sociales

 Víctimas y Crímenes

Los grupos paramilitares o de autodefensa como se autodenominan son responsables de asesinatos, secuestros, masacres, desapariciones, enfrentamientos armados, reclutamiento forzado, atentados, narcotráfico, el secuestro, la expropiación de tierras y la extorsión a funcionarios públicos, empresas, políticos y ciudadanos. Y otras acciones violentas muchas en conjunto o complicidad con el Estado Colombiano y sus Fuerzas Militares y Policía Nacional.

En 2008 se realizó en varias ciudades de Colombia y el mundo una marcha en contra de los Crímenes de Estado y del paramilitarismo. Seis personas que participaron en la organización y promoción local de dicha marcha fueron asesinadas, otras desaparecidas y otras varias amenazadas de muerte a través de correos electrónicos y comunicados, por parte de grupos paramilitares surgidos tras la desmovilización de las AUC y que son conocidos como las Águilas Negras. La ONU expresó su preocupación ante los asesinatos y amenazas.

Es deprimente descubrir que el paramilitarismo ha sido una política de estado en los últimos setenta años y que, en casi todos los gobiernos de Colombia, se ha promovido y financiado, estas criminales organizaciones que han bañado de sangre a nuestro país. Estamos siendo gobernados por unos fascistas que no toleran ninguna otra forma de pensamiento diferente al capitalismo salvaje de la ultraderecha que ellos predican.

Les presento la lista de los dieciséis profesores y alumnos de la universidad de Antioquia, como un homenaje a esos maravillosos seres humanos que solamente deseaban una vida mejor para todos. Amigos que fueron asesinados en el año de 1987, y, a todos los familiares de estos mártires, les brindo mis más sinceras condolencias por lo sucedido y les juró, que nunca los vamos a olvidar, ni vamos a permitir que se repita una atrocidad de tal magnitud.

 

-         Darío Garrido Ruiz, profesor de la facultad de odontología de la universidad de Antioquia, fue asesinado el 3 de julio de 1987.

 

-         Edison Castaño Ortega, estudiante de la facultad de odontología de la universidad de Antioquia, fue asesinado el cuatro de julio de 1987.

 

 

-         José Abad Sánchez, estudiante de la facultad de medicina veterinaria y zootecnia, de la universidad de Antioquia, fue desaparecido, torturado y asesinado el 14 de julio de 1987.

 

 

-         John Jairo Villa Peláez, estudiante de la facultad de derecho de la universidad de Antioquia, fue torturado y asesinado el 26 de julio de 1987.

 

-         Yowaldin Cardeño Cardona, estudiante del liceo autónomo de la universidad de Antioquia, fue asesinado el 27 de julio de 1987.

 

 

-         José Ignacio Londoño Uribe, estudiante de la facultad de comunicación social y periodismo de la universidad de Antioquia, fue torturado y asesinado el 2 de agosto de 1987.

 

 

-         Gustavo Franco Marín, estudiante de la facultad de ingeniería, fue asesinado el 5 de agosto de 1987.

 

-         Pedro Luis Valencia, médico, senador de la república por la Unión Patriótica y profesor de la facultad de enfermería y salud pública de la universidad de Antioquia, fue asesinado el 14 de agosto de 1987

 

-         Carlos López Bedoya, profesor de la facultad de ciencias sociales del departamento de antropología de la universidad de Antioquia, fue asesinado el 18 de agosto de 1987.

 

 

-         Leonardo Betancur Taborda: Profesor de la Facultad de Medicina y Miembro del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos, fue asesinado el 25 de agosto en la sede de la Asociación de Institutores de Antioquia -ADIDA- en donde estaban acompañando el traslado del féretro de Luís Felipe Vélez, Presidente de quien había sido asesinado horas antes en ADIDA esta misma sede.

- Héctor Abad Gómez: Profesor de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia y presidente del Comité Permanente por la defensa de los Derechos Humanos, fue asesinado el 25 de agosto de 1987.

- Rodrigo Guzmán: Médico internista del Hospital San Vicente de Paúl, vicepresidente de la Asociación de Médicos Internos y Residentes Seccional Antioquia, fue asesinado el 17 de octubre de 1987.

- Orlando Castañeda Sánchez: Estudiante de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, fue detenido, desaparecido, torturado y asesinado el 24 de octubre de 1987.

- Marina Ramírez: Estudiante de la Facultad de Química Farmacéutica, fue asesinada el 24 de noviembre de 1987.

- Francisco Gaviria: Estudiante de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Antioquia, militante del partido Comunista y dirigente de la Unión Patriótica, fue desaparecido, torturado y asesinado el 10 de diciembre de 1987.

- Luis Fernando Vélez: Abogado, Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia, Presidente del Comité de Derechos Humanos de Antioquia y miembro del Partido Conservador, fue asesinado el 16 de diciembre.

 

Gracias por compartir este libro con todos sus amigos, vamos a convertirlo en un mensaje viral, para que nunca se vuelva a repetir esta triste historia que no tiene fin, porque aquí empieza nuestra lucha.

Atentamente: Jorge Soto Builes.

 

 


Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis